lunes, 23 de enero de 2017

Venezuela 2016: En las profundidades de la tierra

18 de enero de 2017
Crédito: alai
Agencia Latinoamericana de Información
Pasqualina Curcio

Bandera de la República Bolivariana de Venezuela con imagen alusiva al año 2016

Era de esperar, no había razones para pensar lo contrario, que el 2016, y especialmente el último cuatrimestre del año, intensificaran las agresiones económicas contra el pueblo venezolano. El 10 de enero de 2017 era la fecha tope, de acuerdo con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), para que ante la eventual ausencia absoluta del presidente de la República se procediera a una elección universal, directa y secreta para elegir un nuevo presidente. Después del 10 de enero, una eventual ausencia absoluta del mandatario implicaría que el vicepresidente ejecutivo, designado por el presidente, asumiera hasta completar los dos años del período constitucional (artículo 233 de la CRBV).

Desde enero de 2016, los diputados electos de la Asamblea Nacional, mayoritariamente opositora, plantearon “la salida” del gobierno en un lapso de 6 meses. Luego, en marzo, los factores de oposición al gobierno nacional, presentaron una hoja con varias “rutas”: 1) lograr la renuncia de Nicolás Maduro; 2) aprobar una enmienda constitucional que sea votada y defendida por el pueblo para reducir el mandato presidencial y lograr elecciones presidenciales este año (2016); 3) iniciar el proceso para el referendo revocatorio; 4) activar un proceso constituyente originario.

En enero de 2016 inició la cuenta regresiva, y en la medida en que transcurría el tiempo las acciones para alcanzar los objetivos de alguna de las rutas se intensificaban. Una de las acciones fue, y sigue siendo, la agresión económica contra el pueblo venezolano, específicamente: 1) la inflación inducida mediante la manipulación del valor de la moneda; 2) el desabastecimiento programado y selectivo de algunos bienes esenciales; 3) el bloqueo financiero internacional; y 4) el sabotaje a las transacciones monetarias por la vía de la extracción de billetes de alta denominación y ataques cibernéticos a la plataforma bancaria.

El objetivo de este artículo es mostrar cómo se comportaron los principales indicadores de la guerra económica durante el año 2016, especialmente desde septiembre de ese año. Llama la atención el comportamiento orquestado y perfectamente correlacionado desde el punto de vista estadístico, de estos indicadores durante los últimos cuatro meses del año.

1) Manipulación del tipo de cambio

En Venezuela, el valor de la moneda en el mercado ilegal actúa como marcador de los precios internos de la economía, sus aumentos inciden alrededor del 70% sobre la inflación en Venezuela [1]. Entre agosto de 2012 y diciembre de 2016 este tipo de cambio ilegal varió 33.496%, cifra que no se corresponde en proporcionalidad al comportamiento de las reservas internacionales, ni al desempeño de la economía. Las variaciones del tipo de cambio ilegal siguen un patrón de comportamiento asociado a procesos electorales o de alta conflictividad política.

La gráfica 1 muestra las variaciones mensuales del tipo de cambio ilegal desde enero de 2012. Los picos que allí se observan, y que muestran variaciones más altas, corresponden a procesos electorales. También se observa que las variaciones históricamente más elevadas se registraron en los meses de septiembre, octubre y noviembre de 2016. Desde el 22 de septiembre (día siguiente a los anuncios del Consejo Nacional Electoral acerca del procedimiento para la realización del referendo revocatorio al presidente Maduro, en el que informó que de seguirse todos los pasos podría realizarse en marzo de 2017) comenzó una escalada desproporcionada del tipo de cambio ilegal. Entre el 22 de septiembre y el 1 de diciembre varió 354%, pasó de 1010,2 Bs/US$ a 4587,73.
  
Estas variaciones cuyos efectos son atroces para el pueblo venezolano en la medida en que inducen la inflación, y por lo tanto deterioran el salario real de la clase trabajadora, no se corresponden con las variables económicas. Termina siendo un enigma, por ejemplo, que en menos de 10 días haya aumentado 135% (pasó de 1952,11 el 21 de noviembre a 4587,73 el 1 de diciembre de 2016) a pesar que el precio del petróleo, principal fuente de ingresos de Venezuela, mostraba una tendencia creciente. El primer trimestre del año, el precio del hidrocarburo se ubicó en 24,71 y cerró en diciembre en 45,92 U$/barril.

