lunes, 23 de enero de 2017

El mundo con Trump en el año 2017

17 de enero de 2017
Crédito: alai
Agencia Latinoamericana de Información
Wim Dierckxsens
Walter Formento


Presidente de los EE.UU., Donald Trump
Foto: Captura reproducción vídeo de Youtube

Introducción

El triunfo inesperado de Trump produjo también algunas reacciones sorpresivas del “mercado[i]”. Esto se manifiesta en parte, en que los inversionistas asumen mayores riesgos en sus compras de activos (acciones) en vez de bonos y que compran dólares vendiendo otras monedas e incluso oro. Este comportamiento sucede porque el presidente recientemente electo ha afirmado que implementará políticas de inversión en infraestructura y aplicará recortes tributarios para fortalecer la producción. Si prosigue en este plan, conducirá también a mayores déficits fiscales, y tasas de interés en alza en los EUA (Estados Unidos de América).

El aspecto global de la re-calibración de los “mercados” se centra en las tentaciones de invertir en dólares a costa del euro y el yen, ya que ambos están aún atascados en tipos de interés más bajos y hasta negativos. Los flujos de capital, obviamente, favorecen al dólar que repunta en el mercado a costa del Euro y el Yen. Lo cual podría significar una nueva gran crisis bancaria en la Unión Europea y su ingreso en un eventual proceso que debilita su unidad estratégica, hecho que no dejaría de tener un sabor a triunfo para el capital financiero globalista si el camino es el de la desintegración de la UE según como se resuelva la crisis de la UE, recordemos que este viene de ser recientemente derrotado en las elecciones de EUA (ya que su candidata era Clinton) y en el Brexit[ii] de Gran Bretaña.  Está claro que el globalismo financiero ha quedado debilitado aún más en EUA al perder ahora el poder ejecutivo, ya había perdido el poder legislativo y el poder judicial, y nunca fue dominante en el mercado interno ni en el pentágono. Aunque si lo sigue siendo en el mercado mundial. Pero la UE, como UE, sigue teniendo opciones más fuertes de articulación en el multipolarismo de los Brics, junto a China-Rusia-India-etc. Aunque también pueda ser tensionada desde un EUA que intenta fortalecerse desde su continentalismo[iii].

Pero el capital financiero global no se quedara inmóvil en EUA, la Reserva Federal (FED) ya subió las tasas de interés días después del triunfo de Trump. La Fed considera que ahora es el momento para aumentar las tasas de interés, anunciando además tres aumentos para 2017 y proyectando otros tres, tanto en 2018 como en 2019. Recordemos como operaron los anuncios del presidente de la Fed Ben Bernanke, en junio de 2013, sobre la decisión de aumentar las tasas del 0,25% al 2,5%, produciendo la primera gran corrida financiera global con una salida brutal de inversiones de las economías emergentes hacia posiciones expectantes. Hecho que produjo una ralentización de la economías emergentes del 5% al 1%, con China del 7,8% al 4%[iv].

Muchos norteamericanos esperan el milagro económico de Trump, pero la verdad es que la Reserva Federal no estará bajo su control hasta la segunda mitad del año 2018, son los globalistas pro-Clinton quienes seguirán teniendo el control y un fuerte poder en la Fed[v], de poder fijar las tasas de interés. Por ello no sería extraño que el nuevo presidente, más temprano que tarde, haga el esfuerzo político de poner fuera de juego a la Reserva Federal, dejando en manos del Departamento del Tesoro[vi] sus funciones esenciales. De otra manera deberá esperar hasta la segunda mitad de 2018, que podría ya ser demasiado tarde[vii].

La Junta de gobernadores de la Reserva Federal consta de siete asientos. Dos de ellos quedaron vacantes desde 2014, cuando Obama nombró dos gobernadores nuevos que fueron rechazados en el Senado dominado por los republicanos. Los cinco gobernadores en ejercicio todos son banqueros, de formación en economía o abogacía. El período de la presidenta, Janet Yellen termina el 3 de febrero de 2018 y el Vicepresidente Stanley Fisher podrá quedarse hasta el 2020. La costumbre es que ambos se retiren en 2018 y que Trump tenga la posibilidad de nombrar en tal caso, según afirma, a personas que expresen los intereses del sector empresarial industrial, comercial y agrícola.  Lo anterior implica que desde ahora hasta principios de 2018, la lucha entre el neoliberalismo financiero globalizado enfrentado con, el continentalismo financiero neoconservador y el nacionalismo industrialista norteamericano será intensa; y si los globalistas quieren causar un colapso financiero para debilitar a D.Trump, lo tendrán que realizar lo antes posible, durante el año 2017 o principios de 2018[viii].

