22 de marzo de 2017
Crédito: Barómetro Internacional
Sylvia Ubal
Sylvia Ubal
La
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) sostiene que “existe
seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo
momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y
nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus
preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida
activa y sana”. Las causas de la inseguridad alimentaria son la
falta de disponibilidad de alimentos, el escaso poder adquisitivo y
una distribución no apropiada o un uso inadecuado de los alimentos
en los hogares. ¿Cómo se puede conseguir esto? Los gobiernos deben
implantar estrategias de desarrollo en las áreas rurales que
incluyan medidas políticas, sociales, económicas, tecnológicas,
culturales y financieras.
Pero
según la (FAO,), actualmente existen más de 2 mil 200 millones de
personas en el mundo con carencias alimenticias, 300 millones de
personas en el mundo con desnutrición, de las cuales la mayoría son
niños, niñas, mujeres y ancianos de los países pobres y en
desarrollo. Actualmente, más de 40 mil personas mueren diariamente
por causa de la pobreza y 80 millones viven con hambre crónica. En
los últimos diez años se han generado 100 millones de nuevos pobres
en el mundo. En América Latina y el Caribe existen 55 millones de
desnutridos y en Brasil, analistas afirman que por lo menos 3
millones 500 mil familias están amenazadas de perder su condición
de productores para convertirse en gente sin tierra o desempleados
urbanos por la amenaza de la producción transgénica de las grandes
empresas. Por eso la producción transgénica no soluciona el
problema del hambre en el mundo, sino que enriquece a las grandes
empresas transnacionales que controlaran cada vez más el comercio de
los alimentos en el mundo y hacen más ricas a las empresas
transnacionales Los alimentos transgénicos no son un peligro a
futuro. Son una amenaza presente, muy cercana y en expansión
Los
transgénicos hacen más ricas a las empresas transnacionales, los
OGMs han sido ofrecidos como una necesidad para alimentar a la
población mundial (por medio de un mejorado rendimiento), modernizar
o industrializar el campo, hasta la solución a la crisis ambiental.
Pero más bien es estrategia para aumentar las ganancias de las
empresas multinacionales de agroquímicos y semillas por medio de la
dependencia y derechos de propiedad intelectual o patentes.
Los
cultivos y alimentos transgénicos comercializados en la actualidad
no presentan ventajas destacadas para el agricultor y ninguna para el
consumidor, en cambio presentan riesgos para el medio ambiente y la
supervivencia de una agricultura sin transgénicos. Sin embargo, los
intereses económicos en juego hacen que a gran escala en algunos
países y se intenten imponer al resto del mundo. Llegar a este
extremo resultaría muy peligroso para la humanidad, ya que la
alimentación mundial recaería en manos de un puñado de grandes
empresas.
En
todo el mundo se propagan más de 200 enfermedades a través de los
alimentos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), y
millones de personas enferman al año a consecuencia de brotes
transmitidos por alimentos. De acuerdo con los datos que aporta esta
organización, “las enfermedades diarreicas matan a unos 1,5
millones de niños cada año, y la mayoría se atribuyen a alimentos
o agua contaminados”. Los principales problemas de seguridad
alimentaria en todo el mundo incluyen, según la OMS, los riesgos
microbiológicos (bacterias como Salmonella) y los contaminantes
químicos de alimentos.
A
pesar de que los defensores de los transgénicos argumentan que estos
fueron pensados para producir más, alimentos, hoy el mundo sufre por
falta de comida como nunca antes en la historia. El hombre no tiene
que inventar algo novedoso y con mucha tecnología para mejorar
siembra, y revertir el deterioro del medio ambiente, sino que por el
contrario, solo tiene que volver a las antiguas tradiciones y
cultivar sin agroquímicos ni transgénicos, a la “antigua
escuela”, de manera natural.
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