08 de marzo de 2017
Crédito: alai
Agencia Latinoamericana de Información
Emir Sader
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Emir Sader
Una
vez más el neoliberalismo quiso presentarse como panacea para
resolver los problemas de países latinoamericanos. Y una vez más
produce desastres y no soluciones.
Países
que todavía se plantean ese dilema –como Ecuador ahora, en segunda
vuelta -, no necesitan mirar hacia su pasado y comparar con su
presente. Basta mirar hacia los desastres provocados por los
gobiernos de Mauricio Macri y de Michel Temer, para ver los riesgos
que la restauración liberal presenta. Mirar hacia la peor crisis de
la historia argentina a comienzos del siglo, cuando el modelo
neoliberal explotó de manera espectacular y la recuperación
formidable del país promovida en contra de las políticas
neoliberales por Néstor y Cristina Kirchner. Ver lo que era Brasil,
el país más desigual del continente más desigual de mundo antes de
los gobiernos de Lula y de Dilma, y los gigantescos avances que tuvo
el país con esos gobiernos.
Mientras
que ni Argentina ni Brasil presentan un índice económico positivo
y, al contrario, viven inmensos retrocesos en el plano social
también, con los gobiernos que prometían, de nuevo, al igual que en
su primera aparición, resultados rápidos y totalmente positivos
para sus países. Los dos países viven retrocesos enormes,
paralelamente, porque tienen políticas económicas muy similares,
centradas en duros ajustes fiscales.
Se
valieron de los efectos recesivos internacionales sobre las economías
de esos países para retomar su vieja cantaleta de que el problema
reside en los gastos –considerados excesivos por ellos– del
Estado. De ese diagnóstico equivocado, solo podrían salir medidas
equivocadas.
Tuvieron
que diagnosticar una crisis económica profunda, que no era tal. Pero
lo necesitaban para que ellos aparecieran de nuevo como los
salvadores de una situación catastrófica provocada por los gastos
excesivos del Estado. En Argentina Macri gobernó abiertamente para
los ricos, desde el comienzo de su gobierno. Las tarifas de agua, luz
y gas aumentaron en más del 400%, el transporte duplicó de precio.
Si alegan que hay que bajar el gasto público, les quitan impuestos a
los ricos, con el pretexto, nunca confirmado por la realidad, de que
sería una forma de incentivar las inversiones, que nunca llegan.
En
Brasil, al igual, se gobierna para los bancos, incrementando la
recesión y el desempleo, congelando los recursos para las políticas
sociales, pero manteniendo los reajustes a los pagos al capital
financiero con la deuda pública. En ambos países no hay ningún
síntoma de retomar el crecimiento económico, porque la única
política de esos gobiernos es el ajuste fiscal, que en ninguna parte
del mundo condujo a la recuperación de la expansión económica, al
contrario.
Por
ello, los movimientos sociales latinoamericanos han publicado un
manifiesto con el significativo título de: “Pueblo de Ecuador: No
elijas a un Macri o a un Temer ecuatoriano!”. Al contrario de uno
que otro intelectual ecuatoriano o de otro país de América Latina o
de Europa, esos movimientos no se muestran ajenos a las alternativas
de la segunda vuelta en Ecuador.
De
ahí que, después de analizar las consecuencias del cambio de
gobierno en Argentina y en Brasil, dicen: “Querido Pueblo de
Ecuador, no caigan en esa trampa de elegir un banquero, porque
después no habrá tiempo para arrepentimientos, pagarán con su
trabajo el error político”. Se alinean sin dudas con la
candidatura de Lenin Moreno en la segunda vuelta, para evitar que los
desastres provocados por la restauración neoliberal en Argentina y
en Brasil se reproduzcan en Ecuador y se frene de una buena vez la
ofensiva de derecha en la región.
- Emir
Sader, sociólogo
y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de
Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro
(UERJ).
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