Está claro que conforme la Fed aumente la tasa de interés subirá la cantidad de dólares destinados al servicio de la deuda estadounidense que ya es de 14 billones de dólares. Los intereses serán la partida del presupuesto del Gobierno Federal que más rápidamente crecerá con la suba de la tasa de interés. Es obvio que los globalistas tienen un plan para debilitar a D.Trump y para que colapse la economía norteamericana, y lo vienen ejecutando desde que resultó ganador Trump en las elecciones del de noviembre de 2016 a partir de: los anuncios de que la Fed aumentaría la tasa de interés, de las movidas para que no llegue a los 270 electores en los veinte colegios electorales el 19 de diciembre de 2016, de las mediáticas movilizaciones de jóvenes en los grandes centros urbanos, a partir de la denuncia de la intromisión de hackers rusos, etc.

En el plano de la economía con el anuncio de un plan de fuertes incrementos en las tasas de interés tienden a provocar un colapso y harán lo imposible a través de las principales corporaciones-mediáticas  bajo su dominio de responsabilizar a Trump y sus apoyos económicos y políticos, pues, el colapso es un proceso y no un suceso.  El colapso/crack bancario implicaría sin duda procesos de ´bail-in´, un corralito bancario reduciendo o prácticamente eliminando el dinero-en-efectivo para así poder tener el control sobre la población entera a través de sus cuentas bancarias, hecho que afectaría de manera directa a todas personas bancarizadas[ix].

El plan de los globalistas se orienta a acabar con el dólar como moneda internacional de referencia y este colapso limitaría fuertemente el peso del dólar en el mercado internacional.  De este modo el valor del nuevo dólar ya no sería controlado por la Reserva Federal, esta probablemente tendría que ceder este rol al Fondo Monetario Internacional (FMI) y el dólar perdería mucho de su actual poder adquisitivo, mediante procesos de devaluación e inflación.

Mientras tanto D.Trump y sus apoyos, en el Continentalismo financiero neoconservador y en el nacionalismo industrialista, también necesitan aumentar la tasa de interés para atraer el crédito mundial, orientando el flujo de capital especulativo de la gran burbuja hacia EUA, y de la especulación a la producción, que incluye el regreso de las inversiones de ETN´s[x], para financiar su plan de reindustrializar EUA y reposicionarlo como potencia industrial mundial, con el objetivo de confrontar estratégicamente con los globalistas y con el multipolarismo industrialista Brics.

La pregunta es si los globalistas lograran construir la imputación de la responsabilidad de Trump y sus políticas, o si por el contrario el gran público podrá ver claramente que es la élite financiera globalista quien controla la mano que mece la cuna de la crisis. En tal caso el panorama incluso se abriría para una alternativa sistémica[xi].

Qué pasará en el primer año del gobierno D.Trump

Para ello es importante analizar la próxima fase del ciclo de crédito, y las implicancias para las tasas de interés y de inflación. Un recorte fiscal para estimular la producción en EUA significará un alza en las tasas de interés y con ello sobre los precios, que van ir en ascenso. En este sentido podríamos encontramos con una política “muy prudente” de Trump de no comenzar con su política fiscal o de hacerlo de manera muy gradual[xii]. El alza de precios de las materias primas se producirá de todos modos debido al almacenamiento continuo de materias primas realizado por China y su plan ya en marcha de Nueva Ruta de la Seda[xiii], cuya demanda de estos ´commodities´ compite con la demanda esperada que generan las obras de infraestructura y reindustrialización anunciadas por D.Trump.

Hasta que asuma D.Trump, los bancos están en la fase inicial que marcará pérdidas en bonos, ya que se verán obligados a vender sus tenencias en bonos para crear espacio de financiar los mega-proyectos de infraestructura. La venta masiva de bonos que se espera implicará una pérdida de precio de los mismos con las pérdidas bancarias correspondientes.

Los mecanismos detrás de los flujos de crédito bancario del sector financiero al productivo hoy son diferentes a las situaciones en tiempos anteriores (1970-79). A partir del año 2008 el ciclo de crédito financiero se ha prolongado y distorsionado artificialmente[xiv], debido a que la mayoría de las malas inversiones acumuladas (1999-2006), que normalmente hubieran sido eliminadas en la fase de desaceleración del ciclo de crédito (2009-2014), desde la Fed y su red de bancos centrales subordinados se les ha permitido persistir, para lo cual se ha agregado toda una emisión sin respaldo. Lo anterior gracias a la supresión agresiva de los tipos de interés por la Reserva Federal que creó una burbuja de emisión de dinero sin respaldo a tasas de interés cero y hasta negativas. Se construyó así una burbuja financiera varias veces más grande que la que estallo en 2008 en EUA, con la caída del banco de inversión Lehman Brothers, pero ahora de tamaño global.

En consecuencia, el acumulado crédito bancario de estos tiempos nunca se reasignó[xv] del uso improductivo al productivo, sino que se ha ampliado sin cesar en nombre de la ingeniería financiera (burbuja). Entrando al 2017, los bancos todavía tienen que vender sus tenencias en bonos comprados a precios altos, cuando las tasas de interés estaban excepcionalmente bajas. Ahora están presionados para venderlos a fin de lograr el suficiente espacio en su cartera, para poder ofrecer préstamos destinados a la expansión de la infraestructura y para financiar un déficit fiscal en alza. Se espera en 2017 una venta masiva y en consecuencia una verdadera caída en el precio de los bonos del Tesoro. Esto ocurrirá en el 2017, suponiendo que D.Trump siga con sus planes económicos.

