domingo, 16 de abril de 2017

Cómo EE.UU. 'lleva la democracia' en portaaviones (y por qué con Corea del Norte no funcionará)

 12 de abril de 2017
Crédito: RT



El pasado domingo, Washington decidió enviar a parte de su flota de ataque, encabezada por el portaaviones USS Carl Vinson, a aguas de la península coreana en una maniobra sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, en respuesta a los avances de Corea del Norte en su programa de armamento. La medida ha aumentado aún más la ya alta tensión en la región.


De manera paralela, Estados Unidos empezó a realizar las primeras pruebas del Gerald R. Ford (CVN 78), el portaaviones más avanzado y más caro de la historia.

Los portaaviones, cuya importancia quedó manifiesta ya en la Segunda Guerra Mundial, se han convertido hoy en día en el mayor instrumento de la Armada de EE.UU. para resolver sus problemas geopolíticos y demostrar su fuerza militar en diferentes partes del mundo. 




De buque carbonero transformado a portaaviones más caro de la historia

Después de la Segunda Guerra Mundial, la URSS se convirtió en el país puntero en el combate terrestre, mientras que EE.UU. se consolidó como la principal potencia mundial marítima y líder indiscutible en producción y uso eficiente de su principal fuerza no nuclear: los portaaviones.

Un papel clave en su desarrollo lo desempeñó la guerra con Japón, ya que el ataque a Pearl Harbor y otras batallas marítimas obligaron a EE.UU. a movilizar todas las fuerzas para crear una flota invencible capaz de operar de forma casi autónoma en cualquier rincón del planeta.

Sin embargo, el uso de estas naves se había planteado ya antes, durante la Primera Guerra Mundial, cuando entró en servicio el primer portaaviones de la Armada estadounidense, el USS Langley (CV-1), que en principio era un 'collier', un buque carbonero, y después fue transformarlo en portaaviones.

También antes de la Segunda Guerra Mundial Washington tomó la decisión de construir nuevos portaaviones tipo Lexington, autorizados originalmente como cruceros de batalla y luego replanteados. Como resultado, en lugar de seis cruceros pesados se construyeron dos portaaviones, cuya arquitectura predeterminó el aspecto de todas las futuras generaciones de la flota de portaaviones estadounidense.


Durante la Segunda Guerra Mundial, la demanda de buques de guerra, en particular de portaaviones, aumentó drásticamente, y para el final de la guerra EE.UU. ya contaba con 99 portaaviones de diferentes tipos capaces de transportar varios miles de aviones a prácticamente cualquier zona de guerra, si bien por lo general actuaron en Asia durante los enfrentamientos con Japón.

Después de la guerra, la flota se redujo considerablemente, y la próxima vez que se utilizó también fue en Asia, primero durante la guerra de Corea, y después en la agresión de EE.UU. contra Vietnam.

A partir de los años 1960 comienza el desarrollo activo de la flota de portaaviones nucleares, un programa criticado en un primer momento pero que con el tiempo demostró su eficacia.

Diez grupos de ataque

Desde 1975 y hasta la fecha, la principal fuerza en la flota de portaaviones de EE.UU. son los buques clase Nimitz. En su configuración típica pueden portar hasta 130 F/A-18 Hornets o entre 85–90 aviones de diferentes tipos, si bien su capacidad habitual es de 64 aviones. Además, cada portaaviones puede garantizar su propia defensa mediante armas antiaéreas o helicópteros Sikorsky SH-60 Seahawk.



Todos los portaaviones activos de la Armada estadounidense son de la clase Nimitz:

  • Nimitz (CVN-68)

  • Dwight D. Eisenhower (CVN-69)

  • Carl Vinson (CVN-70)

  • Theodore Roosevelt (CVN-71)

  • Abraham Lincoln (CVN-72)

  • George Washington (CVN-73)

  • John C. Stennis (CVN-74)

  • Harry S. Truman (CVN-75)

  • Ronald Reagan (CVN-76)

  • George H. W. Bush (CVN-77)

Ahora, el nuevo portaviones USS Gerald R. Ford, el más caro de la historia, se ha sumado a la flota. En el futuro, se espera que las naves de la clase Ford reemplacen a algunos de los actuales clase Nimitz. 

El navío más caro del mundo

El portaaviones Gerald R. Ford es el primer buque de guerra construido con uso de la tecnología de modelado 3D, que les permitió a los ingenieros 'pasear' por una versión virtual del navío para evaluar su ergonomía y dar otras soluciones o crear otros diseños si era necesario. 

En comparación con sus precursores de clase Nimitz, el portaaviones, que se incorporará en la Armada de EE.UU. este septiembre, necesita menos tripulantes. Esta ventaja se ha conseguido a cuenta de una mejor automatización de todos los sistemas náuticos.

Los nuevos reactores producen un 250% más energía que los de los buques de generaciones anteriores. Eso le permite portar novedosos sistemas de armas que tienen un importante consumo energético, como láseres y cañones de rieles.



