06 de agosto de 2016
Crédito: Ultimas Noticias
Eleazar Díaz Rangel
Eleazar Díaz Rangel
Los
vándalos responsables de asesinatos, destrucción de instalaciones
públicas y de comercios, de quemar presuntos chavistas lo son
igualmente de haber derribado centenares de árboles en casi todo el
país (no tantos como los cinco mil que el Movimiento Ecologista
Venezolano calculó como cortados en Caracas). Maracaibo debió ser
la ciudad más afectada: solamente el miércoles talaron 45 árboles
en la avenida 63. Vean el testimonio gráfico de Eduardo Semprún,
una muestra por cortesía de Panorama. Si hay un organismo protector
de animales, ¿no lo hay para la defensa de los árboles? Alguien
debe investigar y sancionar a los responsables de este otro crimen.
Amenazas
del exterior
El
peligro de la democracia venezolana, del proceso revolucionario, no
parece estar en el interior del país, sino en el exterior. La
campaña que han emprendido desde hace meses, reforzada ahora contra
la Asamblea Nacional Constituyente, que ha llegado hasta el Vaticano
y que no tiene comparación con ninguna parte otra agresión a ningún
país, con su epicentro en Washington, se expande a casi toda América
Latina y la Unión Europea. Pareciera que no cesarán en su empeño
de desestabilizar el gobierno del presidente Maduro.
No
sé si conocieron de la reciente declaración del secretario de
Estado Rex Tillerson, quien en rueda de prensa dijo que las diversas
agencias de inteligencia de Estados Unidos “están estudiando las
formas de obligar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a
abandonar el poder”. Más claro, ni el agua. Han examinada cómo
derrotarlo en el Consejo de Derechos Sociales y expulsar a Venezuela,
pero también promueven más severas sanciones contra el Presidente,
e incluso insistirán en la OEA pese a las cinco derrotas sufridas.
Por supuesto, ni hablar de la guerra mediática que hacen cada vez
más intensa, como se percibe en los medios de casi todo el
continente, comenzando con la gran prensa latinoamericana y española.
Y
me preguntarán por qué subestimo las fuerzas opositoras internas.
No,
no es que las subestime, basta ver todos los destrozos, la muerte y
la destrucción, que causaron en estos meses recientes. Hoy, después
de la abrumadora victoria con la elección de la Asamblea Nacional
Constituyente, las contradicciones internas, sus insalvables
divergencias, la han dejado más dividida y débil que nunca antes.
Van
a las elecciones de gobernadores del diez de diciembre, es posible
que sus extremistas sigan oponiéndose; supongo que estarían
conscientes de que los electores sabrán cobrarles lo que fue su
política de violencia que sus dirigentes propiciaron y que nunca
condenaron ni los hechos más criminales.
Resultó
extraño que
después de tres días, cuando por primera en años se percibía
tranquilidad en las calles, comenzó una sistemática campaña, como
la calificó el CNE, contra los resultados electorales y la
legitimidad de la ANC. Como la habrían llamado en cualquier pueblo,
es la última panqueada de ahogado. En todo caso, esos resultados son
auditables y verificables. Y no es casual que el sistema electoral
venezolano haya influido
en otros países para modernizar los
suyos –muchas especulaciones con la salida de Samuel Moncada de la
Cancillería, con apenas semanas en el cargo–.
¿Será
cierto que ahora Moncada está en el epicentro del poder y en mejores
posiciones para eventuales negociaciones? Negociaciones en duda
después de que el secretario de Estado Red Tillerson dijera que
“Maduro no tiene futuro, o se viene con nosotros o que se vaya”.
Se
han dado cuenta de
que los peloteros que han propuesto no jugar el campeonato, como
Cabrera y Vizquel, no son precisamente los que juegan en los ocho
equipos venezolanos. No pensarían igual si sus ingresos dependieran
de nuestra pelota. Afortunadamente, ni las Grandes Ligas tienen
reservas por la realización del campeonato.
En
Turquía están
amenazados de pena de muerte 486 ex funcionarios que han sido
encontrados culpables de intentar derrocar el gobierno.
Hubo más
de mil detenidos y 110 mil despedidos.
La
Universidad Central vive
momentos en sus relaciones internas que nunca se observó antes, ni
en los años del peor sectarismo adeco (1946-48). Varios estudiantes
han denunciado las amenazas, intimidación y el hostigamiento a
chavistas o presuntos chavistas.
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