03 de agosto de 2016
Crédito: TelesurTv
Ilka Oliva Corado
Ilka Oliva Corado
Me
pregunto a dónde se está yendo el sentido común de las personas,
¿qué está sucediendo con la inteligencia natural y la capacidad de
raciocinio? Nos estamos dejando llevar por lo que nos imponen las
grandes corporaciones de la mediatización mundial. ¿En dónde está
nuestro poder de resistencia, de cuestionamiento, el derecho a dudar?
¿Es que acaso hasta el instinto nos dejamos arrebatar?
A
quién se le ocurre que puede haber hambruna en Venezuela, a causa
del actual gobierno; cuando salen aquellas tomas expuestas en
cadenas internacionales, afines al capital, de docenas de mujeres
galanas, bien nutridas, y con cierto sobrepeso, vestidas de blanco
–como las Damas de Blanco en Cuba, o cuando la oligarquía
latinoamericana sale a protestar buscando dar golpes de Estado a
presidentes progresistas- cruzando la frontera hacia Colombia para
comprar productos venezolanos que fueron robados en Venezuela y
revendidos en Colombia, por las parvadas que buscan
desestabilizar al actual gobierno como parte del plan estratégico de
la guerra económica contra Venezuela.
Hay
necesidad, claro que sí, hay pobreza, también. Males de siglos no
se pueden curar en meses ni en un lustro. Contra eso está trabajando
el gobierno de Maduro, en erradicarla, a pesar de los
innumerables ataques en convoy de quienes buscan imponer un sistema
neoliberal en el país, arremetiendo contra su propio pueblo y
sacrificándolo con tal de lograr el beneficio para las corporaciones
de unos cuántos.
Arremeten
contra el sistema de salud, el de educación, contra la
infraestructura, la agricultura, desde distintos frentes, al unísono,
constantemente para hacer caer el sistema progresista implementado
por Chávez. ¿Para qué? Para que se rebalsen las cuentas bancarias
de quienes pretenden ponerlo a los pies del capital estadounidense y
mundial: quienes odian Venezuela. Es una regla de tres sin mayor
complicación. Se puede comprender en un parpadear, saltando cuerda o
jugando avioncito (rayuela). ¿Por qué nos cuesta tanto
comprender lo simple?
Una
persona que sufre hambruna presenta un cuadro clínico visible,
ninguna de las personas que salen devanándose sobre su propia
saliva, en entrevistas para medios internacionales de carácter
capitalista la sufren. ¿Por qué los medios de comunicación que
hablan de hambruna, no entrevistan a personas que pueden evidenciar
con pruebas que ésta no existe a consecuencia del actual gobierno?
Ahora
bien, hablando propiamente de hambruna, ahí está Guatemala,
El Salvador, Honduras, México, Haití, Colombia, como ejemplos
claros de lo que hacen los gobiernos con su propio pueblo. La
cantidad de personas que están muriendo por no tener qué comer, por
no tener un sistema de salud que las atienda a tiempo. Por no tener
un gobierno con un sistema de carácter preventivo que
invierta en lo más urgente. ¿Por qué esas que sí son
verdaderas crisis humanitarias no las ven los medios de comunicación
mundial? Aquí mismo en Estados Unidos hay hambruna, mueren miles de
personas que no tienen acceso al sistema de salud, que viven en la
miseria. Que mueren de frío en invierno porque no tienen para pagar
la calefacción. ¿Qué dicen de eso las grandes corporaciones
mediáticas de carácter empresarial? Lo callan.
No
es tan difícil entender la razón de por qué las masas entorpecidas
creen lo que dicen los noticieros, si tienen como referente a medios
como Univisión, Telemundo, CNN en Español y El País que
infestan Latinoamérica. Y la cuadrilla de medios nacionales
creados por esa pandilla de empresarios oligarcas y las embajadas de
Estados Unidos, con la única finalidad de convertir -como en la
educación superior- las mentes y el raciocinio en una masa
amorfa, maniobrable a las órdenes de unos cuántos truhanes
que la manipulan.
