18 de enero de 2017
Crédito: alai
Agencia Latinoamericana de Información
Pasqualina Curcio
Agencia Latinoamericana de Información
Pasqualina Curcio
Era
de esperar, no había razones para pensar lo contrario, que el 2016,
y especialmente el último cuatrimestre del año, intensificaran las
agresiones económicas contra el pueblo venezolano. El 10 de enero de
2017 era la fecha tope, de acuerdo con la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (CRBV), para que ante la eventual
ausencia absoluta del presidente de la República se procediera a una
elección universal, directa y secreta para elegir un nuevo
presidente. Después del 10 de enero, una eventual ausencia absoluta
del mandatario implicaría que el vicepresidente ejecutivo, designado
por el presidente, asumiera hasta completar los dos años del período
constitucional (artículo 233 de la CRBV).
Desde
enero de 2016, los diputados electos de la Asamblea Nacional,
mayoritariamente opositora, plantearon
“la salida” del gobierno en un lapso de 6 meses. Luego, en
marzo, los factores de oposición al gobierno nacional, presentaron
una hoja con varias “rutas”: 1) lograr la renuncia de Nicolás
Maduro; 2) aprobar una enmienda constitucional que sea votada y
defendida por el pueblo para reducir el mandato presidencial y lograr
elecciones presidenciales este año (2016); 3) iniciar el proceso
para el referendo revocatorio; 4) activar
un proceso constituyente originario.
En
enero de 2016 inició la cuenta regresiva, y en la medida en que
transcurría el tiempo las acciones para alcanzar los objetivos de
alguna de las rutas se intensificaban. Una de las acciones fue, y
sigue siendo, la agresión económica contra el pueblo venezolano,
específicamente: 1) la inflación inducida mediante la manipulación
del valor de la moneda; 2) el desabastecimiento programado y
selectivo de algunos bienes esenciales; 3) el bloqueo financiero
internacional; y 4) el sabotaje a las transacciones monetarias por la
vía de la extracción de billetes de alta denominación y ataques
cibernéticos a la plataforma bancaria.
El
objetivo de este artículo es mostrar cómo se comportaron los
principales indicadores de la guerra económica durante el año 2016,
especialmente desde septiembre de ese año. Llama la atención el
comportamiento orquestado y perfectamente correlacionado desde el
punto de vista estadístico, de estos indicadores durante los últimos
cuatro meses del año.
1)
Manipulación del tipo de cambio
En
Venezuela, el valor de la moneda en el mercado ilegal actúa como
marcador de los precios internos de la economía, sus aumentos
inciden alrededor del 70% sobre la inflación en Venezuela [1]. Entre
agosto de 2012 y diciembre de 2016 este tipo de cambio ilegal varió
33.496%, cifra que no se corresponde en proporcionalidad al
comportamiento de las reservas internacionales, ni al desempeño de
la economía. Las variaciones del tipo de cambio ilegal siguen un
patrón de comportamiento asociado a procesos electorales o de alta
conflictividad política.
La
gráfica 1 muestra las variaciones mensuales del tipo de cambio
ilegal desde enero de 2012. Los picos que allí se observan, y que
muestran variaciones más altas, corresponden a procesos electorales.
También se observa que las variaciones históricamente más elevadas
se registraron en los meses de septiembre, octubre y noviembre de
2016. Desde el 22 de septiembre (día siguiente a los anuncios del
Consejo Nacional Electoral acerca del procedimiento para la
realización del referendo revocatorio al presidente Maduro, en
el que informó que de seguirse todos los pasos podría realizarse en
marzo de 2017) comenzó una escalada desproporcionada del tipo de
cambio ilegal. Entre el 22 de septiembre y el 1 de diciembre varió
354%, pasó de 1010,2 Bs/US$ a 4587,73.
Estas
variaciones cuyos efectos son atroces para el pueblo venezolano en la
medida en que inducen la inflación, y por lo tanto deterioran el
salario real de la clase trabajadora, no se corresponden con las
variables económicas. Termina siendo un enigma, por ejemplo, que en
menos de 10 días haya aumentado 135% (pasó de 1952,11 el 21 de
noviembre a 4587,73 el 1 de diciembre de 2016) a pesar que el precio
del petróleo, principal fuente de ingresos de Venezuela, mostraba
una tendencia creciente. El primer trimestre del año, el precio del
hidrocarburo se
ubicó en 24,71 y cerró en diciembre en 45,92 U$/barril.
