lunes, 28 de marzo de 2016

LAS COLAS DEL HAMBRE EN ESPAÑA (LO QUE LAS TV ESPAÑOLAS NO EMITEN)

 22 de marzo de 2016
Crédito: El Blog de Carlos

Las Colas Para Obtener Comida Gratuita Son Cada Día
Más Extensas En Todo El Territorio Borbónico


Es una foto tomada en la provincia de Cádiz, pero podría ser en cualquier otra provincia o ciudad de Andalucía y el resto del estado.

Mientras los partidos tradicionales tratan de centrar el debate político en lo que ocurre a miles y miles de kilómetros del estado español, mintiendo, manipulando y engañando descaradamente sobre la realidad de aquellas tierras, y los grandes medios incluso mandan a sus reporteros a hacer programas-show en los cuales mostrar todo lo que de negativo pueden encontrar -y deformar de forma sesgada- en esas tierras, las imágenes de las diversas “colas del hambre” y otras muchas similares que a diario se dan en este estado, son ocultadas de forma sistemática.

Otra De Las Colas Para Comer En La Iglesia De Los Capuchinos De Palma De Mallorca



Esto es solo un ejemplo de los miles que se podrían citar y todo el inmenso material que los medios podrían encontrar, si quisieran, para hacer un programa sobre la “Tierra hostil” que es hoy para millones de persona el estado español.

El hambre, el desempleo, la marginación social, la pobreza, los desahucios, son el pan nuestro de cada día. Por eso mismo a los medios del capital les interesa tanto que se hable -y se mienta- sobre Venezuela.

Otra Cola Para Lograr Comida Gratuita En El Barrio De Orriols De Valencia


Pero estas imágenes, que no lo duden, aunque no salgan en Antena 3, El País o el ABC, están en la mente de quienes las ven, las sufren y las viven a diario. Y eso no pueden ocultarlo ni con un millón de mentiras sobre Venezuela.

Colas Ante El Llamado Banco De Los Pobres, También En Valencia

La Organización Solidarios De La Noche Está
 Conformada Por Voluntarios Que Se Ofrecen Para Ayudar

También En Las Sedes De La Cruz Roja Se Hacen Colas Para Lograr Un “kit” De Comida

En El Sur De España Varias Organizaciones Entregan 
Una Bolsa Con Una Lata De Atun, Un Pan Y Unas Lonjas De Mortadela


Cáritas Confiesa Que No Da Abasto Con El Dinero Que Recibe

Valencia, Granada, Malaga, Palma, Burgos, Madrid… En Las Colas Hay Personas Que Ganan El Dinero Justo Para Pagar La Mensualidad De La Casa, La Luz Y El Agua, Pero La Mayor Parte Ni Siquiera Reciben Un Salario O Tienen Trabajo

La Policía Vigila Que Nadie Se Cuele En La Larga Cola Para Obtener Comida Gratuita


A Los Españoles “patrioteros” No Les Gusta Que Les Muestren La Realidad De Su Régimen.
Los Comedores Sociales No Tienen Suficiente Para Alimentar A Tantos Miles De Personas, Entre Ellas Casi 3 Millones De Niños

Argentina: A 40 años del golpe de Estado más sangriento de América Latina

 26 de marzo de 2016
Crédito: Cambio Político
Roberto Pizarro
Aram Aharonian



Este 24 de marzo se cumplieron 40 años del golpe de Estado que remplazó un régimen corrupto y autoritario, -el de Isabel Perón y López Rega-, por una dictadura corrupta y criminal en Argentina. El saldo fue, y es, terrible: treinta mil víctimas torturadas, asesinadas, desaparecidas” (Politika).

Other News seleccionó dos artículos, escritos por el ex ministro y economista chileno Roberto Pizarro y por el experiente periodista uruguayo Aram Aharonian


Gonzalo Carranza y el dictador Videla

A Gonzalo Carranza le dieron la libertad para matarlo. Fue a pocas cuadras de la cárcel de La Plata, el 3 de febrero 1978, cuando tenía 27 años. Lo conocí en la cárcel de Villa Devoto, dónde estuve preso durante un año, gracias a la “Operación Cóndor”. Mi encuentro con él fue en una celda de castigo que compartimos durante dos semanas. Eran los tiempos de Videla en Argentina y de Pinochet en Chile. Los dictadores se pusieron de acuerdo para aplastar a los grupos opositores, mediante una coordinación represiva que asesinaba, torturaba, robaba y raptaba niños. En esos tiempos la vida era una lotería. Mi esposa –también detenida en Villa Devoto– y yo nos salvamos. A Gonzalo lo asesinaron.
Cuando los chilenos ingresamos a la cárcel de Villa Devoto, los presos argentinos nos dijeron que teníamos que respetar la tradición, la que se resumía en dos conceptos: los presos políticos no corren y tampoco se abren los cantos (nalgas). “La requisa” revisaba detalladamente las celdas de tanto en tanto, exigiendo al preso descubrir su ano para buscar posibles “embutes” (escondites) y luego lo obligaban a salir de la celda y correr hasta el fondo del pabellón.

El preso político debía rechazar a voz en cuello la indagación sobre su intimidad diciendo, “los presos políticos no se abren los cantos” y los guardias, en una suerte de acuerdo tácito, lo aceptaban; inmediatamente después exigían correr, pero el preso político debía gritar: “los presos políticos no corren”. Y “la requisa” dejaba pasar esa particular forma de resistir dentro de la cárcel. Eran los tiempos de Isabel Perón y de Lopez Rega.

López Rega promovió un sistema de represión criminal clandestina que pronto se abrió paso resueltamente. Muerto Perón en julio de 1974, fue sucedido en la presidencia por su cónyuge, Isabel Martínez de Perón, bajo cuyo gobierno López Rega medró casi sin límites y su metodología se fue expandiendo sin obstáculos. El eclipse de éste en 1975 no significó la extinción del sistema sino, en realidad, su consolidación, su despersonalización y de algún modo su institucionalización. En marzo de 1976 también Isabel Perón debió abandonar el gobierno y las fuerzas armadas llevaron a sus últimas consecuencias la técnica de la represión criminal clandestina.” (Salvador María Lozada)

El 24 de Marzo de 1976 se instaló la dictadura de Videla. El gobierno de Isabel y López Rega se caía a pedazos por la corrupción, el desorden económico, el accionar represivo paralelo de la triple A, en medio de la protesta que crecía en el movimiento sindical y el accionar de las organizaciones guerrilleras. A diferencia de lo que sucedió con el golpe en Chile, el derrocamiento de Isabel Perón recibió cierto reconocimiento a nivel mundial en la ilusa creencia que se disciplinaría la represión y que volvería el orden a Argentina. No fue así. El Gobierno de Videla se convirtió en el más criminal en toda la historia argentina, con niveles de corrupción superiores al gobierno derrocado. Tuvo además la pretensión de refundar la economía argentina.

