07 de abril de 2017
Crédito: Sputniknews
Justo
cuando faltan pocos días para que el Colegio Electoral ratifique la
elección de Donald Trump, el Pentágono hizo público el documento
'2015 National Military Strategy' (2015 La Estrategia Nacional
Militar) como advirtiéndole de que la guerra continuará siendo la
prioridad de Washington para seguir gobernando el mundo.
Los soldados calculan la distancia entre el ser y la nada con la mira telescópica (Mahmud Darwish, poeta palestino 1941-2008)
Para
sustentar esta advertencia, hace unos días el Congreso de los EEUU
aprobó la nueva Ley S.2943-The National Defense Authorization Act
2017 (NDAA) que autoriza a su presidente a sancionar a cualquier país
del planeta en nombre de la seguridad nacional. En la definición de
ambos documentos, Rusia, Irán y Corea del Norte representan una
"agresiva amenaza" a la paz en el mundo. Esto significa que
el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey tiene la
obligación de preparar las Fuerzas Armadas para guerras y más
guerras.
Esto
no es nada nuevo porque en 2014 el Secretario de Defensa en aquel
tiempo, Leon Panetta advirtió que la guerra en el Oriente Próximo
contra el Estado islámico duraría no menos de 30 años y que
terminaría posiblemente en el 2050. Los dirigentes del Pentágono
saben lo que dicen porque precisamente ellos, junto con sus colegas
de la CIA, crearon, entrenaron y armaron con la ayuda de Israel,
Qatar, Arabia Saudí y Jordania a los yihadistas del Estado Islámico,
de al Qaeda, al Nusra que es ahora el Frente Fatah al Sham y quién
sabe a cuántos grupos más para apoderarse de los abundantes
recursos energéticos de la región.
Todas
estas organizaciones, movimientos y grupos terroristas están
trabajando por encargo de los EE.UU. para balcanizar el Oriente
Próximo, crear una imagen negativa del islam y facilitar el dominio
norteamericano en la región. Las periódicas declaraciones de las
autoridades de Washington donde dicen que todas sus intervenciones,
incluyendo las de Irak, Afganistán, Libia, Somalia, Yemen y ahora en
Siria han sido motivadas exclusivamente por su deseo de traer paz y
democracia a estos países son falsas. Todo esto constituye una
mentira igual que las aseveraciones de los especialistas
norteamericanos donde afirman que el país es autosuficiente en el
petróleo. Resulta que, inclusive con el oro negro obtenido usando el
petróleo de esquisto, Estados Unidos solo puede abastecerse en un
40%, y está obligado a importar el restante 60%.
A
diferencia de China y Rusia que están dedicados a crear una zona
integrada económicamente a base de una nueva 'Ruta de Seda', Estados
Unidos sólo tiene la visión de controlar el mundo a través de la
fuerza. Según el coordinador de la organización 'SOS Irak', Dirk
Adriansens, "EE.UU. ha creado un imperio global que ofrece dos
opciones a los países: o aceptan el dominio o los destruye". Al
menos su brazo ejecutor, el Pentágono percibió las opciones a su
manera. Como resultado hubo más de un millón y medio de muertos en
Irak, 2,7 millones de desplazados, 2,2 millones de refugiados y cinco
millones de niños se quedaron huérfanos. En el Informe Mercer sobre
la calidad de vida, la capital de Irak, Bagdad, que otrora fuera una
de las más prósperas ciudades del Oriente Próximo, ocupa
actualmente "el último lugar como la ciudad menos habitada del
planeta". Y esto se llama en el idioma de Washington traer paz y
prosperidad y "un ejemplo de la construcción de una nación
democrática".
Lo
mismo se repitió en Libia y ahora Siria está sufriendo los
resultados de la monstruosa visión norteamericana de un "mundo
mejor". Sin embargo, la 'Estrategia 2015' del Pentágono ya está
dirigiéndose más allá de los conflictos con los grupos terroristas
diseminados por EEUU en el mundo entero. Ahora en este nuevo
documento el Pentágono está hablando sobre los desafíos que debe
afrontar Norteamérica de parte de Rusia e Irán. Rusia actualmente
en la mentalidad de Pentágono es "un Estado revisionista que
está haciendo peligrar la seguridad nacional de EEUU". Así de
simple sin ningún sustento Rusia ha sido nombrada como el "principal
enemigo" de Norteamérica porque como afirmó en 2012 el ex
candidato presidencial Mitt Romney, "Rusia es el principal
enemigo geopolítico porque Rusia es siempre Rusia".
Lo
que no sabe Washington es cómo poner de rodillas a Moscú. Las
sanciones han fracasado y según el último informe del Fondo
Monetario Internacional, el país ha comenzado el proceso de
recuperación económica. Tampoco la Casa Blanca tiene el "caballo
que se deja a montar" como alguna vez el presidente George H.W.
Bush denominó a Boris Yeltsin. Por supuesto, todavía sobreviven los
simpatizantes, los atlantistas, los neoliberales, pero
afortunadamente sin capacidad de imponer la voluntad de Washington en
Rusia contemporánea. Entonces lo que queda a los Estados Unidos y a
su Pentágono es jugar con su fantasía y hacer ruido de las armas
que necesitan, como explicó Donald Trump, una renovación y la
adecuación de la doctrina militar a las exigencias del Siglo XXI.