2)
Desabastecimiento programado de bienes
El
dificultar el acceso a los bienes de primera necesidad como son los
alimentos, medicamentos y productos de higiene personal ha sido otro
de los mecanismos que desde 2007 han utilizado para agredir al pueblo
venezolano e incidir en sus preferencias políticas debido al
malestar que genera el tener que hacer colas o pagar un sobreprecio
en los mercados ilegales. Este mecanismo ha sido utilizado con mayor
intensidad desde mediados de 2012 [2].
La
alteración de los canales de distribución de estos bienes,
impidiendo que lleguen de manera regular, oportuna y suficiente a los
anaqueles y desviándolos a los mercados ilegales ha sido el
mecanismo mediante el cual han dificultado el acceso. En este
contexto, las grandes corporaciones nacionales y transnacionales,
responsables de la producción y el abastecimiento de estos
productos, mantenían relativamente estable sus niveles de
producción.
Durante
el año 2016, se añadió a este mecanismo la disminución de los
niveles de producción, específicamente a partir de febrero, y con
mayor intensidad desde septiembre. El gráfico 2 [3] muestra la
producción de una de las principales empresas responsables de
abastecer de alimentos al pueblo, no solo porque produce y distribuye
los productos que más se consumen en la mesa de los hogares
venezolanos (la harina de maíz precocida –encabeza la lista de los
20 alimentos más consumidos– arroz, pastas alimenticias, aceite y
margarina) sino que concentra dichos mercados (por ejemplo, produce
el 60% de esta harina).
Se
observa en el gráfico que desde enero de 2012 hasta febrero de 2016
la producción, más allá de los picos y caídas, que coinciden con
procesos electorales, se mantuvo relativamente estable. A partir de
febrero de 2016 comienza a registrarse una disminución importante de
la producción. Es a partir de la primera quincena de septiembre y
hasta finales del mes de noviembre cuando se evidencia la mayor
caída, la cual representa el 76%.
La
producción de harina de maíz precocida disminuyó 79% desde
septiembre hasta finales de noviembre (los niveles históricamente
más bajos). Sigue siendo un enigma que desde 2012, los pequeños
trabajadores que siembran y cosechan verduras, frutas y hortalizas
hayan logrado abastecer el mercado nacional de estos productos,
mientras que las grandes corporaciones privadas, a pesar del ajuste
de los precios en más de 3.000% durante 2016 (mucho mayor a la
inflación acumulada de los últimos cuatro años) y de su indudable
capacidad financiera, hayan disminuido su producción.
3)
Bloqueo financiero internacional
A
finales de agosto de 2016 el Citibank, institución mediante la cual
el gobierno nacional realizaba la mayoría de sus transacciones
financieras internacionales, decidió cerrar las cuentas bancarias
del Banco Central de Venezuela y del Banco de Venezuela (de propiedad
estatal) es decir, cerró las cuentas
del gobierno, no así las de los particulares privados. Situación
que generó inconvenientes para la realización de los pagos a
proveedores, deudores, incluso a los trabajadores del servicio
exterior.
El
argumento esgrimido por esta entidad bancaria fue: “Luego de una
evaluación periódica de gestión de riesgo en Venezuela, Citibank
decidió cesar como banco corresponsal y descontinuar el servicio
de ciertas cuentas
en el país” (subrayado nuestro). El Citibank mantiene activas
las cuentas de particulares. También es un enigma, por qué una
nación que tiene la mayor reserva de petróleo del mundo resulta ser
más riesgosa que particulares privados.
A
estas acciones debemos sumar, también durante el último
cuatrimestre del año 2016, la intensa campaña mediática en contra
del canje de los bonos de PDVSA 2017, la cual se basó en la matriz
de opinión acerca de la insolvencia de pago o default de la empresa
[4]. Esta campaña fue sistemática y continuada hasta el 24 de
octubre, momento en el que se anunciaron los resultados de la
operación. A
pesar de las agresiones mediáticas, el canje de bonos 2017 por los
nuevos bonos 2020 cerró con una participación de 52,57%.
4)
Sabotaje a las transacciones monetarias
Durante
los últimos meses del año, los venezolanos debimos hacer largas
colas para adquirir billetes, especialmente los de alta denominación.
Lo cual fue atribuido, por parte del gobierno nacional, a la
sustracción de billetes a través de la frontera con Colombia con el
propósito de adelantar un golpe monetario.