Estado Terrorista y modelo económico neoliberal fueron las dos caras de una misma moneda: el ejército se encargó de destruir físicamente las bases de apoyo y la resistencia de los sectores progresistas, sindicatos y organizaciones de izquierda, y Martínez de Hoz se ocupó de acabar con sus fuentes de alimentación: el Estado Benefactor y la industria.” (Juan Ignacio Pontis)

Cuando, en noviembre de 1975, bajo el Gobierno de Isabel, ingresé a Villa Devoto habíamos sólo dos presos por celda, los que no corrían ni se abrían los cantos cuando “la requisa” lo exigía. Todo se pudrió a partir del 24 de Marzo. Con el golpe militar de Videla ingresaron a la cárcel dirigentes sindicales, pobladores, estudiantes e intelectuales. Pasamos a ser siete presos por celda. Ya no eran los militantes convencidos, los combatientes de la guerrilla peronista o guevarista y algunos extranjeros de los países vecinos los que convivíamos en Villa Devoto. La cárcel se masificó y se convirtió en un infierno. No sólo en Villa Devoto, sino en todo el país. Se impuso el terror y la venganza, desde el Estado. El general Ibérico Saint Jean, resumió los propósitos que perseguía el Gobierno militar: “Primero vamos a matar a todos los subversivos, después a sus colaboradores; después a los indiferentes y por último a los tímidos.”

Supe del asesinato de Gonzalo estando en Inglaterra, lugar de mi refugio político. No me he olvidado de él. Cuando llegó “la requisa” a mi celda, después del golpe de Videla, pude darme cuenta que la represión, que ya era dura con Isabel, se había convertido en algo distinto. Completamente distinto. Esta vez nos golpearon brutalmente, rompieron los escasos enseres que se nos permitía poseer y liquidaron en pocas horas esa tradición carcelaria de los presos políticos: ¡qué no se abren los cantos! ¡ qué no corren!

En efecto, los que no nos abrimos los cantos y los que no corrimos frente a la exigencia de los represores fuimos enviados a “los chanchos”, vale decir a las celdas de castigo de Villa Devoto, en el subterráneo. Allí conocí a Gonzalo Carranza. Los gendarmes me llevaron a su misma celda de castigo, lugar de un metro cuadrado, dónde no cabíamos los dos sentados.

No recuerdo la causa por la que Gonzalo se encontraba detenido. Tampoco recuerdo su militancia. Gonzalo estaba en otro piso, en el pabellón de los duros, pero en el subterráneo se acumularon todos los castigados: “los subversivos, sus colaboradores, los indiferentes y los tímidos.” Allí nos conocimos y hablamos de nuestras vidas. Gonzalo era expresivo, conversador y alegre. A los guardias les gustaba conversar con él cuando iba al baño o a través de la puerta. Le dije que con ese encanto le sería fácil convencer al juez de su inocencia. Su tranquilidad era sorprendente cuando me dijo: el juez Russo de La Plata, el que lleva mi causa, me la tiene jurada. Soy hombre muerto.

Hasta ese día Piñero desconocía el paradero de su esposo. La última noticia había sido que el 26 de enero lo habían trasladado los militares, pero no sabía a dónde. Entonces fue a ver al juez Russo: “No siga con las gestiones porque en lugar de uno van a ser dos”, le respondió el fallecido magistrado, en alusión a que la mujer podía también desaparecer.” (Testimonio de María Teresa Piñero, esposa de Angel Piñero, asesinado en la Unidad carcelaria 9 de la Plata, meses antes que Gonzalo Carranza).

Yo sentía cierta culpabilidad al saber el destino que le esperaba a Gonzalo. Los chilenos detenidos en noviembre de 1975, en el marco de la “Operación Cóndor, teníamos cierto “capital social”. Cayeron detenidos junto a nosotros una pareja de ingleses lo que nos dio protección de la Corona y, además, la protesta internacional a favor de los chilenos era inconmensurable. Solidarizar con Chile y los chilenos significaba colocarse junto a la dignidad de Salvador Allende y al patriotismo del General Prats y rechazar la vulgaridad de Pinochet. No sucedía lo mismo con Videla, quien había derrocado a un gobierno vergonzante. Eso se pensaba hace 40 años, cuando se creía que los crímenes de Videla eran distintos a los de Pinochet.

Después de verlo en tantas fotos, un día vi una en que lo llevaban preso. Iba entre dos policías, iba viejo, con el pelo blanco y escaso, más flaco que nunca, hasta parecía tambalear o era como si lo arrastraran. No se lo veía con ganas de aceptar ese destino, pero menos aún con fuerzas como para rechazarlo. Era el Monstruo. No el que Borges y Bioy imaginaron y condenaron (instrumentando el metafórico asesinato de un intelectual judío) en un endeble cuento montevideano, no el que los irritaba y agredía convocando a los cabecitas en un día festivo, no el que organizaba en la plaza histórica su fiesta interminable. Era el verdadero Monstruo, el que hizo la fiesta más sangrienta de la historia de este país, el que no la hizo en la plaza histórica sino en los sótanos del horror o en el río inmóvil. Era Videla.” (José Pablo Feinmann).

La cárcel de Villa Devoto cambió a partir del golpe militar. Los gritos de los que se aferraban a los camastros para impedir que los gendarmes los condujeran hacia la tortura o la muerte se escuchaban a diario. Pero, en la Unidad de La Plata fue peor. Allí trasladaron desde Devoto a Gonzalo, a Dardo Cabo, a Gorosito, a Rappaport y a tantos otros compañeros de infortunio que conocí personalmente o por sus historias políticas. A tantos que mataron y con quienes nos comunicábamos por “palomitas” (mensajes enviados por las ventanas de las celdas, mediante un hilo comunicante) o a quienes se les escuchaba a lo lejos las canciones de Victor Jara, Violeta Parra o Mercedes Sosa.

Jueces, curas, militares y policías represores contaron con el apoyo incondicional del jefe de la Unidad Penal N°9 de La Plata durante la dictadura, el prefecto Abel David Dupuy, para torturar, asesinar a los presos y amenazar a sus familiares. La Asociación por los Derechos Humanos de La Plata responsabilizó a Dupuy de las violaciones a los derechos humanos que sufrieron los detenidos en aquel penal de esta ciudad, desde fines de 1976 a 1980, período en que el prefecto estuvo a cargo de la jefatura del penal. En la solicitud, de cuarenta páginas, el organismo individualizó nueve homicidios, cinco casos de desaparición forzada y diecinueve tormentos. (ADHP).

Gonzalo Carranza sabía que su destino era inevitable. Lo habían condenado al patíbulo por adelantado. No importaba si era inocente o no. A los represores tampoco les interesaba el sufrimiento de su esposa, de sus padres, de los que lo conocimos y quisimos. En mi caso tan fugazmente. Yo pude salir a Inglaterra, con Alicia, mi esposa. Mis hijos, Rodrigo y Andrés, se encontraron con nosotros en viaje directo desde Chile, dónde tuvieron que permanecer durante un año por las amenazas de muerte que habían recibido en Buenos Aires.

