Revisando mi biblioteca me reencontré con un libro
de Teodoro Petkoff, titulado “Proceso de la Izquierda” enero de 1976. Editorial
Planeta. Barcelona. Allí realizó un análisis marxista donde dice muchas
verdades políticas que al pasar el tiempo no ha sabido mantener de manera digna,
traicionándose a si mismo y a su pueblo. Transcribo. “Los socialistas actuamos
como portavoces y representantes de un sueño muy bello, de una milenaria
aspiración de libertad, justicia y dignidad. Encarnamos la idea más noble que
podemos imaginarnos; esa de transformar el mundo que habitamos, suprimiendo la
explotación capitalista para crear una sociedad de ciudadanos iguales, una
sociedad –como reza el lugar común- sin explotadores ni explotados. Hemos
diseñado una utopía concreta, en la cual el hombre, libremente socializado, se autogobierna,
política y económicamente, rompiendo así el dualismo típico de las sociedades
divididas en clases, que hace de la inmensa mayoría de la población una masa
alienada.
Evidenciamos que algunos problemas y calamidades
sociales existente hoy, delincuencia, prostitución, violencia, caos
urbanísticos, empobrecimiento de la calidad de vida, masificación y degradación
de la cultura, por solo citar unos cuantos, son consustanciales a una
estructura económica fundada en la propiedad privada de los medios de
producción y dinamizada por ese motor que es la tasa de ganancia, y que hasta
tanto esa estructura económica no sea revolucionada, tales males se eternizan,
llegando incluso a justificar una cierta visión sombría que los atribuye a la
propia condición humana. Sostenemos, pues, que es preciso cambiar el mundo para
hacerlo habitable (...)
Se pregunta Teodoro ¿Por qué estos obreros y
campesinos, que el lirismo izquierdista considera la sal de la tierra, miran
con tan inocultable desconfianza, sino con hostilidad, a esa aristocracia
intelectual que habla de una revolución incomprensible? Tales preguntas poseen
una dolorosa pertinencia. Los socialistas y revolucionarios en general, casi no
poseemos capacidad de hacernos entender por esa gente común de cuya supuesta
aspiración socialista queremos ser abanderados. Los socialistas constituimos
una minúscula minoría en el país, en tanto que fuerzas políticas y gobiernos
que explícitamente postulan el mantenimiento de la actual sociedad, es decir,
de la injusticia que denunciamos, puedan alcanzar mayorías extravagantes-tal
como, por ejemplo, la de AD y Copei en las elecciones del 9 de diciembre de
1973 (…)
Normalmente suele atribuirse esa separación, esa
distancia que nos aleja del pueblo, a la acción de la derecha, cuya inmensa
capacidad de manipular la opinión pública le permite levantar una muralla de
prejuicios y mentiras alrededor de la izquierda y distorsionar así la
percepción de que esta última alcanza a tener la mayoría de la población. Aún
cuando esto no sea toda la verdad, representa buena parte de ella. Ciertamente,
el socialismo no enfrenta solamente la oposición expresa y abierta de los partidos
políticos que lo adversan, así como de los gobiernos que pueden darle a esa
oposición al socialismo desde un feroz contenido represivo hasta una tenue y
sutil hostilidad que lo hace siempre “sospechoso” sino que está rodeado por una
tupida red comunicacional, institucional, educativa, religiosa, etc, que
subliminalmente o a plena luz, afirma y defiende los valores y antivalores del
capitalismo al mismo tiempo que rechaza los valores del socialismo.
Instituciones como la escuela, supuestamente
correspondientes al interés general de la nación y de toda su población, así
como el cine, la prensa escrita, la radio y la televisión, donde los intereses
particulares de la dominación pueden manifestarse abiertamente, crean y
mantienen un clima político-cultural abrumadoramente adverso al socialismo.