Al
respecto, llama poderosamente la atención el hecho de que el 8 de
septiembre de 2016, después de siete meses de haberse implementado
en Venezuela un esquema cambiario con dos tramos (el DIPRO con tipo
de cambio de 10 Bs/US$ y el DICOM, actualmente en 678,07 bs/US$) el
Banco de la República de Colombia (BRC), comenzó a publicar en su
página web el tipo de cambio DIPRO, mientras que antes solo
consideraba el DICOM.
Antes
del mes de septiembre por cada bolívar se recibían 4,5 pesos
colombianos en Bogotá. Después del 8 de septiembre, y de acuerdo
con publicaciones del BRC, por cada bolívar se recibían más de
287,9 pesos colombianos. Esta situación, observada desde inicios de
septiembre se tradujo en una ampliación de la brecha entre el tipo
de cambio en la frontera y el de Bogotá. Lo que generó un incentivo
mayor para las transacciones en las casas de cambio que operan en
Cúcuta.
Independientemente
del circuito que seguían los billetes venezolanos de alta
denominación que traspasaban la frontera con Colombia, así como su
destino final, sigue siendo un enigma para nosotros la publicación
del tipo de cambio DIPRO después de 7 meses de su vigencia.
La
escasez de billetes de alta denominación en el marco de una
situación inflacionaria (consecuencia de la manipulación
desproporcionada del tipo de cambio ilegal durante ese período),
aunado a los mayores requerimientos de efectivo para cumplir con los
compromisos de pago de los bonos de fin de año, tanto a trabajadores
activos como pensionados, generó una alteración de las
transacciones financieras.
La
situación que se generó debido a la escasez de billetes de alta
denominación coronó con el
ataque cibernético a los puntos de venta el 2 de diciembre de 2016.
Este ataque produjo la caída del servicio de Internet y fallas en
los puntos de venta y en la plataforma tecnológica de intercambio
comercial afectando a
más de 2 millones y medio de suscriptores en el país.
Balance
2016
Desde
el 8 de septiembre hasta el 2 de diciembre se registró una
intensificación de las agresiones económicas contra el pueblo.
Coinciden las mayores variaciones del tipo de cambio ilegal con la
ampliación de la brecha cambiaria en la frontera colombo-venezolana
y con la disminución de la producción de alimentos de la principal
empresa responsable del abastecimiento en el país. Simultáneamente
se registró un bloqueo financiero internacional mediante el cierre
de las cuentas bancarias por parte del Citibank, así como la
sustracción de billetes de alta denominación. El 2 de diciembre las
agresiones económicas financieras cerraron esta etapa de intensa
ofensiva con el ataque cibernético a las entidades bancarias [5].
El
último cuatrimestre del año 2016, las agresiones contra el pueblo
venezolano registraron niveles que sobrepasaron los límites del eje
cartesiano. Fueron desproporcionadamente atroces.
A
pesar de las dimensiones de las agresiones, los grandes capitales
nacionales y transnacionales, los cuales se han servido de estas
prácticas de guerra no convencional apoyándose en los factores
políticos locales, no alcanzaron su objetivo. No lograron la
ausencia absoluta del presidente de la República antes del 10 de
enero de 2017.
No
obstante, laceraron a todo el pueblo venezolano, sin excepción.
Por
qué ante tales agresiones este pueblo no acudió al llamado de los
factores de oposición a tomar y permanecer en las calles, por
qué tampoco se sumó al paro general convocado por la MUD
el 28 de octubre. Por el contrario, ha permanecido en actitud
pacífica y tolerante. Ha estado resistiendo. Es un pueblo profunda e
indiscutiblemente consciente, pacífico y democrático. No es
violento. Es un pueblo de paz. Es en las mesas de votación donde el
venezolano prefiere manifestarse.
Adicionalmente,
las medidas adoptadas por el gobierno nacional, orientadas a proteger
a la población, permitieron contrarrestar las agresiones económicas.