Gonzalo está entre las treinta mil personas que desaparecieron en Argentina. Seres humanos con historias, ilusiones y deseos, con amigos, padres, madres e hijos que los aman, los recuerdan y claman por la verdad y justicia que merecen. Yo te sigo recordando Gonzalo y también te recuerda Benedetti. Si, ese. El mismo escritor uruguayo que tanto te gustaba y del que me hablabas cuando tú estabas de pie y yo sentado y luego yo de pie y tu sentado en “el Chancho” de Villa Devoto. Y allí estuvimos porque “los presos políticos no corren” y “los presos políticos no se abren los cantos”.

A pesar de las muertes que los militares les depararon, los 30.000 desaparecidos permanecen poblando el compromiso y la esperanza. 30.000 desaparecidos que siguen aferrados en la gente que protesta, que se enfrenta, que desafía a un sistema aberrante de injusticia y perversión. 30.000 desaparecidos que reaparecen en cada fisura social, en cada marea que los trae, en las Madres que los reclaman; en los Hijos que los nombran y los pelean. 30.000 desaparecidos que son parte indisoluble de todas y todos los que han seguido luchando, sobrellevando sus ausencias. 30.000 desaparecidos que tomaron cuerpo y voz en otras latitudes en donde los reconocen como propios.” (Benedetti)

Un proceso de “reorganización” ya no es tarea de militares

Hace 40 años para imponer un modelo político, económico y social, el poder fáctico apelaba a las Fuerza Armadas, para que con tanques, bayonetas, torturas y desapariciones, pusiera en marcha un “proceso de reorganización” neoliberal, cónsono con las demandas e intereses de los grandes grupos económicos nacionales y trasnacionales.

El golpe de estado cívico-militar de 1976 fue el último pero no el único en el siglo 20. Desde 1930 los argentinos habían sufrido sucesivas interrupciones del orden democrático. La supresión de los gobiernos elegidos por el pueblo, la represión de los conflictos que surgían entre distintos sectores sociales y la apelación a la violencia habían sido frecuentes desde esa fecha. Sin embargo, la dictadura cívico-militar que se inició en 1976 tuvo características inéditas, de terrorismo de Estado.

Los militares no actuaron solos ni por su cuenta. La decisión de tomar el gobierno contaba con la adhesión de diversos grupos de la sociedad (sectores con gran poder económico, grupos conservadores, medios de comunicación) que entendían que una dictadura era necesaria para organizar el país. Y contaron con el visto bueno del gobierno estadounidense, alentado por “el orden” impuesto a terror y sangre, muertos, torturados, miles de presos y desaparecidos en Brasil, Chile y Uruguay en años anteriores.

El secretario de Estado Henry Kissinger dio luz verde a la ola de represión de la junta golpista en 1976, que significó –entre otras calamidades- más de 30 mil desaparecidos, según documentos secretos estadounidenses desclasificados anteriormente, y ahora, con la visita del presidente Barack Obama, justo en el 40 aniversario de ese golpe, su gobierno promete que revelará más sobre la historia secreta de la relación entre Washington y Buenos Aires.

En Argentina, a la vez que se desarrollaban acciones de control, disciplina y violencia nunca vistas sobre la sociedad, se tomaban decisiones económicas que privilegiaban el ingreso de bienes y mercancías desde el exterior por sobre la producción nacional. Así miles de trabajadores perdieron su trabajo debido a que la industria nacional no podía producir productos a un precio similar o menor a los importados.
Este proceso fue acompañado por una campaña publicitaria que intentaba convencer a la población de que la industria argentina era mala, de baja calidad y asociaba a lo venido de afuera con lo bueno, lo interesante, lo deseado.

Los sucesivos miembros de la Junta Militar y diversas empresas asociadas tomaron grandes empréstitos del exterior: la deuda externa trepó de 8 mil a 43 mil millones de dólares. Por decisión de los dictadura cívico-militar, se convirtió en deuda pública, es decir en deuda que debieron pagar todos los argentinos. Las medidas financieras y administrativas marcaron un período de desinversión en salud, educación y vivienda con efectos muy importantes en el empeoramiento de las condiciones de vida de la gente.

Costó muchos años a los argentinos sanar las heridas dejadas por la cruenta dictadura: garantizar la vida, la salud, la educación, la vivienda, la nutrición de las grandes mayorías, convertir en ciudadanos a millones de pauperizados pobladores excluidos de la sociedad de época de la dictadura y la posdictadura neoliberal.

Hoy no hacen falta tanques ni bayonetas para imponer un modelo político, económico y social. Basta con tener el control de los medios de comunicación social para servir a los intereses del poder fáctico, de las grandes empresas (algunas) nacionales y trasnacionales.

Miles y miles de despidos, cierre de fábricas, endeudamiento externo, empresarios dirigen la cosa pública, hay dura represión para el “ordenamiento social”: ya no son militares sino policías miltarizados, mientras el ejército de medios concentrados y cartelizados crean imaginarios colectivos. La respuesta no se halla en las instituciones (ejecutivas, legislativas y aún menos en las judiciales): pareciera estar, nuevamente, en las calles.

La nueva arma mortal no esparce isótopos radiactivos: se llama medios de comunicación de masas que, en manos de una cuantas corporaciones, manipulan a su antojo en función de sus intereses corporativos, en alianza con las más reaccionarias fuerzas políticas. Hoy el escenario de guerra es simbólico y el terror mediático –y la imposición de imaginarios colectivos- se ha convertido en el disparador de planes de desestabilización de los gobiernos populares y restauración del viejo orden neoliberal.

¿Habrá iniciado Argentina un nuevo “proceso de reorganización nacional”, 40 años más tarde?

Mapa: ¿Cuáles son los países con mayor deuda pública del mundo?

26 de noviembre de 2014
Crédito: RT


De acuerdo con el mapa interactivo elaborado por 'The Economist', Japón se ubica primero en la lista dado que su endeudamiento público representa el 247% de su PIB. En segundo lugar figura Zimbawe, con una deuda pública del 202%; y en el tercero Grecia, con el 151%.


La deuda pública de Estados Unidos, que ocupa el lugar 36 de la clasificación, alcanza el 108% del valor de su PIB. Puerto Rico se ubica en el primer lugar en la lista de regiones latinoamericanos, con un 96,5% de deuda respecto al PIB. Lo siguen Brasil (54%), Costa Rica (54%), Argentina (38%) y Uruguay (35%). 

 
Dado que el PIB se refiere al valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final de un país durante un año, una manera de contener el avance de la deuda es con incrementos en la producción. Si la producción es mayor a los costos de la deuda, queda un saldo positivo que permite disminuir la deuda. 
 
El 'reloj' de la deuda pública mundial llega a una cifra superior a 54 billones de dólares, lo que representa 7.700 dólares por cada habitante del planeta, algo dramático si consideramos que el 40% de la población mundial vive con menos de 2 dólares diarios. 


