17 de enero de 2017
Crédito: alai
Agencia Latinoamericana de Información
Wim Dierckxsens
Walter Formento
Introducción
Agencia Latinoamericana de Información
Wim Dierckxsens
Walter Formento
Foto: Captura reproducción vídeo de Youtube |
Introducción
El
triunfo inesperado de Trump produjo también algunas reacciones
sorpresivas del “mercado[i]”.
Esto se manifiesta en parte, en que los inversionistas asumen mayores
riesgos en sus compras de activos (acciones) en vez de bonos y que
compran dólares vendiendo otras monedas e incluso oro. Este
comportamiento sucede porque el presidente recientemente electo ha
afirmado que implementará políticas de inversión en
infraestructura y aplicará recortes tributarios para fortalecer la
producción. Si prosigue en este plan, conducirá también a mayores
déficits fiscales, y tasas de interés en alza en los EUA (Estados
Unidos de América).
El
aspecto global de la re-calibración de los “mercados” se centra
en las tentaciones de invertir en dólares a costa del euro y el yen,
ya que ambos están aún atascados en tipos de interés más bajos y
hasta negativos. Los flujos de capital, obviamente, favorecen al
dólar que repunta en el mercado a costa del Euro y el Yen. Lo cual
podría significar una nueva gran crisis bancaria en la Unión
Europea y su ingreso en un eventual proceso que debilita su unidad
estratégica, hecho que no dejaría de tener un sabor a triunfo para
el capital financiero globalista si el camino es el de la
desintegración de la UE según como se resuelva la crisis de la UE,
recordemos que este viene de ser recientemente derrotado en las
elecciones de EUA (ya que su candidata era Clinton) y en el
Brexit[ii] de
Gran Bretaña. Está claro que el globalismo financiero ha
quedado debilitado aún más en EUA al perder ahora el poder
ejecutivo, ya había perdido el poder legislativo y el poder
judicial, y nunca fue dominante en el mercado interno ni en el
pentágono. Aunque si lo sigue siendo en el mercado mundial. Pero la
UE, como UE, sigue teniendo opciones más fuertes de articulación en
el multipolarismo de los Brics, junto a China-Rusia-India-etc. Aunque
también pueda ser tensionada desde un EUA que intenta fortalecerse
desde su continentalismo[iii].
Pero
el capital financiero global no se quedara inmóvil en EUA, la
Reserva Federal (FED) ya subió las tasas de interés días después
del triunfo de Trump. La Fed considera que ahora es el momento para
aumentar las tasas de interés, anunciando además tres aumentos para
2017 y proyectando otros tres, tanto en 2018 como en 2019. Recordemos
como operaron los anuncios del presidente de la Fed Ben Bernanke, en
junio de 2013, sobre la decisión de aumentar las tasas del 0,25% al
2,5%, produciendo la primera gran corrida financiera global con una
salida brutal de inversiones de las economías emergentes hacia
posiciones expectantes. Hecho que produjo una ralentización de la
economías emergentes del 5% al 1%, con China del 7,8% al 4%[iv].
Muchos
norteamericanos esperan el milagro económico de Trump, pero la
verdad es que la Reserva Federal no estará bajo su control hasta la
segunda mitad del año 2018, son los globalistas pro-Clinton quienes
seguirán teniendo el control y un fuerte poder en la Fed[v],
de poder fijar las tasas de interés. Por ello no sería extraño que
el nuevo presidente, más temprano que tarde, haga el esfuerzo
político de poner fuera de juego a la Reserva Federal, dejando en
manos del Departamento del Tesoro[vi] sus
funciones esenciales. De otra manera deberá esperar hasta la segunda
mitad de 2018, que podría ya ser demasiado tarde[vii].
La
Junta de gobernadores de la Reserva Federal consta de siete asientos.
Dos de ellos quedaron vacantes desde 2014, cuando Obama nombró dos
gobernadores nuevos que fueron rechazados en el Senado dominado por
los republicanos. Los cinco gobernadores en ejercicio todos son
banqueros, de formación en economía o abogacía. El período de la
presidenta, Janet Yellen termina el 3 de febrero de 2018 y el
Vicepresidente Stanley Fisher podrá quedarse hasta el 2020. La
costumbre es que ambos se retiren en 2018 y que Trump tenga la
posibilidad de nombrar en tal caso, según afirma, a personas que
expresen los intereses del sector empresarial industrial, comercial y
agrícola. Lo anterior implica que desde ahora hasta principios
de 2018, la lucha entre el neoliberalismo financiero globalizado
enfrentado con, el continentalismo financiero neoconservador y el
nacionalismo industrialista norteamericano será intensa; y si
los globalistas quieren causar un colapso financiero para debilitar a
D.Trump, lo tendrán que realizar lo antes posible, durante el año
2017 o principios de 2018[viii].
