26 de junio de 2017
Crédito: Aporrea.org
Hadi Gholami Nohouji
Hadi Gholami Nohouji
A
base de los recientes hechos involucrando la base aérea de La
Carlota en Caracas, es imprescindible hacer una revisión imparcial
de hechos similares y las acciones que han tomado las fuerzas de
seguridad de otros países en casos de violencia contra sus
bases.
Los hechos violentos que tuvieron lugar en los
últimos días alrededor de la base La Carlota dejaron hasta el
momento una víctima civil, por lo que ha habido reacciones por parte
de todas las facciones políticas venezolanas.
La oposición,
por el hecho de que la víctima era de su campo político, dirigen
sus críticas hacia el Estado venezolano y aseguran que toda la culpa
cae sobre el sargento involucrado en el homicidio y, en general, las
fuerzas de la orden en La Carlota que hicieron uso de sus armas para
hacer frente a los manifestantes.
No obstante la
oposición, en su versión de hechos, ignora la realidad de que los
manifestantes reunidos fuera de la mencionada base militar no
organizaban una protesta pacífica sino estaban involucrados en una
especie de guerra callejera con las fuerzas de seguridad aunque no se
puede ignorar el hecho de que los manifestantes originalmente iban a
congregarse frente a la fiscalía, algo que las fuerzas de seguridad
no permitieron.
El oficialismo, por su parte, concentra
todo su fuego par a tratar de culpar a los líderes opositores por
haber organizado la protesta que terminó en la violencia pero es
importante señalar que también reconocen que el sargento en
cuestión hizo uso no autorizado de armas de fuego.
Ninguna
de las posiciones maximalistas de los principales corrientes
políticos venezolanos ayudan a que se solvente la situación ya que
ambas partes tratan de hacerse uso del hecho ocurrido para avanzar
sus objetivos y agendas políticas.
Sin embargo, los
opositores están cometiendo un grave error ya que la muerte del
joven venezolano a manos de la Policía Aérea era un evento aislado
y, si se quisiera analizar la situación con imparcialidad y la
compara con hechos similares, ve que, indudablemente, los soldados
venezolanos mostraron constreñimiento.
Un hecho similar
tuvo lugar el mayo de 2011 en Afganistán, donde las protestas frente
a una base militar alemana se pusieron violentas, y las fuerzas
afganas y alemanes abrieron fuego contra los manifestantes –que
arrojaban objetos incendiarios, parecidos a los que arrojaban los
opositores venezolanos– y mataron a 11 y dejaron heridas a más de
80 personas.
Uno puede argumentar que comparar a Venezuela con
Afganistán no es el mejor de los casos, no obstante, los
manifestantes afganos estaban tratando de hacer exactamente lo que
los opositores venezolanos trataban, es decir, de adentrarse en una
base militar.
Además casos similares en los que los
manifestantes marchaban de manera pacífica casi nunca han atraído
una reacción explosiva por parte de las autoridades aunque el uso de
gas lacrimógeno se justifica para dispersar a marchas que podrían
poner en peligro la integridad de bases militares.
No hay
que olvidar que el sargento que mató al joven opositor cometió, sin
duda, homicidio y un caso que se debe investigar para aclararse las
razones por las que el militar disparó a quemarropa contra un
manifestante que, al menos en aquel momento, no suponía amenaza
alguna a las fuerzas de seguridad.
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