lunes, 14 de noviembre de 2016

¿Por qué Donald Trump?

13 de noviembre de 2016
Crédito: El Nacional

Presidente Electo Donald Trump
Presidente Electro de los EE.UU. Donald Trump
El camino que tomará el gobierno del presidente electo de Estados Unidos está por verse. Pero su victoria confirma que la fractura política de Estados Unidos, el empobrecimiento de la clase media y el desencanto de los jóvenes son terreno fértil para el surgimiento de líderes populistas. Con el virus de la antipolítica Trump convenció a blancos de las zonas rurales y suburbios, latinos y millenials

Lo que parecía imposible y hasta descabellado, sucedió. Donald Trump fue electo presidente en Estados Unidos. Un triunfo en que el desencanto del pueblo ante un sistema que no ha resuelto los problemas de los estadounidenses dio paso para que a partir del 20 de enero del próximo año un “hombre nuevo” tome las riendas de la Casa Blanca. El antipolítico, pragmático y nacionalista magnate dio el mensaje de poner por encima de todo los intereses de los ciudadanos de ese país y así guiñó el ojo a muchos.

Con 306 votos electorales Trump dejó atrás a los políticos tradicionales y casi de la nada pasará a gobernar a una de las principales potencias del mundo.

Romper con el pasado y las estructuras tiene su rédito en la política. “Trump se presentó como nuevo y no como un político de oficio. Eso le dio puntos frente a un electorado que durante la historia votó solo por republicanos o demócratas. Él vendió el discurso antipolítico, antipartidista y de política extremista, que se inauguró con Hugo Chávez para hacer ver que él supuestamente puede hacer mejor las cosas”, sostiene el politólogo y analista Luis Salamanca.

Una encuesta del Pew Research Center realizada durante las dos semanas antes de los comicios presidenciales –entre el 25 de octubre y el 8 de noviembre– y que fue difundida este jueves, apunta que los votantes en general expresaron que durante los últimos ocho años de gobierno de Barack Obama fueron pocos los progresos del país. Tanto partidarios de Trump como de la demócrata Hillary Clinton reconocieron pocas o casi ninguna mejora, especialmente en materia económica: mientras 38% considera que sí hubo un avance, 43% cree que la situación empeoró y 18% que se mantiene igual. 

Los porcentajes son similares en el área laboral. Pero también, más de 55% de los ciudadanos encuestados dijo que los problemas relacionados con conflictos raciales, la delincuencia y la  inmigración se agravaron desde 2008 y que Estados Unidos perdió posición global por ello.

Para Salamanca, Trump lo que hizo fue tratar estos temas que son claves y que siempre preocupan a los ciudadanos. “Manejó los miedos de la gente, agitó la idea de que ‘primero los de aquí y después los de afuera’. Eso le dio un sentido de identificación a muchos a nivel muy popular”.

Ante el desgaste y la inconformidad, el especialista en asuntos estadounidenses y latinoamericanos, Tony Rosado, señala que el nuevo presidente de Estados Unidos habló a “personas blancas anglosajonas que tienen trabajos de medio tiempo y a una clase media baja a quienes los gobiernos han ignorado mientras atienden las necesidades de minorías como los afroamericanos, latinos o la comunidad Lgtbi”.

En Estados Unidos, según el censo oficial de 2015 más de 43 millones de personas viven en pobreza, lo que equivale a 13,5% de la población. La internacionalista Angelina Jaffé señala que en medio de ese “profundo malestar” de los ciudadanos el voto rural se cobró parte de la victoria. Trump ganó en las ciudades más pequeñas, en los suburbios. “Son personas no educadas, el supremacista blanco que no tenido éxito en la vida y le echa la culpa a otros sectores como las personas de color o latinos. Ese fue el discurso que los demócratas no supieron atacar. Trump con una expresión de mucha rabia autorizó a los demás a expresarla y capitalizó ese voto”, dijo.

Y contra lo que se podía pensar, Trump también capturó el voto de latinos, comunidad que fue blanco de sus insultos durante una de las campañas más sucias de la historia de Estados Unidos. Casi 30% del sufragio total de esta población fue para el magnate. “Sucedió que fue más de lo que se pensaba. En Florida (estado que los republicanos arrebataron a los demócratas), los grupos provenientes de Cuba, Nicaragua y Venezuela fueron los que más votaron a Trump. Mientras que en todo el territorio nacional, fueron los ciudadanos del cono sur como los argentinos y uruguayos”, indica Rosado.