Se estima que las catapultas electromagnéticas que lleva el Gerald R. Ford le permitan acelerar un 25% el despegue y el manejo de los aviones después del aterrizaje. Al administrar mejor estas operaciones se podrá al mismo tiempo reducir las solicitaciones sobre los pilotos y los propios aviones.



El Gerald R. Ford portará hasta 90 aeronaves de distintas modificaciones, incluidos los cazas polivalentes F-35, los aviones de ataque F/A-18E/F Super Hornet, los aviones de alerta temprana E-2D Hawkeye, los aviones de guerra electrónica EA-18G, los helicópteros MH-60R/S y distintos drones.
  • El Gerald R. Ford tiene capacidad para albergar a más de 4.539 personas;
  • mide 333 metros de eslora;
  • 76 metros de manga;
  • desplaza 100.000 toneladas;
  • cuesta 13.000 millones de dólares.


El proyecto del portaaviones se remonta a 2008 y su construcción comenzó en 2009. Pese a que las primeras estimaciones preveían su entrada en servicio para 2014, las pruebas fueron pospuestas varias veces debido a una serie de problemas con las turbinas, con el sistema de aterrizaje Advanced Arresting Gear y con otros sistemas, según distintos medios.

En concreto, la revista 'The National Interest' publicó un artículo muy crítico dedicado a esta nave titulado 'El buque de guerra más caro de la historia podría ser ya casi obsoleto'. El texto sostiene que China y Rusia, dos naciones que —según el artículo— el Pentágono considera como un "gran desafío" para su fuerza militar, ya desarrollan plataformas de lanzamiento de misiles capaces de abatir objetos a gran distancia y de forma simultánea desde varios lugares a la vez.

La publicación explica que este tipo de armas, de ser utilizadas por un equipo bien entrenado y combinadas con ciertas tecnologías, podrían "convertir los superportaaviones norteamericanos en cementerios valorados en miles de millones de dólares" para miles de marineros del país.

La demostración de fuerza, la táctica favorita de EE.UU.

Hoy en día, los portaaviones se han convertido en el "principal argumento" de Washington en disputas con cualquier país que haya elegido una vía de desarrollo "alternativa a la democracia norteamericana", según señala el analista del portal Life Víktor Loguínov.

En una entrevista a la cadena Fox News el presidente de EE.UU., Donald Trump, explicó que el líder norcoreano, Kim Jong-un, "está haciendo lo incorrecto", y advirtió que el portaaviones USS Carl Vinson y su grupo de ataque enviado por Washington a la Península coreana es una "armada muy potente".



"Estamos enviando una armada. Muy potente", señaló Trump, destacando que EE.UU. tiene "submarinos, muy potentes, mucho más potentes que el portaaviones" y que su país cuenta "con los mejores militares".
A su vez, el portavoz del Ministerio de Defensa Nacional surcoreano, Moon Sang-kyun, explicó que el portaviones reforzará la capacidad defensiva de Seúl contra las amenazas procedentes de Pionyang.

Sin embargo, varios expertos coinciden en que la decisión de mandar el portaaviones USS Carl Vinson y su grupo de ataque hacia las aguas que rodean la Península coreana, al igual que el ataque estadounidense en Siria, persiguen un objetivo común: una demostración de poder militar.

El conflicto con Corea del Norte se encuentra en una etapa principalmente de intimidación, en la que EE.UU. desea "asustar" a Pionyang y a Pekín con un posible nuevo conflicto justo en la frontera china, opina en el periódico ruso 'Vzgliad' el director del Centro de Estudios Coreanos de la Academia de Ciencias de Rusia, Alexánder Zhebin. 




"La demostración de fuerza es el estilo favorito de los estadounidenses", confirma, a su vez, el investigador principal del Centro, Kim Yen-un.

Sin embargo, lo que parece no entender Washington es que esta táctica puede tener efectos secundarios.

Efectos secundarios: la intimidación lleva a la nuclearización

Y es que el proceso de 'nuclearización' de Corea del Norte comenzó después de que a mediados de la década de 1950 Kim Il-sung se enterara de que durante la Guerra de Corea EE.UU. estuvo considerando bombardear Pionyang con armas atómicas.

La posterior militarización de Corea del Norte (cuyo Ejército hoy en día es el quinto más grande en el mundo) y la creación de sus propias armas nucleares se justificaban con la necesidad de hacer frente a la amenaza del "imperialismo norteamericano".

Como resultado, a mediados de la década de 1970 el país asiático pasó de desarrollar programas de 'átomo pacífico' a desarrollar su propio 'escudo nuclear', y en septiembre del año pasado llevó a cabo su quinta prueba nuclear.




Además de la intimidación, la decisión de enviar el portaaviones a la costa de Corea puede contener un elemento de desinformación, apuntan los expertos. Trump dio la orden de atacar Siria mientras recibía al presidente chino, Xi Jinping. Ahora, el envío de un portaaviones a Corea del Norte podría ser un intento de enfrentar a Pionyang con Pekín, creando la impresión de que esta medida fue acordada con el mandatario chino.

