18 de enero de 2017
Crédito: Blog de Carlos E. Lippo
Carlos E. Lippo
Carlos E. Lippo
A
mediados de la semana pasada decía el Chúo Torrealba, secretario
ejecutivo de la MUD, que la marcha convocada para el próximo 23 de
enero era el resultado del consenso de los partidos que integran la
alianza partidista. A este respecto y con su verbo limitado y peleón
señalaba: “En la alternativa democrática hay certeza que
habrá una movilización nacional el 23 de enero; eso fue decidido en
diciembre”,agregando seguidamente: “… los detalles se
definirán hoy (11/01), en una reunión” (1).
No
he logrado comprobar que la convocatoria a este evento, que la contra
ha venido realizando año tras año desde el 2003 con una
participación militante cada vez más menguada, en verdad haya sido
hecha en diciembre de 2016, pero si realmente ha sido así, debió
serlo con posterioridad al día 11, fecha en la cual el Presidente
Maduro desveló y neutralizó el golpe monetario en el que todos
ellos estaban montados, mediante la emisión del decreto que
anunciaba la salida de circulación del billete de 100 bolívares y
daba un plazo de 72 horas para su depósito o canje en las agencias
de la banca pública (2) y desde luego, poco antes de que
se produjera la acostumbrada desbandada navideña de la inmensa
mayoría de sus dirigentes.
Mucho
más verosímil es que el muy maltratado dirigente haya dicho esto
para seguir sosteniendo la falacia de que en la MUD los asuntos se
deciden por consenso de los partidos integrantes; para restar
protagonismo a los efebos Capriles Radonsky y Guevara, que días
antes se habían atribuido públicamente la paternidad de la
convocatoria y/o para salirle al paso a algunas locuras que para
conmemorar la fecha estaban proponiendo los menos jóvenes Mitzy de
Ledezma y Enrique Aristeguieta Gramcko. Examinemos a continuación lo
fundamental de lo que esta “pléyade” de dirigentes de
la contra había dicho sobre la convocatoria a esta fecha
conmemorativa y las geniales acciones que estaban proponiendo:
-
Henrique Capriles, el día 09 de enero, convencido como siempre de que se la “estaba comiendo”, convocó a una marcha para el próximo lunes 23 de enero para “exigir elecciones al gobierno del Presidente Maduro” (3); por supuesto que del referéndum revocatorio, su anterior genialidad, ya ni siquiera se acuerda.
-
Freddy Guevara, presumiblemente todavía bajo los efectos del estupefaciente de moda, señalaba en rueda de prensa celebrada el 10 de enero (4): “Convocamos al pueblo de Venezuela a una gran movilización el 23 de enero para iniciar la lucha popular de calle para que vengan nuevas elecciones presidenciales, para lograr un cambio en el país”; “Voluntad Popular asume la tarea de presentar (este planteamiento) a toda la Unidad, y llevarlo a los sectores de la sociedad”, rematando con una estúpida y cacofónica reflexión digna de ser esculpida en hielo, que el habrá de considerar como un sesudo análisis sociopolítico: “Toda la población movilizada es quien debe iniciar un gran proceso de movilización nacional, y una lucha popular incansable que ponga en tres y dos a la dictadura y que el gobierno se le haga insoportable mantenerse en el poder por la vía de la fuerza. Solamente asumiendo todos nosotros este camino es que podremos conseguir la libertad” (4).
-
Mitzy de Ledezma, el 11 de enero, al mismo tiempo que recalcaba que la movilización debía estar liderada por un frente que agrupe a todos los sectores del país: la iglesia, los estudiantes, los partidos políticos, los gremios, los sindicatos, las academias, los artistas, los deportistas y los campesinos, sugería a la Asamblea Nacional que sesionase en la autopista, solicitando que el tema a tratar fuese el ya decretado abandono del cargo del presidente Nicolás Maduro (5).
