08 de enero de 2017
Crédito: Ultimas Noticias
Eleazar Díaz Rangel
Eleazar Díaz Rangel
A
mediados de noviembre se hizo pública la declaración “Convivir en
paz”, donde, entre otras afirmaciones y compromisos, se puede leer:
“Nos comprometemos además de forma solemne a que nuestras
diferencias políticas solo tengan una respuesta en el estricto marco
constitucional; un camino democrático, pacífico y electoral; nos
comprometemos asimismo a reforzar de manera conjunta la defensa de
nuestra soberanía y rechazar cualquier injerencia externa del signo
político que sea; nos comprometemos también en un esfuerzo
conjunto, intenso y urgente para superar las serias dificultades que
atraviesa nuestra economía, víctima de múltiples formas de
agresión y que afecta especialmente a los sectores más humildes de
nuestra población con quienes nos sentimos especialmente obligados;
nos comprometemos de igual manera a un nuevo esfuerzo conjunto en el
combate frente a la inseguridad ciudadana y la violencia criminal,
las bandas paramilitarizadas y grupos violentos, así como la
urgencia del desarme de la población”.
Si
yo les digo que estos compromisos y otros tan importantes como los
referidos, los adquirió la oposición en la última Mesa de Diálogo,
y que están confirmados con las firmas de sus representantes, les
será difícil creerlo porque esa misma oposición, o parte de ella,
tan fragmentada como está, ha declarado que no participará en la
reunión fijada por ambas partes para el próximo viernes 13.
Poco
parece importarles el llamado e interés demostrado por el Papa, ni
las recientes exhortaciones a continuar el diálogo de la Unión
Europea, de Unasur y de los gobiernos de México y Colombia. Si como,
además, pareciera no interesarles lo que opina la gran mayoría del
país, que se ha mostrado de acuerdo con el diálogo, se comprende su
desprecio por esas opiniones del exterior.
Pero
esa es la oposición que hay. A pesar de sus divergencias internas y
hasta de la propia correlación interna de fuerzas, los sectores más
radicales han impuesto siempre sus políticas, y se deduce que
también ahora ha obligado a los más moderados a olvidarse de sus
compromisos recogidos en “Convivir en Paz”, y alinearse con
quienes tienen las posiciones más duras, promotoras de la violencia.
Los
venezolanos ya sabíamos que la jerarquía eclesiástica estaba al
lado de la oposición, casi como un integrante de la MUD, en las
cuestiones referidas al diálogo, pero nunca pensamos que se sumaría
a las posiciones de los más extremistas, como lo hizo ayer en franca
divergencia con la línea asumida en el Vaticano y las opiniones de
la feligresía venezolana…
Trascendentes
las próximas elecciones de febrero en Ecuador. Lenín Moreno
representa las fuerzas de la revolución ciudadana. Estará en juego
la gestión de Correa, que enfrentará todo el poder económico y
mediático de ese país, asistidos por la derecha continental,
conscientes de que estará en juego más allá de una confrontación
de sistemas. La victoria de Moreno puede ser el punto de partida de
la recuperación de las fuerzas progresistas en la región.
Entre
tanto, se avecina la hora de las definiciones. Con el ascenso de
Donald Trump a la presidencia de EEUU, comenzarán a despejarse las
incertidumbres sobre su política exterior y, particularmente, sobre
América Latina. Por lo pronto, México podría ser el país más
afectado, según las primeras medidas anunciadas en uno de los
momentos de mayor crisis económico-social en ese país, tales son
las protestas donde intervienen centenares de miles de mexicanos,
como no se habían visto antes.
Son
tantos los billetes de cien que tienen en Colombia, que en los
últimos días han estado en zonas occidentales muchos colombianos
comprando productos agrícolas con el 50% o más del precio
establecido. Por ejemplo, el melón lo están pagando a Bs 800. Y los
montones de billetes no los cargan en maletines, sino en sacos.
Supongo
que a estas alturas del partido, tanto en el BCV como en el Gabinete
habrán evaluado los efectos negativos del desastre que ha sido la
aplicación del nuevo cono monetario como consecuencia de las
contradicciones y desinformación habidas. Importantes lecciones se
desprenden de esa experiencia.
Las
presiones internas
Cuando
se creía que Julio Borges asumiría la presidencia de la Asamblea
Nacional marcando alguna distancia de lo que fue la línea de
conducta de su antecesor, nos sorprendió a muchos haciendo suyas las
propuestas y posiciones más extremas de la oposición. Van por
Maduro, y solo le faltó anunciar, como se hizo hace un año, cuándo
sería la fecha de su salida.
Conscientes
de que el problema principal de la AN, como es haber sido declarada
en desacato por el TSJ, con los efectos conocidos, todo ello como
consecuencia de la posición de quienes creyeron controlar todo el
poder y recorrieron un camino equivocado, se suponía que una nueva
directiva podría tratar de reflexionar y levantar puentes en busca
de soluciones.
No
fue así. Borges no soportó las presiones y, repito, tomó las
consignas y propuestas de los más radicales, y así lo anunció en
su intervención inicial en la Asamblea. Lo que hace suponer que
seguirán el mismo camino impuesto por los grupos más extremos,
opuestos a cualquier forma de diálogo o encuentros, en el
convencimiento de que la Mesa de Diálogo es una forma de revivir a
un desahuciado!
Dada
la importancia de la Asamblea Nacional como escenario político,
pareciera que están trazando una orientación que regirá las líneas
y conductas forzadas por tales grupos y de obligado cumplimiento.
Hasta que sus contradicciones, que a cada rato se asoman, y que deben
acentuarse en la medida en que se acerquen a las definiciones de
candidaturas, generen implosiones.
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