22 de julio de 2017
Crédito: Aporrea.org
Juan Martorano
Juan Martorano
En
el artículo que antecede a este, habíamos mencionado los seis
escenarios de cara a los ya ocho (8) días que restan (para el
momento en que escribimos estas líneas) para la elección de los
voceros y voceras a la Asamblea Nacional Constituyente. Desconozco
las razones por las que en los portales en los que ese artículo fue
publicado, eliminaron el sexto escenario.
Sin
embargo, nos vamos a permitir transcribirlo a continuación, para que
nuestro pueblo lo conozca. El sexto escenario es el siguiente:
Escenario
que no ocurra absolutamente nada:
En este caso, reforzamos
el llamado a votar, se participa sin incidentes en los comicios del
30-J y se procede a la instalación sin traumas de la Asamblea
Nacional Constituyente a más tardar el 2 de agosto de 2017. Sería
éste el mejor de nuestros escenarios, y es el que debemos promover.
Por
otra parte, agradezco el programa especial grabado la semana pasada
con el extraordinario periodista Eduardo Cornejo y su equipo, el cual
fue transmitido el día de ayer a las 8:30 am por el canal de todos
los venezolanos y de todas las venezolanas, Venezolana de Televisión,
donde hicimos un análisis sobre el proceso popular constituyente, y
la actual coyuntura, tanto nacional como internacional. Algunos de
los amigos y de las amigas han solicitado, y lo hago público, que el
mismo sea subido a youtube, de manera de poder compartirlo y
difundirlo.
Lo
mejor del programa no fue lo que pude haber dicho, si no la impecable
edición y "evocaciones" de videos de Chávez, Lula,
Kirchner, Maduro más el tema del déficit de la deuda gringa.
Y
es en ese sentido, que también vaya toda mi solidaridad a los
trabajadores y trabajadoras de Venezolana de Televisión, que fueron
objeto de un ataque y asedio por parte de hordas fascistas. Hay que
apoyar aún más y proteger el cañón más potente,
comunicacionalmente hablando, de nuestro Gobierno y Revolución
Bolivariana.
Hechas
ya estas consideraciones como introducción, y que no podía pasar
por debajo de la mesa, entremos pues, en materia.
Uno
de los temas que estará en discusión y en disputa de los comicios a
escenificarse dentro de ocho (8) días en nuestro país, tiene que
ver con el de la legitimidad y los índices de participación que
tendrá dicha jornada.
Y
es en ese sentido, que primero que nada debemos definir lo que es el
concepto de legitimidad.
El
término legitimidad se utiliza mucho en teoría del Derecho, en la
ciencia política y en la filosofía para definir la cualidad de ser
conforme a un mandato legal.
En
la ciencia política, es el concepto con el que se enjuicia la
capacidad de un poder para obtener obediencia sin necesidad de
recurrir a la coacción que supone la amenaza de la fuerza, de tal
forma que un Estado es legítimo si existe consenso entre los
miembros de la comunidad política para aceptar la autoridad vigente.
En este sentido, el término tiene sus orígenes en el Derecho
Privado Sucesorio y aparece vinculado a la política en relación a
la restauración monárquica tras la Revolución Francesa. Esta
apelación inicial a criterios tradicionales como justificación
ética del ejercicio personal del poder es aceptada por Max Weber
como uno de los tres tipos de legitimidad junto con la legitimación
carismática (los subordinados aceptan el poder basándose en la
santidad, heroísmo o ejemplaridad de quien lo ejerce) y la
legitimación racional (los subordinados aceptan el poder de acuerdo
con motivaciones objetivas e impersonales).
La
legalidad tiene que ver con un sistema de leyes que debe ser cumplido
y que otorga la aprobación de determinadas acciones, actos o
circunstancias, y como contrapartida desaprueba a otras tantas que
afectan las normas establecidas y vigentes. Es entonces que la
legalidad es, entonces todo lo que se realice dentro del marco de la
ley escrita y que tenga como consecuencia supuesta el respeto por las
pautas de vida y coexistencia de una sociedad dependiendo de lo que
cada una de ellas entienda por tal concepto.
En
este caso, si la legalidad, por ser un término jurídico, versa
sobre la ley, la legitimidad política que quiero plantear en estas
líneas tiene que ver con el ejercicio del poder. El poder político
será percibido como legítimo será mayoritariamente obedecido,
mientras que el que sea percibido como ilegítimo será desobedecido,
salvo que éste obtenga obediencia por medio de la violencia del
Estado.
Es
decir, que la legitimidad política se podría definir entonces desde
dos perspectivas, de quien obedece y de quien manda:
1.-
Desde la perspectiva de quien obedece, será legítimo aquél
gobierno que accede al poder (legitimidad de origen) y lo ejerce
(legitimidad de ejercicio) cumpliendo con los requisitos que los que
obedecen creen que tiene que cumplir para mandar.
2.-
Desde la perspectiva de quien manda, será legítimo aquel gobierno
que accede al poder y lo ejerce haciendo ver a los que obedecen que
cumple los requisitos para mandar.
La
legitimidad así entendida es un compromiso entre ambos extremos.
Desde luego, la teoría de la legitimidad no prejuzga la bondad o
maldad de cual o tal régimen político, sino que examina,
simplemente, los mecanismos de mando y obediencia. Resta decir que,
en términos generales, cuando el poder pierde su legitimidad deja de
ser poder, salvo que ejercite la coacción.
