18 de noviembre de 2016
Crédito: alai
Agencia Latinoamericana de Información
Juan Manuel Karg
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Juan Manuel Karg
Ni
el más entusiasta activista contra el libre mercado se podía
imaginar el inesperado escenario abierto a raíz de la victoria del
pirotécnico Donald Trump. Primero fue la caída del TPP:
parlamentarios demócratas admitieron que no intentarán pasar por el
Congreso norteamericano el mega-acuerdo comercial entre EEUU y un
conjunto de países de Asia liderado por Japón, planificado para
intentar contrarrestar la creciente influencia de China en la
economía internacional. No tenían mayor margen de maniobra: los
propios congresistas del Partido Republicano habían anunciado que el
TPP no iba a tener tratamiento parlamentario antes del próximo 20 de
enero, cuando Trump asuma.
Ahora
emerge otra noticia que ilustra el nuevo momento global: la propia
Angela Merkel, canciller todopoderosa de Alemania y conductora -de
hecho- de la Unión Europea, manifestó junto a Barack Obama que el
TTIP no se llegará a firmar. “El acuerdo no se va a poder terminar
en este momento" fueron las exactas palabras de Merkel al lado
del todavía mandatario norteamericano, durante la conferencia de
prensa de ambos en Berlín. Detrás de palabras cuidadas, fríamente
estudiadas, Merkel da cuenta de la incertidumbre que reina entre los
Jefes de Estado de la Unión Europea en torno a la llegada de Trump
al poder -el outsider se manifestó contrario a los diversos tratados
de libre comercio que negociaba su país a lo largo de la campaña-.
Estas
novedades geopolíticas abren paso a una necesaria reconsideración
de América Latina en torno a su inserción internacional: ¿adónde
irá ahora la Alianza del Pacífico, cuya filiación cercana al TPP
es innegable? ¿servirá el nuevo escenario planteado para realizar
un necesario relanzamiento del Mercosur, que pasa por un
amesetamiento indudable a 25 años de su creación? ¿cómo impactará
al interior de los gobiernos de Argentina, Brasil y Perú, que recién
llegados intentaron sumarse a una oleada “librecambista” que
parece estar en jaque?
El
mundo cambió. Ya es otro luego del 8 de noviembre. Posiblemente a
esta hora se comprenda mejor la razón de fondo por la cual los
presidentes Vladimir Putin (Rusia) y Xi Jinping (China) fueron
quienes primero hayan saludado la victoria de Trump. Sabían que
complejizaba la operatoria de TLCs que Washington diseña hace
décadas, frenada en América Latina tras el “No al ALCA” pero
vuelta a poner en consideración a raíz de lo que fuera la aparición
de la ahora alicaída Alianza del Pacífico.
Aún
no tenemos noción de lo que significará el “efecto Trump” al
interior de EEUU, aunque ya podemos prever que un gabinete
ultra-conservador provocará reacciones crecientes en el sector más
movilizado de aquella sociedad -que ya comienza a poblar las calles
de las principales ciudades bajo la consigna “Not my president”,
visto y considerando que ganó gracias al Colegio Electoral,
perdiendo con Clinton en el voto popular-.
Sin
embargo, en el plano geopolítico, Trump ha pateado el tablero en
relación a los movimientos previos de la aún principal potencia
mundial. Los malogrados TTP y TTIP, caídos en desgracia en solo
semana y media, pueden dar cuenta de ello. El resto está por verse.
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