Sin embargo, los actores que apuestan por la actividad industrial, comercial y agraria ya han anticipado a la baja los precios de los bonos en poder de los bancos. Han anticipado grandes pérdidas para los grandes bancos que recibieron bonos emitidos a tasa 0% y sin respaldo, y que ahora deben sí o sí venderlos. Pues, el precio del bono es inverso a su rentabilidad.

Dado que, antes de los planes expansivos de D.Trump, los rendimientos en bonos se encontraban a niveles inusualmente altos (debido a las tasas de interés excepcionalmente bajas 0% o negativas), ahora se esperan grandes pérdidas bancarias en el mercado de bonos con la subida de las tasas de interés.

Se esperan pérdidas muy grandes para los bancos debido a que deberían venderlos cuando, tanto fuera de EUA (Chinos sobre todo) como los mismos bancos dentro de EUA, hay una fuerte presión para invertir en: a- los grandes proyectos de infraestructura dentro y fuera de EUA, b- por la política de la FED de elevar las tasas de interés por motivos geopolíticos en la disputa entre los capitales financieros dentro de EUA,   c- también como resultado de las expectativas de inflación y d- como consecuencia de la propia caída de los bonos.

La liquidación de bonos del tesoro en el exterior

El efecto a la baja de los bonos del Tesoro no solo se define por causas internas. Ya hemos mencionado en nuestro artículo anterior[xvi] que no solo China sino los países asiáticos en general, con la excepción de Japón, se están deshaciendo masivamente de los bonos del Tesoro. Esta liquidación masiva de bonos es algo que Washington ya temía desde hace años, porque pondría a la Reserva federal en la posición de tener que aumentar las tasas de interés. Un alza en las tasas de interés se reforzará sobre todo si esta liquidación de bonos continúa o incluso si se acentuara en los próximos meses.

Ya Trump advertía que cuando la Fed aumente demasiado a menudo las tasas de interés, el dólar se fortalecerá al haber una fuerte demanda del billete verde, al menos temporalmente, hasta que luego serán ´trocados´ por oro o materias primas, aumentando el precio de ambos. El día que la presidencia de la FED acelere el aumento en las tasas de interés (el próximo aumento ya podrá ejecutarse en febrero de 2017) Trump no podrá contar con Yellen y su ´board´, porque no le responden, para aplicar la expansión monetaria que se ocupa para financiar su déficit fiscal. Él hará la presión necesaria sobre la Fed para poder “guiar” los aumentos las tasas de interés y de ser necesario no esperara hasta febrero de 2018 para reemplazarla de una forma u otra. A él la gustaría poder reemplazar a Yellen pero su mandato termina en febrero de 2018[xvii].


Las consecuencias de un estímulo fiscal

Los bonos:

El presidente electo tiene como proyecto promover un estímulo fiscal sustancial para la empresa privada industrial, comercial y agrícola. La diferencia entre un estímulo monetario y otro fiscal se encuentra en la inflación de precios. El estímulo monetario tiende a inflar los precios de los activos, mientras que un estímulo fiscal tiende a inflar los precios al consumidor. Por lo tanto, el estímulo fiscal conduce con mayor certeza al aumento de las tasas de interés debido al efecto de inflación de precios. El alza en los rendimientos de los bonos se produce al venderlos a precios en baja. La baja del precio de los bonos causará pérdidas dolorosas para aquellos bancos con fuertes inversiones en bonos (sobre todo los de corto plazo) que compraron en su momento más caro.

Esto se suma a una debilidad estructural que todos los bancos acarrean desde la crisis de 2008 y que se ha sumado a un mundo de bancos y bancos centrales expuestos a la gran burbuja financiera que se generó para posponer el escenario de ganadores y perdedores entre las grandes bancas financieras transnacionales. Los grandes perdedores inmediatos del 2008, lograron posponer la resolución de la crisis, producto de una lucha de intereses financieros trasnacionales, hasta poder construir-imponer un escenario favorable en la puja.

Este es el fundamento de esa gran burbuja financiera que deja expuestos a todos los bancos centrales, a todas las monedas internacionales, a todos los grandes bancos a la crisis de la burbuja financiera y que al mismo tiempo les ha permitido posponer su resolución desde 2008, hasta ahora. Pero ahora el terreno es uno mucho más complejo que en 2008, es de mucha mayor envergadura y ya no solo existen opciones en esquemas financieros sino que emergieron ya las opciones alternativas anti-financieras y multipolares universales[xviii].

