23 de julio de 2017
Compilador: German Saltrón Negretti
América
Latina será de nuevo el “patio trasero” de Estados Unidos si
logra controlar el poder en Brasil y Venezuela. La sentencia judicial
dictada en primera instancia contra Luiz Inácio Lula da Silva por
presuntos actos de corrupción y lavado de dinero abre la posibilidad
de encarcelar al ex presidente hasta por 9 años. Si esta condena es
ratificada en segunda instancia Lula perdería sus derechos políticos
y ya no podría presentarse como candidato en la elección
presidencial de 2018.
Venezuela
que posee las mayores reservas de petróleo del mundo, pero fue
nacionalizada por el gobierno del Presidente Chávez hay que revertir
esa situación logrando llevar al gobierno a la oposición
venezolana. Noticias RT reproduce una entrevista que Ariel Noyola
Rodríguez realizó a James Petras, sociólogo estadounidense y
asiduo estudioso de la política exterior de Estados Unidos y la
realidad latinoamericana. Petras considera que Lula necesita convocar
a la sociedad brasileña a la movilización, o de lo contrario, será
encarcelado. Una vez aplacado Brasil, ya nada impedirá que Estados
Unidos tenga el control absoluto de toda la región.
James
Petras (JP) La derecha brasileña está intentando imponer un
Gobierno neoliberal con el objetivo de revertir las medidas
progresistas conseguidas en Brasil durante los últimos años. El
proceso judicial en contra de Lula está muy contaminado. No hay
ninguna prueba contundente que ponga en evidencia que el ex
presidente brasileño esté efectivamente involucrado en actos de
corrupción. Son acusaciones sin ninguna pruebas. Dicen que él
recibió un lujoso departamento, sin embargo, no existe ningún
contrato firmado.
Por
eso creo que las acusaciones contra Lula son más bien instrumentos
políticos para que Michel Temer, el golpista que ahora ocupa la
presidencia, siga desmantelando todos los logros alcanzados por los
Gobiernos del PT. Lo que Temer está haciendo es reducir el gasto
público, terminar con los programas sociales, disminuir los salarios
de los trabajadores, privatizar las empresas estatales y eliminar los
subsidios. En suma, el actual Gobierno brasileño quiere acabar con
todo rastro del Estado de bienestar. Primero fue la destitución de
Dilma el año pasado. Y ahora quieren encarcelar a Lula. Toda esta
estrategia, repito, viene acompañada de una política económica que
busca colocar a las mayorías en la marginalidad. En el plano
internacional, esta ofensiva significa la subordinación de Brasil a
los mandatos de una potencia imperial, y no solamente me estoy
refiriendo a Estados Unidos, sino también a la Unión Europea.
Considero
que el encarcelamiento de Lula podría cambiar la correlación de
fuerzas en todo el continente latinoamericano. Una vez que Estados
Unidos consiga controlar Brasil de manera definitiva, como ya ha
sucedido con Argentina bajo la presidencia de Mauricio Macri,
entonces será mucho más fácil llevar adelante la dominación de
todo el continente. Los Gobiernos del PT, en alguna medida,
fortalecieron soberanía nacional y regional a través del impulso de
las empresas brasileñas, el lanzamiento de un programa de seguridad
y defensa propio e, incluso, revivieron la idea de un desarrollo
nuclear con autonomía. En este sentido, ¿Consideras que Estados
Unidos formó parte de esta ofensiva contra los Gobiernos del PT?
JP.-
Es fundamental comprender que Washington no estuvo fuera de los
círculos de poder en América Latina durante todo este tiempo.
Tenemos que reconocer que el presidente Lula y otros dirigentes de
corte progresista, mantuvieron una política que, en buena medida,
compartió el ejercicio del poder con las empresas multinacionales,
los inversionistas de Wall Street y las cúpulas militares. Los
mandatarios progresistas nunca apostaron por una ruptura radical con
el viejo régimen, no desafiaron de modo abierto a Estados Unidos.
Varios presidentes latinoamericanos pensaron que podían tejer
algunas alianzas con Washington a fin de ganar de influencia y, de
esta manera, hacer avanzar sus agendas sociales sin colisionar con
los norteamericanos. Utilizaron estas alianzas con la Casa Blanca
como una táctica desde finales del siglo pasado, en plena crisis del
neoliberalismo. Al final de cuentas ellos pensaron que resultaba
mejor compartir el poder en lugar de lanzar una ofensiva más radical
pero que podría poner en riesgo su permanencia en el Gobierno.
Sin
embargo, si lo observamos desde la perspectiva de la Casa Blanca, la
situación fue muy diferente. Esta táctica fue usada por Estados
Unidos para reorganizarse, acumular fuerzas y, llegado el momento
indicado, lanzar un contraataque. En este sentido, hay que aceptar
que algunos gobiernos progresistas de América Latina cometieron un
error muy grave, en términos tanto tácticos como estratégicos:
desmovilizar a las masas populares. Los mandatarios de los Gobiernos
progresistas creyeron que iban a tener la capacidad de mantener bajo
control la injerencia de Estados Unidos en la región latinoamericana
únicamente sentándose a negociar, haciendo uso de la vía
diplomática. Lamentablemente una vez desmovilizadas, las masas
populares ya no tuvieron la fuerza suficiente para hacer frente a
esta nueva ofensiva de Estados Unidos.
