31 de octubre de 2016
Crédito: Aporrea.org
José Vicente Rangel
José Vicente Rangel
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Tenía que pasar. No podía ser de otra manera. Porque lo que ha
sucedido con el revocatorio se veía venir. Se trata, como todos
sabemos, de una institución creada por el chavismo y consagrada en
la Constitución vigente. Es decir, que es parte del conjunto de
normas y principios que la oposición repudió. Contra los que votó
en su momento el sector que enfrentaba al gobierno bolivariano (el
mismo del 11-A, el golpe petrolero, el terrorismo), y que durante 17
años mantiene tácita o expresamente. Esa oposición terminó, con
el correr del tiempo, adhiriendo a la Constitución que había
repudiado y descubrió que el revocatorio podía servirle para fines
distintos a los que movió al constituyente de 1999 a darle rango
constitucional.
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En los planes de la oposición para sacar a Nicolás Maduro de la
presidencia figuraron varias fórmulas: renuncia, abandono del cargo,
nacionalidad colombiana, enmienda, reforma constitucional,
revocatorio. Decidir se convirtió en pesadilla, y es lo que explica
la tardanza en que incurrió la cúpula de la MUD con las
consecuencias que el país conoce. Que obligan a pensar que la demora
era parte de la estrategia para que el revocatorio no se llevase a
cabo, a lo cual se sumó el desastre (¿deliberado?) de la
recolección de firmas de 1% donde se cometieron infinidad de errores
y delitos.
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¿En verdad había un plan, elaborado al detalle, para que el
revocatorio no se realizara? Lo confirman tantos errores cometidos en
cadena por la dirección de la oposición. Porque resulta
inexplicable que gente con muchas horas de vuelo en política -y buen
asesoramiento jurídico y electoral-, haya incurrido en tantos
desaguisados. Lo contrario, es decir, que esa gente trabajaba de
buena fe por el revocatorio, es aceptar que el liderazgo opositor
está conformado por un atajo de ineptos. Lo cual, sinceramente, no
creo. Pero la confirmación de que el revocatorio no fue asumido por
la MUD como una práctica democrática, como una conquista para
fortalecer las instituciones y el protagonismo del pueblo, como lo
consagra la Constitución nacional, sino como un recurso para
promover la desestabilización, ocurrió el pasado domingo 23 en la
Asamblea Nacional dominada por la oposición. ¿Se puede hablar de
debate democrático en un escenario donde lo que se dio fue un
aquelarre siniestro? Ese día, para vergüenza de la institución
parlamentaria, los demonios del odio se quitaron la máscara y dieron
rienda suelta a su verdadera intención. En la sesión se arremetió,
en nombre de la democracia, contra los valores cívicos y
republicanos. En nombre de la Constitución se recurrió al lenguaje
y a la concepción golpista más recalcitrantes. Se arremetió en
nombre de un poder alzado contra la legalidad contra los otros
poderes del Estado, contra instituciones y personalidades. Se aprobó
el enjuiciamiento del Jefe del Estado. Se amenazó con llevar ante la
Corte Penal Internacional, y a instancias como la ONU y OEA, a
miembros del Poder Judicial, del Consejo Nacional Electoral, todo
ello sin base legal alguna, pasando por encima del ordenamiento
jurídico de la nación. Con la misma desfachatez y soberbia que
empleó Carmona y su séquito de aventureros el 11-A. Que son los
mismos que ahora repiten la infame experiencia.
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Lo sucedido desnuda la actual realidad y coloca las cosas en su
sitio. Los que dirigen a la oposición carecen de escrúpulos. Se
aprovechan de la democracia y el Estado de Derecho para disparar a
mansalva en su contra. En su atrevimiento llegan al extremo de
intrigar para que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana se pronuncie
y derroque al presidente constitucional Nicolás Maduro. Lo que
confirma que detrás de las maniobras con el revocatorio está el
golpe de Estado. Solo que en Venezuela las cosas difieren de las que
se dieron en otros países de la región. Porque para que haya
insurrección popular tiene que haber pueblo en las calles y apoyo en
los cuarteles, y estos dos factores están al lado del chavismo y del
Gobierno para defender el orden constitucional y la democracia.