Populismo y nacionalismo. En junio, el Brexit separó a Reino Unido de Europa y hay quienes aseguran que esta semana ocurrió un cisma similar de este lado del mundo. Estados Unidos se separa de América. Presionar a empresas estadounidenses que operan en el extranjero para que regresen las fuentes de empleo a la nación, limitar el ingreso de inmigrantes hasta regular la exportación de petróleo, son el portafolio de políticas que Trump anunció durante su campaña y son indicios del corte nacionalista y populista del nuevo presidente electo en Estados Unidos; una epidemia que parece estar recorriendo el mundo.

No sé si tiene una tendencia de cierto aislacionismo para fortalecer lo interno, que lo lleve a encerrarse y hacer su gestión más de puertas adentro. Pienso que Estados Unidos tiene un papel internacional importante y no creo que lo vaya a obviar”, señala Salamanca. Y aunque el especialista en asuntos estadounidenses, Tony Rosado, reconoce la inclinación nacionalista de Trump, asegura que el hombre de los reality show “está abierto a la negociación para llegar a acuerdos con otros partidos y naciones”. Y agrega: “Cuando uno piensa en su discurso populista lo más importante es darse cuenta de que en realidad él es un pragmático”.

El patriotismo estadounidense que usó como sazón en su campaña ayudó a su triunfo. “La política de Obama ha menoscabado el prestigio de Estados Unidos. Trump ofrece recuperar ese liderazgo de la nación que los ciudadanos piensan que perdieron”, manifiesta Rosado.  

Sin embargo, Salamanca advierte que cuando políticos de este tipo llegan al poder sin un sistema partidista, “se corre el riesgo de que pierdan el sentido de los límites”.

A la investigadora Gloria Cano, especialista en política estadounidense en la Universidad Pompeu Fabra en España, no le sorprendió la victoria de Trump. “Vivo parte del año en Washington y conocía las percepciones prevalecientes. Obama se ha debilitado internacionalmente. Estados Unidos ha quedado completamente fracturado después de estas elecciones en las que ha perdido el partido demócrata con una candidata como Hillary Clinton, fría, autoritaria parte del establishment que desde hacía demasiados años era inaccesible para los estadounidenses, incluso teniendo  a su favor a la prensa, canales de televisión y a los artistas”.  

Cano agrega que la llegada de Trump a la Casa Blanca es parte de un síntoma. “Trump forma parte de la coyuntura social, política y económica que estamos viviendo en el mundo. Populistas como él se están reproduciendo. Ha habido una disrupción industrial y en la minería. No se ha invertido dinero en estos sectores y pueblos enteros han quedado depauperados. Esta gente humilde se ha encontrado completamente desprotegida. Los sueldos también han bajado y las tasas han aumentado. Se ha impuesto nuevamente en Estados Unidos como durante la época de Hoover o Roosevelt, la preeminencia de los WPA (blancos protestantes anglosajones, por sus siglas en inglés). Los blancos han votado en 58% a Donald Trump, la clase media baja también”.  

El perfil de líder carismático y salvador que caracteriza a Trump tiene reminiscencias con otros períodos de la historia reciente, apunta Cano: “No en vano, su principal lema es retornar la grandeza a Estados Unidos. No se trata de un epifenómeno, ya que con la crisis económica, la inmigración y el paro ha emergido el perfil del hombre fuerte, salvador y carismático en todo el mundo. Hasta cierto punto, se puede comparar, con muchos matices, este período histórico con el de los años treinta cuando emergieron fascismo, nazismo, franquismo y los criptofascismos. Asimismo, percibo alguna similitud entre esta campaña y la librada por Taft y Roosevelt en 1912, cuando el partido republicano quedó totalmente fracturado. Y Trump ha abierto una brecha en el partido”.

Escenarios con Trump. Los primeros 100 días en la Casa Blanca serán determinantes. Aún no asume oficialmente el cargo y jóvenes ya iniciaron protestas en su contra en zonas cercanas a lo que será su residencia por los próximos cuatro años. El abogado y especialista en Derecho y Relaciones Internacionales, Mariano de Alba, analiza los posibles escenarios que se pueden vislumbrar para Trump. En primera instancia sostiene que durante el período de transición debe “tratar de ser lo más agradable posible”. Le tocará decidir quién manejará las más de 4.000 posiciones dentro de su gabinete. Hasta el momento suenan los nombres de Jamie Dimon, el primer ejecutivo de JP Morgan, el mayor banco de Estados Unidos, como posible secretario del Tesoro. También figura Steven Mnuchin, ex ejecutivo de la firma Goldman Sachs.

Al no tener experiencia política, las personas que elija Trump van a jugar un papel importante. El aspecto fundamental es que tiene el reto de designar un equipo de trabajo teniendo en cuenta que su partido está fracturado. Serán decisiones cruciales y se verá si cumplirá ciertas promesas muy polémicas como las medidas en el área de migración y el aumento de las deportaciones de ilegales”.