Está
claro que conforme la Fed aumente la tasa de interés subirá la
cantidad de dólares destinados al servicio de la deuda
estadounidense que ya es de 14 billones de dólares. Los intereses
serán la partida del presupuesto del Gobierno Federal que más
rápidamente crecerá con la suba de la tasa de interés. Es obvio
que los globalistas tienen un plan para debilitar a D.Trump y
para que colapse la economía norteamericana, y lo vienen ejecutando
desde que resultó ganador Trump en las elecciones del de noviembre
de 2016 a partir de: los anuncios de que la Fed aumentaría la tasa
de interés, de las movidas para que no llegue a los 270 electores en
los veinte colegios electorales el 19 de diciembre de 2016, de las
mediáticas movilizaciones de jóvenes en los grandes centros
urbanos, a partir de la denuncia de la intromisión de hackers rusos,
etc.
En
el plano de la economía con el anuncio de un plan de fuertes
incrementos en las tasas de interés tienden a provocar un colapso y
harán lo imposible a través de las principales
corporaciones-mediáticas bajo su dominio de responsabilizar a
Trump y sus apoyos económicos y políticos, pues, el colapso es un
proceso y no un suceso. El colapso/crack bancario implicaría
sin duda procesos de ´bail-in´, un corralito bancario reduciendo o
prácticamente eliminando el dinero-en-efectivo para así poder tener
el control sobre la población entera a través de sus cuentas
bancarias, hecho que afectaría de manera directa a todas personas
bancarizadas[ix].
El
plan de los globalistas se orienta a acabar con el dólar como moneda
internacional de referencia y este colapso limitaría fuertemente el
peso del dólar en el mercado internacional. De este modo el
valor del nuevo dólar ya no sería controlado por la Reserva
Federal, esta probablemente tendría que ceder este rol al Fondo
Monetario Internacional (FMI) y el dólar perdería mucho de su
actual poder adquisitivo, mediante procesos de devaluación e
inflación.
Mientras
tanto D.Trump y sus apoyos, en el Continentalismo financiero
neoconservador y en el nacionalismo industrialista, también
necesitan aumentar la tasa de interés para atraer el crédito
mundial, orientando el flujo de capital especulativo de la gran
burbuja hacia EUA, y de la especulación a la producción, que
incluye el regreso de las inversiones de ETN´s[x],
para financiar su plan de reindustrializar EUA y reposicionarlo como
potencia industrial mundial, con el objetivo de confrontar
estratégicamente con los globalistas y con el multipolarismo
industrialista Brics.
La
pregunta es si los globalistas lograran construir la imputación de
la responsabilidad de Trump y sus políticas, o si por el contrario
el gran público podrá ver claramente que es la élite financiera
globalista quien controla la mano que mece la cuna de la crisis. En
tal caso el panorama incluso se abriría para una alternativa
sistémica[xi].
Qué
pasará en el primer año del gobierno D.Trump
Para
ello es importante analizar la próxima fase del ciclo de crédito, y
las implicancias para las tasas de interés y de inflación. Un
recorte fiscal para estimular la producción en EUA significará un
alza en las tasas de interés y con ello sobre los precios, que van
ir en ascenso. En este sentido podríamos encontramos con una
política “muy prudente” de Trump de no comenzar con su política
fiscal o de hacerlo de manera muy gradual[xii].
El alza de precios de las materias primas se producirá de todos
modos debido al almacenamiento continuo de materias primas realizado
por China y su plan ya en marcha de Nueva Ruta de la Seda[xiii],
cuya demanda de estos ´commodities´ compite con la demanda esperada
que generan las obras de infraestructura y reindustrialización
anunciadas por D.Trump.
Hasta
que asuma D.Trump, los bancos están en la fase inicial que marcará
pérdidas en bonos, ya que se verán obligados a vender sus tenencias
en bonos para crear espacio de financiar los mega-proyectos de
infraestructura. La venta masiva de bonos que se espera implicará
una pérdida de precio de los mismos con las pérdidas bancarias
correspondientes.
Los
mecanismos detrás de los flujos de crédito bancario del sector
financiero al productivo hoy son diferentes a las situaciones en
tiempos anteriores (1970-79). A partir del año 2008 el ciclo de
crédito financiero se ha prolongado y distorsionado
artificialmente[xiv],
debido a que la mayoría de las malas inversiones acumuladas
(1999-2006), que normalmente hubieran sido eliminadas en la fase de
desaceleración del ciclo de crédito (2009-2014), desde la Fed y su
red de bancos centrales subordinados se les ha permitido persistir,
para lo cual se ha agregado toda una emisión sin respaldo. Lo
anterior gracias a la supresión agresiva de los tipos de interés
por la Reserva Federal que creó una burbuja de emisión de dinero
sin respaldo a tasas de interés cero y hasta negativas. Se construyó
así una burbuja financiera varias veces más grande que la que
estallo en 2008 en EUA, con la caída del banco de inversión Lehman
Brothers, pero ahora de tamaño global.
En
consecuencia, el acumulado crédito bancario de estos tiempos nunca
se reasignó[xv] del
uso improductivo al productivo, sino que se ha ampliado sin cesar en
nombre de la ingeniería financiera (burbuja). Entrando al 2017, los
bancos todavía tienen que vender sus tenencias en bonos comprados a
precios altos, cuando las tasas de interés estaban excepcionalmente
bajas. Ahora están presionados para venderlos a fin de lograr el
suficiente espacio en su cartera, para poder ofrecer préstamos
destinados a la expansión de la infraestructura y para financiar un
déficit fiscal en alza. Se espera en 2017 una venta masiva y en
consecuencia una verdadera caída en el precio de los bonos del
Tesoro. Esto ocurrirá en el 2017, suponiendo que D.Trump siga con
sus planes económicos.
