28 de enero de 2017
Crédito: TelesurTv
EE.UU.
materializó una política de Estado implícita históricamente, el
rechazo a quienes huyen de guerras con su sello: los refugiados.
"Estados
Unidos es un país de migrantes y de refugiados", dijo Barack
Obama en su último discurso como presidente. Aunque la burbuja
mediática apunta al gobierno de Trump como xenofóbico, las
históricas políticas de Estados Unidos hacia los refugiados
demuestran que no es un episodio nuevo.
En
el mundo hay más de 16 millones de refugiados. Es decir, más de 16
millones de personas han huido de su país natal para salvarse de las
guerras; esa es la característica principal que los diferencia de
los migrantes, quienes trascienden fronteras en busca de mejores
oportunidades económicas y/o sociales, entre otras razones.
De
esos más de 16 millones, solo 559 mil están en Estados Unidos: una
mitad como refugiados y la otra mitad como solicitantes de asilo. Esa
cifra es casi inapreciable respecto a la población total de Estados
Unidos, unos 319 millones de habitantes.
Incluso
países como Uganda, con 38 millones de habitantes, albergan más
refugiados que Estados Unidos. Se debe principalmente a la proximidad
geográfica, la llamada migración interafricana; pero también a las
mayores restricciones de índole administrativo y social que puedan
encontrar fuera de su continente.
No recibirlos, pero sí bombardearlos
En
2014 Barack Obama hizo una declaración de guerra explícita a Siria:
anunció los bombardeos contra Daesh sin consentimiento del
gobierno y el apoyo deliberado a lo que él llamó "oposición
moderada", que en realidad es un cóctel entre mercenarios y
nacionales armados con financiamiento internacional.
Nadie
sabe con exactitud cuántos muertos ha dejado la guerra en Siria.
Staffan de Mistura, enviado especial de las Naciones Unidas, indicó
en 2016 que eran 400 mil fallecidos, no obstante, las
organizaciones no gubernamentales manejan cifras distintas. Las
principales causas de las muertes en las que se pudo precisar el
origen son disparos, bombardeos en tierra y bombardeos aéreos.
Como
"solución" a la crisis, el Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) repartió entre 2015
y 2016 determinada cantidad de refugiados para ser reasentados en
diversos países.
De
un total general de 4,8 millones de refugiados que deja la guerra en
Siria, Acnur refirió a Estados Unidos 17 mil ciudadanos
sirios, de los cuales solo mil 564 fueron admitidos, según el
Departamento de Estado.
Una refugiada siria posa con su hija cerca de la frontera Siria-Turquía |
"God
Bless America"
"Es
un problema de vigilancia. Cada año entran 100 mil musulmanes y en
este país hay miles de personas llenas de odio", aseveró el
presidente Trump en campaña electoral.
A
una semana de su toma de posesión le quitó el velo a una política
de Estado históricamente implícita. Trump decretó el cierre
temporal del país para los refugiados de todo el mundo y los
migrantes de siete países de Oriente Medio: Iraq, Siria, Irán,
Sudán, Libia, Somalia y Yemen.
Refugiados
y migrantes que iban en camino quedaron varados y otros detenidos en
distintos aeropuertos. Por otra parte, Irán anunció que devuelve la
política de restricciones y prohíbe la entrada a los
estadounidenses.
Aunque
las medidas han sido calificadas como "proteccionistas", no
hay antecedentes de que un refugiado haya estado implicado en actos
de terrorismo doméstico en Estados Unidos.
Un
estudio de New
America indica
que desde el 11 de septiembre de 2001 se han registrado más ataques
de la supremacía blanca que de terroristas en el país
norteamericano.
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