09 de marzo de 2017
Crédito: alai
Agencia Latinoamericana de Información
Angel Guerra Cabrera
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Angel Guerra Cabrera
Inspirada
por las enseñanzas e ideas de sus fundadores, Hugo Chávez y Fidel
Castro, a cuatro años de la partida del primero y cuatro meses de la
del segundo, tuvo lugar en Caracas el 5 de marzo la XIV Cumbre de la
Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América-Tratado de
Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP).
La
cumbre centró su atención en la nueva agenda de dominación
imperialista a escala regional y global impulsada desde Washington,
conducente al saqueo y la explotación desenfrenados, al racismo, la
xenofobia, el proteccionismo extremo, a la exacerbación del
militarismo y las ideas más conservadoras y a amenazar los de por sí
insuficientes acuerdos de París sobre el cambio climático. De la
misma manera, en la crucial etapa en la que un retroceso de los
procesos emancipadores en la región tendría impactos muy negativos
para nuestros pueblos, como afirmó en su discurso el presidente Raúl
Castro
(http://www.cubadebate.cu/noticias/2017/03/05/raul-castro-estamos-en-una-etapa-crucial-de-nuestra-historia.)
Basta mirar a Brasil y Argentina para comprobar los sufrimientos
humanos ocasionados por el neoliberalismo plus que se quiere
generalizar.
Los
líderes del ALBA denunciaron el hostigamiento a los migrantes, el
aumento en el gasto militar y policial, la persecución por motivos
religiosos o raciales y la construcción de muros como el que se
proyecta a lo largo de la frontera con México, con el pretexto de la
seguridad, y expresaron su “total” solidaridad con el pueblo
mexicano.
Era
natural que esta reunión fuera convocada en Venezuela. La patria de
Bolívar y Chávez es el blanco principal de la arremetida
imperialista y oligárquica contra los gobiernos revolucionarios y
populares de nuestra América. Es también, la que, junto a Cuba,
hizo posible el surgimiento del ALBA, creadora de PETROCARIBE y una
de las principales protagonistas, con el liderazgo de Chávez, del
surgimiento de una arquitectura de unidad e integración, expresada
en la UNASUR y la CELAC. Con Chávez, y mano a mano con Fidel, el
país suramericano puso en práctica ejemplares iniciativas de
solidaridad internacional y latinoamericana, con particular énfasis
en el Caribe. Bastión antimperialista, en Venezuela se libra hoy la
batalla de Ayacucho del siglo XXI, manifestó Raúl.
La
cumbre, por eso, pidió que se levanten por Washington las
arbitrarias sanciones contra Venezuela, en especial la
inexplicablemente dirigida contra su vicepresidente ejecutivo Tarek
El Aissamy y se derogue la orden ejecutiva presidencial que la
califica de peligro para la seguridad de Estados Unidos. La batalla
por Venezuela no es solo de los venezolanos sino de todos los hombres
y mujeres revolucionarias, democráticas y progresistas del mundo y,
en particular de la región, porque allí se decide la independencia,
la unidad y la integración de los pueblos de nuestra América.
A
las pequeñas economías del Caribe, cinco de las cuales forman parte
del ALBA, les fue reiterado la solidaridad por el exterminio de su
población aborigen, los crímenes de la esclavitud y el colonialismo
y con el derecho de ser tratadas con arreglo a las adversas
condiciones en que las han colocado el subdesarrollo y el cambio
climático, origen de graves y continuos desastres naturales.
La
cumbre destacó a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños, “nuestra obra más preciada”, y fulminó a la OEA por
su complicidad en los proyectos hegemonistas y la “indigna”
conducta de su secretario general, que no responde al mandato de sus
miembros.
Consideró
la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, que
reafirma el compromiso de los países miembros de la CELAC con los
principios del derecho internacional y la Carta de la ONU, como guía
de su política exterior. En particular, subrayó la importancia de
la solución de las diferencias mediante el diálogo y la negociación
y el derecho de cada pueblo a escoger libremente su régimen político
y social.
Los
programas sociales del ALBA han alfabetizado a seis millones de
personas, erradicado el analfabetismo en Venezuela, Bolivia, Ecuador
y Nicaragua, reducido la mortalidad infantil en un 5.1 por ciento en
sus países miembros y formado 21 mil médicos comunitarios.
La
Cumbre llamó a un fortalecimiento de los movimientos sociales y su
imbricación con el foro de Sao Paulo. Enfatizó en la unidad
regional y proclamó: “Somos responsables no solo de construir
conciencia de la necesidad del cambio, sino de persuadir y demostrar
la certeza de su posibilidad”.
Twitter:@aguerraguerra
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