Sin
embargo, los actores que apuestan por la actividad industrial,
comercial y agraria ya han anticipado a la baja los precios de los
bonos en poder de los bancos. Han anticipado grandes pérdidas para
los grandes bancos que recibieron bonos emitidos a tasa 0% y sin
respaldo, y que ahora deben sí o sí venderlos. Pues, el precio del
bono es inverso a su rentabilidad.
Dado
que, antes de los planes expansivos de D.Trump, los rendimientos en
bonos se encontraban a niveles inusualmente altos (debido a las tasas
de interés excepcionalmente bajas 0% o negativas), ahora se esperan
grandes pérdidas bancarias en el mercado de bonos con la subida de
las tasas de interés.
Se
esperan pérdidas muy grandes para los bancos debido a que deberían
venderlos cuando, tanto fuera de EUA (Chinos sobre todo) como los
mismos bancos dentro de EUA, hay una fuerte presión para invertir
en: a- los grandes proyectos de infraestructura dentro y fuera de
EUA, b- por la política de la FED de elevar las tasas de interés
por motivos geopolíticos en la disputa entre los capitales
financieros dentro de EUA, c- también como resultado de
las expectativas de inflación y d- como consecuencia de la propia
caída de los bonos.
La
liquidación de bonos del tesoro en el exterior
El
efecto a la baja de los bonos del Tesoro no solo se define por causas
internas. Ya hemos mencionado en nuestro artículo anterior[xvi] que
no solo China sino los países asiáticos en general, con la
excepción de Japón, se están deshaciendo masivamente de los bonos
del Tesoro. Esta liquidación masiva de bonos es algo que Washington
ya temía desde hace años, porque pondría a la Reserva federal en
la posición de tener que aumentar las tasas de interés. Un alza en
las tasas de interés se reforzará sobre todo si esta liquidación
de bonos continúa o incluso si se acentuara en los próximos meses.
Ya
Trump advertía que cuando la Fed aumente demasiado a menudo las
tasas de interés, el dólar se fortalecerá al haber una fuerte
demanda del billete verde, al menos temporalmente, hasta que luego
serán ´trocados´ por oro o materias primas, aumentando el precio
de ambos. El día que la presidencia de la FED acelere el aumento en
las tasas de interés (el próximo aumento ya podrá ejecutarse en
febrero de 2017) Trump no podrá contar con Yellen y su ´board´,
porque no le responden, para aplicar la expansión monetaria que se
ocupa para financiar su déficit fiscal. Él hará la presión
necesaria sobre la Fed para poder “guiar” los aumentos las tasas
de interés y de ser necesario no esperara hasta febrero de 2018 para
reemplazarla de una forma u otra. A él la gustaría poder reemplazar
a Yellen pero su mandato termina en febrero de 2018[xvii].
Las
consecuencias de un estímulo fiscal
Los
bonos:
El
presidente electo tiene como proyecto promover un estímulo fiscal
sustancial para la empresa privada industrial, comercial y agrícola.
La diferencia entre un estímulo monetario y otro fiscal se encuentra
en la inflación de precios. El estímulo monetario tiende a inflar
los precios de los activos, mientras que un estímulo fiscal tiende a
inflar los precios al consumidor. Por lo tanto, el estímulo fiscal
conduce con mayor certeza al aumento de las tasas de interés debido
al efecto de inflación de precios. El alza en los rendimientos de
los bonos se produce al venderlos a precios en baja. La baja del
precio de los bonos causará pérdidas dolorosas para aquellos bancos
con fuertes inversiones en bonos (sobre todo los de corto plazo) que
compraron en su momento más caro.
Esto
se suma a una debilidad estructural que todos los bancos acarrean
desde la crisis de 2008 y que se ha sumado a un mundo de bancos y
bancos centrales expuestos a la gran burbuja financiera que se generó
para posponer el escenario de ganadores y perdedores entre las
grandes bancas financieras transnacionales. Los grandes perdedores
inmediatos del 2008, lograron posponer la resolución de la crisis,
producto de una lucha de intereses financieros trasnacionales, hasta
poder construir-imponer un escenario favorable en la puja.
Este
es el fundamento de esa gran burbuja financiera que deja expuestos a
todos los bancos centrales, a todas las monedas internacionales, a
todos los grandes bancos a la crisis de la burbuja financiera y que
al mismo tiempo les ha permitido posponer su resolución desde 2008,
hasta ahora. Pero ahora el terreno es uno mucho más complejo que en
2008, es de mucha mayor envergadura y ya no solo existen opciones en
esquemas financieros sino que emergieron ya las opciones alternativas
anti-financieras y multipolares universales[xviii].