FOTO-SECUENCIA: RAÚL CASTRO IMPIDIÓ QUE OBAMA LE "MONTARA LA PATA" EN EL HOMBRO. SEPA QUÉ SIGNIFICA

25 de marzo de 2016
Crédito: LaIguanaTv



El presidente cubano, Raúl Castro frustró el gesto dominante habitual de los presidentes de Estados Unidos.

En la diplomacia internacional no hay ni viaje, ni palabra ni gesto inofensivo. Mis lectores habituales lo saben bien, ya que lo vengo explicando desde hace varios años, cómo los presidentes estadounidenses utilizan un gesto muy peculiar, y muy premeditado, para exhibir al público mundial, su dominio sobre las naciones esclavizadas.

Para hacer acatar su hegemonía mundial de manera subliminal a millones de televidentes, George W. Bush y Barack Obama se han especializado en poner la mano, si no todo el brazo, en el hombro de un jefe de Estado o de un jefe de gobierno extranjero vasallo ante las cámaras de todo el mundo.

He explicado e ilustrado este gesto, que llamo el de la "pata en el hombro" en mi conferencia "El engaño universal como método de gobierno" (ver la grabación del 28 de abril de, 2013 publicada en nuestra página web a partir del minuto 55 '20').

La degradación de Francia

Como he mostrado en esta conferencia, y como muchos otros ejemplos lo han confirmado más tarde, Nicolás Sarkozy y François Hollande han sido particularmente sujetos a este gesto humillante por parte de George W. Bush (para Sarkozy) y Barack Obama (para Sarkozy y Hollande). Tanto el primero como el segundo inquilino del Elíseo reaccionaron a ella con una inercia y pasividad increíble. No sólo dejando que el mandatario estadounidense pusiera la mano ostentosamente sobre sus hombros, en obvia señal de paternalismo y dominación, sino que acompañando este gesto con una expresión de sumisión y una sonrisa avergonzada de títere.
Las siguientes imágenes ilustrativas son tomadas de mi artículo: "En respuesta a las acusaciones de Leah Salameh en France 2: ¿El UPR hace del "antiamericanismo primario"?, publicado en nuestra página web el 23 de septiembre de 2014.


El honor de Cuba

El presidente cubano, Raúl Castro, sin embargo, acaba de demostrar que él mantiene el sentido del honor y de la libertad de su país y que no se presta para jugar el papel de títere como lo hicieron los tristes payasos del partido LR (Los Republicanos) y del PS (Partido Socialista) francés.

En una conferencia de prensa hace unas pocas horas en La Habana – el 21 de marzo por la noche - en ocasión de la primera visita en 88 años de un presidente de Estados Unidos, el presidente Barack Obama trató de repetir su gesto imperialista de "poner la pata" en el hombro del presidente cubano.

Sin embargo Raúl Castro, muy listo de mente y cuerpo, a pesar de sus 84 años, intuyó de inmediato la maniobra. Frente a las cámaras de todo el mundo, sospechando que Obama le iba a poner, con un gesto rápido, la mano en el hombro, el viejo líder castrista frustró inmediatamente la operación, agarrando la muñeca de Obama y alejándola rápidamente hacia arriba. De esta manera, se liberó de las garras de Washington con una expresión firme y resuelta que indica un muy grande descontento interior.



Paso 1: Después de la rueda de prensa conjunta, Obama trata de poner su mano izquierda sobre el hombro derecho de Raúl Castro, que comienza a voltear la cabeza.

El aspecto más sintomático de la historia es que algunos medios de comunicación occidentales, en lugar de reportar lo que resultó evidente viendo de cerca la rueda de prensa, han tergiversado el significado del incidente. Como lo ha revelado la agencia rusa Sputnik, que presentó verazmente a sus lectores lo ocurrido, AFP, al contrario, se atrevió a decir que "como es habitual, los dos hombres se estrecharon las manos pero ¡Raúl Castro ha olvidado el protocolo intentando de levantar el brazo de su homólogo agarrándolo por la muñeca!” ¡Agence France Presse miente tan descaradamente haciendo pasar Raúl Castro para un admirador de Obama!


Paso 2: Raúl Castro, con expresión firme y sin sonreír, bloquea el brazo de Obama y lo aleja.

Paso 3: Raúl Castro asume el control, empujando hacia arriba el brazo de Obama.

Paso 4: Totalmente desconcertado por la contra-maniobra de Raúl Castro, Obama se inclina hacia adelante ligeramente, mientras que la mano izquierda es una especie de trapo flácido blandido como un trofeo por Raúl Castro. Toda la secuencia dura sóo unos pocos segundos, pero es fascinante. Se puede ver en su totalidad aquí:https://www.youtube.com/watch?v=qwucm2Ohnhc 

Esto deja ver esta "llave de judo" que detiene el gesto de Obama y deja el presidente de los Estados Unidos desenmascarado con la mano colgando en el aire. Raúl Castro logró convertir a su favor esta manipulación mediática premeditada por la Casa Blanca. A Obama le salió el tiro por la culata: es él, esta vez, quien fue humillado frente a las cámaras de todo el mundo y que se vio obligado a sonreír estúpidamente en lugar de él que quería menospreciar...

Conclusión: La comparación de las dos fotos...

El gesto liberador y soberano de Raúl Castro, de hecho, ha subrayado, a contrario, la mentalidad felpuda que reina en el cerebro de los líderes europeos, y especialmente la degradación psicológica de MM. Sarkozy y Hollande.El 25 de junio de 2008 en el Palacio del Elíseo, Obama humilla públicamente a Sarkozy colocando su mano sobre el hombro como un sirviente. Sarkozy tuerce miserablemente su espalda, con una espantosa sonrisa de títere, enseñando al mundo entero que Francia ya no es Francia, sino un país sumiso.

El 21 de marzo de 2016 en Cuba: Raúl Castro humilla públicamente a Obama rechazando la maniobra de la "pata en el hombro." De esta manera muestra que Cuba no quiere ser la sirvienta de los Estados Unidos. Obama se agacha con la sonrisa avergonzada del estafador desenmascarado ... Esta diferencia de reacción contra las manipulaciones mediático-gestuales de los asesores de comunicación gestual de la Casa Blanca ha demostrado una vez más que no es necesario ser un país grande y poseer uno de los primeros ejércitos y economías del mundo para oponerse a éstas. La resistencia a la opresión así como el servilismo no son, básicamente, sino que unos estados de ánimo. La resistencia es la marca de valor e indomabilidad, el servilismo es la marca de la cobardía y la corrupción

¿Confusión o gesto de rechazo? Así explican el torpe apretón de manos entre Castro y Obama

 22 de marzo de 2016
Crédito: RT



La graciosa despedida de los presidentes de Cuba y EE.UU. quedará como un de los momentos más recordados de la histórica reunión. ¿Fue un malentendido o tal vez Castro quiso de esa forma rechazar una frivolidad de Obama?