Las acciones

Se puede esperar que el cambio de un estímulo monetario, durante el período post crisis de 2008 a 2016, a otro fiscal en 2017 afecte también negativamente los precios de los activos, por las razones que quedarán claras a continuación. En la fase expansiva (de la producción), el dinero debe abandonar las actividades puramente financieras. Sin embargo, no se puede tener a la vez un estímulo fiscal y una reasignación de recursos económicos al sector privado no financiero sin crear un poderoso efecto de precios sobre los relativamente escasos activos financieros. En consecuencia, no sólo se espera una caída en los precios de los bonos debido a un aumento en los rendimientos vía intereses de los mismos, sino también en los mercados bursátiles habrá un clara tendencia al alza y a tal punto que los fundamentos de las acciones parecerán estar en su mejor momento. Por lo tanto, la euforia postelectoral con la victoria de D.Trump en las bolsas de valores es un reflejo de un sentimiento positivo, que va por delante de la realidad[xix].

La expansión monetaria y las tasas de interés

Los keynesianos argumentarían que las tensiones a las que se enfrenta el sector financiero pueden compensarse con la expansión del crédito. En general podría ser, siempre y cuando los bancos tengan espacio en sus hojas de balance para un incremento adicional del crédito, lo cual no es la realidad actual. La realidad consiste en un sistema bancario financiero sobresaturado de bonos de deuda (burbuja financiera) principalmente en dólares, por un monto que es 22 veces la economía real, que no tienen respaldo en la economía real. Y que necesitan que los tenedores de bonos asuman las pérdidas, para poder ser re-direccionados a potenciar la economía real (infraestructura y producción industrial, comercial y agraria)[xx].

Sin embargo, los efectos inflacionarios de la expansión fiscal sobre los precios al consumidor se convierten en una fuerza considerable y relativamente inmediata, que domina rápidamente las decisiones de la política monetaria. Esto se debe a que, a través del aumento en el gasto público en infraestructura y producción, el déficit fiscal se traduce directamente en un aumento de la demanda de bienes y servicios, elevando los precios a medida que se gasta dinero extra creado a partir de la nada (burbuja). Por otro lado, el resultado será que el banco central inevitablemente aumentará las tasas de interés a fin de proteger el poder adquisitivo de la moneda[xxi].

El ejemplo más claro en la memoria viviente para explicar las consecuencias de la política económica de Trump, es la economía de Gran Bretaña en la primera mitad de los años setenta. A partir de 1970, el gobierno estimuló agresivamente la economía al aumentar el déficit fiscal a partir de una baja en las tasas de interés. El resultado fue un alza en el mercado bursátil que terminó en mayo de 1972. Los intereses pagados por los bonos del gobierno británico habían tocado fondo más temprano en ese mismo año. A medida que se percibía que la economía mejoraba, el Banco de Inglaterra aumentó los tipos de interés con la inflación de precios como consecuencia. Los bonos se solían vender a menor precio al tiempo que sus rendimientos crecieron. La especulación llevó la inversión de los mercados de valores a la propiedad comercial, cuando los alquileres y los valores de los inmuebles subieron debido a la expansión de la demanda de oficinas, impulsada por un boom económico artificial.

La inflación de precios se aceleró hasta el punto en que las tasas de interés tuvieron que ser aumentadas aún más todavía, provocando un colapso en el mercado inmobiliario, lo que obligó al rescate de los bancos involucrados. A lo largo del ciclo, la tasa básica del Banco de Inglaterra había aumentado del 5% en septiembre de 1971 al 13% en noviembre de 1973, precipitando el colapso del mercado inmobiliario.  Los rendimientos de los bonos a largo plazo se habían duplicado a más del 15% y a fines de 1975 la bolsa de valores había perdido 75% de su valor. La situación financiera del Gobierno británico era tan mala que tuvo que pedir prestado dinero al FMI.

Todo esto sucedía en Gran Bretaña entre 1970-1979, cuando el mundo se encontraba aun sin una decisión de emisión de dinero por los bancos centrales sin respaldo en la economía real. Si se encontraba en medio de la crisis del respaldo oro del dólar como moneda fiduciaria[xxii], provocada por la decisión de Alemania y Francia en 1967 de exigir sus acreencias con EUA en oro, hecho que fue resuelto con la decisión de EUA de plantear el no reconocimiento de la deuda, el no respaldo en oro del dólar y el pasaje al respaldo del dólar en el comercio de petróleo con Arabia Saudita (llamado desde entonces petrodólares). Todo esto sucedía cuando la economía de EUA era aún el motor central de la economía mundial. Algo que ha dejado de suceder a partir de la crisis de 2008 y que es el gran fundamento de esta crisis mundial.

Con lo cual se nos plantea el dilema acerca de cuál será el camino que recorrerá la política de D.Trump en la economía de EUA en una situación mundial totalmente distinta a la de 1970/79.

El oro, el colapso sistémico y la perspectiva posterior

El oro se encuentra atrapado en una baja temporal de su precio, siendo su venta una forma rápida para que los fondos de cobertura[xxiii] ubicados en Estados Unidos compren dólares con un precio y rendimientos en alza. Si bien esta presión puede persistir, sobre todo si el euro se debilita más, consideramos que es esencialmente un efecto temporal de coyuntura. En 2017, el oro tendrá una tendencia al alza.