Las
acciones
Se
puede esperar que el cambio de un estímulo monetario, durante el
período post crisis de 2008 a 2016, a otro fiscal en 2017 afecte
también negativamente los precios de los activos, por las razones
que quedarán claras a continuación. En la fase expansiva (de la
producción), el dinero debe abandonar las actividades puramente
financieras. Sin embargo, no se puede tener a la vez un estímulo
fiscal y una reasignación de recursos económicos al sector privado
no financiero sin crear un poderoso efecto de precios sobre los
relativamente escasos activos financieros. En consecuencia, no sólo
se espera una caída en los precios de los bonos debido a un aumento
en los rendimientos vía intereses de los mismos, sino también en
los mercados bursátiles habrá un clara tendencia al alza y a tal
punto que los fundamentos de las acciones parecerán estar en su
mejor momento. Por lo tanto, la euforia postelectoral con la victoria
de D.Trump en las bolsas de valores es un reflejo de un sentimiento
positivo, que va por delante de la realidad[xix].
La
expansión monetaria y las tasas de interés
Los
keynesianos argumentarían que las tensiones a las que se enfrenta el
sector financiero pueden compensarse con la expansión del crédito.
En general podría ser, siempre y cuando los bancos tengan espacio en
sus hojas de balance para un incremento adicional del crédito, lo
cual no es la realidad actual. La realidad consiste en un sistema
bancario financiero sobresaturado de bonos de deuda (burbuja
financiera) principalmente en dólares, por un monto que es 22 veces
la economía real, que no tienen respaldo en la economía real. Y que
necesitan que los tenedores de bonos asuman las pérdidas, para poder
ser re-direccionados a potenciar la economía real (infraestructura y
producción industrial, comercial y agraria)[xx].
Sin
embargo, los efectos inflacionarios de la expansión fiscal sobre los
precios al consumidor se convierten en una fuerza considerable y
relativamente inmediata, que domina rápidamente las decisiones de la
política monetaria. Esto se debe a que, a través del aumento en el
gasto público en infraestructura y producción, el déficit fiscal
se traduce directamente en un aumento de la demanda de bienes y
servicios, elevando los precios a medida que se gasta dinero extra
creado a partir de la nada (burbuja). Por otro lado, el resultado
será que el banco central inevitablemente aumentará las tasas de
interés a fin de proteger el poder adquisitivo de la moneda[xxi].
El
ejemplo más claro en la memoria viviente para explicar las
consecuencias de la política económica de Trump, es la economía de
Gran Bretaña en la primera mitad de los años setenta. A partir de
1970, el gobierno estimuló agresivamente la economía al aumentar el
déficit fiscal a partir de una baja en las tasas de interés. El
resultado fue un alza en el mercado bursátil que terminó en mayo de
1972. Los intereses pagados por los bonos del gobierno británico
habían tocado fondo más temprano en ese mismo año. A medida que se
percibía que la economía mejoraba, el Banco de Inglaterra aumentó
los tipos de interés con la inflación de precios como consecuencia.
Los bonos se solían vender a menor precio al tiempo que sus
rendimientos crecieron. La especulación llevó la inversión de los
mercados de valores a la propiedad comercial, cuando los alquileres y
los valores de los inmuebles subieron debido a la expansión de la
demanda de oficinas, impulsada por un boom económico artificial.
La
inflación de precios se aceleró hasta el punto en que las tasas de
interés tuvieron que ser aumentadas aún más todavía, provocando
un colapso en el mercado inmobiliario, lo que obligó al rescate de
los bancos involucrados. A lo largo del ciclo, la tasa básica del
Banco de Inglaterra había aumentado del 5% en septiembre de 1971 al
13% en noviembre de 1973, precipitando el colapso del mercado
inmobiliario. Los rendimientos de los bonos a largo plazo se
habían duplicado a más del 15% y a fines de 1975 la bolsa de
valores había perdido 75% de su valor. La situación financiera del
Gobierno británico era tan mala que tuvo que pedir prestado dinero
al FMI.
Todo
esto sucedía en Gran Bretaña entre 1970-1979, cuando el mundo se
encontraba aun sin una decisión de emisión de dinero por los bancos
centrales sin respaldo en la economía real. Si se encontraba en
medio de la crisis del respaldo oro del dólar como moneda
fiduciaria[xxii],
provocada por la decisión de Alemania y Francia en 1967 de exigir
sus acreencias con EUA en oro, hecho que fue resuelto con la decisión
de EUA de plantear el no reconocimiento de la deuda, el no respaldo
en oro del dólar y el pasaje al respaldo del dólar en el comercio
de petróleo con Arabia Saudita (llamado desde entonces
petrodólares). Todo esto sucedía cuando la economía de EUA era aún
el motor central de la economía mundial. Algo que ha dejado de
suceder a partir de la crisis de 2008 y que es el gran fundamento de
esta crisis mundial.
Con
lo cual se nos plantea el dilema acerca de cuál será el camino que
recorrerá la política de D.Trump en la economía de EUA en una
situación mundial totalmente distinta a la de 1970/79.
El
oro, el colapso sistémico y la perspectiva posterior
El
oro se encuentra atrapado en una baja temporal de su precio, siendo
su venta una forma rápida para que los fondos de
cobertura[xxiii] ubicados
en Estados Unidos compren dólares con un precio y rendimientos en
alza. Si bien esta presión puede persistir, sobre todo si el euro se
debilita más, consideramos que es esencialmente un efecto temporal
de coyuntura. En 2017, el oro tendrá una tendencia al alza.