El
ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva asiste a una
conferencia de prensa tras ser condenado por cargos de corrupción en
Sao Paulo, Brasil, 13 de julio de 2017. Lula habla tras el fallo:
"Quieren eliminarme del juego político". Los Gobiernos
progresistas pudieron haber aprovechado la posición de fuerza de la
gozaron en un principio para tomar todo el poder en sus respectivos
países y poner fin al intervencionismo. Pero esto no sucedió y
ahora estamos siendo testigos de las consecuencias: el Gobierno de
Estados Unidos otra vez está ganando presencia en América Latina,
incluso socavando alianzas regionales como el Mercado Común del Sur
(Mercosur, compuesto por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y
Venezuela).
No
estamos hablando simplemente de un ataque contra la soberanía de un
solo país, se trata de una gran ofensiva que vulnera la soberanía
de toda América Latina, es la integración regional la que está en
juego. En estos momentos Estados Unidos quiere aplastar a Brasil, y
luego seguirá con Venezuela; lo que intenta es tener a todo el
continente bajo control. Washington busca garantizar para sus
empresas el suministro de recursos naturales estratégicos e
incrementar su dominación sobre los mercados. El apetito por el
petróleo es la razón que está detrás del hostigamiento en contra
del Gobierno de Nicolás Maduro.
Estados
Unidos libra una guerra de conquista contra la región. Pienso que
Washington quiere montar una versión latinoamericana de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para vencer
cualquier tipo de resistencia que ponga en cuestión su hegemonía.
Una “OTAN latinoamericana” encabezada por Estados Unidos es un
proyecto que luego sería reproducido en otras partes del mundo, en
el Medio Oriente y Asia por ejemplo, para socavar la influencia de
China, Rusia e Irán y otros países que no se han sometido a los
lineamientos de la política exterior norteamericana.
México
es el gran laboratorio de Estados Unidos para dominar toda América
Latina. En México la policía federal y los militares que están en
guerra contra el narcotráfico actúan siempre en coordinación con
el Gobierno de Estados Unidos. Para Washington es decisivo contar con
el apoyo de políticos corruptos y empresarios. El Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) es
un claro ejemplo de integración subordinada. Y este modelo es el que
Estados Unidos pretende extender a toda la región. ANR.- ¿Qué
futuro político avizoras para Brasil en caso de que Lula sea
encarcelado? La sociedad brasileña parece desencantada con buena
parte de la clase política. Si las elecciones carecen de legitimidad
¿Consideras que existe alguna otra forma de encauzar todo este
descontento social?
JP.-
Mira, la lucha de la sociedad brasileña por recuperar la capacidad
de dirigir su propio destino no pasa únicamente por la vía
electoral. En estos momentos la derecha controla el Congreso, el
poder judicial está sometido y las leyes se manipulan de forma
arbitraria. Pienso que la única vía hacia la transformación es
impulsar una ruptura radical con el viejo régimen. Es fundamental
una movilización constante y prolongada. Hasta ahora Lula se ha
venido apoyando en sus abogados y los congresistas de su partido, sin
resultados favorables.
Es
evidente que esta batalla no se va a ganar a través de procesos
judiciales pues no hay imparcialidad. Si la vía electoral es
cancelada, entonces sólo queda convocar a una huelga general,
paralizar las oficinas del Gobierno y detener el sistema transporte.
O Lula sale a las calles y convoca a la movilización popular, o
terminará en la cárcel. No hay otro camino. Es cierto que existen
muchos obstáculos. En Brasil la guerra mediática es tremenda. Pero
el poder de los medios de comunicación tiene límites. Hemos visto
que los grandes medios de comunicación estaban en contra del
comandante Hugo Chávez, y los venezolanos lo respaldaron; y lo mismo
sucedió con el ex presidente argentino Néstor Kirchner. Incluso hay
que recordar que varios medios de información como O Globo estaban
en contra de que Lula fuera presidente en 2002, y la sociedad
brasileña terminó por imponer su voluntad.
Los
medios de comunicación solamente consiguen tener un impacto
significativo cuando la sociedad está en la inercia y los políticos
se apoyan fundamentalmente en la institucionalidad. Pero en el
momento en el que la gente siente que no tiene otra alternativa,
cuando su situación económica está en franco deterioro, la
influencia de los medios de comunicación ya no es determinante para
dictar el rumbo de un país. ANR.- Un verdadero honor conversar
contigo James, gracias por concederme esta entrevista.
Economista
egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Integrante del Centro de Investigación sobre la Globalización,
Global Research, con sede en Montreal (Canadá). El Club de
Periodistas de México lo ha galardonado en dos ocasiones con el
Premio Nacional de Periodismo en la categoría de Mejor Análisis
Económico y Financiero. Twitter: @noyola_ariel. Las declaraciones y
opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva
responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto
de vista de Noticias RT.
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