Entre 1970 y fines de 1974, el oro subió de $35 a $197.50, un aumento de más del 500%. Durante ese período, como ya se mencionó, la tasa básica del Banco de Inglaterra pasó de 5% a 13%. La tasa de descuento de la Fed subió de 4,5% en 1972, al 8% en agosto de 1974. Así observamos que un aumento en el precio del oro fue acompañado por un aumento en la tasa de interés, lo que contradice los saberes de la economía convencional de hoy.

El 21 de enero de 1980 el oro alcanzó un precio máximo de 850 dólares, cuando la tasa de descuento de la Fed se situó en un 12%. La actual convicción de que un aumento de las tasas de interés sería malo para el oro fue refutada por esos acontecimientos. La razón por la que el oro subió no tuvo que ver con las tasas de interés, y si tuvo todo que ver con la aceleración de la inflación de precios. La única manera de detener el aumento del precio del oro era elevar los tipos de interés lo suficientemente altos y fuertes como para dar un golpe que pudiera colapsar la actividad económica, tal como lo hizo Paul Volcker en 1980-81, y lo que podría llegar a hacer la Fed si siguiera manos de los globalistas en el año 2017.

Otra manera de mirar el precio del oro en perspectiva es pensar en él en términos de precios de las materias primas, que en el largo plazo tienden a ser más estables cuando se mide en oro, que cuando se mide en monedas fiduciarias[xxiv]. Dada la perspectiva al alza de los precios de las materias primas, ya que tanto China como Estados Unidos compiten por las mismas y aumentan la cantidad de dinero para pagarlas, es más lógico que el precio del oro mantenga su nivel de poder adquisitivo frente al aumento de los precios de los ´commodities´ y no en relación con la pérdida de poder adquisitivo de las monedas fiduciarias.

Ahora bien, China, y los Brics, se han preparado para este momento histórico, habiendo emprendido una política de larga data de almacenamiento de oro desde 1983. La cantidad de oro que el país ha acumulado, además de las reservas oficiales declaradas, es un secreto de estado, pero la estimación es de al menos 20.000 toneladas. En 2002, el Estado chino probablemente ya tenía asegurado suficiente oro físico para permitir que sus propios ciudadanos se unieran a la iniciativa, porque en ese año el Banco del Pueblo estableció la Bolsa de Oro de Shanghai y levantó la prohibición de la propiedad privada de oro en China.

En los últimos catorce años, los particulares y las empresas en China han acumulado al menos otras 10.000 toneladas, y China por lejos se ha convertido en el mayor productor y refinador de oro. Podemos decir que China se ha preparado a sí misma y a sus ciudadanos con suficiente antelación para el colapso del poder adquisitivo de las monedas fiduciarias que su demanda de ´commodities´ probablemente provocará. Lo único que debe hacer es deshacerse de sus bonos del Tesoro de los Estados Unidos acumulados en el pasado antes de que se estos se queden sin valor, cosa que ya está haciendo de manera acelerada.

Además, China ha ido desarrollando un esquema de poder productivo, multipolar y de escala universal. Esquema que comparte con Rusia y la Unión Económica Euroasiática, con la India y su área de influencia, con Brasil-Argentina y la Unasur-Celac, con Sudáfrica y la Unión Africana, a los cuales se suma Pakistán, Irán, Siria, Egipto y otros. Un esquema con moneda internacional centrada en el yuan y la canasta de monedas Brics, con un Banco de Infraestructura y Desarrollo (BAII), un Fondo de fomento, un sistema propio de compensación de intercambio, un plan de infraestructura y desarrollo que muy pronto llega a Inglaterra con un tren de cargas de alta velocidad[xxv].

Un plan de infraestructura que tiene en su hoja de la ruta de la seda llegar hasta EUA por el Puente Terrestre que une Siberia y Alaska, y que tiene a sectores del poder en EUA, los Roosveltianos en el Partido Republicano que promueven esta salida productiva para el pueblo norteamericano. Y que promueven también la re-institucionalización de la Ley Glass Steagall como único modo de debilitar estructuralmente al capital financiero global, al impedir que la banca de financiera de inversión pueda existir y dar sustento a las redes financieras globales. Por lo tanto, Trump también tiene una vía hacia el industrialismo nacional por medio de esta articulación con los Brics.

En cambio, EUA está muy mal preparado para enfrentar un alza de precios de las materias primas. Sus reservas de oro, asumiendo incluso que son como se indica, lo cual es por lo menos dudoso[xxvi], son insuficientes para asegurar un dólar en declive, y en cualquier caso la conversión en oro de posiciones en dólares ya no será fácil. En los años venideros y en términos de demanda de los ´commodities´, Estados Unidos le tocará jugar de todos modos de segundo violín a la par de China (y no como en 1970, cuando Gran Bretaña ocupaba ese lugar), empeorando potencialmente la situación de los precios en dólares.