¿Saben lo que exponen quienes llaman a consumar la aventura?
LABERINTO
La
cúpula de la oposición fracasó en el intento por imponer un
revocatorio fraudulento, y ahora recurre al anuncio -para sacar a
Maduro- de un juicio político que no tiene pies ni cabeza. Lo
planteado por sus voceros en la Asamblea Nacional el domingo 23 es
pura basura. No tiene basamento político y menos jurídico. Me
imagino la reacción de asombro que manifestarían los magistrados de
la Corte Penal Internacional cuando miembros de la oposición
planteen enjuiciar a integrantes del Consejo Nacional Electoral y a
miembros del Poder Judicial. Lo menos que pensarían es que están
locos de remate…
He
dicho en varias oportunidades que la dirección opositora no tiene ni
calle ni cuarteles para defenestrar a Maduro. Quienes invocan el
formato del 11-A no están en su sano juicio. El pueblo ha madurado.
Puede votar de determinada manera, pero eso no quiere decir que esté
dispuesto a apoyar la ruptura del orden constitucional. En otras
palabras: hoy el chavismo tiene el poder del pueblo y el poder
militar de su lado, entre otras razones porque la Fanb es algo
totalmente diferente de la Fuerza Armada que apoyó el carmonazo y se
fue a Plaza Altamira…
Una
pregunta que he escuchado cuando se discute el tema: ¿Por qué si la
situación es así los líderes de la MUD se empeñan en forzar la
barra, poniendo de lado la ejecución de una política democrática
que les ha dado buenos resultados, para abrazar una política
aventurera que solo les ha dado derrotas? Creo, por una parte, que
por desesperación y, por otra, porque tiene en su seno elementos
radicales que a diario chantajean, que trabajan con la impaciencia.
¿Qué les puede reportar la política de caotizar la situación? Tan
solo acrecentar el apoyo del exterior. Las exigencias de los que los
financian son muy grandes. Hay fuertes inversiones en la apuesta de
sacar a Maduro de la presidencia, y en la medida en que estos
factores no vean los beneficios, acentuarán su reclamo. Por eso,
ante los recientes fracasos internos -marchas, anuncio de guarimbas,
revocatorio-, se extrema la presión internacional: aplicación de la
Carta Democrática por la OEA liderizada por el truhán de Luis
Almagro; maniobras en la ONU; bloqueo; embargos; ruptura de líneas
de crédito que comienzan a darse…
¿Es
vulnerable Venezuela ante esta línea de acción? Lo es menos que
otros países de la región… pero lo es. En menor grado. Pero hay
que tomar con urgencia previsiones. El frente que cobra protagonismo
a partir de ahora es el externo, donde tenemos debilidades por el
dominio del poder imperial, las corporaciones y el sistema
financiero. ¡Ojo pelao!..
Payasada:
Pocas veces se ha visto un espectáculo tan deprimente como el que
protagonizó la oposición la pasada semana. Tras comprometerse con
el Vaticano a participar en el diálogo y que el delegado del Papa,
monseñor Emil Paul Tscherrig, anunciara el inicio de conversaciones
-con presencia del secretario de la MUD, Chúo Torrealba-, tanto
Ramos Allup como Capriles y Voluntad Popular dicen haberse enterado
por la televisión, lo cual constituye, ante todo, un desaire a
Francisco. Borges, que es dialogante, también quedó colgado de la
brocha. Sin duda que con los líderes de la oposición hay que hablar
ante notarios…
Competencia:
Capriles y Ramos Allup se disputan marchar sobre Miraflores
próximamente. Están condenados a repetir la película del 11-A.
¡Lamentable!
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