20 de enero de 2017
Crédito: CubaDebate
Juan Manuel Karg
Juan Manuel Karg
Las
estadísticas desplegadas por la ONG Oxfam en
torno a la desigualdad creciente en el mundo no dejan lugar a dudas:
estamos ante uno de los momentos de mayor concentración de la
riqueza de las últimas décadas, donde justamente el neoliberalismo
se expandió a escala global. ¿En qué cifras concretas se expresa
esto? ¿Hay alguna contratendencia regional? ¿La desigualdad es
mayor para las mujeres? Vayamos por partes.
Ocho
hombres –Bill
Gates, Warren
Buffett, Carlos
Slim, Jeff
Bezos, Mark
Zuckerberg, Amancio
Ortega, Larry
Ellison and Michael
Bloomberg– disponen de una fortuna sumada de 426 mil millones
de dólares, equivalente a los recursos de 3.600 millones de las
personas más pobres del mundo, de acuerdo al más reciente análisis
de este organismo. En el informe también se da cuenta de los 7,6
billones de dólares ocultos en paraísos fiscales, y de la profunda
desigualdad de género, que se verifica en un dato puntual: de los
1810 millonarios del mundo, el 89% son hombres.
Como
contratendencia, Oxfam cita a América Latina y particularmente a
Brasil, durante los períodos de gobierno de Lula, mencionando los
aumentos del salario mínimo y las políticas de ampliación de
derechos sociales (allí está el ejemplo de las empleadas
domésticas, tomado en el informe como paradigmático en cuanto a la
inclusión). Paradójicamente, todo ello está hoy puesto nuevamente
en jaque, visto y considerando la ley PEC 55 -prevé el congelamiento
de inversión social por los próximos 20 años- que implementará el
gobierno de facto de Michel Temer, que arribó a Planalto a través
de una maniobra destituyente que fue catalogada como “golpe
parlamentario” por diversos analistas y medios de comunicación.
Primera
conclusión: mientras América Latina conseguía, durante la última
década y media, un pujante cuestionamiento al neoliberalismo, este
avanzaba raudamente a escala global, tal como demuestra el informe de
Oxfam, aún cuando la unipolaridad norteamericana comenzaba a ser
cuestionada. El intento de “restauración conservadora” que
actualmente emerge en la región viene a profundizar -y en algunos
casos a instaurar- localmente un modelo que es desigual globalmente,
pero que en nuestra región había quedado severamente cuestionado
tras las profundas crisis económicas y políticas de inicio del
siglo XX.
Segunda
conclusión: el mundo va camino a un “cuello de botella” cada vez
más extendido, que amenaza cualquier tipo de estabilidad
política-económica a mediano plazo. “En los próximos 20 años,
500 personas legarán 2,1 billones de dólares a sus herederos, suma
que supera el PBI de India (1.300 millones de habitantes)” dice
Oxfam, ilustrando en un ejemplo bien concreto los peligros que asoman
en el horizonte.
Al
momento de conocerse esta información, que llega año tras año en
la previa al Foro Económico Mundial de Davos, también se conocen
las proyecciones “a la baja” del FMI para toda América Latina de
cara a 2017. Estos datos son especialmente significativos para Brasil
y Argentina, cuyas nuevas gestiones de gobierno habían sido
saludadas por las autoridades del FMI por su orientación
abiertamente librecambista.
“La
revisión a la baja en América Latina refleja en gran medida una
menor expectativa de recuperación a corto plazo en la Argentina y en
Brasil, tras las cifras de crecimiento que defraudaron las
expectativas en torno al segundo semestre de 2016” cita
textualmente el informe, que entierra las previsiones anteriores (en
octubre de 2016, Argentina aparecía con una previsión de
crecimiento de 2.7% para 2017).
Tercera
conclusión: el mundo del Foro de Davos y el FMI es a todas luces
distante de las necesidades diarias de miles de millones de personas,
que son precisamente las que tienen que “sacrificarse” en vías a
un futuro que, desde los discursos de la ortodoxia liberal, siempre
es prometedor, pero al que jamás se llega por la vía del “derrame”.
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