Debido a la continua demanda no cíclica de materias primas de China, existe un riesgo significativo que ni siquiera una depresión debido a la liquidación de la deuda provocada por alzas significativas en las tasas de interés logrará controlar la inflación de precios expresada en monedas occidentales. A diferencia de los años setenta, cuando el dólar ponía la música con que todos los demás bailaban, en este momento China, Rusia y todas las naciones vinculadas a ellos por el comercio ya no bailan al son de la música del dólar. En consecuencia, la política monetaria estadounidense ya no ejerce un control absoluto sobre la inflación de los precios mundiales, medida en dólares u otras monedas fiduciarias.

Por lo tanto, las presiones inflacionarias (de los precios de las materias primas) podrían persistir, por más que caigan los precios de los bonos del Tesoro (títulos de deuda estadounidense). La posibilidad de que el entorno de precios en dólares siga siendo inflacionario en medio de una fuerte recesión económica de Estados Unidos no puede descartarse, incluso si en 2018 la política monetaria de la Reserva Federal ya estuviera manejada por la administración Trump.

Golpes, Crisis y Colapsos
Un probable colapso financiero en EUA en 2017

Ahora bien, al intentar Donald Trump implementar las políticas fiscales expansionistas de Gran Bretaña de 1970, todas las señales de un ciclo similar se están gestando hoy en EUA pero en una escala muy superior. Pero hay diferencias obvias, en particular la alta carga de la deuda en el sector privado. En la década de 1970, los niveles de deuda del sector privado eran bajos y tan así que los precios inmobiliarios residenciales en el Reino Unido inicialmente no se vieron afectados por el aumento de las tasas de interés. Hoy en día, las propiedades residenciales en EUA cuentan con hipotecas que alcanzan un 80% del valor de la propiedad. De hecho, el nivel de deuda del sector privado en general en Estados Unidos es ahora tan grande que un aumento en la tasa de interés de los fondos federales en un dos a tres por ciento ya puede ser suficiente para que colapsen tanto los precios de la vivienda residencial y el sector financiero de EUA como un todo.

Un probable colapso financiero en la UE en el 2017

Otra diferencia importante es la interconexión de los mercados. El aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos sin duda se traducirá en la migración de euros a dólares buscando rendimientos crecientes de inversiones en dólares. Esto afecta en particular a la zona del euro. Los bancos de la eurozona enfrentarán pérdidas en el mercado de bonos (ya que sus inversores buscarán venderlos para invertir en dólares) potencialmente tan grandes que todo el sistema bancario europeo podría colapsar y hasta su propia supervivencia podría verse amenazada por estos desarrollos. Es probable que el BCE[xxvii] continúe inyectando dinero en el sector financiero en un intento desesperado por salvar a los bancos, pero sólo podrá hacerlo mientras que el efecto de la inflación de precios de un euro en caída, no lo obligue a elevar las tasas de interés también.

Ante la amenaza de una fuerte crisis bancaria la Comisión Europea está aumentando los controles sobre la moneda en efectivo y los metales preciosos como el oro y la plata. En el marco de los “ataques terroristas”, como él que tuvo lugar esta navidad en Berlín se pretende limitar la posibilidad de operar con dinero en efectivo y, primero que nada desde y hacia el exterior. Lo anterior tiene que ver con la implementación de un corralito que cierra las oportunidades de fuga de dinero hacia afuera. La posesión de oro se hará ilegal, lo que implica una clara confiscación de la riqueza ciudadana. Al sacar de circulación los billetes de mayor valor, se limitará la posibilidad de guardar dinero fuera del banco, bajo el colchón. Todo lo anterior para preparar un ´bail in´(corralito cambiario) para el momento de la bancarrota[xxviii].

Con la perspectiva que Donald Trump asuma como presidente de EUA, justo cuando el sistema bancario europeo encabezado por Alemania consiguió una sorpresiva victoria en el Comité de Basilea sobre la banca financiera globalista de Wall Street en torno a las reglas de crédito.  Alemania junto con Francia ha logrado que el mercado de capitales no se subordine a las reglas de juego de los megabancos norteamericanos. Lo que está en juego es el liderazgo económico a nivel global en un momento que los bancos chinos también consideran jugar un papel protagónico y tener mayor control sobre el mercado de capitales. Tratase de un gran reto político, ya que Deutsche Bank ha logrado sobrevivir como el último banco que podrá competir con los grandes bancos de inversión de Wall Street.  

 Lo anterior beneficiaría a los países de la UE en caso de una crisis financiera o en torno a disputas sobre el alza o no de las tasas de interés ya que no dependerán de un ´club´ de bancos americanos, los cuales monopolizarían la compra de bonos del Tesoro[xxix].

Es interesante mencionar en este contexto también que Trump acusó al billonario George Soros de ser parte clave de esta estructura global de poder responsable de ´robar las riquezas´ a la clase trabajadora, a costa de la soberanía nacional y al servicio exclusivo del capitalismo globalizado.  Ahora que Trump ocupa la Casa Blanca, el gobierno de Hungría, como miembro de la Unión Europea, se siente con el respaldo suficiente para poner todos los instrumentos políticos a su disposición para desmantelar las grandes ONG´s relacionadas con Soros[xxx].

