07 de abril de 2014
Crédito: Chavetas
Isaac Martin
Isaac Martin
Un
cortado por favor! Creo que jamás encontraré una sensación
parecida al pasar de las hojas de imprenta de poco grosor, con
múltiples dobleces, que ofrece el periódico cada mañana, ese que
hoy me da un titular que llama mi atención.. “Presunta complicidad
de Francia en el Genocidio de Ruanda que conmemora el 20
Aniversario“. Revive en mi unos de mis capítulos viajeros que más
me estremeció, y que me hace entender como hasta los
mismísimos Gorilas
de Montaña, hoy más protegidos, sigan siendo escépticos ante
la presencia ¿humana?
Admito
que hasta nuestra visita al Kigali
Memorial Center, mi conocimiento de la historia de uno de los
capítulos más vergonzoso de la humanidad era muy vago. Aquel día
un episodio de la historia captaba mi atención…
La
visión del viajero: De los colores de Uganda al asfalto de Ruanda
Como
viajero, he de reconocer que Ruanda alteró los prejuicios que
llevaba de esta parte del mundo. Los grandes y profundos bosques casi
impenetrables de Uganda, su país vecino, de intenso verde de la
exuberante vegetación, o los lagos, cascadas y ríos reflejando cada
matiz del azul del cielo, contrastan completamente con el anaranjado
color de las carreteras de tierra que nos permitían atravesarla
de Norte a Sur tras multitud de horas y paradas.
Sin
embargo, el sólo hecho de cruzar
la frontera hacia la tierra de Hutus y Tsutis aquel 27 de
Agosto de 2009 descubrió un paraje extraño de asfalto muy
diferente a mi concepción prefijada de una Ruanda anclada en el
pasado.
Asfalto,
vallas publicitarias, red de alcantarillado y alumbrado e incluso
grandes edificios en la capital
de las Mil Colinas, Kigali, en pleno corazón de África, resulta
cuanto menos chocante.
Kigali
es hoy una capital moderna, motor económico de un país que
para un desconocedor de su historia resultaría confortable. De
hecho, su seguridad vial y presencia policial en las calles, permite
a cualquier occidental y turista disfrutar de cualquier paseo incluso
nocturno.
Las
actuales comunicaciones, vía escala alguna ciudad europea, hacen de
este país el más accesible para acceder a una de las
experiencias más excepcionales que la naturaleza puede deparar, la
cual nosotros hicimos en Uganda tras 6 horas de caminata,
el encuentro
con los Gorilas de Montaña. Aunque el Volcanoes
National Park permite otras muchas visitas, como ir en busca
de los famosos Golden Monkeys que viven en los bosques de
bambú, caminatas u otras actividades.
Sin
embargo, toda esta tierra crece sobre al abono de una historia
sangrienta, esa que ocurrió hace hoy exactamente 20 años…
1994:
El Genocidio de Ruanda
Comenzaba
este artículo, que más bien es una reflexión en “letra alta”,
leyendo la noticia en el periódico que acercaba mis recuerdos
a nuestro paso por el Memorial de Kigali. Museos como
el Peace
Memorial Museum de Hiroshima en el viaje
a Japon 2008, que relata de una manera espeluznante uno de los
capítulos más tristes de la II Guerra Mundial o la Casa
del Terror en la escapada
a Budapest 2009, que recoge los crímenes fascistas y
estalinistas en Hungría, e incluso Kilmainhall
Gaol en la escapada
a Dublin 2009, donde está gran parte de la historia más
sangrienta de la Rep. Irlanda, llegan a impactar en la sensibilidad
del visitante… pero las atrocidades cometidas en los
asesinatos y reflejadas en este Memorial hacen temblar (foto:
Tempi.it)
No
hace falta ser historiador, para saber que si existe o existió un
problema en África, los colonizadores europeos tenemos mucho que ver
con ello, y así fue cuando los belgas introducían un carnet étnico
en 1934 que otorgaban a los tsusis mayor nivel social que acrecentaba
la tensión, matanzas y odio de este área del planeta.