Desde los noticieros de televisión, que siempre presentan con sombríos colores
todo cuanto se refiere al socialismo, hasta los telefilmes, que exaltan un modo
de vida paradigmático, el burgués, pasando por el espíritu de la gran prensa,
el venezolano no puede escapar a un ambiente que exige una alta dosis de
sentido crítico y de independencia de criterio para poder burlar la
masificación político-cultural (…)
Entendiendo por poder cultural ése que permite hoy,
a los sectores dominantes embellecer las condiciones de la sociedad presidida
por ellos y dar origen a una “falsa conciencia” en millones de personas con
respecto a aquellas. En otras palabras, el poder que lleva a los dominados a
aceptar como propia la visión del mundo, de la vida y de la sociedad que tienen
los dominadores; el poder que lleva a los pobres a pensar con la cabeza de los
ricos; el poder que hacía decir a un habitante de un barrio marginal,
discutiendo con nosotros, que él no aceptaba el socialismo porque en éste “a
uno le quitan lo que tiene” siendo obvio que excepto el hambre, aquel ciudadano
no tenía otra cosa que el socialismo pudiera supuestamente quitarle. Simplemente había asumido como propia la
concepción del mundo que pudiera tener Eugenio Mendoza. El “poder cultural”
funciona como apoyadura del poder político y económico, del cual deriva y al
cual refuerza, en un proceso mutuo de feed-back de retroalimentación”. Fin de
la transcripción.
Teodoro Petkoff Malec.(1932) periodista, economista, dirigente comunista
en la década de los 60, miembro fundador del partido Movimiento al Socialismo,
MAS, diputado al Congreso Nacional de Venezuela en varias legislaturas, Ministro
en el segundo gobierno de Rafael Caldera y candidato presidencial en dos ocasiones.
Durante el periodo de la lucha armada fue detenido
en tres ocasiones, el 19 de marzo de 1963, fugándose el 29 de agosto del mismo
año. Luego el 15 de junio de 1964 al 7
de febrero de 1967, fecha en la que, junto con Pompeyo Márquez y Guillermo García
Ponce, se fugaron del Cuartel San Carlos por medio de un túnel que había sido
construido de afuera hacia adentro.
En marzo del 69, es liberado bajo la política de
pacificación de Rafael Caldera. Dejó el Partido Comunista de Venezuela (PCV)
junto con varios disidentes para fundar en 1971, el Movimiento al Socialismo
(MAS) de tendencia socialdemócrata, siendo uno de los miembros más influyentes
del mismo. Fue diputado en varias legislaturas por este partido, además,
candidato presidencial en las elecciones de 1983 por el MAS y apoyado por el
Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR obteniendo el 4,17% de los votos,
quedando en tercer lugar.
Repitió en la elección de 1988, en esta ocasión
volvió a quedar en tercer lugar con un 2,17%. Se postuló a la Alcaldía de
Caracas, en el año 1992, pero fue derrotado por Aristóbulo Istúriz. Para las
elecciones presidenciales de 1993, no se postuló y apoyó al ex presidente
social cristiano Rafael Caldera, que había abandonado su partido Copei y
fundado otro denominado Convergencia, quien contó con el apoyo de otros
partidos de izquierda, incluyendo al propio Movimiento al Socialismo.
Caldera resultó vencedor e incorporó a Petkoff a su
gabinete en 1996 y éste aplicó su paquete económico neoliberal. En 1998 se
separó del MAS, por encontrarse en desacuerdo con su apoyo a la candidatura del
Comandante Presidente Hugo Chávez Frías. Trabajó como director del periódico El Mundo, y después
fundó su propio periódico Tal Cual, cuya política editorial ha sido de crítica sistemática
al presidente Chávez. Es necesario señalar que Teodoro Petkoff desde el año
1971, había decidido aplicar el dicho popular “Si no puedes con tu enemigo
únete a él”, dejó de ser socialista y
paso hacer socialdemócrata.
El enfrentamiento político de Teodoro Petkoff,
entre otros “revolucionarios” contra el Presidente Chávez, es producto de un
prejuicio pequeño burgués. Se niegan
aceptar que un campesino y soldado bolivariano, estudioso y valiente haya
podido llegar a la Presidencia de la República y en solo trece años de gobierno
avanzar hacia la construcción del socialismo. Se sientan frustrados y traidores
al pueblo venezolano.
Germán Saltrón Negretti.
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