Entre
1970 y fines de 1974, el oro subió de $35 a $197.50, un aumento de
más del 500%. Durante ese período, como ya se mencionó, la tasa
básica del Banco de Inglaterra pasó de 5% a 13%. La tasa de
descuento de la Fed subió de 4,5% en 1972, al 8% en agosto de 1974.
Así observamos que un aumento en el precio del oro fue acompañado
por un aumento en la tasa de interés, lo que contradice los saberes
de la economía convencional de hoy.
El
21 de enero de 1980 el oro alcanzó un precio máximo de 850 dólares,
cuando la tasa de descuento de la Fed se situó en un 12%. La actual
convicción de que un aumento de las tasas de interés sería malo
para el oro fue refutada por esos acontecimientos. La razón por
la que el oro subió no tuvo que ver con las tasas de
interés, y si tuvo todo que ver con la aceleración de la
inflación de precios. La única manera de detener el aumento
del precio del oro era elevar los tipos de interés lo
suficientemente altos y fuertes como para dar un golpe que pudiera
colapsar la actividad económica, tal como lo hizo Paul Volcker en
1980-81, y lo que podría llegar a hacer la Fed si siguiera
manos de los globalistas en el año 2017.
Otra
manera de mirar el precio del oro en perspectiva es pensar en él en
términos de precios de las materias primas, que en el largo plazo
tienden a ser más estables cuando se mide en oro, que cuando se mide
en monedas fiduciarias[xxiv].
Dada la perspectiva al alza de los precios de las materias
primas, ya que tanto China como Estados Unidos compiten por las
mismas y aumentan la cantidad de dinero para pagarlas, es más
lógico que el precio del oro mantenga su nivel de poder adquisitivo
frente al aumento de los precios de los ´commodities´ y no en
relación con la pérdida de poder adquisitivo de las monedas
fiduciarias.
Ahora
bien, China, y los Brics, se han preparado para este momento
histórico, habiendo emprendido una política de larga data de
almacenamiento de oro desde 1983. La cantidad de oro que el país ha
acumulado, además de las reservas oficiales declaradas, es un
secreto de estado, pero la estimación es de al menos 20.000
toneladas. En 2002, el Estado chino probablemente ya tenía asegurado
suficiente oro físico para permitir que sus propios ciudadanos se
unieran a la iniciativa, porque en ese año el Banco del Pueblo
estableció la Bolsa de Oro de Shanghai y levantó la
prohibición de la propiedad privada de oro en China.
En
los últimos catorce años, los particulares y las empresas en China
han acumulado al menos otras 10.000 toneladas, y China por lejos se
ha convertido en el mayor productor y refinador de oro. Podemos decir
que China se ha preparado a sí misma y a sus ciudadanos
con suficiente antelación para el colapso del poder adquisitivo
de las monedas fiduciarias que su demanda de ´commodities´
probablemente provocará. Lo único que debe hacer
es deshacerse de sus bonos del Tesoro de los Estados Unidos
acumulados en el pasado antes de que se estos se queden sin
valor, cosa que ya está haciendo de manera acelerada.
Además, China
ha ido desarrollando un esquema de poder productivo, multipolar y de
escala universal. Esquema que comparte con Rusia y la Unión
Económica Euroasiática, con la India y su área de influencia, con
Brasil-Argentina y la Unasur-Celac, con Sudáfrica y la Unión
Africana, a los cuales se suma Pakistán, Irán, Siria, Egipto y
otros. Un esquema con moneda internacional centrada en el yuan y la
canasta de monedas Brics, con un Banco de Infraestructura y
Desarrollo (BAII), un Fondo de fomento, un sistema propio de
compensación de intercambio, un plan de infraestructura y desarrollo
que muy pronto llega a Inglaterra con un tren de cargas de alta
velocidad[xxv].
Un
plan de infraestructura que tiene en su hoja de la ruta de la seda
llegar hasta EUA por el Puente Terrestre que une Siberia y Alaska, y
que tiene a sectores del poder en EUA, los Roosveltianos en el
Partido Republicano que promueven esta salida productiva para el
pueblo norteamericano. Y que promueven también la
re-institucionalización de la Ley Glass Steagall como único modo de
debilitar estructuralmente al capital financiero global, al impedir
que la banca de financiera de inversión pueda existir y dar sustento
a las redes financieras globales. Por lo tanto, Trump también tiene
una vía hacia el industrialismo nacional por medio de esta
articulación con los Brics.
En
cambio, EUA está muy mal preparado para enfrentar un alza de
precios de las materias primas. Sus reservas de oro, asumiendo
incluso que son como se indica, lo cual es por lo menos dudoso[xxvi],
son insuficientes para asegurar un dólar en declive, y en cualquier
caso la conversión en oro de posiciones en dólares ya no será
fácil. En los años venideros y en términos de demanda de los
´commodities´, Estados Unidos le tocará jugar de todos modos de
segundo violín a la par de China (y no como en 1970, cuando Gran
Bretaña ocupaba ese lugar), empeorando potencialmente la situación
de los precios en dólares.