2) Desabastecimiento programado de bienes

El dificultar el acceso a los bienes de primera necesidad como son los alimentos, medicamentos y productos de higiene personal ha sido otro de los mecanismos que desde 2007 han utilizado para agredir al pueblo venezolano e incidir en sus preferencias políticas debido al malestar que genera el tener que hacer colas o pagar un sobreprecio en los mercados ilegales. Este mecanismo ha sido utilizado con mayor intensidad desde mediados de 2012 [2].

La alteración de los canales de distribución de estos bienes, impidiendo que lleguen de manera regular, oportuna y suficiente a los anaqueles y desviándolos a los mercados ilegales ha sido el mecanismo mediante el cual han dificultado el acceso. En este contexto, las grandes corporaciones nacionales y transnacionales, responsables de la producción y el abastecimiento de estos productos, mantenían relativamente estable sus niveles de producción.

Durante el año 2016, se añadió a este mecanismo la disminución de los niveles de producción, específicamente a partir de febrero, y con mayor intensidad desde septiembre. El gráfico 2 [3] muestra la producción de una de las principales empresas responsables de abastecer de alimentos al pueblo, no solo porque produce y distribuye los productos que más se consumen en la mesa de los hogares venezolanos (la harina de maíz precocida –encabeza la lista de los 20 alimentos más consumidos– arroz, pastas alimenticias, aceite y margarina) sino que concentra dichos mercados (por ejemplo, produce el 60% de esta harina).


Se observa en el gráfico que desde enero de 2012 hasta febrero de 2016 la producción, más allá de los picos y caídas, que coinciden con procesos electorales, se mantuvo relativamente estable. A partir de febrero de 2016 comienza a registrarse una disminución importante de la producción. Es a partir de la primera quincena de septiembre y hasta finales del mes de noviembre cuando se evidencia la mayor caída, la cual representa el 76%.

La producción de harina de maíz precocida disminuyó 79% desde septiembre hasta finales de noviembre (los niveles históricamente más bajos). Sigue siendo un enigma que desde 2012, los pequeños trabajadores que siembran y cosechan verduras, frutas y hortalizas hayan logrado abastecer el mercado nacional de estos productos, mientras que las grandes corporaciones privadas, a pesar del ajuste de los precios en más de 3.000% durante 2016 (mucho mayor a la inflación acumulada de los últimos cuatro años) y de su indudable capacidad financiera, hayan disminuido su producción.

3) Bloqueo financiero internacional

A finales de agosto de 2016 el Citibank, institución mediante la cual el gobierno nacional realizaba la mayoría de sus transacciones financieras internacionales, decidió cerrar las cuentas bancarias del Banco Central de Venezuela y del Banco de Venezuela (de propiedad estatal) es decir, cerró las cuentas del gobierno, no así las de los particulares privados. Situación que generó inconvenientes para la realización de los pagos a proveedores, deudores, incluso a los trabajadores del servicio exterior.

El argumento esgrimido por esta entidad bancaria fue: “Luego de una evaluación periódica de gestión de riesgo en Venezuela, Citibank decidió cesar como banco corresponsal y descontinuar el servicio de ciertas cuentas en el país” (subrayado nuestro). El Citibank mantiene activas las cuentas de particulares. También es un enigma, por qué una nación que tiene la mayor reserva de petróleo del mundo resulta ser más riesgosa que particulares privados.

A estas acciones debemos sumar, también durante el último cuatrimestre del año 2016, la intensa campaña mediática en contra del canje de los bonos de PDVSA 2017, la cual se basó en la matriz de opinión acerca de la insolvencia de pago o default de la empresa [4]. Esta campaña fue sistemática y continuada hasta el 24 de octubre, momento en el que se anunciaron los resultados de la operación. A pesar de las agresiones mediáticas, el canje de bonos 2017 por los nuevos bonos 2020 cerró con una participación de 52,57%.

