26 de enero de 2017
La
Mesa de la Unidad Democrática (MUD) calificó de "capítulo
cerrado" a las plenarias de diálogo entre el Gobierno y la
oposición en un documento dirigido a facilitadores y a la comunidad
internacional.
"El experimento de 'diálogo' que se
desarrolló en Venezuela del 30 de octubre al 6 de diciembre de 2016
es un capítulo cerrado que no se volverá a abrir. El incumplimiento
de los acuerdos por parte del gobierno y sobre todo la respuesta
soberbia y grosera del régimen a las demandas formuladas en la Carta
del Vaticano suscrita por Monseñor Pietro Cardenal Parolin revelaron
ante el mundo lo que ya el pueblo venezolano sabe de sobra: Que el
régimen no tiene palabra, y que sin garantías no tiene sentido
llegar a “acuerdos” con quien no tiene la menor intención de
cumplirlos", expresó la declaración.
Agregó: "El
incumplimiento oficial dinamitó ese experimento de diálogo, a pesar
de que el mismo contó con el respaldo de amplios sectores de la
comunidad internacional. Por ello, ese experimento de diálogo (mal
planteado desde el principio, al carecer de mecanismos para la
verificación y garantía del cumplimiento de acuerdos) no tendrá
por parte nuestra ni continuidad ni 'segundas partes'".
A
continuación el documento completo:
MUD
fija posición ante documento de los facilitadores:
UNIDAD
PLANTEARÁ DOCUMENTO PROPIO A FACILITADORES Y
COMUNIDAD
INTERNACIONAL
Tal y como lo advirtió la Mesa
de la Unidad Democrática, ni el pasado 6 de diciembre ni el reciente
13 de enero hubo ningún tipo de “diálogo” entre gobierno y
oposición. Esto ocurrió como consecuencia del incumplimiento a los
compromisos contraídos por el Gobierno Venezolano en la Mesa de
Diálogo, tal y como lo expresara Su Excelencia Monseñor Pietro
Cardenal Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede, en su
comunicación de fecha 1/12/2016.
En la semana del lunes
16 al viernes 20 de enero estuvieron presentes en nuestro país el
Secretario General saliente de UNASUR, Ernesto Samper, y los ex
presidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Martin Torrijos y Leonel
Fernández, quienes –acompañados por el Nuncio Apostólico en
Venezuela, Monseñor Aldo Giordano- hicieron entrega en reuniones
separadas al Gobierno y a la Unidad Democrática de un proyecto de
documento titulado “Acuerdo de Convivencia Democrática”,
contentivo de 21 puntos relativos a diversos aspectos
(institucionales, electorales, económicos, sociales y de derechos
humanos) de la aguda crisis venezolana. Ante ese proyecto de
documento, la Mesa de la Unidad Democrática fija posición en los
siguientes términos:
El experimento de “diálogo” que
se desarrolló en Venezuela del 30 de octubre al 6 de diciembre de
2016 es un capítulo cerrado que no se volverá a abrir. El
incumplimiento de los acuerdos por parte del gobierno y sobre todo la
respuesta soberbia y grosera del régimen a las demandas formuladas
en la Carta del Vaticano suscrita por Monseñor Pietro Cardenal
Parolin revelaron ante el mundo lo que ya el pueblo venezolano sabe
de sobra: Que el régimen no tiene palabra, y que sin garantías no
tiene sentido llegar a “acuerdos” con quien no tiene la menor
intención de cumplirlos. El incumplimiento oficial dinamitó ese
experimento de diálogo, a pesar de que el mismo contó con el
respaldo de amplios sectores de la comunidad internacional. Por ello,
ese experimento de diálogo (mal planteado desde el principio, al
carecer de mecanismos para la verificación y garantía del
cumplimiento de acuerdos) no tendrá por parte nuestra ni continuidad
ni “segundas partes”.