Nos referimos específicamente a: 1) los incrementos del ingreso
salarial tanto para los trabajadores del sector público como
privado, los cuales ascendieron a 537% durante el año. Esta medida
ha permitido salirle al paso a la inflación inducida, impidiendo un
deterioro mayor del poder adquisitivo de más del 80% de la población
ocupada. Imaginemos una situación en la cual, ante tamaña inflación
inducida, no hubiese habido incremento de salarios [6]. 2) La
protección del empleo mediante la vigencia del decreto de
inamovilidad laboral. 3) La continuidad, a pesar de la disminución
de los ingresos nacionales por la caída del precio del petróleo, de
la prestación de bienes y servicios públicos, entre ellos la Misión
Vivienda Venezuela, que no solo garantiza el acceso a este bien, sino
que mantiene la actividad productiva en el sector construcción, y
por lo tanto el empleo. 4) La decisión de mantener y fortalecer la
prestación de los servicios públicos de educación, salud y
transporte, todos ellos sensibles en el presupuesto de los hogares.
5) El abastecimiento de bienes esenciales a precios subsidiados,
principalmente alimentos, por parte del gobierno nacional, acciones
que se han llevado a cabo con los CLAP y la Gran Misión
Abastecimiento Soberano. 6) Los controles de precios de los bienes
esenciales.
Si
bien estas políticas han permitido contrarrestar, en cierta medida,
las agresiones, resistir ante los efectos de las armas masivas de la
guerra económica y proteger al pueblo venezolano, no han resuelto el
problema fundamental: el enemigo continúa accionando sus armas,
sigue atacando. El alcance de las medidas adoptadas ha sido solo de
defensa.
Sun
Tzu, en su libro El arte de la guerra, planteó:
“Los
expertos en defensa se esconden en las profundidades de la tierra;
los expertos en maniobras de ataque se esconden en las más elevadas
alturas del cielo. De esta manera pueden protegerse y lograr la
victoria total”.
Es
de esperar, no hay razones para pensar lo contrario, que el 2017
intensificarán aún más las agresiones contra el pueblo venezolano.
Luego de cuatro años de guerra económica y en vísperas de dos
procesos electorales, pensar lo contrario sería ingenuo.
En
este contexto y ante la amenaza de agresiones de magnitudes mayores
(basta recordar las intenciones de la Asamblea Nacional al aprobar el
supuesto abandono del cargo del presidente de la República, o las
profecías del Fondo Monetario Internacional en el que develan que
inducirán la inflación hasta 1.660%) las estrategias de defensa
probablemente no serán suficientes.
En
el 2017 es imperioso esconderse en las más elevadas alturas del
cielo. Las maniobras de ataque deben indefectiblemente dirigirse a
destruir las dos principales armas de guerra del enemigo: 1) la
manipulación del tipo de cambio ilegal que induce la inflación, 2)
el poder monopólico de la producción y distribución de bienes
esenciales que genera desabastecimiento programado y selectivo.
Sobre
este tema versará el próximo artículo.
Notas
[1]
Curcio, Pasqualina. La mano visible del mercado, Guerra
económica en Venezuela. Editorial Nosotros mismos. 2016. Caracas.
[2] Idem
[3] Tomado
de las declaraciones ofrecidas por Miguel Pérez Abad el 22 de mayo
de 2016, entonces vicepresidente para el área económica. Actualizado
hasta la segunda quincena de noviembre de 2016 con información
tomada de Empresas Polar
[4]
Antonio María Delgado, “Moratoria
de deuda de Pdvsa amenazaría exportaciones petroleras”, El
Nuevo Herald, 15 de septiembre de 2015.;“Default,
quiebra y dudas, las palabras que usa la prensa internacional para
referirse a los intentos de canje”, Runrun.es, 19 de octubre
del 2016.; “Advierten
sobre posible default de Pdvsa”, El Espectador, 20 de
septiembre del 2016.
[5]
Estadísticamente, desde enero de 2012 hasta noviembre de 2016, el
coeficiente de correlación de Pearson entre el tipo de cambio en el
mercado ilegal y la producción de Alimentos Polar es -0,6. Esta
correlación se hace más fuerte a partir de septiembre de 2016 y
hasta noviembre de 2016, la cual pasa a ser casi perfecta -0,9. Esto
significa que los aumentos del tipo de cambio ilegal se corresponden
con disminuciones de la producción. En cuanto a la relación de
asociación entre el tipo de cambio ilegal y la brecha cambiaria en
la frontera colombo-venezolana dicho coeficiente entre enero 2012 y
noviembre 2016 es 0,9. A partir de que el BRC comienza a publicar el
DIPRO, esta correlación pasa a ser 1,0.
[6]
Lamentablemente no contamos con la información de la inflación
durante el año 2016.
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