-
Enrique Aristeguieta Gramcko, el ya longevo representante de COPEI en la Junta Patriótica del 23 de enero de 1958, en declaraciones publicadas por el Miami Diario el 10 de enero (6), abundó en señalamientos, cada uno más estrafalario que el anterior, tales como: "… dado que ni Maduro ni las instituciones secuestradas por el oficialismo, quieren acatar el mandato de la AN, hay que obligarlos. Por eso propongo que el próximo 23 de enero, fecha en que se conmemora la caída de la dictadura de Pérez Jiménez, el pueblo marche pacíficamente al Palacio de Miraflores para exigirle a Maduro que se vaya"; "… la marcha debe estar encabezada por los 112 diputados de la oposición, acompañados por todos los dirigentes de la MUD, los gobernadores y alcaldes opositores, y los líderes de las organizaciones gremiales, sindicales, estudiantiles, ONGs, y de las universidades y academias; así como por militares retirados. Para mí sería un honor y un privilegio ponerme en la primera fila" (una auténtica temeridad a sus casi 84 años de existencia) y el más estrafalario, hipócrita y vendepatria de todos: "… a fin de evitar una masacre como la de Puente Llaguno, debemos solicitar a la comunidad internacional, a través de las embajadas acreditadas en Caracas, al Vaticano, a la Organización de Estados Americanos (OEA), a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a la Unión Europea (UE), a la Corte Penal Internacional (CPI), y a los medios de comunicación del mundo entero, que envíen observadores para que estén presentes ese día. También hay que exigir a las Fuerzas Armadas institucionales que neutralicen a los colectivos armados". Tales señalamientos no deberían causar sorpresa alguna en aquellos lectores que estuviesen al tanto de que este personajillo es el autor de la peregrina tesis de defenestrar a Maduro basándose en su supuesta nacionalidad colombiana, tesis en la cual aún sigue insistiendo pese al dictamen negativo de las autoridades colombianas correspondientes.
Después
de analizar estas declaraciones podrían considerarse hasta
encomiables, en razón de su elevado cargo al frente de la MUD, las
mentiras piadosas de Torrealba que hemos citado al inicio de estas
notas, destinadas al parecer a tratar de establecer un mínimo de
ponderación y sindéresis en el seno de la inestable alianza
política que le pusieron a coordinar.
En
verdad si las manifestaciones previstas para el próximo 23 de enero
fuesen de carácter pacífico como señalan públicamente una gran
mayoría de los dirigentes de la contra, habría muy poco de que
preocuparse, pues el impacto generado por una masa de opositores cada
vez más escuálida, marchando con mayor o menor frustración y
arrechera por las principales avenidas y áreas de clase media de las
principales ciudades del país, como es su costumbre, ha terminado
por impactar bastante poco la actividad normal de quienes no
participando en ellas tenemos todo el derecho de circular libremente
por las avenidas y zonas aledañas. Lo que obviamente es motivo
de preocupación es la acostumbrada agenda oculta de los convocantes
a la manifestación.
Una
verdadera hemorragia de mensajes de Leopoldo López, transmitidos por
la red Twitter y difundidos con amplio beneplácito por la mayoría
de los portales web de la contra aportará datos para poder descifrar
esta agenda oculta, pero antes de entrar en el análisis de los
mismos debo consignar mi protesta ante las autoridades a quienes
competa, civiles y/o militares, por el hecho de que un procesado con
sentencia definitivamente firme siga teniendo acceso a un medio
tecnológico de tanto alcance para seguir delinquiendo impunemente
desde la prisión.
Entrando
ahora en materia debo decir que el bien llamado “Monstruo de
Ramo Verde”,con un verbo altisonante de un parecido
extraordinario al que usó en febrero de 2014 para convocar a “La
Salida”, en seis mensajes twitter publicados el 13 de enero por el
portal “Maduradas” (7), transmitió la idea de que la
agenda política del 23 de enero próximo habrá de ser una
agenda violenta, al hacer uso de frases inocuas sólo en apariencia,
tales como: “frente a la dictadura hay que ser irreverentes y
desafiantes” y“El pueblo en la calle, organizado, todos los
venezolanos afectados por esta dictadura debemos dar un
mensaje contundente el próximo 23-E (…) Venezolanos, por
nuestra libertad el 23-E tenemos que ser millones en las calles
diciéndole a la dictadura ¡ya basta!”.