Es
por ello, que no podemos confundir la legalidad con la legitimidad.
Esto
lo señalo, porque he escuchado como a alguna gente, bien por
ignorancia o bien con premeditación y alevosía, hablan de un quórum
de participación que otorgue válidez a las elecciones a la Asamblea
Nacional Constituyente a escenificarse dentro de una semana y un día.
Si
este criterio hubiese sido aplicado así, entonces los comicios
presidenciales de 1993, donde fue electo Rafael Caldera para un
segundo mandato no hubiesen sido válidos, puesto que el fue electo
con un 80% de abstención para ese año, y con menos del 30% de los
votos válidos emitidos en aquel entonces.
Pero,
quiero colocar dos ejemplos sobre este quórum de participación,
como lo fue el referendo consultivo planteado por el Comandante
Chávez el 25 de abril de 1999, las elecciones de los
constituyentistas del 29 de julio de 1999 y el referendo aprobatorio
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela del 15
de diciembre de 1999.
En
el primer caso, el padrón electoral era de 11.022.031 electores y
electoras, y apenas participó en el mismo 4.129.547 electores y
electoras, es decir, el 37,65% de ese padrón electoral, con una
abstención de 6.850.747, que traducido en porcentaje equivale al
62,35%.
Cabe
recordar las preguntas de ese referendo consultivo, con sus
correspondientes resultados:
¿Convoca
usted una Asamblea Nacional Constituyente con el propósito de
transformar el Estado y crear un nuevo ordenamiento jurídico que
permita el funcionamiento de una Democracia Social y Participativa?
·
NO 300.233 votos para un 7, 26%
Los
votos nulos aquí fueron de 198.648, para un 4,80%
¿Está
usted de acuerdo con las bases propuestas por el Ejecutivo Nacional
para la Convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, examinadas
y modificadas por el Consejo Nacional Electoral en sesión de fecha
24 de marzo de 1999 y publicada en su texto integro, en la Gaceta
Oficial de la República de Venezuela Nº 36.669 de fecha Marzo, 25
de 1999?
·
NO 527.632 votos para un 12,75%
Los
votos nulos acá fueron de 209.689, para un 5,07%
En
el caso de las elecciones de los 128 constituyentistas del 29 de
julio de 1999 (ya que tres eran constituyentistas indígenas que se
eliigieron según sus tradiciones y costumbres, como ahora ) en
dichas elecciones, el padrón electoral era de 10.986.871, y votamos
5.079.445, para un 46,2% de participación, absteniéndose 5.907.426,
que en porcentaje se traduce en un 53,8%
En
el referendo aprobatorio de nuestra Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, el padrón electoral era de 10.860.799, y
participó 4.819.056 para una participación del 44,4%, absteniéndose
6.047.743, que en porcentaje se traduce en un 55,6%.
Los
votos nulos en esa oportunidad fueron 219.476, para un 4,60%.
Y
todo esto lo estamos señalando en procesos electorales con un Hugo
Chávez con un 80% de popularidad.
De
acuerdo a nuestras leyes, no está determinado un quórum máximo y
mínimo de participación que valide, legalmente hablando, alguna
elección como la que va a escenificarse el próximo 30 de julio. Si
esto fuese así, entonces las elecciones internas del partido
Voluntad Popular escenificadas el 10 de julio de 2011, donde se
postularon 7834 candidatos y candidatas a nivel nacional eligiendo
3418 cargos en todo el país, habilitado 1027 centros y todo el
padrón electoral, que en ese entonces era de 14 millones de
electores y electoras, nada más participaron 123.026 personas, es
decir, 0,87% del padrón electoral de aquel entonces, y nadie se
quejó ni impugnó dichas elecciones, por sólo citar un ejemplo.
En
otros países, cualquiera de los comicios parlamentarios, estadales o
locales la abstención ronda entre el 40 y el 60%, y no por ello
dichos procesos son impugnados o declarados inválidos. En la última
elección presidencial en los Estados Unidos, ocurrida en noviembre
del año pasado, la abstención rondó el 50%
Pero,
como entendemos el contexto complejo y difícil en el que estamos
moviéndonos, y por el tema de la legitimidad en términos políticos,
ya explicada en párrafos anteriores, es que es importante derrotar a
la abstención el próximo 30 de julio.
Eso
lo entendió nuestro pueblo, más allá del signo político o
ideológico que profesa, y por eso, el 16 de julio, no menos de 6
millones de compatriotas se movilizaron para apoyar al CNE y a la
propuesta de la paz, de más democracia y Poder Popular condensada en
la Asamblea Nacional Constituyente convocada por el Presidente
Nicolás Maduro el pasado 1 de mayo de 2017.
Lo
del 16 de julio, a nuestro criterio, fue todo un acto revolucionario,
y un asomo de lo que nos espera de cara al 30 de julio de 2017, a
poco más de una semana y un día.
Por
ello, la legitimidad de la Asamblea Nacional Constituyente, estará
determinada, en primer lugar por nuestra Constitución y leyes de la
República, y en segundo lugar, por la masiva, multitudinaria, alegre
y entusiasta participación de nuestro pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario