01 de noviembre de 2016
Crédito: LaIguanaTv
La
estrategia de canje de bonos de Pdvsa lanzada el pasado 16 de
septiembre, diferida en par de oportunidades en búsqueda de captar
mayores recursos, resultó exitosa: la petrolera venezolana logró
canjear el 52,57% del monto ofertado para la operación, ahorrándose
2 mil 899 millones de dólares tras desplazar sus pagos de deuda
externa de 2017 para 2020.
Palabras
más palabras menos: el corazón económico del país –Pdvsa–,
sostén del 95% de los ingresos nacionales, se zafó en el corto y
mediano plazo de un escenario crítico para su estabilidad financiera
y por ende para la del país entero.
Como
fue comentado en su momento por Misión Verdad, esta operación fue
atacada por calificadoras de riesgo sentenciadas por estafa a
inversionistas en Estados Unidos en el año 2008: Standard and
Poor's, Fitch y Moody's.
Estas
agencias dieron una calificación negativa a la operación, buscando
con ello generar desconfianza y temor en los inversionistas para que
no participaran. El objetivo no era financiero, sino político: en
tanto y en cuanto la operación fracasara la situación financiera de
Pdvsa y el país tendería a precarizarse más, agudizando –y
dirigiendo políticamente– el malestar económico de la población,
dado que el margen de maniobra para importar bienes básicos
–alimentos y medicinas– se vería reducido al extremo.
Otros
tanques se sumaron desde el frente mediático y empresarial. The New
York Times, Reuters, Bloomberg, The Wall Street Journal y Financial
Times, por nombrar los medios con mayor impacto en la opinión
pública financiera, aplicaron un intenso hostigamiento mediático
buscando afectar la credibilidad internacional de Pdvsa desde
distintos ángulos.
En
el manipulado y hamponil mercado financiero, más importa el capital
estético que el capital económico. Qué se diga de ti define cuánto
tienes, no cuánto tienes en realidad. Cada vez que Procter &
Gamble saca un nuevo champú aumenta sus ganancias sin que el primer
frasco llegue al anaquel y alguien pueda adquirirlo.
Con
ambos frentes avanzando orquestadamente y sin fisuras, la corporación
petrolera Conoco Phillips introdujo una demanda a Pdvsa en Delaware a
pocos días de cerrar el canje de bonos, la cual calificaba dicha
operación como fraudulenta por supuestamente querer evitar el pago
inflado de compensaciones por efectos de nacionalización.
A
Pdvsa le fue aplicado un brutal secuestro financiero, empresarial y
mediático durante toda la operación. Aún así, con todo y que
Ramos Allup tenía sus velas puestas al fracaso del canje, la
operación fue exitosa y el corazón económico de Venezuela alivia
su situación financiera en el corto plazo.
Cuando
el mejor escenario es el peor
El
canje de bonos no es una estrategia aislada para mejorar la situación
financiera de Pdvsa y el país, sino que es complementaria a los
esfuerzos realizados por Venezuela y países OPEP, en conjunto con
Rusia y otros actores de peso en el mercado energético, para
estabilizar los precios del petróleo en torno a los 60 y 70 dólares
por barril.
El
plan de disparar al corazón económico de Venezuela es político
Incluso
los formadores de opinión económica antichavistas más consultados
por la mediática local, reflejan que si el precio se llegara a
estabilizar en dicha banda en el corto plazo, sumado lo ahorrado por
el canje de bonos, el país cerraría casi a totalidad su déficit de
dólares –necesarios para cubrir importaciones y estabilizar el
tipo de cambio–, además de afrontar en condiciones menos
vulnerables sus pagos de deuda externa en el mediano plazo.
Un
escenario positivo en lo económico para Venezuela es
proporcionalmente negativo para la élite financiera.
Nueva
oleada de agresiones
En
tal sentido, el éxito de la operación y la posibilidad de que un
acuerdo de estabilización de precios petroleros se cristalice,
activa una nueva etapa –mucho más agresiva– de hostigamiento y
cerco financiero contra Pdvsa.