Con la misma rotunda claridad
decimos que el diálogo como racionalidad y como instrumento siempre
tiene que estar en el conjunto de herramientas con que los demócratas
debemos trabajar, sobre todo en situaciones críticas. La democracia
es un sistema político, y la política tiene como misión solucionar
con la palabra, con la organización social, con la movilización
popular y con el voto las situaciones que de otra manera se
enfrentarían con las armas y derramando sangre. En un país como
Venezuela, en el que sin padecer un conflicto civil abierto hemos
tenido en los últimos cuatro años 100 mil víctimas fatales a manos
del hampa (muchas más que las víctimas totales de la guerra en
Siria o en los Balcanes) construir una solución pacífica,
constitucional y electoral a la presente crisis es una necesidad
fundamental.
En el marco de estos considerandos estudiamos
crítica y detenidamente el proyecto de documento consignado por los
facilitadores, y tal estudio nos ha llevado a la convicción de la
necesidad de elaborar otro texto, uno en que no sólo las
organizaciones políticas sino toda la sociedad democrática plantee
a la Comunidad Internacional sus demandas y propuestas para la
restitución del hilo constitucional en Venezuela y el retorno de
nuestro país a la democracia. En ese sentido estamos trabajando
intensamente y haciendo las consultas a los diversos actores
sociales, pues lo que hoy ocurre en Venezuela no es un simple
forcejeo entre organizaciones políticas sino que es una lucha
existencial de una Nación entera contra un proyecto ideológico y un
régimen corrupto que ha destruido la economía que hasta hace poco
fue la que tenía mas recursos en América Latina, y ha destrozado la
democracia que hasta el pasado reciente fue asilo y refugio para los
perseguidos de toda la región.
El que estemos dispuestos
a elaborar y debatir con los facilitadores este documento alternativo
no significa en modo alguno “borrón y cuenta nueva”. Por el
contrario: la confiabilidad de cualquier mecanismo futuro de
verificación y cumplimiento de acuerdos se basa en lograr que los
acuerdos anteriores sean honrados. La Mesa de la Unidad Democrática
reitera que la satisfacción de las cuatro demandas planteadas por El
Vaticano en la carta de S.E. Monseñor Pietro Cardenal Parolin
(atención urgente a la víctimas de la crisis humanitaria, respeto a
las competencias y atribuciones que la Constitución asigna y
reconoce a la Asamblea Nacional, activación de los mecanismos
conducentes a la libertad plena de los presos políticos y
establecimiento CONCERTADO de un cronograma electoral) configuran la
base de cualquier proceso de negociación política futura, porque no
tiene sentido construir acuerdos nuevos con quien ya ha incumplido
anteriormente su palabra y compromisos.
Llamamos al pueblo
venezolano a intensificar la protesta pacífica, constitucional y
democrática: Ninguna diligencia dialogante, ninguna negociación
política, ningún acuerdo de ninguna naturaleza tendrá éxito en el
logro del cambio político urgente y en la defensa de los derechos
económicos y sociales de la población si no esta respaldada por una
creciente y sostenida movilización ciudadana. Tal movilización debe
ser siempre combativa y pacífica, contundente y democrática,
combinando las grandes movilizaciones con las actividades de contacto
directo cara a cara y casa por casa, alternando las convocatorias
expresas con las actividades sorpresivas, integrando la dura lucha
del pueblo venezolano por el acceso a alimentos, medicinas y
seguridad ciudadana con el legítimo y urgente reclamo de cambio
político. Esta activación política de la calle social es la que
podrá rescatar la hoy bloqueada Ruta Electoral, para que los
venezolanos podamos ejercer el derecho al voto en las elecciones que
nos deben, regionales y municipales, y podamos también concertar el
necesario adelanto de elecciones presidenciales, para dotar a
Venezuela de un Gobierno de Unidad Nacional, capaz de llevar adelante
exitosamente un Proyecto de Reconstrucción Nacional que tenga el
apoyo de la determinante mayoría de los venezolanos.
MESA
DE UNIDAD DEMOCRÁTICA
Caracas, 26 de Enero 2017
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