La graciosa forma que tuvieron de despedirse el presidente cubano, Raúl Castro, y su homólogo estadounidense, Barack Obama, tras su primera reunión en Cuba, ha llamado la atención de periodistas e internautas que tratan de entender que fue lo que pasó. El diario británico 'The Guardian' ha colocado la imagen en la lista de los apretones de manos de los líderes mundiales más torpes de la historia.

El video de la reunión captó el momento en que Obama le da la mano derecha a Castro y este la aprieta, mientras que con su mano izquierda el mandatario estadounidense trata de dar palmadas en el hombro del líder cubano o, tal vez, abrazarlo. Sin embargo, este la intercepta a Obama por la muñeca y levanta su mano como hacen algunos deportistas en señal de victoria. Sin embargo, la mano de Obama quedó flácida en el aire, al nivel de su cabeza, sujetada por Castro.

Bien se tratara de una confusión, de un malentendido o de la forma que tuvo Castro de rechazar una supuesta frivolidad de Obama, el gesto provocó risas entre ambos mandatarios, que terminaron sonriendo su histórica reunión. Con su vista, la primera de un presidente estadounidense a Cuba en 88 años, Obama quiso ilustrar la normalización de las relaciones bilaterales, perjudicadas por el embargo impuesto hace más de 55 años.
Pese a todo, varios problemas esenciales están lejos de resolverse, siendo tal vez el más grave el de la base naval de Guantánamo, que La Habana considera territorio ilegalmente ocupado. EE.UU. ha dejado claro que no va a devolverla a Cuba.

SI LEOPOLDO LÓPEZ FUERA ESPAÑOL, SERÍA CONSIDERADO TERRORISTA

25 de marzo de 2016
Fuente Original: Periódico Diagonal
Crédito: LaIguanaTv


El 17 de marzo, dos representantes del grupo parlamentario del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) cumplieron en Madrid una apretada agenda con sectores políticos y sociales, incluyendo un encuentro con representantes del movimiento popular vallecano que tuvo lugar el 17 de marzo en la Parroquia San Carlos Borromeo de Entrevías. La visita ha formado parte de una gira por Europa cuyo objetivo es presentar una versión de los hechos que llevaron al encarcelamiento del venezolano que está en abierta contradicción con la versión que la mayoría de medios y agencias de prensa presentan a su audiencia.
 
Ambos destacan que Leopoldo López cumple una condena de 13 años por su responsabilidad penal en el deceso de decenas de venezolanos y venezolanas –tanto chavistas como opositores– que murieron a consecuencia de la operación de violencia callejera promovida por él y el partido que lidera bajo el nombre de "La Salida" y cuyo propósito explícito era derrocar al gobierno democrático liderado por Nicolás Maduro. "No hay ningún delito de pensamiento", afirmó al comienzo de su exposición el parlamentario Edwin Rojas; "son crímenes de sangre de quienes siempre han adversado violentamente una revolución pacífica y democrática".
 
Al igual que muchas de las víctimas y familiares de víctimas de aquellos hechos, ambos parlamentarios consideran que los decesos derivados de la acción opositora son homicidios intencionados, y que la pretensión de que su máximo responsable no sea castigado está reñida con la justicia y con el derecho internacional de derechos humanos. También denuncian que además de buscar la impunidad de estos delitos, la Ley de Amnistía que la mayoría parlamentaria opositora pretende aprobar condona delitos de financiación de terrorismo, tráfico de drogas, sabotaje de infraestructuras, contrabando e ilícitos fiscales, entre otros.
 
Una campaña orquestada

Durante el acto de presentación del libro de Leopoldo López, Vargas Llosa comparó al opositor venezolano con Gandhi y Mandela. "¿Se imaginan a Gandhi llamando a sus seguidores a "descargar toda su arrechera (rabia)" contra los ingleses? Si fuera directamente responsable de la muerte de decenas de personas, ¿sería considerado el padre de la resistencia pacífica?", reflexionó el diputado Edwin Rojas. "No, sería considerado lo que es: un terrorista instigando a la violencia, encarcelado por su responsabilidad penal", añadió Rojas, antes de concluir: "Si Leopoldo López fuera español, sería considerado terrorista".

Además, destacó, "se da la paradoja que tanto la Sudáfrica del Apartheid como la India bajo dominio británico son el tipo de sociedad por la que apuestan López y los suyos, mientras que la Venezuela bolivariana, democrática y soberana contra la que impulsan sus violencias se acerca al ideal de las luchas que tanto Mandela como Gandhi pelearon".

Por su parte, la parlamentaria Aloha Núñez subrayó la paradoja de que las autoridades de un país que "ha sufrido el terrorismo, ahora apoyen abiertamente a un terrorista a quien presentan como si fuera un libertador encarcelado por sus ideas". "Lo único que falta es que le pinten la cara de negro como si fuera Mandela", agregó Rojas, "cuando en realidad es un racista que nunca aceptó que un descendiente de esclavos presidiera el país y que no acepta tampoco que lo presida un obrero como Maduro". Rojas señaló lo que considera otra distorsión de los medios de comunicación masiva del ámbito europeo: "Lopez no puede considerarse como el líder de la oposición, él no goza del consenso de los sectores más moderados".

Solidaridad desde Vallecas

El acto contó con la presencia del embajador de Venezuela, Mario Isea, y con las palabras de apertura de Víctor Jiménez, líder comunitario de Vallecas y miembro del SAT, quien señaló que en su barrio "lo tenemos claro: en Venezuela, una revolución que defiende a los desheredados y apuesta a construir un mundo nuevo es combatida por el imperio y sus aliados bajo una doble moral". Jiménez afirmó que "mientras los partidos del bipartidismo exigen la libertad de un preso responsable penal de decenas de muertes, aquí centenares de jóvenes son llevados ante los tribunales por defender pacíficamente los derechos que nos están quitando". A juicio de Sánchez, "quienes luchamos contra las consecuencias del capitalismo enfrentamos una campaña de represión sin precedentes, es aquí donde hay presos políticos y no en Venezuela".

Obama se salta el protocolo y se hace una foto frente a la efigie del 'Che' Guevara

  21 de marzo de 2016
Crédito: RT





El presidente estadounidense ha homenajeado al revolucionario cubano en la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se ha detenido en la Plaza de la Revolución de La Habana (Cuba) para hacerse una foto frente a la efigie de Ernesto 'Che' Guevara, el símbolo de la Revolución cubana, algo que se salía del protocolo, informa AP.
Además, Obama se ha convertido en el primer mandatario estadounidense que ha pisado la histórica plaza, en la que Fidel Castro pronunciaba sus discursos contra el imperialismo, destaca Excélsior.

El dirigente norteamericano también ha depositado unas flores a los pies del monumento de José Martí, otra figura clave de la independencia de Cuba, y ha calificado su viaje como "un momento histórico".

