24 de julio de 2017
Crédito: Correo del Orinoco
Ramón Blasco
Ramón Blasco
A
medida que avanza la humanidad, y que el antagonismo entre las clases
sociales se agudizan, y la confrontación política se hace frecuente
en nuestra sociedad, la iglesia católica venezolana al igual que
pasa en el resto del mundo, deja cada vez más claro su verdadera
misión, caracterizada por flagrantes contradicciones entre la
“chachara” que de domingo a domingo le lanzan a quienes ellos
llaman sus fieles, y las posturas que asumen muchos de sus acomodados
representantes cuando las realidades y necesidades del pueblo pobre
requiere del apoyo, la solidaridad y la “misericordia” de “ sus
representantes de Dios en la tierra”.
Los
venezolanos hemos podido apreciar algunas posturas y obras de estos
“misioneros del Señor”, como por ejemplo la presencia de un
Monseñor avalando el golpe de estado contra la democracia
venezolana, declaraciones y opiniones de curas, cardenales y obispos
contra el gobierno, mítines de los curas en misas de domingo,
convirtiendo las iglesias en centros de guarimbas y de propaganda
sucia contra el gobierno revolucionario.
Si
esto ya es bastante anormal por no corresponder esta conducta con la
misión tan cacareada que se le atribuye a la iglesia para con el
pueblo, algo que se sale de toda imaginación posible, es la
bendición por parte de unos curas a unas bandas de mequetrefes,
terroristas y marionetas serviles de la contrarrevolución, lo que
reafirma mi negativa a prestarme a creer en algo que a lo largo de la
historia no ha servido sino de sostén y bastardos argumentos al
servicio de los poderosos que oprimen, engañan y explotan los
sentimientos y la fe de los pueblos del mundo.
Como
creerle una homilía, un sermón o cualquier mensaje cristiano a un
cura que es capaz de bendecir a unos bandoleros, incendiarios,
asesinos y violadores de los derechos humanos, incluso la vida de
quienes suponen o sospechan, piensan distinto a ellos. ¿ Dónde
quedan los valores morales y éticos de quienes se dicen
representantes de Dios y que son capaces de bendecir a unos
desalmados, que si algo tienen de cristianos, tendremos que aceptar
que cristo si aró en el mar cuando anduvo por aquí en la tierra.?
La postura asumida por algunos obispos, arzobispos, cardenales y
curas ante el conflicto político que vive la patria, echa por tierra
toda la filosofía y la fundamentación de la iglesia, que según
ella profesa luchar por la justicia junto a los oprimidos, pero en la
práctica vemos que en su mayoría muchos de sus ministros piensan
más en sus bienes patrimoniales, derechos y privilegios , antes que
ayudar a la humanidad a liberarse de la pobreza, de la miseria y la
opresión de los poderosos contra el débil.
“Por
sus obras los conoceréis”, reza la frase de Jesús dirigida a sus
apóstoles, y verdad que los curas que bendijeron a los terroristas
incendiarios nadie los conocía; ahora ya sabemos quienes son y de lo
que son capaces estos curas hijos de… Dios, quienes infringiendo
los más sagrados sentimientos de fe cristiana y burlándose de
quienes creen en ellos y sus verborreas domingueras, utilizan esa fe
para su guión terrorista y golpista, aliándose a quienes a todas
luces son unos asesinos y matones, ante los cuales Judas es un niño
de pecho.
Qué
más le faltará a la iglesia católica para demostrar realmente lo
vacío de un discurso que constantemente llama al sacrificio, a poner
la otra mejilla y auxiliar al prójimo cuando su práctica no se
corresponde con su prédica. José Martí el gran héroe cubano
decía: ¡Hacer es la mejor forma de decir!, y según la misma
iglesia católica Jesús dijo: “ No todo el que dice ¡Señor¡
¡Señor! Entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi padre, que está en los cielos”.