La crisis de la UE es un proceso que viene desde 2009 y tiene que ver con resolver en que esquema de poder mundial formara parte, ya que no puede serlo por sí misma pero es un componente central para definir el poder mundial. Las tensiones están siempre presentes por este motivo y la UE no solo tiene opciones en el esquema unipolar financiero continental, sino que también los tiene en los esquemas universales multipolares. Decimos que la UE no tiene opción en el globalismo unipolar porque implica se desaparición como UE.

D.Trump y su ´matrimonio´ con Rusia en 2017

El Nuevo presidente de EUA anunció que su próximo Secretario de Estado será Rex Tillerson, ejecutivo de la empresa petrolera ExxonMobil, el hombre que dio inicio al ´fracking´, al desarrollo del petróleo y gas no convencional.  El Departamento del Estado que dirigirá está encargado de toda clase de guerras económicas en el mundo. Todo esto en un momento donde los días del dólar parecen estar contados y que las monedas fuertes están cada vez más situadas en el Este. Rex Tillerson tiene un lazo fuerte con la Dinastía Rockefeller, cuya fortuna en Standard Oil derivo en la fundación de ExxonMobil.

Tillerson y su control sobre el gas natural -que tiene el poder de llevar el precio de petróleo a una caída libre-, podría resultar su arma económica por excelencia en la guerra económica y la negociación comercial.  La capacidad y habilidad de controlar la oferta y demanda de la energía será el principal juego de poder. Putin podrá ser o no un aliado en este proceso, ya que Exxon-Mobil también tiene fuertes inversiones en la Federación Rusa e intereses comunes para explorar el Ártico. Pero para el año 2017, esto alejará una potencial guerra militar con Rusia y habrá paz en este año en ese sentido[xxxi].

Trump y su relación con China y América latina

Gran Bretaña, en los años setenta, así como los EE.UU. en los próximos años, ambos tienen un problema específico común: el aumento de precio de los ´commodities´ (materias primas) en general y de la energía en particular. La demanda artificial generada por la expansión fiscal en los Estados Unidos en los años 1970-74 contribuyó a un aumento significativo en el nivel general de los precios de las ´commodities´. El más notable fue el aumento en el precio del petróleo, ya que la OPEP subió el precio por barril de US$3 a US$12 tan sólo en 1973. El alza de los precios de los ´commodities´ se pagó mediante la expansión monetaria, al igual que hoy.

Pero hoy, China está llevando a cabo vastos planes de infraestructura para toda Asia[xxxii], lo que le obliga a almacenar y consumir cantidades sin precedentes de materias primas industriales y energía. Estos planes de China y los BRICS, también involucran y contienen a los capitales financieros globales con los cuales suman y explican que el 63%[xxxiii] del PMB[xxxiv] mundial se produzca en las economías emergentes (no en EUA). Los planes expansivos de Trump entrarán en conflicto con los planes más grandes que China ya tiene en marcha, elevando aún más los precios de los ´commodities´ expresados en dólares. Esto, además de las alzas ya observadas antes que asumiera Trump, empeora la perspectiva de los precios aún más todavía.  Aquí queda claro el porqué del conflicto de intereses entre China y EEUU en la política económica de Trump. Esto podrá tener un efecto rebote hacia América Latina. En el conflicto latente por las materias primas es de esperar que la doctrina Monroe se reintroduzca con casi seguridad y con mucha fuerza.

El presidente electo Donald Trump está impulsando una agenda negativa para América Latina: promete construir un muro en la frontera sur de Estados Unidos, renegociar o terminar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte –TLCAN/Nafta- con México y Canadá, y aniquilar el Acuerdo de Asociación Transpacífico con países asiáticos y latinoamericanos. Si toda la oferta política de Trump para América Latina se limita en 2017 a una agenda negativa –anticomercio, antiinmigración y antiacuerdos contra el cambio climático– China llenará el vacío y ganará aún más influencia en la región.

El anuncio de Trump sobre eliminar el Acuerdo de Asociación Transpacífico –TPP- fue un regalo para China”, que aprovecho muy bien en la reunión de la APEC en Perú en noviembre de 2016[xxxv]. Es importantes tener presente que, al calor de del año electoral en Estados Unidos, ha pasado inadvertida la ofensiva de China para aumentar su presencia en América Latina. Durante su última gira por la región, Xi entre otras cosas inauguró la mayor presa hidroeléctrica de Ecuador, construida por una firma china con préstamos chinos, y exploró nuevas inversiones en infraestructura en Perú y Chile. China ya tiene acuerdos de libre comercio con Chile, Perú y Costa Rica, y puede firmar nuevos acuerdos con países latinoamericanos o expandir sus negociaciones de la zona de libre comercio asiático a países latinoamericanos en un futuro cercano. Pero principalmente también ya los tiene con Brasil, Argentina, Venezuela y Bolivia.

A mediados de noviembre, poco después de las elecciones en Estados Unidos, el presidente chino Xi Jinping visitó Ecuador, Perú y Chile. Fue la tercera visita del líder chino a América Latina desde que asumió el cargo en 2013. Xi ha visitado en tres años diez países latinoamericanos, casi tantos como los 11 a los que ha ido el presidente Obama durante sus ocho años en el cargo.