BRASIL: LA DEMOCRACIA AL BORDE DEL CAOS Y LOS PELIGROS DEL DESORDEN JURÍDICO

24 de marzo de 2016
Crédito: publico.es 
Boaventura de Sousa Santos


Cuando, hace casi treinta años, empecé los estudios sobre el sistema judicial en diferentes países, la administración de justicia era la dimensión institucional del Estado con menos visibilidad pública. La gran excepción era Estados Unidos debido al papel crucial del Tribunal Supremo en la definición de las políticas públicas más decisivas. Siendo el único órgano de soberanía no electo, con un carácter reactivo (no pudiendo, en general, movilizarse por propia iniciativa) y dependiendo de otras instituciones del Estado para hacer cumplir sus decisiones (servicios penitenciarios, administración pública), los tribunales tenían una función relativamente modesta en la vida orgánica de la separación de poderes instaurada por el liberalismo político moderno, y tanto es así que la función judicial se consideraba apolítica. A ello también contribuía el hecho de que los tribunales sólo atendían conflictos individuales y no colectivos y estaban diseñados para no interferir en las élites y las clases dirigentes, protegidas por inmunidades y otros privilegios. Poco se sabía sobre cómo funcionaba el sistema judicial, las características de los ciudadanos que recurrían a él y con qué objetivos.

Todo ha cambiado desde entonces hasta nuestros días debido, entre otros factores, a la crisis de representación política que afectó a los órganos de la soberanía electos, a una mayor conciencia de los derechos por parte de los ciudadanos y al hecho de que las élites políticas, desafiadas por algunosimpasses políticos sobre temas controvertidos, han comenzado a ver el recurso selectivo a los tribunales como una forma de descargar el peso político de ciertas decisiones. También fue importante el hecho de que el neoconstitucionalismo emergente de la Segunda Guerra Mundial otorgara un peso muy fuerte al control de constitucionalidad por parte de los tribunales constitucionales. Esta innovación tuvo dos lecturas opuestas. Según una de ellas, se trataba de someter la legislación ordinaria a un control que impidiese su fácil instrumentalización por fuerzas políticas interesadas en hacer tabula rasa de los preceptos constitucionales, como sucedió, de manera extrema, en los regímenes dictatoriales nazis y fascistas. Según la otra lectura, el control de constitucionalidad era el instrumento del que se servían las clases políticas dominantes para defenderse de posibles amenazas a sus intereses resultantes de las vicisitudes de la política democrática y de la “tiranía de la mayoría”. Sea como sea, por todas estas razones surgió un nuevo tipo de activismo judicial que se conoció como judicialización de la política y que inevitablemente condujo a la politización de la justicia.

La gran visibilidad pública de los tribunales en las últimas décadas resultó, en buena medida, de los casos judiciales que involucraron a miembros de las élites políticas y económicas. El gran punto de inflexión fue el conjunto de procesos criminales que alcanzó a casi toda la clase política y a gran parte de la élite económica de Italia conocido como operación Manos Limpias. Iniciada en Milán en abril de 1992, consistió en investigaciones y detenciones de ministros, dirigentes partidarios, miembros del Parlamento (en un momento dado estaban siendo investigados alrededor de un tercio de los diputados), empresarios, funcionarios públicos, periodistas, miembros de los servicios secretos acusados de delitos de soborno, corrupción, abuso de poder, fraude, quiebra fraudulenta, contabilidad falsa y financiación política ilegal. Dos años más tarde, 633 personas habían sido detenidas en Nápoles, 623 en Milán y 444 en Roma. Por haber alcanzado a toda la clase política con responsabilidades de gobierno en el pasado reciente, el proceso Manos Limpias sacudió los cimientos del régimen político italiano y estuvo en el origen de la emergencia, años más tarde, del “fenómeno” Berlusconi. Con los años, por estas y otras razones, los tribunales han adquirido gran notoriedad pública en muchos países. El caso más reciente, y quizá el más dramático de todos los que conozco, es la operación Lava Jato en Brasil.

Iniciada en marzo de 2014, esta operación judicial y policial de lucha contra la corrupción, en la que están involucrados más de un centenar de políticos, empresarios y administradores, ha venido convirtiéndose poco a poco en el centro de la vida política brasileña. Al entrar en su 24ª fase, con la implicación del expresidente Lula da Silva y la forma en que fue ejecutada, está provocando una crisis política de dimensiones similares a la que precedió el golpe de Estado que en 1964 instauró una odiosa dictadura militar que duraría hasta 1985. El sistema judicial, que tiene a su cargo la defensa y garantía del orden jurídico, se transforma en un peligroso factor de desorden jurídico. Medidas judiciales flagrantemente ilegales e inconstitucionales, la selectividad grosera del celo persecutorio, la promiscuidad aberrante con los medios de comunicación al servicio de las élites políticas conservadores, el hiperactivismo judicial aparentemente anárquico, traducido, por ejemplo, en 27 medidas cautelares que buscan el mismo acto político (impedir la nominación ministerial de Lula da Silva), todo esto conforma una situación de caos judicial que resalta la inseguridad jurídica, profundiza la polarización social y política y pone la propia democracia brasileña al borde del caos.

Con el orden jurídico transformado en desorden jurídico, con la democracia secuestrada por el órgano soberano que no es elegido, la vida política y social se convierte en un potencial campo de despojos a merced de aventureros y buitres políticos. Llegados hasta aquí, se imponen varias preguntas. ¿Cómo se ha llegado a este punto? ¿Quién se aprovecha de esta situación? ¿Qué debe hacerse para salvar la democracia brasileña y las instituciones que la sostienen, incluyendo en particular a los tribunales? ¿Cómo atacar esta hidra de muchas cabezas de modo que a cada cabeza cortada no crezcan más cabezas? Trato de identificar en este texto algunas pistas de respuesta.

 ¿Cómo hemos llegado a este punto?

¿Por qué razón la operación Lava Jato está sobrepasando todos los límites de la polémica que normalmente suscita cualquier caso destacado de activismo judicial? Téngase en cuenta que a menudo se ha invocado la similitud con el proceso de Manos Limpias en Italia para justificar la notoriedad y agitación públicas causadas por el activismo judicial. Sin embargo, las similitudes son más aparentes que reales. Hay, por el contrario, dos diferencias decisivas entre ambas operaciones. Por un lado, los magistrados italianos mantuvieron un escrupuloso respeto por el proceso penal y, a lo sumo, se limitaron a aplicar normas estratégicamente olvidadas por un sistema judicial conformista y connivente con los privilegios de las elites políticas dominantes en la vida política italiana de posguerra. 

Por otro, procuraron investigar con el mismo celo los delitos de dirigentes políticos de diferentes partidos políticos con responsabilidades gubernamentales. Asumieron una posición políticamente neutral precisamente para defender el sistema judicial de los ataques que sin duda recibiría por parte de los afectados de sus investigaciones y acusaciones. Todo esto está en las antípodas del triste espectáculo que un sector del sistema judicial brasileño está dando al mundo. El impacto del activismo de los magistrados italianos llegó a ser designado como República de los Jueces. En el caso del activismo del sector judicial “lavajatista”, podemos hablar, como mucho, de República judicial bananera. 