Las
Fuerzas Armadas de la única superpotencia del mundo están
sobrexpandidas. Las más preparadas para el combate son las Fuerzas
de Operaciones Especiales que están desplegadas en 133 países del
planeta. Unos 200.000 efectivos de las tropas del Ejército, la
Marina y las Fuerzas Aéreas, están en 100 países donde
Norteamérica tiene más de 450 bases militares. Todo este despliegue
representa fuertes gastos. Se calcula que uno de cada cinco dólares
que pagan los ciudadanos al estado por impuestos está destinado para
el Pentágono. The National Defense Autorization Act 2017 (NDAA)
establece el presupuesto del Departamento de Defensa en 619.000
millones de dólares.
Pero
si tomamos en cuenta que EEUU cubre el 72% del presupuesto de la OTAN
que es equivalente a 288.000 millones de dólares que salen vía
Pentágono y también el Departamento de Defensa recibe anualmente
unos 25 mil millones de dólares del Departamento de Energía para
mantener las armas nucleares, otros tantos miles de millones de
dólares para los programas especiales de la NASA vinculados a los
sistemas de misiles y tantos aportes más clasificados, llegaríamos
a la conclusión que el presupuesto real del Pentágono sería encima
de un millón de millones de dólares. Todo esto explica por qué el
presupuesto militar norteamericano representa más del 50% de todos
los presupuestos militares del mundo.
La
moral de las tropas de la primera potencia del mundo tampoco es alta.
En mayo de 2014 el periódico US Army LA Times reveló que "casi
uno de cada cinco jóvenes enlistados en el ejército tiene
enfermedades mentales como ansiedad, depresión, desorden de pánico".
También las autoridades del Pentágono admitieron el 8 de mayo de
2013 que cada día en las Fuerzas Armadas se produce unas 70
agresiones sexuales contra mujeres y hombres. A estos problemas se
agrega la corrupción denunciada muchas veces, especialmente en Irak
y Afganistán. El escandaloso caso de la 'División 30' que propuso
crear el Pentágono en Irak al ritmo de 5.000 soldados al año,
recorrió el planeta entero. Usando 500 millones de dólares en 2015,
los instructores norteamericanos entrenaron 75 efectivos iraquíes de
los cuales 30 pasaron a las filas del Estado Islámico y 45
simplemente desaparecieron.
Seguro
que todo esto ha tomado en cuenta Donald Trump cuando anunció que su
gobierno cancelaría el proyecto del avión de combate polivalente de
quinta generación Lockheed Martin F-35 Lightning II cuyo diseño y
construcción establecidos en 388.000 millones de dólares ya
superaron un millón de millones de dólares. Como hombre de
negocios, Donald Trump sabe perfectamente los trucos de corrupción,
especialmente a través del cabildeo. Sus asesores y el personal
militar elegidos por el futuro presidente también le están
enseñando a Trump que el mundo actual globalizado no puede ser
definido "como un campo de batalla" del que hasta ahora ha
presumido el Pentágono, según el profesor la Universidad de Oxford,
William J. Astore, quien escribió el libro "Razones para una
guerra permanente".
Tampoco
el Pentágono está preparado para una guerra contra Rusia a la que
los socios europeos de la OTAN le están empujando para preservar la
existencia de la organización, a pesar de que saben que no habrá
tal guerra. Uno de los ex líderes de la OTAN el general británico
Richard Shirreff publicó hace poco el libro, "2017: War
with Russia: an urging warning from senior military
command" en el que se refiere al "inminente ataque de Rusia
contra los países bálticos", esto sin preguntarse para qué
Rusia necesita a estos países carentes de recursos naturales y a los
que tendría que mantener como sucedía en la Unión Soviética.
odos
estos halcones neoconservadores, junto con los demócratas
neoliberales conducidos por Hillary Clinton representan un obstáculo
aparente para que Trump trate al menos de cumplir algunas de sus
promesas. El nuevo líder elegido sabe perfectamente que el problema
de Siria no es nada nuevo. Durante más de 40 años Washington trató
infructuosamente, primero, sacar del poder a Hafez Asad y ahora a su
hijo, Bashar Asad. Detrás de la guerra en Siria están fuertes
intereses geoestratégicos en los están envueltos Estados Unidos,
Gran Bretaña, Israel, Turquía, Arabia Saudí, Qatar, Jordania y
Rusia.
Según
la doctrina de Obama, una Siria débil y balcanizada debilitaría
inmediatamente a Irán, lo que permitiría el acceso de Norteamérica
al abundante petróleo y gas en el Mar Caspio y haría vulnerable a
Rusia cuya parte sur está en la orilla de ese mar, donde están
localizadas las ciudades de Derbent y Astrajan. Entonces, desde este
punto de vista Rusia no puede abandonar a Siria. Los Estados Unidos
saben también que sin la participación de Rusia, el ejército sirio
no podrá destruir a sus mercenarios del Estado Islámico y del al
Nusra y pacificar el país.
También
los militares rusos fueron puestos en máxima alerta en Siria, según
el periódico European Union Times, debido al cínico "Regalo de
Navidad" que preparó Obama a Putin y a Asad. Autorizaron para
el NDAA de 2017 la entrega de misiles portátiles tierra-aire
(MANPADS) a los supuestos yihadistas "moderados" en Siria e
Irán a los que pertenecen, según el Departamento de Estado, los
combatientes del Frente al Nusra, rebautizado ahora como Frente Fatah
al Sham. Esto les permitirá derribar los aviones rusos y los del
Ejército Sirio con el único propósito de hacer más difícil un
posible acercamiento entre Donald Trump y Vladimir Putin para llegar
a un compromiso que beneficie sobre todo al sufrido pueblo Sirio.
Las
cartas están echadas, el futuro de paz en nuestro planeta depende de
los dos líderes cuyos países necesitan también un respiro para
superar muchas dificultades económicas que hombres como Obama han
ocasionado tanto a los estadounidenses
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