Debido
a la continua demanda no cíclica de materias primas de China, existe
un riesgo significativo que ni siquiera una depresión debido a la
liquidación de la deuda provocada por alzas significativas en las
tasas de interés logrará controlar la inflación de precios
expresada en monedas occidentales. A diferencia de los años setenta,
cuando el dólar ponía la música con que todos los demás bailaban,
en este momento China, Rusia y todas las naciones vinculadas a ellos
por el comercio ya no bailan al son de la música del dólar. En
consecuencia, la política monetaria estadounidense ya no ejerce
un control absoluto sobre la inflación de los precios mundiales,
medida en dólares u otras monedas fiduciarias.
Por
lo tanto, las presiones inflacionarias (de los precios de las
materias primas) podrían persistir, por más que caigan los precios
de los bonos del Tesoro (títulos de deuda estadounidense). La
posibilidad de que el entorno de precios en dólares siga siendo
inflacionario en medio de una fuerte recesión económica de Estados
Unidos no puede descartarse, incluso si en 2018 la política
monetaria de la Reserva Federal ya estuviera manejada por la
administración Trump.
Golpes,
Crisis y Colapsos
Un
probable colapso financiero en EUA en 2017
Ahora
bien, al intentar Donald Trump implementar las políticas fiscales
expansionistas de Gran Bretaña de 1970, todas las señales de un
ciclo similar se están gestando hoy en EUA pero en una escala muy
superior. Pero hay diferencias obvias, en particular la alta carga de
la deuda en el sector privado. En la década de 1970, los niveles de
deuda del sector privado eran bajos y tan así que los precios
inmobiliarios residenciales en el Reino Unido inicialmente no se
vieron afectados por el aumento de las tasas de interés. Hoy en día,
las propiedades residenciales en EUA cuentan con hipotecas que
alcanzan un 80% del valor de la propiedad. De hecho, el nivel de
deuda del sector privado en general en Estados Unidos es ahora tan
grande que un aumento en la tasa de interés de los fondos federales
en un dos a tres por ciento ya puede ser suficiente para que colapsen
tanto los precios de la vivienda residencial y el sector financiero
de EUA como un todo.
Un
probable colapso financiero en la UE en el 2017
Otra
diferencia importante es la interconexión de los mercados. El
aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro de los Estados
Unidos sin duda se traducirá en la migración de euros a dólares
buscando rendimientos crecientes de inversiones en dólares. Esto
afecta en particular a la zona del euro. Los bancos de la eurozona
enfrentarán pérdidas en el mercado de bonos (ya que sus inversores
buscarán venderlos para invertir en dólares) potencialmente tan
grandes que todo el sistema bancario europeo podría colapsar y hasta
su propia supervivencia podría verse amenazada por estos
desarrollos. Es probable que el BCE[xxvii] continúe
inyectando dinero en el sector financiero en un intento desesperado
por salvar a los bancos, pero sólo podrá hacerlo mientras que el
efecto de la inflación de precios de un euro en caída, no lo
obligue a elevar las tasas de interés también.
Ante
la amenaza de una fuerte crisis bancaria la Comisión Europea está
aumentando los controles sobre la moneda en efectivo y los metales
preciosos como el oro y la plata. En el marco de los “ataques
terroristas”, como él que tuvo lugar esta navidad en Berlín se
pretende limitar la posibilidad de operar con dinero en efectivo y,
primero que nada desde y hacia el exterior. Lo anterior tiene que ver
con la implementación de un corralito que cierra las oportunidades
de fuga de dinero hacia afuera. La posesión de oro se hará ilegal,
lo que implica una clara confiscación de la riqueza ciudadana. Al
sacar de circulación los billetes de mayor valor, se limitará la
posibilidad de guardar dinero fuera del banco, bajo el colchón. Todo
lo anterior para preparar un ´bail in´(corralito
cambiario) para el momento de la bancarrota[xxviii].
Con
la perspectiva que Donald Trump asuma como presidente de EUA, justo
cuando el sistema bancario europeo encabezado por Alemania
consiguió una sorpresiva victoria en el Comité de Basilea sobre la
banca financiera globalista de Wall Street en torno a las reglas
de crédito. Alemania junto con Francia ha logrado que el
mercado de capitales no se subordine a las reglas de juego de los
megabancos norteamericanos. Lo que está en juego es el liderazgo
económico a nivel global en un momento que los bancos chinos también
consideran jugar un papel protagónico y tener mayor control sobre el
mercado de capitales. Tratase de un gran reto político, ya que
Deutsche Bank ha logrado sobrevivir como el último banco que podrá
competir con los grandes bancos de inversión de Wall Street.
Lo
anterior beneficiaría a los países de la UE en caso de una crisis
financiera o en torno a disputas sobre el alza o no de las tasas de
interés ya que no dependerán de un ´club´ de bancos americanos,
los cuales monopolizarían la compra de bonos del Tesoro[xxix].
Es
interesante mencionar en este contexto también que Trump acusó al
billonario George Soros de ser parte clave de esta estructura
global de poder responsable de ´robar las riquezas´ a la clase
trabajadora, a costa de la soberanía nacional y al servicio
exclusivo del capitalismo globalizado. Ahora que Trump ocupa la
Casa Blanca, el gobierno de Hungría, como miembro de la Unión
Europea, se siente con el respaldo suficiente para poner todos los
instrumentos políticos a su disposición para desmantelar las
grandes ONG´s relacionadas con Soros[xxx].
