16 de octubre de 2016
Crédito: TelesurTv
Anahí Rubín
Anahí Rubín
Desde
la masacre sucedida en la Escuela Secundaria de Columbine, Colorado,
en el año 1999, donde dos estudiantes asesinaron a 13 de sus
compañeros; el concepto de "seguridad en las escuelas",
cambió en Estados Unidos.
Entre
las políticas que se implementaron para combatir la violencia
mencionamos la ley de Tolerancia Zero, que implica disciplina escolar
y asigna penas explicitas predeterminadas a las infracciones de las
reglas de la escuela; independientemente de la situación o el
contexto de la conducta. En teoría la Tolerancia Zero disuade a los
estudiantes de un comportamiento violento o ilegal, en la práctica
según organizaciones como ChildTrend,esta ley no tiene ningún
éxito; esta afirmación es avalada por el Centro Federal de
Investigaciones, quien reporta que 250000 estudiantes son multados
anualmente por problemas de conducta.
La
ley mencionada, introdujo mayor cantidad de policías en todo el
país. Aunque no se sabe con exactitud cuántos son,
theNationalAssociation of SchoolResourceOfficers -La Asociación
Nacional de Recursos para Oficiales en español- reporta
aproximadamente 14000 y 20000 oficiales en las escuelas de Estados
Unidos.
Específicamente
en la ciudad de Nueva York, uno de los distritos escolares mayores
del país -con 1100.000 estudiantes-, entre 2008 y 2009 se
contabilizaron 5055 agentes policiales que patrullaban las escuelas,
200 de esos uniformados estaban armados.
Uno
de los graves problemas que esto acarrea, es que los policías
escolares tienen poder para arrestar estudiantes y esto produce el
incremento de los jóvenes en el sistema de justicia. Según un
estudio realizado por la Universidad de leyes de Washington, en las
escuelas donde hay policías escolares se produce 1.38 y 1.83 veces
más problemas con los estudiantes que en aquellas donde no los hay.
Una vez que un estudiante es arrestado es muy difícil que se gradúe.
Entre 1994 y 2009, hubo un 50 por ciento de deserción estudiantil,
en aquellos establecimientos escolares con policías.
En
este mes de octubre el Departamento de Educación de Nueva York
recibió una demanda de parte de 11 familias latinas y
afroamericanas junto con entidades privadas. El motivo de la
demanda es por 15000 casos de violencia registradas en las
escuelas entre los años 2014 y 2015.
Entre
los hechos de violencia se incluyen: asaltos, robos, así como
infracciones menores como interrupción de clases, problemas de
conducta en los colectivos escolares, peleas entre estudiantes. Estas
acciones son plausibles de recibir multas, que los estudiantes
reciben a modo de castigo. Esto afecta a jóvenes de escuela primaria
y secundaria y muy especialmente a los afroamericanos; ya que el 62%
de estos jóvenes son los más castigados.
Organizaciones
de Derechos Humanos como American Civil LibertiesUnion -Unión de
Entidades Civiles Americanas, en español- se preguntan si la
presencia de policías en las escuelas protege a los estudiantes o
representa una amenaza a la seguridad de los mismos y propone una
guía para entrenamiento de la policía en las escuelas.
Expertos
en materia educativa indican que hay muchos factores para que en las
escuelas contraten policías; la saturación de los maestros por
excesivos trabajo, la desesperación de los administradores de
escuelas, por la falta de atención de los padres y el incremento de
la violencia en los jóvenes.
Estos
hechos de violencia están conectados con el incremento de los
problemas sociales y económicos que se registran en este país desde
el 2008, particularmente acciones como stop and frisk -parar y
registrar en español-, en donde cualquier persona puede ser detenida
en la calle por averiguación de antecedentes. Aunque en la ciudad de
Nueva York esta acción ha sido muy criticada por los organismos de
derechos civiles; la policía sigue actuando y perjudicando
esencialmente a los jóvenes afroamericanos. En el año 2011, el 50%
de los sometidos a este cateo pertenece a la población negra y
solamente el 9% a la población blanca.
Esta
situación de violencia contra los jóvenes no sucede solamente en la
calles, el mismo sistema se reproduce en las escuelas, donde cada
día, 100.000 estudiantes tienen que someterse a el control de
detectores de armas, así como revisión de mochilas y hasta
palpación del cuerpo; situación que muchas veces concluyen en
quejas por abusos.
Lo
que subsiste bajo todas estas normas,es el disciplinamiento de niños
y jóvenes, que lejos de mejorar la situación de violencia la
incrementa, dando paso a que muchos no finalicen su formación
escolar y terminen en los sistemas legales; institutos para menores y
cárceles. Uno de cada tres americanos adultos están en los archivos
del FBI por cargos criminales; en la mayoría de estos casos, los
arrestos empiezan en la escuela.
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