07 de agosto de 2016
Crédito: Resumen Latinoamericano
Carlos Aznárez
Carlos Aznárez
John
Kerry, el Secretario de Estado norteamericano cargado de medallas por
haber participado como militar en las acciones genocidas contra el
pueblo vietnamita viene a abrazarse con Mauricio Macri y el brasileño
Temer. Kerry, el hombre que conspiró y conspira contra todos los
gobiernos que han osado hablarle de igual a los Estados Unidos, el
que incentivó las sanciones contra Venezuela Bolivariana y hoy mismo
se codea con la oposición interna de ese país alentando la
violencia y la guerra económica.
Es el mismo funcionario USA al que
Hugo Chávez mandó varias veces al carajo cuando el insolente
Secretario proclamaba a los cuatro vientos que el jefe revolucionario
era un dictador.
Sin
duda, Kerry viene a profundizar aún más las relaciones carnales con
el gobierno neoliberal macrista y hacer un punteo “in situ” de la
agenda impuesta por Obama en marzo pasado. Sabe que Macri es un
virrey obediente al que le gusta su nominación y que incluso, en
reuniones privadas con empresarios multinacionales se jacta de que
por fin Argentina “está otra vez incluida en the world”. En ese
mundo de plástico y sangre, surcado por Monsanto, los Mc Donalds,
las petroleras como Shell y la Exon, y los fabricantes de armamentos
que alimentan todas las guerras en las que Washington se asoma. Ese
mundo letal del que cualquier persona sensible se apresuraría a
apartarse de inmediato. Pero Macri (y tampoco Temer) no lo ven así,
ellos son los nuevos amanuenses y por ello les toca ser premiados
incorporándolos a la Alianza del Pacífico, donde los Kerry y sus
boys repartirán espejitos de colores transformados en tratados de
libre comercio.
Para
atizar ese fuego, el visitante se reunirá también con un centenar
de empresarios “argentinos” para susurrarles en el oído las
ventajas de los acuerdos bilaterales de libre comercio, y las grandes
posibilidades que ofrece el mercado norteamericano para los productos
locales. No le costará mucho, teniendo en cuenta el nivel de
embelesamiento que provoca en nuestros ejecutivos la posibilidad de
concretar negocios con sus pares de la bandera de barras y estrellas.
No es lo mismo pactar compras o ventas con países empobrecidos de la
región (para eso está el alicaído Mercosur, dirán a coro) que
subirse a un avión y corretear por Manhattan o el Village. Toda una
aventura noventista.
Pero
hay algo más en esta visita inesperada, surgida de la excusa de
presenciar los Juegos Olímpicos en Brasil. El Secretario de Estado
quiere tratar con Macri el remanido tema del narcotráfico, sobre
todo viniendo de un país que es el principal consumidor de drogas
duras del mundo y que tiene a la DEA como uno de los baluartes de la
comercialización. Quizás entonces, se interese por comprar algún
terrenito en esa especie de santuario que es Nordelta. O a lo mejor,
se les ocurre volver a insistir en operaciones macro contra los
consumidores domésticos como ya han practicado varios países del
continente, a manera de excusa para que los capos de los cárteles se
paseen sin problemas por los aeropuertos sin que ninguna aduana les
preste atención.
Además,
Kerry sintonizará su chip en otro asunto de interés mútuo, ese que
desde hace un par de meses el Gobierno argentino y sobre todo su
Ministerio de Seguridad han trasladado al país en una operación
contra natura: el terrorismo. Para ser más claros, el terrorismo del
ISIS.
Si
se le preguntara a cualquier ciudadano o ciudadana rioplatense, del
uno al mil, en qué lugar pondría este rubro que desvela tanto a la
ministra Bullrich y su equipo, para no caerse de la tabla dirían “en
el lugar 999”, pero en la Argentina de los globos amarillos y la
“Revolución de la alegría” todo es posible. No importan los
tarifazos, las decenas de miles de despidos, los ataques
parapoliciales y las amenazas a sedes de organizaciones populares,
como ocurriera en las últimas horas con el local de la Federación
Universitaria de Buenos Aires, ni tampoco las políticas de
privatizaciones encubiertas o algo tan doloroso como los miles de
muertos por el “gatillo fácil”. El gran problema para Macri y
Kerry es el “te-rro-ris-mo”. Precisamente en un país donde no
hay ningún tipo de terror, ni “islámico” ni autóctono, salvo
que por ese nombre se tipifiquen ciertas medidas brutales del
gobierno contra la población más humilde. Sin embargo, detrás de
este montaje se está preparando todo un andamiaje jurídico y
represivo de gran envergadura, con el asesoramiento de varios
servicios de inteligencia como el Mosad, el FBI y sus colegas
colombianos. Igual que en Paraguay o que en México.
Si
a esto se le suma el operativo “transformador” y de “lavado de
cara” de las Fuerzas Armadas para que no sólo desfilen sino que
también se preparen para acudir prestamente a solucionar los
conflictos internos, queda claro que nuevamente se está bordeando la
“doctrina de la seguridad nacional” en la que el ISIS sería la
excusa a combatir.
Hay
otro “temita” en el que Macri y Kerry sintonizan desde hace
tiempo y se llama Venezuela y sus “presos políticos”. Cómo se
va a perder la oportunidad el Presidente de volver a la carga con que
el golpista Leopoldo López está sufriendo “todo tipo de
vejámenes” en las cárceles bolivarianas. Es prácticamente
su leiv motiv desde que iniciara la campaña electoral que
lo llevó al Gobierno y en cuanta oportunidad tiene, lo saca a
relucir. Por ello, es de esperar que alentado por Kerry y cumpliendo
las indicaciones de Obama, emitan alguna declaración donde el
“dictador” Maduro quede “deslegitimado” por tan poco
confiables personajes. Y totalmente legitimado por la voluntad
popular de su pueblos y de muchos del continente que saben qué
puntos calza cada uno.
Finalmente,
lo único interesante de esta visita es que si Kerry no perdió el
oído en el fragor de los bombardeos de sus marines en Hanoi, este
jueves va a escuchar en Argentina otros ruidos poco agradables para
su forma de ver las cosas. Cacerolas, silbatos y hasta algunos
petardos de estruendo, le recordarán que son muchos los argentinos y
argentinas que no están de acuerdo con el actual gobierno y sus
prácticas capitalistas. Y cuando cruce hacia Brasil, más de lo
mismo, ya que entre la llama olímpica y los fuegos de artificio que
prepara el golpista Temer para recibir a sus invitados, miles de
campesinos Sin Tierra, pobladores Sin Techo y trabajadoras y
trabajadores rugirán en las calles una consigna en portugués pero
que hasta un gringo como el enviado de Obama la va a entender: “Fora
Temer, Fora Temer”.
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