4) Sabotaje a las transacciones monetarias

Durante los últimos meses del año, los venezolanos debimos hacer largas colas para adquirir billetes, especialmente los de alta denominación. Lo cual fue atribuido, por parte del gobierno nacional, a la sustracción de billetes a través de la frontera con Colombia con el propósito de adelantar un golpe monetario.

Al respecto, llama poderosamente la atención el hecho de que el 8 de septiembre de 2016, después de siete meses de haberse implementado en Venezuela un esquema cambiario con dos tramos (el DIPRO con tipo de cambio de 10 Bs/US$ y el DICOM, actualmente en 678,07 bs/US$) el Banco de la República de Colombia (BRC), comenzó a publicar en su página web el tipo de cambio DIPRO, mientras que antes solo consideraba el DICOM.

Antes del mes de septiembre por cada bolívar se recibían 4,5 pesos colombianos en Bogotá. Después del 8 de septiembre, y de acuerdo con publicaciones del BRC, por cada bolívar se recibían más de 287,9 pesos colombianos. Esta situación, observada desde inicios de septiembre se tradujo en una ampliación de la brecha entre el tipo de cambio en la frontera y el de Bogotá. Lo que generó un incentivo mayor para las transacciones en las casas de cambio que operan en Cúcuta.

Independientemente del circuito que seguían los billetes venezolanos de alta denominación que traspasaban la frontera con Colombia, así como su destino final, sigue siendo un enigma para nosotros la publicación del tipo de cambio DIPRO después de 7 meses de su vigencia.

La escasez de billetes de alta denominación en el marco de una situación inflacionaria (consecuencia de la manipulación desproporcionada del tipo de cambio ilegal durante ese período), aunado a los mayores requerimientos de efectivo para cumplir con los compromisos de pago de los bonos de fin de año, tanto a trabajadores activos como pensionados, generó una alteración de las transacciones financieras.

La situación que se generó debido a la escasez de billetes de alta denominación coronó con el ataque cibernético a los puntos de venta el 2 de diciembre de 2016. Este ataque produjo la caída del servicio de Internet y fallas en los puntos de venta y en la plataforma tecnológica de intercambio comercial afectando a más de 2 millones y medio de suscriptores en el país.

Balance 2016

Desde el 8 de septiembre hasta el 2 de diciembre se registró una intensificación de las agresiones económicas contra el pueblo. Coinciden las mayores variaciones del tipo de cambio ilegal con la ampliación de la brecha cambiaria en la frontera colombo-venezolana y con la disminución de la producción de alimentos de la principal empresa responsable del abastecimiento en el país. Simultáneamente se registró un bloqueo financiero internacional mediante el cierre de las cuentas bancarias por parte del Citibank, así como la sustracción de billetes de alta denominación. El 2 de diciembre las agresiones económicas financieras cerraron esta etapa de intensa ofensiva con el ataque cibernético a las entidades bancarias [5].

El último cuatrimestre del año 2016, las agresiones contra el pueblo venezolano registraron niveles que sobrepasaron los límites del eje cartesiano. Fueron desproporcionadamente atroces.

A pesar de las dimensiones de las agresiones, los grandes capitales nacionales y transnacionales, los cuales se han servido de estas prácticas de guerra no convencional apoyándose en los factores políticos locales, no alcanzaron su objetivo. No lograron la ausencia absoluta del presidente de la República antes del 10 de enero de 2017.

No obstante, laceraron a todo el pueblo venezolano, sin excepción.

Por qué ante tales agresiones este pueblo no acudió al llamado de los factores de oposición a tomar y permanecer en las calles, por qué tampoco se sumó al paro general convocado por la MUD el 28 de octubre. Por el contrario, ha permanecido en actitud pacífica y tolerante. Ha estado resistiendo. Es un pueblo profunda e indiscutiblemente consciente, pacífico y democrático. No es violento. Es un pueblo de paz. Es en las mesas de votación donde el venezolano prefiere manifestarse.