La
empresa Crystallex, de origen canadiense, demandó a Venezuela por
las mismas sinrazones y en la misma corte que Conoco Phillips el día
de ayer, maniobra que suma a una supuesta evaluación de embargo a la
estatal petrolera por 11 mil millones de dólares que estarían
realizando fiscales federales estadounidenses por presuntos casos de
corrupción, según reseñó Bloomberg.
No
sólo Bloomberg vendió la primicia como el embargo petrolero más
grande de la historia reciente, también afirmó que supuestamente
ese dinero sería devuelto al país durante la gestión de un
gobierno antichavista.
Este
primer amague mediático mantiene rasgos parecidos al caso "Lava
Jato" en Petrobras, donde el velo mediático de la corrupción
fue utilizado como un mecanismo para la intervención extranjera en
Brasil. Las condiciones financieras y mediáticas que dieron al
traste con el mandato de Dilma Rousseff provienen de esa maniobra
internacional.
Vale
recordar que así como Pdvsa es demandada por corporaciones
petroleras, Petrobras también recibió ataques judiciales por parte
de bancos globales –Goldman Sachs, Citigroup, Morgan Stanley,
etc.–, bajo el supuesto temor de no ver cancelados sus préstamos a
la empresa. Dos operaciones al parecer cortadas por la mismo hacha.
El
eje del conflicto se traslada al frente financiero
El
plan de disparar al corazón económico de Venezuela es político.
Venezuela acaba de cancelar los intereses de los bonos que no fueron
canjeados y el resto de sus pagos pendientes. Aun así, el riesgo
país de Venezuela, elaborado por una corporación financiera –en
situación de bancarrota inminente– como Deutsche Bank, se mantiene
más alto que países que ostentan una deuda impagable, como Estados
Unidos o España. Se mantiene inalterado.
El
conflicto se traslada hacia el frente financiero
La
MUD es tan sólo un intermediario de estos grandes intereses
empresariales que se soban las manos con sólo pensar en saquear
nuevamente al país. En realidad no nos enfrentamos a ellos.
Las
agresiones financieras, llevadas a cabo por actores empresariales con
capacidad de influencia sobre instituciones judiciales
estadounidenses
–Departamento
de Tesoro y Justicia, específicamente–, van en aumento y tienen su
propio plan: asfixiar financieramente a Venezuela en el mediano plazo
para evitar cualquier signo de recuperación económica y política
del chavismo.
Echan
el resto intentando cerrar el conflicto a su favor con un tiro de
gracia por la vía del golpe financiero internacional, construido a
partir de expedientes judiciales capitaneados por corporaciones
petroleras, hostigamiento mediático y calificaciones de default
selectivo.
La
táctica de estrangulamiento contra Pdvsa, activada desde cada uno de
estos frentes, tiene como objetivo ampliar el cerco financiero contra
el país para reducir su margen de maniobra en lo económico y
acrecentar las dificultades de la población en su vida cotidiana,
afectando el posicionamiento financiero de la empresa para que le vea
complicada su recuperación.
Y
la profundización de esta maniobra no depende de actores estatales
externos o de actores internos, sino de la élite financiera y la
aplicación de sus herramientas –calificaciones de riesgo, demandas
judiciales, etc.– para intervenir a Venezuela por la vía
financiera, así como lo intentan contra Rusia y China.
El
diálogo como medida para la estabilización del conflicto político
interno y su amplio respaldo internacional, las recurrentes
equivocaciones de la MUD y la incipiente normalización económica,
trasladan el eje del conflicto hacia el frente financiero. Paso a
paso, acción tras acción, por más selectiva o colateral que sea,
va construyendo un relato y un marco operativo funcional para
golpearnos financieramente directo al corazón.
Afectar
directamente al venezolano de a pie, meterle la mano en el bolsillo y
en el estómago, sin importarle qué puede llegar a pensar la MUD o
Hillary Clinton y Donald Trump, se posiciona como un objetivo
fundamental y estratégico para la élite financiera para buscar la
ansiada implosión del país.
Ese
es el enemigo que enfrentamos: poderes económicos globales con un
portafolio de armas de distinto calibre para asfixiar a un país que
busca superar grandes adversidades. Esto también es intervención
extranjera, aunque nadie la nombre. El verdadero enemigo apunta sus
misiles al corazón.
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