El
peligro de guerra en América Latina no es una hipótesis, es una realidad con las instalaciones de
siete bases militares de EEUU en Colombia. Representa un desafió para UNASUR, a
dos meses del golpe en Honduras, cuyo gobierno de facto sobrevive gracias al
apoyo encubierto de Washington. Las
bases militares no son para la paz, y se unen a las 870 instalaciones militares
que ya tiene EEUU alrededor del mundo. La oposición a las nuevas instalaciones
militares en el sur del continente, es unánime
en toda América Latina, como quedo en evidencia en la Cumbre de Unasur,
por supuesto con diferentes matices y cierto pragmatismo de algunos países.
Álvaro
Uribe quien fomento las AUC, léase paramilitares, es aliado incondicional de
EEUU a pesar de que en 1991, una de las cuatro agencias de inteligencia del
Pentágono describió sus actividades ligadas al narcotráfico y las ejecuciones
por encargo. Uribe ha sido un activo participante del negocio de la droga, a
través del cartel de Medellín, con su amigo Pablo Escobar Gaviria, un capo de la
droga que llegó a ser el máximo narcotraficante y fue muerto en diciembre de
1993.
Uribe
acudió a la Cumbre de Bariloche, tratando de engañar al mundo de que las bases
son colombianas y se justifican por la necesidad de luchar contra el
narcotráfico y las FARC. Se le olvida a Uribe que las FARC nacieron veinte años
después, de que el tráfico de droga estaba instalado de Colombia; también se le olvida que la idea de
catalogar a las FARC como un movimiento terrorista se le ocurrió a él, que
ninguno de sus antecesores lo había hecho, y que ningún país latinoamericano
(con la excepción de Perú, y sólo extraoficialmente) se ha hecho eco de
semejante mentira.
Como
lo demostró el Presidente Chávez en
Bariloche, en la cumbre de Unasur, con el documento del Comando Sur, el despliegue en Colombia responde a una
estrategia de reposicionamiento global de cara a las nuevas realidades geopolíticas.
Con el objetivo de desarrollar nuevos núcleos de acceso para “operaciones de contingencia”, logística
y “entrenamiento” en América Central y Sur América.
Como
lo expuso el Presidente Rafael Correa es mentira que los EEUU respetarán y
harán uso exclusivo del espacio aéreo colombiano para sus operaciones. Primero
porque la capacidad tecnológica de los artefactos que desplegará en la región
sobrepasa con creces la lucha “antinarcóticos”, aunque un AWACS vuele dentro
del espacio aéreo colombiano justo en la frontera con Venezuela, sus radares y
detectores tienen capacidad para espiar cientos de kilómetros dentro de
territorio venezolano.
Segundo,
porque el Presidente Obama respaldó incondicionalmente el ataque aéreo de
Colombia en territorio ecuatoriano, durante su discurso (aún como Senador) ante
la Fundación Nacional Cubano Americana el 23 de mayo de 2008. Lo que significa
que se mantiene en pie la doctrina del “ataque preventivo” contra grupos
denominados por Washington “terroristas” (sino pregúntenle a Pakistán).
Venezuela
corre un grave peligro, la configuración de las “locaciones” norteamericanas
alrededor de las principales rutas comerciales (Colombia) y marítimas (Caribe),
permitirían un rápido despliegue gringo en zonas de importancia estratégica
para el país, amén del disuasivo militar de tener las bases colombianas y las
de Aruba y Curazao. Es hora de que el pueblo colombiano reaccione ante la
víspera de las elecciones; toda vez que Uribe ya comienza a sobornar a todo el
Congreso colombiano para salvar su segunda reelección.
Germán Saltrón Negretti.
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