La
crisis de la UE es un proceso que viene desde 2009 y tiene que ver
con resolver en que esquema de poder mundial formara parte, ya que no
puede serlo por sí misma pero es un componente central para definir
el poder mundial. Las tensiones están siempre presentes por este
motivo y la UE no solo tiene opciones en el esquema unipolar
financiero continental, sino que también los tiene en los esquemas
universales multipolares. Decimos que la UE no tiene opción en el
globalismo unipolar porque implica se desaparición como UE.
D.Trump
y su ´matrimonio´ con Rusia en 2017
El
Nuevo presidente de EUA anunció que su próximo Secretario de Estado
será Rex Tillerson, ejecutivo de la empresa petrolera ExxonMobil, el
hombre que dio inicio al ´fracking´, al desarrollo del petróleo y
gas no convencional. El Departamento del Estado que dirigirá
está encargado de toda clase de guerras económicas en el mundo.
Todo esto en un momento donde los días del dólar parecen estar
contados y que las monedas fuertes están cada vez más situadas en
el Este. Rex Tillerson tiene un lazo fuerte con la Dinastía
Rockefeller, cuya fortuna en Standard Oil derivo en la fundación de
ExxonMobil.
Tillerson
y su control sobre el gas natural -que tiene el poder de llevar el
precio de petróleo a una caída libre-, podría resultar su arma
económica por excelencia en la guerra económica y la negociación
comercial. La capacidad y habilidad de controlar la oferta
y demanda de la energía será el principal juego de poder. Putin
podrá ser o no un aliado en este proceso, ya que Exxon-Mobil también
tiene fuertes inversiones en la Federación Rusa e intereses comunes
para explorar el Ártico. Pero para el año 2017, esto alejará una
potencial guerra militar con Rusia y habrá paz en este año en ese
sentido[xxxi].
Trump
y su relación con China y América latina
Gran
Bretaña, en los años setenta, así como los EE.UU. en los próximos
años, ambos tienen un problema específico común: el aumento de
precio de los ´commodities´ (materias primas) en general y de la
energía en particular. La demanda artificial generada por la
expansión fiscal en los Estados Unidos en los años 1970-74
contribuyó a un aumento significativo en el nivel general de los
precios de las ´commodities´. El más notable fue el aumento en el
precio del petróleo, ya que la OPEP subió el precio por barril de
US$3 a US$12 tan sólo en 1973. El alza de los precios de los
´commodities´ se pagó mediante la expansión monetaria, al igual
que hoy.
Pero
hoy, China está llevando a cabo vastos planes de infraestructura
para toda Asia[xxxii],
lo que le obliga a almacenar y consumir cantidades sin precedentes de
materias primas industriales y energía. Estos planes de China y los
BRICS, también involucran y contienen a los capitales financieros
globales con los cuales suman y explican que el 63%[xxxiii] del
PMB[xxxiv] mundial
se produzca en las economías emergentes (no en EUA). Los planes
expansivos de Trump entrarán en conflicto con los planes más
grandes que China ya tiene en marcha, elevando aún más los precios
de los ´commodities´ expresados en dólares. Esto, además de las
alzas ya observadas antes que asumiera Trump, empeora la perspectiva
de los precios aún más todavía. Aquí queda claro el
porqué del conflicto de intereses entre China y EEUU en la política
económica de Trump. Esto podrá tener un efecto rebote hacia América
Latina. En el conflicto latente por las materias primas es de esperar
que la doctrina Monroe se reintroduzca con casi seguridad y con mucha
fuerza.
El
presidente electo Donald Trump está impulsando una agenda negativa
para América Latina: promete construir un muro en la frontera sur de
Estados Unidos, renegociar o terminar el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte –TLCAN/Nafta- con México y Canadá, y aniquilar
el Acuerdo de Asociación Transpacífico con países asiáticos y
latinoamericanos. Si toda la oferta política de Trump para América
Latina se limita en 2017 a una agenda negativa –anticomercio,
antiinmigración y antiacuerdos contra el cambio climático– China
llenará el vacío y ganará aún más influencia en la región.
El
anuncio de Trump sobre eliminar el Acuerdo de Asociación
Transpacífico –TPP- fue un regalo para China”, que aprovecho muy
bien en la reunión de la APEC en Perú en noviembre de 2016[xxxv].
Es importantes tener presente que, al calor de del año electoral en
Estados Unidos, ha pasado inadvertida la ofensiva de China para
aumentar su presencia en América Latina. Durante su última gira por
la región, Xi entre otras cosas inauguró la mayor presa
hidroeléctrica de Ecuador, construida por una firma china con
préstamos chinos, y exploró nuevas inversiones en infraestructura
en Perú y Chile. China ya tiene acuerdos de libre comercio con
Chile, Perú y Costa Rica, y puede firmar nuevos acuerdos con países
latinoamericanos o expandir sus negociaciones de la zona de libre
comercio asiático a países latinoamericanos en un futuro cercano.
Pero principalmente también ya los tiene con Brasil, Argentina,
Venezuela y Bolivia.
A
mediados de noviembre, poco después de las elecciones en Estados
Unidos, el presidente chino Xi Jinping visitó Ecuador, Perú y
Chile. Fue la tercera visita del líder chino a América Latina desde
que asumió el cargo en 2013. Xi ha visitado en tres años diez
países latinoamericanos, casi tantos como los 11 a los que ha ido el
presidente Obama durante sus ocho años en el cargo.
