05 de marzo de 2017
Compilador: German Saltrón Negretti
Reviviendo
mis conocimientos de historia latinoamericana, me reencontré con un
libro que recomiendo de José Sant Roz, con el título de este
artículo. Reproduzco su presentación las cuales se encuentran
todavía enfrentada en la actualidad. Abro comillas. En esta obra se
presentan los dos sistemas políticos que han estado en permanente
pugna a través de los siglos XIX y XX en America Latina. La
tecnocracia fascista y el proyecto socialista que propugnaba Bolívar.
El primero fundado sobre el sensualismo utilitarista de los llamados
liberales entre paréntesis benthamistas que acabaron admirando y
emulando el sistema estadounidense. Por esta vía triunfó un Páez
que luchó sólo para conservar sus intereses personales, sus
haciendas y su poder. Triunfaron un Santander y los que asesinaron a
Sucre como José María Obando y José Hilario López.
Obando
presentó el brazo militar de ese liberalismo bestial, que apoyado
por Washington acabó por imponerse en América Latina durante todo
el siglo XX. Santander representará el cerebro director y protector
de esa fría violencia militar, el intelectual de partido, no tendrá
escrúpulos en legalizar todos los actos más desmedidos y represivos
contra el pueblo. Por extraño que aparezca fue esta clase de
recalcitrantes liberales, aquellos que nacieron al fragor de los
alevosos disparos contra Sucre en Pasto, los que dieron los primeros
pasos para entregar a los gringos el canal de Panamá.
Santander
estaba fascinado con los discursos de James Monroe para 1825, los
cuales influyeron en la grafomanía que le dominaba. Bolívar que
tenía una vena muy fina para estas cosas, le decía. Yo conozco muy
bien que sus mensajes son perfectos pero no me gustan porque se
parecen a los del presidente de los regatones americanos. Aborrezco a
esa canalla del tal modo que no quisiera que se dijera que un
colombiano hacía nada como ellos.
Si
como Vicepresidente hubiese quedado en la Gran Colombia otro patriota
como Sucre, América habría sido otra, y Bolívar habría muerto
viendo más o menos consolidada su obra, porque él decía. Cuando me
hablan de valor y de audacia siento revivir todo mi ser y vuelvo a
nacer para la patria, para la gloria. Ah, cuán dichosos fuéramos si
nuestra sabiduría se dejará conducir por la fortaleza. Entonces se
salvaría Colombia y el resto de la America también, cierro
comillas. La victoria de Santander sobre Bolívar representó el
triunfo de las facciones, de las intrigas sobre el talento creador.
La victoria de la ciudad sobre el campo, el triunfo del sectarismo
partidista, de la tecnología bestial y del egoísmo utilitarista
sobre la ciencia y el humanismo. Recomiendo el libro editado por la
Fundación Editorial el perro y la rana. Colección Historia, 2010,
para entender la política internacional de los políticos
colombianos contemporáneos y la revolución bolivariana actual.
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