Primero vinieron por los comunistas, y yo no alcé
mi voz... porque no era comunista.
Luego vinieron por los judíos, y yo no alcé mi
voz... porque no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no
alcé mi voz... porque no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos, y yo no alcé
mi voz... porque no era católico.
Y entonces vinieron
por mí, y para entonces no quedaba nadie que alzara la voz.
P. Martín Niemöller
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