La investigadora Gloria Cano coincide en que Trump sabrá rodearse de expertos para paliar su déficit de experiencia “Trump no tiene experiencia política, pero durante la campaña ha tenido apoyos estratégicos, como los de Rudolph Giuliani, quien se ha mantenido muy activo en esta campaña.  Sin duda, se rodeará de grandes expertos. El hecho de ser neófito en política no significa algo negativo, al contrario, ha conseguido ganar las elecciones gracias a su política de acercamiento a la realidad”.

Para De Alba quizás no sea tan extremista en las acciones como en sus declaraciones. Pero el jueves, tras concluir su encuentro con el líder del Congreso, el republicano Paul Ryan, el presidente electo insistió en que dentro de sus prioridades, además de mejorar el empleo y la sanidad, está actuar en el tema migratorio.

El tratamiento que Trump dé a las órdenes ejecutivas emitidas por Obama –el recurso que usó para poder emprender medidas con un Congreso en contra–­ también está en peligro: “Pueden ser revocadas por el nuevo presidente. Él podrá congelar las relaciones con el gobierno de Cuba y tomar otras decisiones en el área de salud. Varias de esas políticas seguramente serán revertidas, algo que debilitará más a Obama”. Una de esas es la reforma sanitaria, el sistema de seguridad médica llamado Obamacare, que durante su campaña Trump prometió echar para atrás.

En América Latina la llegada de Trump es un escenario que se encuentra todavía en “arenas movedizas”, según De Alba. “Será difícil que los gobiernos mantengan una relación positiva en la medida en que Trump recurra a acciones que puedan afectar a los latinos”.
El secretario general de la Unasur, Ernesto Samper, escribió en su cuenta en Twitter que “la región debe abrir un compás de espera mientras Trump aclara su posición respecto a América Latina, los migrantes, el libre comercio y la apertura de relaciones con Cuba”. Para De Alba esto traerá un beneficio a los gobiernos de izquierda que se han definido antiimperialistas. “Tratarán de sacar dividendos de estas posturas”.

¿Y en Venezuela? “Yo defenderé a los venezolanos que desean ser libres. El sistema es malo, pero es un pueblo grande”, fue lo que dijo Donald Trump durante un acto de campaña en Florida, en el que resaltó la cantidad de connacionales que vivía en El Doral. En el mismo mitin señaló que Venezuela “ha sido llevada a la ruina por los socialistas” y que el próximo presidente de Estados Unidos tendría que ser solidario con el país y toda la gente oprimida del hemisferio.

El encuentro más cercano que ha tenido Caracas con el presidente electo estadounidense fue el comunicado que emitió la Cancillería de Venezuela en que se felicitó y saludó el triunfo de Trump. En las primeras tres líneas del documento el gobierno manifiesta que “espera que se pueda avanzar en un futuro donde impere el respeto a los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas, que consagra la igualdad soberana de los Estados y la autodeterminación de los pueblos, entre otros, mediante relaciones políticas y diplomáticas bilaterales respetuosas”. En la misiva, la canciller Delcy Rodríguez agrega que también espera establecer “nuevos paradigmas basados en la no intervención en los asuntos internos”.

De Alba plantea dos posibles escenarios para el país. El primero en que se conserve la posición actual de Estados Unidos: mantener las sanciones contra funcionarios, coordinar con la región el apoyo a la resolución de la crisis política de Venezuela y respaldar el diálogo. Sin embargo, De Alba advierte sobre la pérdida a partir del 20 de enero de un importante interlocutor que ha sostenido encuentros “positivos” con el presidente Nicolás Maduro. Se trata de Thomas Shannon, el subsecretario estadounidense para Asuntos Políticos, que estuvo recientemente en Caracas.

La otra postura con que Trump podría mirar a Venezuela es más agresiva, señala De Alba: “Puede incrementar el número de sanciones a funcionarios, coordinar menos con los países de la región, no apoyar el diálogo y desconocer el gobierno de Maduro”. Advierte que en cuanto a las políticas económicas Trump ya asomó la posibilidad de reducir las importaciones de petróleo. “Esto puede comenzar a causar más daños a la economía venezolana. No creo que eso suceda en los primeros 100 días, pero quizás en los próximos 4 años”, concluye.  

Para la internacionalista Jaffé resulta conveniente para el chavismo la elección de Trump: “Pueden retomar la bandera del antiimperialismo por tratarse de un tipo tan agresivo. Será más fácil hablar de esos términos”. Pasó en marzo de 2015 cuando Obama emitió la orden ejecutiva contra los funcionarios venezolanos por estar presuntamente incursos en violaciones de derechos humanos: el gobierno de Maduro y el chavismo cerró filas y mejoró ligeramente su apreciación.

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