miércoles, 3 de octubre de 2012

CAPITALISMO VS SOCIALISMO: DOS VISIONES DEL MUNDO


En el socialismo imperan los valores morales, la solidaridad, el espíritu de sacrificio, la conciencia de sociedad, el amor a la patria y a la humanidad. Cristo nos dice: “amaos los unos a los otros” que no es otra cosa que el anhelo de volver a la sociedad donde el hombre era el centro de todas las preocupaciones.

El socialismo del siglo XXI, implica el control social sobre la totalidad de los recursos naturales. Ni el agua, el aire, la tierra, la energía, ni la biodiversidad son privatizables
La humanidad ha tardado mucho tiempo en comprender que el amor depende de las relaciones económicas que se establezcan entre los hombres, una sociedad donde unos hombres se apropien del trabajo de otros hombres será egoísta. Por el contrario, una sociedad donde la propiedad esta en manos de toda la sociedad será amorosa.

El sueño del Socialismo es posible en Venezuela, están dadas las condiciones para construir esa sociedad donde el amor deje de ser una ilusión, y sea un sentimiento apoyado en su base material, que no es otra que la propiedad social de los medios de producción, una sociedad donde la compra-venta del trabajo de los hombres sea un absurdo.

Para lograr este sueño del socialismo, es imprescindible que los venezolanos y venezolanas y especialmente sus líderes políticos sean educados con las siguientes cualidades:

A)  Con una cultura política suficiente para lograr la empatía con su clase social, que lo haga proactivo, para participar en todas las actividades con su pueblo, de manera entusiasta y decidida a estar siempre en la vanguardia.

B) Con capacidad de convocatoria, que se logra siendo consecuente sus actos y declaraciones públicas con su vida privada. Honesto y austero. Actuando transparentemente y sin ostentaciones de riquezas.

C) Actuando con humildad, capaz de escuchar y oír a los demás, de no creerse sabe lo todo, para ser tolerante y respetuoso de las opiniones de los demás, y que viva y comparta con el resto de los ciudadanos.  

Germán Saltrón Negretti.

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