¿Por qué? 

Por el impulso externo que con toda evidencia está detrás de esta instancia específica de activismo judicial brasileño y que estuvo en gran medida ausente en el caso italiano. Este impulso dicta la selectividad flagrante de celo investigador y acusador. A pesar de estar involucrados responsables de varios partidos, la operación Lava Jato, con la complicidad de los medios de comunicación, se ha esmerado en la implicación de líderes del PT con el objetivo, hoy indisimulable, de suscitar el asesinato político de la presidenta Dilma Rousseff y del expresidente Lula da Silva.

Por la importancia del impulso externo y la selectividad de la acción judicial que tiende a provocar, la operación Lava Jato tiene más similitudes con otra operación judicial llevada cabo en Alemania, durante la República de Weimar, tras el fracaso de la revolución alemana de 1918. A partir de ese año, y en un contexto de violencia política proveniente tanto de la extrema izquierda como de la extrema derecha, los tribunales alemanes revelaron una dualidad chocante de criterios: castigar severamente la violencia de la extrema izquierda y tratar con gran benevolencia la violencia de la extrema derecha, la misma que años más tarde llevaría a Hitler al poder.

En el caso brasileño, el impulso externo son las élites económicas y las fuerzas políticas a su servicio que no se conforman con la pérdida de las elecciones en 2014 y que, en un contexto global de crisis de acumulación del capital, se sintieron fuertemente amenazadas por cuatro años más sin controlar la parte de los recursos del país directamente vinculada al Estado en el que siempre se basó su poder. Esta amenaza ha llegado al paroxismo con la perspectiva de que Lula da Silva, considerado el mejor presidente de Brasil desde 1988 y que dejó el gobierno con un índice de aprobación del 80%, se postule como candidato presidencial en 2018. A partir de ese momento, la democracia brasileña dejó de ser funcional para este bloque político conservador y comenzó la desestabilización política.

La señal más evidente de la pulsión antidemocrática fue el movimiento por el impeachment [proceso de destitución] de la presidenta Dilma pocos meses después de su toma de posesión, algo si no insólito, al menos muy poco común en la historia democrática de las últimas tres décadas. Bloqueados en su lucha por el poder a través de la regla democrática de las mayorías (la “tiranía de las mayorías”), trataron de poner a su servicio el órgano de soberanía menos dependiente del juego democrático y específicamente diseñado para proteger a las minorías, es decir, los tribunales. La operación Lava Jato, en sí misma extremamente meritoria, fue el instrumento utilizado. 

Contando con la cultura jurídica conservadora dominante en el sistema judicial, en las facultades de derecho y en el país en general, y con un arma mediática de alta potencia y precisión, el bloque conservador ha hecho todo lo posible para desvirtuar la operación Lava Jato, desviándola de sus objetivos judiciales, en sí mismos fundamentales para la profundización democrática, y convirtiéndola en una operación de exterminio político. Esta alteración consistió en mantener la fachada institucional de la operación Lava Jato, pero adulterando profundamente la estructura funcional que la animaba mediante la sobreposición de la lógica política a la lógica judicial. En tanto la lógica judicial se asienta en la coherencia entre medios y fines dictada por las reglas procesales y las garantías constitucionales, la lógica política, cuando es animada por la pulsión antidemocrática, subordina los fines a los medios y define su eficacia por el grado de esa subordinación.

En todo este proceso, tres grandes factores juegan a favor de los designios del bloque conservador. El primero resultó de la dramática descaracterización del PT como partido democrático de izquierda. Una vez en el poder, el PT decidió gobernar a la antigua usanza (es decir, oligárquica) para fines nuevos e innovadores. Ignorante de la lección de la República de Weimar, creyó que las “irregularidades” que cometiese serían tratadas con la misma benevolencia con que eran tradicionalmente tratadas las irregularidades de las élites y clases políticas conservadoras que habían dominado el país desde la independencia. Ignorante también de la lección marxista que decía haber asumido, no fue capaz de ver que el capital solo confía en los suyos para gobernar y que nunca es grato con quien, no siendo suyo, le hace favores. Aprovechando un contexto internacional de excepcional valorización de los productos primarios, provocado por el desarrollo de China, incentivó a los ricos a enriquecerse como condición para disponer de los recursos necesarios para llevar a cabo las extraordinarias políticas de redistribución social que hicieron de Brasil un país sustancialmente menos injusto al liberar a más de 45 millones de brasileños del yugo endémico de la pobreza. Terminado el contexto internacional favorable, solo una política de acuerdo “a la nueva moda” podría dar sustento a la redistribución social, o sea, una política que, entre muchas otras vertientes, se asentase en la reforma política para neutralizar la promiscuidad entre el poder político y el poder económico, en la reforma  fiscal para que tributen los ricos a fin de financiar la redistribución social después del fin del boom de las commodities, y en la reforma de los medios de comunicación, no para censurar sino para garantizar la diversidad de la opinión publicada. Era, sin embargo, demasiado tarde para tanta cosa que solo podría haber sido hecha a su tiempo y fuera del contexto de crisis.

El segundo factor, relacionado con éste, es la crisis económica global y el férreo control que tiene sobre ella quien la causa, el capital financiero, entregado a su vorágine autodestructiva, destruyendo riqueza bajo el pretexto de crear riqueza,  transformando el dinero de medio de intercambio en mercancía por excelencia del negocio de la especulación. La hipertrofia de los mercados financieros no permite el crecimiento económico y, por el contrario, exige políticas de austeridad mediante las cuales los pobres son conferidos al deber de ayudar a los ricos a mantener su riqueza y, si es posible, a ser más ricos. En estas condiciones, las precarias clases medias creadas en el período anterior quedan al borde del abismo de la pobreza abrupta. Intoxicadas por los media conservadores, convierten fácilmente a los gobiernos responsables de lo que son hoy en responsables de lo que les puede suceder mañana. Esto es tanto más probable en cuanto que su viaje desde la senzala hacia los patios exteriores de la Casa Grande fue realizado con el billete del consumo y no con el de la ciudadanía [1].

El tercer factor a favor del bloque conservador es el hecho de que el imperialismo norteamericano está de regreso en el continente después de sus aventuras en Oriente Medio. Hace cincuenta años, los intereses imperialistas no conocían otro medio sino las dictaduras militares para alinear a los países del continente con sus intereses. Hoy disponen de otros medios que consisten básicamente en financiar proyectos de desarrollo local y organizaciones no gubernamentales en las que la defensa de la democracia es la fachada para atacar de forma agresiva y provocadora a los gobiernos progresistas (“fuera el comunismo”, “fuera el marxismo”, “fuera Paulo Freire”, “no somos Venezuela”, etcétera). En tiempos en que la dictadura puede ser dispensada si la democracia sirve a los intereses económicos dominantes, y en que los militares, todavía traumatizados por las experiencias anteriores, parecen no estar disponibles para nuevas aventuras autoritarias, estas formas de desestabilización son consideradas más eficaces porque permiten sustituir gobiernos progresistas por gobiernos conservadores manteniendo la fachada democrática. Los financiamientos que hoy circulan abundantemente en Brasil provienen de una multiplicidad de fondos (la nueva naturaleza de un imperialismo más difuso), desde las tradicionales organizaciones vinculadas a la CIA hasta los hermanos Koch, que en los Estados Unidos financian la política más conservadora y tienen intereses sobre todo en el sector del petróleo, y las organizaciones evangélicas norteamericanas.