A modo de conclusión: Escenarios de golpe por crisis inducidas

El plan estratégico que Obama ha seguido debilitando la influencia norteamericana en la política exterior como nación hegemónica, ya que el proyecto del capital financiero globalista no tiene el objetivo de construir ´Otro siglo norteamericano´, sino un gobierno global por encima de todas las naciones incluso por encima de EUA.

Un gobierno global que se estructura a partir de una red de cities financieras que controlan los bancos centrales de las naciones y que a partir de monopolizar la política monetaria del país se imponen subordinando a los gobiernos electos y se articulan en una red global de cities financieras. Por ello podríamos describirlo como un globalismo, porque se impone al nacionalismo y continentalismo; unipolar porque expresa una forma de capital financiero global como unidad central; y multilateral porque su territorialidad se compone como red de cities financieras y gobiernos de bancos centrales.

Por otro lado, con la visión de la seguridad nacional y ´Make America Great Again´, la administración Trump empieza a mostrar la heterogeneidad de su composición de poder. Por un lado, ya se perfilan en su gabinete los actores del continentalismo unipolar financiero con la posible presencia muy fuerte de Goldman Sachs y sus CEO´s, del complejo industrial militar y sus generales, más la Exxon-móvil, Rockefeller y Kissinger.

Este continentalismo unipolar proyecto poder desde 1950 lo cual entro en crisis con el ascenso del globalismo financiero a partir de 1999-2008, y se plantea el desafío de imponerse en la interna unipolar financiera y poder seguir haciéndolo a partir de disputar el gobierno de Trump, a partir de EUA y su TLCAN/Nafta (México y Canadá) que se amplia como ALCA. Proyectando un mundialismo financiero que se apoya en Alemania para subordinar a la Unión europea y África, y en Japón para subordinar al Asia-pacifico como apoyos subordinados.

Puede percibirse ya la mano de Kissinger detrás del trono de Trump en materia de política exterior, que se orienta a enfrentar a China e Irán y utilizar a Putin y Rusia para evitar la posibilidad que se realice una Eurasia unificada como multipolarismo Brics, proyecto que significa un contrapeso muy grande para las ilusiones tanto de un mundo unipolar con un enfoque nacionalista y neoconservador norteamericano como de un mundo unipolar bajo la hegemonía del capital financiero globalizado. 

Son China y Rusia los países que más defienden la soberanía nacional y la idea de un mundo multipolar. Los globalistas atacaron sobre todo a Rusia para evitar esa integración de Eurasia ya que tenían su red financiera globalizada fuertemente desarrollado en China y no en Rusia. La administración Trump de la mano de Kissinger atacará sobre todo a China, ya que es el punto de mayor fortaleza desde donde se proyecta tanto el multipolarismo Brics como el Unipolarismo global, y necesita evitar que el gobierno global y unipolar se levante a expensas de EUA.

Por ello, es importante observar la orientación y reorientación de los flujos de capital a partir de las subas de tasas de interés. El capital financiero global produjo masas de dinero ficticio en los bancos centrales de EUA, la UE, Gran Bretaña, Japón, China y oriento esos flujos de capital ficticio a financiar el despliegue de las plataformas globales y la infraestructura en las economías emergentes. Proceso de despliegue que consolido la deslocalización de las ETN´s desde los países centrales (EUA, GB, Alemania, Francia, etc.) hacia los países periféricos desde 1994, re-denominándolos como economías emergentes y consolidándolo desde 2009 en adelante. Pero este proceso de flujos de capital creciente hacia la periferia y economías emergentes, también facilito, potencio y consolido el proyecto del multipolarismo universal productivo estatal Brics y el de diálogo ecuménico interreligioso.

Por lo tanto, el unipolarismo continental financiero cuando se plantea el aumento de tasas de interés, desde la Fed o desde el tesoro de EUA, lo hace para reorientar el flujo de capitales ficticios de la gran burbuja financiera desde las economías emergentes hacia los EUA. Para desfinanciar al unipolarismo global y a los Multipolarismos, pero también para repotenciar la infraestructura de los EUA y recuperar la centralidad de motor de la economía mundial que no tiene desde 2001-2010, cuando de explicar el 60% del PBM pasó a explicar solo el 37%. Pasando a ser el motor de la economía mundial, china y el área Asia-pacifico.

El nacionalismo industrialista Norteamericano expresado directamente en los discursos de D.Trump se plantea reorientar los flujos de capital y crédito hacia los EUA para reindustrializar la economía norteamericana, para devolver los empleos de calidad a los trabajadores norteamericanos, etc. En este sentido coincide, con el continentalismo, en el enfrentamiento con China y el globalismo financiero de los Obama-Clinton. Pero se enfrenta con el Contientalismo unipolar cuando plantea la necesidad del TLCAN/Nafta. Y coincide con el multipolarismo Brics cuando ve la oportunidad de ser parte de la nueva ruta de la seda.

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