Adicionalmente, las medidas adoptadas por el gobierno nacional, orientadas a proteger a la población, permitieron contrarrestar las agresiones económicas. Nos referimos específicamente a: 1) los incrementos del ingreso salarial tanto para los trabajadores del sector público como privado, los cuales ascendieron a 537% durante el año. Esta medida ha permitido salirle al paso a la inflación inducida, impidiendo un deterioro mayor del poder adquisitivo de más del 80% de la población ocupada. Imaginemos una situación en la cual, ante tamaña inflación inducida, no hubiese habido incremento de salarios [6]. 2) La protección del empleo mediante la vigencia del decreto de inamovilidad laboral. 3) La continuidad, a pesar de la disminución de los ingresos nacionales por la caída del precio del petróleo, de la prestación de bienes y servicios públicos, entre ellos la Misión Vivienda Venezuela, que no solo garantiza el acceso a este bien, sino que mantiene la actividad productiva en el sector construcción, y por lo tanto el empleo. 4) La decisión de mantener y fortalecer la prestación de los servicios públicos de educación, salud y transporte, todos ellos sensibles en el presupuesto de los hogares. 5) El abastecimiento de bienes esenciales a precios subsidiados, principalmente alimentos, por parte del gobierno nacional, acciones que se han llevado a cabo con los CLAP y la Gran Misión Abastecimiento Soberano. 6) Los controles de precios de los bienes esenciales.

Si bien estas políticas han permitido contrarrestar, en cierta medida, las agresiones, resistir ante los efectos de las armas masivas de la guerra económica y proteger al pueblo venezolano, no han resuelto el problema fundamental: el enemigo continúa accionando sus armas, sigue atacando. El alcance de las medidas adoptadas ha sido solo de defensa.

Sun Tzu, en su libro El arte de la guerra, planteó:

Los expertos en defensa se esconden en las profundidades de la tierra; los expertos en maniobras de ataque se esconden en las más elevadas alturas del cielo. De esta manera pueden protegerse y lograr la victoria total”.

Es de esperar, no hay razones para pensar lo contrario, que el 2017 intensificarán aún más las agresiones contra el pueblo venezolano. Luego de cuatro años de guerra económica y en vísperas de dos procesos electorales, pensar lo contrario sería ingenuo.

En este contexto y ante la amenaza de agresiones de magnitudes mayores (basta recordar las intenciones de la Asamblea Nacional al aprobar el supuesto abandono del cargo del presidente de la República, o las profecías del Fondo Monetario Internacional en el que develan que inducirán la inflación hasta 1.660%) las estrategias de defensa probablemente no serán suficientes.

En el 2017 es imperioso esconderse en las más elevadas alturas del cielo. Las maniobras de ataque deben indefectiblemente dirigirse a destruir las dos principales armas de guerra del enemigo: 1) la manipulación del tipo de cambio ilegal que induce la inflación, 2) el poder monopólico de la producción y distribución de bienes esenciales que genera desabastecimiento programado y selectivo.

Sobre este tema versará el próximo artículo.
  
Notas

[1] Curcio, Pasqualina. La mano visible del mercado, Guerra económica en Venezuela. Editorial Nosotros mismos. 2016. Caracas.

[2] Idem

[3]  Tomado de las declaraciones ofrecidas por Miguel Pérez Abad el 22 de mayo de 2016, entonces vicepresidente para el área económica. Actualizado hasta la segunda quincena de noviembre de 2016 con información tomada de Empresas Polar


[5] Estadísticamente, desde enero de 2012 hasta noviembre de 2016, el coeficiente de correlación de Pearson entre el tipo de cambio en el mercado ilegal y la producción de Alimentos Polar es -0,6. Esta correlación se hace más fuerte a partir de septiembre de 2016 y hasta noviembre de 2016, la cual pasa a ser casi perfecta -0,9. Esto significa que los aumentos del tipo de cambio ilegal se corresponden con disminuciones de la producción. En cuanto a la relación de asociación entre el tipo de cambio ilegal y la brecha cambiaria en la frontera colombo-venezolana dicho coeficiente entre enero 2012 y noviembre 2016 es 0,9. A partir de que el BRC comienza a publicar el DIPRO, esta correlación pasa a ser 1,0.

[6] Lamentablemente no contamos con la información de la inflación durante el año 2016.

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