Sin embargo, este tipo de provocación podría empujar al régimen de Corea del Norte a un mayor aislamiento y alarmismo, lo que, una vez más, provocaría un desarrollo acelerado de su arsenal nuclear.

No en vano, al condenar el ataque estadounidense contra Siria el Ministerio de Defensa norcoreano declaró que este "claro e imperdonable acto de agresión contra un país soberano" demuestra que "nuestra decisión de fortalecer nuestro poder militar para poder responder con fuerza a la fuerza fue un millón de veces correcta".

Por su parte, el Ministerio de Exteriores norcoreano aseveró que Corea del Norte adoptará las medidas más drásticas en respuesta a las "provocadoras" acciones de EE.UU.

Además, considera que las "dementes acciones de EE.UU., destinadas a invadir Corea del Norte, han llegado a una fase crítica". "La decisión de la Administración Trump de desplegar en el sur de la Península coreana un grupo de ataque tras otro no afectará [al desarrollo] de nuestro país", advirtió el Ministerio, añadiendo que Pionyang "está preparado para cualquier guerra desatada" por Washington, y que la nación norteamericana "será responsable de las devastadoras consecuencias de sus indignantes actos".

"En respuesta a las acciones de los provocadores, Pionyang, con ayuda de su poderoso arsenal, tomará las contramedidas más drásticas para proteger al país y seguir el camino que nosotros hemos elegido”.

Ministerio de Exteriores de Corea del Norte.

El Gobierno norcoreano difundió en marzo un video de propaganda que muestra cómo afrontaría una acción militar contra el Ejército estadounidense en caso de agresión. En el montaje aparece el portaaviones USS Carl Vinson en llamas mientras la presentadora advierte que su país le "clavará un cuchillo en la garganta":




"No será un paseo": ¿cómo respondería Pionyang?

Zhebin recuerda, además, que cuando EE.UU. 'se empantanó' en Oriente Medio después de la invasión de Irak en 2003, los norcoreanos "intensificaron el desarrollo" de las armas nucleares y tres años más tarde, en 2006, llevaron a cabo su primera prueba nuclear. "De modo que si los estadounidenses se quedan aún más atascados en Oriente Medio, en Siria, no hay duda de que los norcoreanos realizarán otra prueba", pronostica el experto.

Mientras tanto, si Siria no tiene con qué responder a la intimidación, "Corea del Norte bien puede responder", enfatiza Kim Yen-un. Aunque el sistema de defensa antimisiles THAAD en Corea del Sur puede interceptar misiles en altitudes de entre 40 y 150 kilómetros, poco podrá hacer si Pionyang completa el desarrollo de misiles balísticos intercontinentales.  

Washington sabe que un poco más y ya será tarde para aplicar sus métodos de 'exportación' de la democracia, señala Zhebin.  

Además, en respuesta a la demostración de fuerza estadounidense, Pionyang intimida a los aliados de Estados Unidos a los que ya "puede alcanzar".



En este sentido, el fundador del portal Military Russia, Dmitri Kornev, opina que en una situación de conflicto a gran escala, tras un ataque de EE.UU. o sus aliados, "se puede esperar que Pionyang invada Corea del Sur, y lo más probable es que lo haga con éxito". Kornev explicó a RT que el Norte es superior en armas de destrucción y número de tropas: según diversas estimaciones, el Ejército de Corea del Norte cuenta con entre 690.000 y 1,2 millones de efectivos.

Y aunque el experto vaticina que el éxito de Pionyang duraría poco, dado que carece de aliados, derrotarle le costará muchas fuerzas a la alianza y será similar a la operación tierra-aire que tuvo lugar en Afganistán e Irak. "No será un paseo. Se necesitarán unos seis meses para destruir a las tropas de Corea del Norte", calcula.

"Tras un ataque de EE.UU. o sus aliados, se puede esperar que Pionyang invada Corea del Sur, y lo más probable es que lo haga con éxito”.

Dmitri Kornev, fundador del portal Military Russia.
Es por eso que Corea del Sur ya se ha expresado en contra de un ataque preventivo estadounidense contra el Norte, explicando que afectaría a la seguridad de su propia población.

Un serio conflicto con Corea del Norte podría perjudicar también a Japón. "No estoy seguro de que los líderes de estos países den tan fácilmente su visto bueno a una acción militar que los estadounidenses verían por televisión", pronosticó Zhebin.

Finalmente, los norcoreanos saben que supondrá "un gran riesgo" para EE.UU. iniciar una guerra cerca de las fronteras de Rusia y China, un factor que constituye la principal diferencia entre Asia oriental y Oriente Medio.

Es por eso que lo más seguro es que esta demostración de fuerza se quede dentro de los límites de la demostración, señalan los expertos.

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