A
modo de conclusión: Escenarios de golpe por crisis inducidas
El
plan estratégico que Obama ha seguido debilitando la influencia
norteamericana en la política exterior como nación hegemónica, ya
que el proyecto del capital financiero globalista no tiene el
objetivo de construir ´Otro siglo norteamericano´, sino un gobierno
global por encima de todas las naciones incluso por encima de EUA.
Un
gobierno global que se estructura a partir de una red de cities
financieras que controlan los bancos centrales de las naciones y que
a partir de monopolizar la política monetaria del país se imponen
subordinando a los gobiernos electos y se articulan en una red global
de cities financieras. Por ello podríamos describirlo como
un globalismo, porque se impone al nacionalismo y
continentalismo; unipolar porque expresa una forma de
capital financiero global como unidad central; y multilateral porque
su territorialidad se compone como red de cities financieras y
gobiernos de bancos centrales.
Por
otro lado, con la visión de la seguridad nacional y ´Make America
Great Again´, la administración Trump empieza a mostrar la
heterogeneidad de su composición de poder. Por un lado, ya se
perfilan en su gabinete los actores del continentalismo unipolar
financiero con la posible presencia muy fuerte de Goldman Sachs
y sus CEO´s, del complejo industrial militar y sus generales, más
la Exxon-móvil, Rockefeller y Kissinger.
Este
continentalismo unipolar proyecto poder desde 1950 lo cual entro en
crisis con el ascenso del globalismo financiero a partir de
1999-2008, y se plantea el desafío de imponerse en la interna
unipolar financiera y poder seguir haciéndolo a partir de disputar
el gobierno de Trump, a partir de EUA y su TLCAN/Nafta (México y
Canadá) que se amplia como ALCA. Proyectando un mundialismo
financiero que se apoya en Alemania para subordinar a la Unión
europea y África, y en Japón para subordinar al Asia-pacifico como
apoyos subordinados.
Puede
percibirse ya la mano de Kissinger detrás del trono de Trump en
materia de política exterior, que se orienta a enfrentar a China e
Irán y utilizar a Putin y Rusia para evitar la posibilidad que se
realice una Eurasia unificada como multipolarismo Brics, proyecto que
significa un contrapeso muy grande para las ilusiones tanto de un
mundo unipolar con un enfoque nacionalista y neoconservador
norteamericano como de un mundo unipolar bajo la hegemonía del
capital financiero globalizado.
Son
China y Rusia los países que más defienden la soberanía nacional y
la idea de un mundo multipolar. Los globalistas atacaron sobre todo a
Rusia para evitar esa integración de Eurasia ya que tenían su red
financiera globalizada fuertemente desarrollado en China y no en
Rusia. La administración Trump de la mano de Kissinger atacará
sobre todo a China, ya que es el punto de mayor fortaleza desde donde
se proyecta tanto el multipolarismo Brics como el Unipolarismo
global, y necesita evitar que el gobierno global y unipolar se
levante a expensas de EUA.
Por
ello, es importante observar la orientación y reorientación de los
flujos de capital a partir de las subas de tasas de interés. El
capital financiero global produjo masas de dinero ficticio en los
bancos centrales de EUA, la UE, Gran Bretaña, Japón, China y
oriento esos flujos de capital ficticio a financiar el despliegue de
las plataformas globales y la infraestructura en las economías
emergentes. Proceso de despliegue que consolido la deslocalización
de las ETN´s desde los países centrales (EUA, GB, Alemania,
Francia, etc.) hacia los países periféricos desde 1994,
re-denominándolos como economías emergentes y consolidándolo desde
2009 en adelante. Pero este proceso de flujos de capital creciente
hacia la periferia y economías emergentes, también facilito,
potencio y consolido el proyecto del multipolarismo universal
productivo estatal Brics y el de diálogo ecuménico interreligioso.
Por
lo tanto, el unipolarismo continental financiero cuando se plantea el
aumento de tasas de interés, desde la Fed o desde el tesoro de EUA,
lo hace para reorientar el flujo de capitales ficticios de la gran
burbuja financiera desde las economías emergentes hacia los EUA.
Para desfinanciar al unipolarismo global y a los Multipolarismos,
pero también para repotenciar la infraestructura de los EUA y
recuperar la centralidad de motor de la economía mundial que no
tiene desde 2001-2010, cuando de explicar el 60% del PBM pasó a
explicar solo el 37%. Pasando a ser el motor de la economía mundial,
china y el área Asia-pacifico.
El
nacionalismo industrialista Norteamericano expresado directamente en
los discursos de D.Trump se plantea reorientar los flujos de capital
y crédito hacia los EUA para reindustrializar la economía
norteamericana, para devolver los empleos de calidad a los
trabajadores norteamericanos, etc. En este sentido coincide, con el
continentalismo, en el enfrentamiento con China y el globalismo
financiero de los Obama-Clinton. Pero se enfrenta con el
Contientalismo unipolar cuando plantea la necesidad del TLCAN/Nafta.
Y coincide con el multipolarismo Brics cuando ve la oportunidad de
ser parte de la nueva ruta de la seda.
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