Tenemos
curiosidad por saber cuál será la opinión allá en Roma ante la
conducta de unos curas que son peores que los desalmados guarimberos,
ya que estos no esconden su conducta debajo de una cruz ni detrás de
la vida de Jesús; tampoco en el supuesto sacrificio espiritual que
por siglos dicen practicar quienes hoy se dan la mano con estos
malandros asesinos del pueblo venezolano. Debo reconocer haber
conocido y trabajado en algunas comunidades con curas apegados a una
práctica social en la que si es posible ver la presencia del Dios de
los pobres, humildes, un Dios cercano a los humanos que siente hambre
y dolor por el amigo, muy distinto al Dios de Trump, Obama, de Macri,
Temer, Santos, Capriles, Maria Corina, Leopoldo y la Tintori ,
Mendoza y demás especímenes que en nombre de Dios, amasan grandes
fortunas, roban la tierra del campesino, eliminan las pensiones a los
pobres, privatizan la salud y la educación, y si faltaba algo, ahora
la iglesia, plataforma y base de sustentación del capitalismo,
bendice criminales y piromaníacos. ¿Cómo creer en la fe de
Baltazar Porras, en su amor por los pobres después de haber llamado
“mis muchachos” a quienes asaltan, atemorizan y destruyen a
quienes suponen adversarios políticos.?. ¿ No son los comunistas
“come- muchachitos” los que acaban con la propiedad privada, que
expropian y asesinan? ¡Hay una diferencia!, ¡claro que la hay!,
entre un socialismo que llama al diálogo y a la paz, que trabaja por
la convivencia entre los venezolanos y unos hijos…. Del Señor, que
utilizan a la chinita, a la Divina Pastora, las misas de domingos y
todos los días, para vomitar su odio y ruindad, simulado bajo una
sotana y una cruz en el pecho. Hay una diferencia entre los muchachos
de Baltazar Porras y los muchachos de la revolución. Mientras los
muchachos de B. Porras ponen barricadas en urbanizaciones para
cobrarle a los vecinos que necesitan salir de allí, los muchachos de
la revolución visitan casa por casa, viendo las necesidades de la
población para ayudarlos y oír sus propuestas.
Mientras
los muchachos de B. Porras trancan autopistas y asaltan cuarteles
militares, los muchachos de la revolución, en perfecta unión
cívico- militar, apoyando y asesorando a los productores y
campesinos para producir más y mejor. Mientras los muchachos de B.
Porras asesinan a guardias nacionales y a sus propios compañeros,
los muchachos de la revolución, en barrios, pueblos y caseríos,
atienden en Barrio Adentro a los venezolanos que requieren atención
médica.
Mientras
los muchachos de B. Porras se drogan para salir a llenar las calles
de Venezuela de terror, zozobra, odio, y tristeza, los muchachos de
la revolución se preparan en gimnasios, pistas, canchas y piscinas,
teatros y sinfónicas, para salir a representar a Venezuela y
demostrar que no en vano se han ganado el nombre de la generación de
oro. Basta ver lo que son capaces de hacer los muchachos de B.
Porras, para darnos cuenta que Satanás le ganó la partida con esos
muchachos y que para recuperarlos de las manos del diablo, le hará
falta algo más que una bendición…. Exorcismo con ellos.
Definitivamente la decadente religión católica a través de los
años, continúa decepcionando a muchos de sus seguidores, aquellos
para quienes el primer atributo de Dios es el amor: es por eso que
les es difícil digerir posturas como la de estos curas que tenemos
en nuestro país, quienes aún a estas alturas no entienden aquello
de “amaos los unos a los otros”.
De
la actuación de estos emisarios de Dios se podrán decir muchas
cosas, pero sus conductas son tan ajenas a sus misiones y funciones,
que por mucho que se pueda decir o escribir sobre estos embaucadores
mercantilistas de la fe, sicarios del sentimiento y la creencia de
los pueblos, no será suficiente para ilustrar la gran contradicción
en ellos, entre el decir y el hacer. Por todo esto, lo único que se
le ocurre pensar a uno es que estos curas opositores en lo único que
han creído siempre es en el bienestar y la comodidad que les deja
predicar siempre al favor del poderoso. Por eso su fe tiene precio y
se la venden al mejor postor, porque los fieles, los devotos, las
ovejas descarriadas, no compran fe, solo exigen seguir el ejemplo del
carpintero de Nazaret que anduvo, luchó, sufrió y murió entre los
pobres. Sortarios estos curas, que este gobierno socialista no se
parece en nada a aquel que enfrentó Jesús.
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