La
lastimera y absurda defensa que del delincuente Gilber Caro, a quien
llama su hermano, hace Leopoldo en dos de esos mensajes es prueba
inequívoca de que se traman acciones violentas de alto impacto pues
como se recordará ese delincuente que la MUD impúdicamente ha hecho
diputado, fue apresado recientemente en flagrancia, portando
armamentos y explosivos procedentes de Colombia, de donde regresaba
de manera ilegal después de haber hecho contacto con el fugitivo y
cobarde General (r) Antonio Rivero, el asesor militar de las
guarimbas del 2014, y con elementos paramilitares del mismo pelaje de
los que se ha comprobado que conforman células mercenarias al
servicio de la contra, enquistadas en sectores populares de las
grandes ciudades del país.
Que
el partido Primero Justicia acompaña a Leopoldo en esta agenda de
violencia es algo que queda demostrado por las comprobadas
vinculaciones de un ex policía de Chacao, escolta de Capriles R.,
con Gilber Caro y su descubierto plan terrorista (8), así como
por unas declaraciones del diputado Tomás Guanipa en una rueda de
prensa ofrecida ayer en los jardines del Capitolio, en las cuales el
citado legislador anunciaba que la Asamblea Nacional saldría a la
calle para luchar por Venezuela y que planeaban acudir a la OEA y
otras instancias internacionales en procura de apoyo para esas
manifestaciones (9).Si
todavía alguien considerase que la existencia de este plan de
violencia terrorista a ser desatado a partir de las movilizaciones
del 23 de enero es sólo producto de la afiebrada mente de este
escribidor, debe tomar en consideración un clarísimo discurso de
Manuel Rosales pronunciado en un reciente acto público celebrado en
Maracaibo, en el cual señalaba entre otras cosas: “… estaré
en toda la lucha cívica y democrática, a mí que no me inviten para
incendiar nada ni para la violencia ni para buscar muertos y heridos,
no creo en eso…” (10). ¡Imposible un mayor deslinde teórico
de una propuesta de agenda violenta que manejan actualmente algunos
sectores de la MUD!
Otro
importantísimo deslinde de la agenda violenta fue el protagonizado
por el mismísimo secretario ejecutivo de la MUD, el inefable Chúo,
quien en unas declaraciones ofrecidas el día de ayer en el
programa “Primera Página” transmitido por Globovisión
decía, palabras más palabras menos, que la movilización convocada
por varios sectores de la contra para este 23 de enero (23E) es un
llamado irracional y sin sentido, que podría utilizarse en algo más
útil, como la reestructuración oficial de la MUD. Así mismo, en
otro momento de la entrevista señaló claramente su desacuerdo con
los terroristas de Voluntad Popular y Primero Justicia al sostener
que: “… el trabajo de la MUD no debe ser ‘llamar al pueblo
a la calle, porque el pueblo está en la calle y se indigna’. Lo
que deben hacer es darle cauce y sentido democrático a eso”(11).
Para
concluir debo decir que estando totalmente claro en el hecho de que a
partir de las movilizaciones del 23 de enero el ala pirómana de la
contra habrá de intentar una nueva versión de “La Salida”,
tengo plena confianza en que un oportuno y contundente despliegue de
la unión cívico militar puesta a punto en los recientes ejercicios
tácticos podría dar rápida cuenta de ella.
Sin
embargo, como lo ideal sería abortar estas acciones que
momentáneamente podrían sumir al país en un estado de violencia
generalizado, propicio para una intervención de fuerzas militares
externas, debo insistir en la propuesta de que el gobierno
revolucionario tenga a mano un proyecto de decreto de estado
de
conmoción interior y exterior, con arreglo al artículo 337 de la
Constitución y que intentase de ser necesario las mismas acciones
que hube de proponer en un anterior artículo titulado ¡Es
imperativo abortar desde ya, “la toma de Caracas”! (12).
¡Prohibido
fallarle a la Patria, prohibido fallarle a la Revolución…
prohibido fallarle a Chávez, carajo!
¡Hasta
la Victoria Siempre!
¡Patria
o Muerte!
¡Venceremos!
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