15 de julio de 2017
Crédito: Aporrea.org
A
la MUD no le dan los tiempos y los centros su consulta ilegal, que
mal llama plebiscito. En el mejor de los casos, la participación no
podría pasar de los 2,6 millones de votos. Es decir, a capacidad
máxima y cumpliendo con las 9 horas de operaciones, desde las 7 de
la mañana.
Y la razón es muy sencilla: sus puntos para
el anómalo proceso equivalen al 13 por ciento de los centros de
votación del CNE y a menos del 5 por ciento de las mesas. Un centro
de votación tiene como promedio cerca de 3 mesas.
En
cifras absolutas, el organismo electoral cuenta con 14 mil 515
centros que reúnen 40 mil 601 mesas para una población de cerca de
19 millones y medio de votantes. La MUD, por su parte, sólo tendrá
mil 933 puntos y no está claro que tenga más de un espacio de
atención.
Esto significa que hay muchos electores por
cada punto, lo que multiplica los tiempos de atención. Mientras los
electores por centro del CNE son 1.343, los de cada punto de la MUD,
en promedio nacional, son más de 10 mil.
Al CNE le
correspondería atender un promedio de 149 por hora, pero a la MUD
1.121, considerando el horario de 7 a 4.
Para que eso
ocurra, los opositores tendrían que votar a una velocidad de 19
personas por minuto en cada punto, cosa que evidentemente es
imposible.
Pero, incluso, una proyección más modesta
presentada ayer por el experto electoral de Copei, Enrique Naime, es
absolutamente inalcanzable. Él asegura que llegarán a recibir los
“votos” de unas 12 millones de personas.
Para hacer
esto, en las 9 horas de operación dominical, tendrían que recibir a
unas 12 personas por minuto, o lo que es lo mismo, uno cada 5
segundos. Igualmente absurdo.
También, si se ve desde
otra perspectiva, y se mantienen los tiempos del CNE, equivalentes a
52 segundos por elector, se necesitarían 92 horas en cada punto. Los
12 millones de votantes esperados se convierten en promedio en 6 mil
258 por cada punto decidiendo a un ritmo de 149 por hora.
En
concreto, con los recursos que dicen que esperan desplegar, el
resultado más favorable llegaría a 2 millones 592 mil
participantes. La física y las matemáticas no permiten meter más
votos.
Sin embargo, ese panorama aún se complica y se
hace más adverso, si se considera que en entidades con población
electoral muy densa la cobertura es muy baja.
En el caso
del Distrito Capital es muy llamativo que la cantidad de puntos
apenas llega a 35, mientras que los centros de votación del CNE son
891. Eso es menos del 4 por ciento y coloca la carga de cada espacio
en más de 46 mil electores.
Algo similar, aunque en menor
proporción ocurre con los estados Carabobo y Zulia, que ocupan el
cuarto y el primer lugar, respectivamente, de electores.
Una
hipótesis inicial pudiera apuntar a que la idea es simplemente
exhibir centros con muchos electores y grandes colas que den cuenta
de una participación supuestamente masiva. Es decir, puro
teatro.
En todo caso ya han anunciado que el asunto no
tendrá ningún control. Todo el que quiera puede votar donde quiera,
aunque no esté inscrito en el registro electoral. La fiesta en
realidad es para la foto.
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