El 7
de Abril de 1994, un día después del atentado al presidente, la
emisora Radio Mil Colinas difundía el llamamiento a un exterminio
cuidadosamente preparado y que iniciaba una oleada de violencia
en el país que se convirtió en el mayor genocidio de la historia
contemporánea (fotos: Reuters)
¿Quién
no recuerda las impactantes imágenes del éxodo masivo de
personas que veíamos en los telediarios mientras la ONU
retiraba a sus cascos azules y la comunidad internacional no solo
ignoraba el problema sino que permanecía indiferente?
800.000
tsutis fueron asesinados de las maneras más crueles jamás
imaginadas (a machetazos, mujeres violadas, denigrados..), enterrados
en fosas comunes o simplemente abandonados como cadáveres en sus
calles. Las ciudades eran lugares fantasma (foto: Reuters).
El
mes de Julio, con el mayor campo de refugiados de la historia
en Goma,
en RD Congo, que también visitaríamos en esos días, 100.000
niños huérfanos, 2 millones de desplazados y la estructura
económica de un país destruida, comenzaba una duro y complicado
camino hasta la actualidad.
Ruanda, 20 años después del genocidio.
Nunca olvidaré la cara de sorpresa de todos cuando atravesábamos aquel día la frontera de Ruanda. Ya no sólo por encontrarnos carreteras perfectamente asfaltadas y señalizadas, redes de alcantarillado, y todo tipo de publicidad cual un país occidental se tratase, sino también por la diversidad de colorido que ponían sus habitantes a los márgenes de nuestro camino.
Decenas
de negocios se abarrotan en las calles principales, con hombres
tecnológicamente “armados” y actividad incesante de cada mercado
hasta tal punto que las principales empresas estadounidenses han
fijado Kigali como el nuevo Silicon Valley según reproduce la
noticia que abría mi matinal.
Los
campos ya no se limitan a la recogida de frutas y hortalizas, sino
que modernos cultivos o improvisados aserraderos se dejan ver cada
pocos kilómetros.
Por
supuesto, el turismo es el sector que produce mayor impacto a
un país que ha llegado a crecer en los últimos años al 8%,
promovido por importantes inversiones extranjeras y la privatización
de numerosas empresas que estaban anteriormente en manos del Estado.
No
obstante, y a pesar del inimaginable cambio que ha pegado Ruanda
en 20 años, todavía no todo se escribe en color. La reducción de
pobreza y desigualdad ha sido evidente, unido al rápido crecimiento,
la mejora de las infraestructuras, de la educación y de la sanidad…
pero en el campo existe un grave problema que acecha .. !!la
superpoblación!!. Más de 12,5 millones de personas viven en un
pequeño país montañoso, lo que traslada al campo los problemas.
!!el 45% de los ruandeses todavía son pobres!!
Esta
superpoblación (a pesar de las medidas del gobierno de controlar los
nacimientos) unido a dos castas que siguen conviviendo (aunque ya sin
la diferenciación del carnet étnico) fueron algunos de los motivos
del genocidio de hace hoy 20 años. Hoy la diferenciación
rural-urbana se hace todavía más evidente.
No
obstante, y dejando aspectos más complejos de lado (se dice que
Ruanda apoya las milicias de RDCongo para tener control sobre los
recursos minerales), es de admirar la capacidad de cambio que ha
experimentado este pueblo.
También
supongo que este es de esos artículos, esas reflexión, que uno
dirige a si mismo y a personas como yo que en su día no entendían
el porque tienen que existir memoriales que recuerden ciertos hechos
catastróficos de la historia. Imagino que es mi manera de
recordar el día que mi corazón se encogió en un puño, y regresar
a un momento que jamás caiga en el olvido ahora que la
cronología ya no se escribe completamente en blanco y negro.
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