9 de octubre de 2016
Crédito: Periódico Gramma
Fidel Castro Ruz
Fidel Castro Ruz
Una
enorme ignorancia envuelve no solo a esta, sino también sus
infinitas formas de experiencias. Incluso las huellas digitales de
los gemelos univitelinos, nacidos de un mismo óvulo, se diferencian
a lo largo de los años. No en balde Estados Unidos, el país
imperialista más poderoso que ha existido se autoengaña al asumir
como doctrina un párrafo de la Declaración Universal de Derechos
Humanos donde se afirma: “todos los hombres nacen libres e iguales
en dignidad y derechos, y, dotados como están por naturaleza de
razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con
los otros”.
Nada
de eso puede ser ignorado. Hay muchas más cualidades en los
principios religiosos que los que son únicamente políticos, a pesar
de que estos se refieren a los ideales materiales y físicos de la
vida. También muchas de las obras artísticas más inspiradas
nacieron de manos de personas religiosas, un fenómeno de carácter
universal.
Los
hombres de ciencia ocupan hoy un lugar privilegiado en los centros de
investigación, laboratorios y la producción de medicamentos
destinados a la salud humana, a vencer las distancias, concentrar las
energías, perfeccionar los equipos de investigación que puedan
operar en la tierra y el espacio. Alguien debiera poder explicar de
forma sosegada por qué puede observarse desde un observatorio a
cinco mil metros de altura sobre el nivel del mar una estrella cuya
luz tardó 12 mil millones de años luz; es decir, a 300 mil
kilómetros por segundo, en llegar a la tierra. ¡Una insólita
medalla de oro! ¿Cómo puede explicarse eso, especialmente cuando se
hace referencia a la unión de las estrellas que según eminentes
científicos dieron lugar a la teoría del Big Bang?
¿Qué
quedaría después? Nadie podría, sin embargo, negar la afirmación
de eminentes científicos que tras decenas de años de rigurosos
estudios arribaron a la conclusión de que tales fenómenos son
absolutamente posibles. Otro hecho de notable trascendencia es que la
posibilidad de estos fenómenos es absolutamente real.
Es
en este punto que las religiones adquieren un valor especial. En los
últimos miles de años, tal vez hasta ocho o diez mil, han podido
comprobar la existencia de creencias bastante elaboradas en detalles
de interés. Más allá de esos límites, lo que se conoce tiene
sabor de añejas tradiciones que distintos grupos humanos fueron
forjando. De Cristo conozco bastante por lo que he leído y me
enseñaron en escuelas regidas por jesuitas o hermanos de La Salle, a
los que escuché muchas historias sobre Adán y Eva; Caín y Abel;
Noé y el diluvio universal y el maná que caía del cielo cuando por
sequía y otras causas había escasez de alimentos. Trataré de
trasmitir en otro momento algunas ideas más de este singular
problema.
No
olvidemos que este domingo habrá debate de candidatos. En la primera
ocasión, hace dos semanas, se produjo uno que causó conmoción. El
señor Trump que se suponía un capacitado experto quedó
descalificado tanto él como Barack en su política. Habrá que
darles ahora una medalla de barro.
Fidel
Castro Ruz
Octubre
8 de 2016
10
y 26 p.m.
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