¿Cómo salvar la democracia brasileña?

La primera y más urgente tarea es salvar el órgano judicial brasileño del abismo en que está entrando. Para eso, el sector íntegro del sistema judicial, que ciertamente es mayoritario, debe asumir la tarea de reponer el orden, la serenidad y la contención en el interior del sistema. El principio orientador es simple de formular: la independencia de los tribunales en el Estado de derecho busca permitir a los tribunales cumplir con su cuota de responsabilidad en la consolidación del orden y la convivencia democráticas. Para ello no pueden poner su independencia al servicio de intereses corporativos, ni de intereses políticos sectoriales, por muy poderosos que sean. El principio es fácil de formular pero muy difícil de aplicar. La responsabilidad mayor en su aplicación reside ahora en dos instancias. El STF (Supremo Tribunal Federal) debe asumir su papel de máximo garante del orden jurídico y poner término a la anarquía jurídica que se está instaurando. Muchas decisiones importantes recaerán sobre el STF en los próximos tiempos y ellas deben ser acatadas por todos, cualquiera sea su tenor. El STF es en este momento la única institución que puede trabar la dinámica de estado de excepción que está instalada. Por su parte, el CNJ (Consejo Nacional de Justicia), al que compete el poder disciplinario sobre los magistrados, debe instaurar de inmediato procesos disciplinarios por reiterada prevaricación y abuso procesal, no solo al juez Sérgio Moro sino también a todos los otros que siguieron el mismo tipo de actuación. Sin medidas disciplinarias ejemplares, el órgano judicial brasileño corre el riesgo de perder todo el peso institucional que cimentó en las últimas décadas, un peso que, como sabemos, no fue siquiera usado para favorecer fuerzas o políticas de izquierda. Solo fue conquistado manteniendo la coherencia y la isonomía entre medios y fines.

Si esta primera tarea fuese realizada con éxito, la separación de poderes estará garantizada y el proceso político democrático seguirá su curso. El gobierno de Dilma decidió acoger a Lula da Silva entre sus ministros. Está en su derecho de hacerlo y no compete a ninguna institución, y mucho menos al órgano judicial, impedirlo. No se trata de huir de la justicia por parte de un político que nunca huyó de la lucha, dado que será juzgado (si ese fuera el caso) por quien siempre lo juzgaría en última instancia: el STF. Sería una aberración jurídica aplicar en este caso la teoría del “juez natural de la causa”. Puede, eso sí, discordarse del acierto de la decisión política tomada. Lula da Silva y Dilma Rousseff saben que hacen una jugada arriesgada. Tanto más arriesgada si la presencia de Lula no significa un cambio de rumbo que arrebate a las fuerzas conservadoras el control sobre el grado y el ritmo de desgaste que ejercen sobre el gobierno. En el fondo, solo elecciones presidenciales anticipadas permitirían reponer la normalidad. Si la decisión de Lula-Dilma saliera mal, la carrera de ambos habrá llegado a su fin, un fin indigno y particularmente indigno para un político que tanta dignidad devolvió a tantos millones de brasileños. Además, el PT necesitará muchos años hasta volver a ganar credibilidad entre la mayoría de la población brasileña, y para eso tendrá que pasar por un proceso de profunda transformación. Si todo sale bien, el nuevo gobierno tendrá que cambiar urgentemente de política para no frustrar la confianza de los millones de brasileños que están saliendo a las calles contra los golpistas. Si el gobierno brasileño quiere ser ayudado por tantos manifestantes, tiene que ayudarlos a tener razones para  ayudarlo. Es decir, sea en la oposición, sea en el gobierno, el PT está condenado a reinventarse. Y sabemos que en el gobierno esta tarea será mucho más difícil.

La tercera tarea es todavía más compleja porque en los próximos tiempos la democracia brasileña tendrá que ser defendida tanto en las instituciones como en las calles. Como en las calles no se hace formulación política, las instituciones tendrán la prioridad debida incluso en tiempos de pulsión autoritaria y de excepción antidemocrática  Las maniobras de desestabilización van a continuar y serán tanto más agresivas cuanto más visible sea la debilidad del gobierno y de las fuerzas que lo apoyan. Habrá infiltración de provocadores tanto en las organizaciones y movimientos populares como en las protestas pacíficas que realicen. La vigilancia tendrá que ser total ya que este tipo de provocación está hoy siendo utilizado en muchos contextos para criminalizar la protesta social, fortalecer la represión estatal y crear estados de excepción, utilizando para ello la fachada de normalidad democrática. De algún modo, como ha sostenido Tarso Genro, el estado de excepción ya está instalado, por lo que la bandera “No habrá golpe” tiene que ser entendida como denuncia del golpe político-judicial que ya está en curso, un golpe de nuevo tipo que es necesario neutralizar.

Finalmente, la democracia brasileña puede beneficiarse de la experiencia reciente de algunos países vecinos. El modo en que las políticas progresistas fueron realizadas en el continente no permitió dislocar hacia la izquierda el centro político a partir del cual se definen las posiciones de izquierda y de derecha. Por eso, cuando los gobiernos progresistas son derrotados, la derecha llega al poder poseída por una virulencia inaudita orientada a destruir en poco tiempo todo lo que fue construido a favor de las clases populares en el período anterior. La derecha viene entonces con un ánimo revanchista destinado a cortar de raíz la posibilidad de que vuelva a surgir un gobierno progresista en el futuro. Y logra la complicidad del capital financiero internacional para inculcar en las clases populares y en los excluidos la idea de que la austeridad no es una política con la que se puedan enfrentar, sino un destino al que se deben acomodar. El gobierno de Macri en Argentina es un caso ejemplar al respecto.

La guerra no está perdida, pero tampoco se ganará si solamente se acumulan batallas perdidas, lo que sucederá si se insiste en los errores del pasado.

Notas
[1] Casa-Grande e Senzala (1933), traducido al castellano como Los maestros y los esclavos, es una obra del antropólogo Gilberto Freyre que trata sobre la formación de la moderna sociedad brasileña bajo el régimen del monocultivo colonial de la caña de azúcar. La Casa Grande alude al lugar donde vivían los señores explotadores de esclavos que cultivaban el azúcar y la senzala se refiere a las habitaciones de los esclavos negros [N. del T.].

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