“Fácil
es hablar desde Estados Unidos, véngase a vivir a Venezuela” es lo
común de quienes apoyan este tipo de intervención exterior, quienes
no tienen identidad y claman por el fin de la dictadura de Maduro. Lo
que no dicen es que son personas que viven en la comodidad de la
clase media alta, de la burguesía y la oligarquía, que durante años
se sirvieron del sistema y que ahora están viendo cómo el
pueblo que humillaron y marginaron tiene la oportunidad de vivir en
dignidad. Acceso a la educación que les fue negada durante ciclos,
un plato de comida en la mesa, techo, acceso a la salud. Una vida
integral.
Personas
con cuentas bancarias en el exterior, con lujos, vacaciones al
exterior varias veces por año, que llegan a Estados Unidos a
celebrar el 4 de julio como fiesta propia. Que tienen hasta tres
empleadas domésticas y dos niñeras, y las visten de uniforme y las
mandan a comer las sobras al patio, en platos que no deben revolver
con los de la familia. A las que no les pagan un salario justo y
obligan a trabajar a deshoras. Este tipo de gente es la que
está pidiendo la intervención estadounidense en el país. Que si
vive en Estados Unidos dará su voto a Hillary Clinton para que lo
haga.
Que
si vive en Venezuela o en otro país del mundo, tienen empleados a
los que explotan y discriminan. Y se ponen de alfombra y a las
órdenes de cualquier extranjero que quiera destrozar Venezuela.
Este
tipo de gente que no denuncia que en La Guajira, Colombia los niños
mueren de hambre. O que en Haití los Cascos Azules de la ONU violan
niñas, niños y mujeres a cambio de una galleta. Que no
denuncian que la Patrulla Fronteriza en Estados Unidos realiza
cacerías con los indocumentados. Que no denuncia que el gobierno de
Peña Nieto está masacrando a su propia gente en un genocidio que
desangra al país.
Que
no denuncia que Macri está regresando a Argentina a la miseria
de donde la sacaron Néstor y Cristina. Que Temer está implementando
el sistema neoliberal en Brasil y está recortando políticas
sociales de beneficio para las favelas, que tanto lucharon Lula y
Dilma. Que en Guatemala continúan gobernando los militares que
tienen al país temblando en una ola de violencia gubernamental que
disfrazan de común.
Gente
que no denuncia que el paramilitarismo en Colombia destroza a los más
necesitados. Que en Guatemala salen embarazadas por violación más
de 200 niñas al día. Que el triángulo norte de Centroamérica
sufre una crisis humanitaria perenne, lo mismo que México: causa de
un sistema neoliberal. Que en México desaparecen docenas de
personas al día, que los feminicidios tal como en Guatemala, El
Salvador y Honduras son el pan nuestro de cada día. Cabe
preguntar, cuántos feminicidios al día vive Venezuela.
Ese
sistema neoliberal que ellos quieren volver a implementar en
Venezuela porque los beneficia expresamente, porque excluye a
las mayorías. Porque con esa mente colonizada, porque por su
carácter racista y clasista, por su insensibilidad no tienen
capacidad de ver las necesidades de los demás. Es éste el tipo de
gente que pide el fin del gobierno de Maduro y lo llama dictadura
porque éste significa una oportunidad para los parias, mismos que
ellos utilizan como sirvientes. Piden que regrese Venezuela a los
tiempos de las injerencias y los ecocidios, de la opresión
policiaca, de la violencia militar.
Quieren que Venezuela vuelva a
ser tierra de saqueos y torturas, tierra de vasallos.
La
próxima vez que nos digan que Venezuela vive bajo una
dictadura, que es urgente liberarla, pensemos en cómo vivimos en
nuestros países y qué tipo de gobierno es que el escogimos. Y muy
importante, pensar en la fuente de información, ¿qué tan
confiables pueden ser ciertos periodistas, artistas y medios
de comunicación afines al capital? ¿Qué hay en juego y por qué
les importa tanto convencernos? ¿Por qué nos bombardean
constantemente con la crisis humanitaria en Venezuela y por qué
no le dan la misma importancia a las verdaderas crisis humanitarias
que se viven en otros países del continente? Al genocidio que se
vive en México que es urgente.
Solo
necesitamos un poquito de sentido común para no permitir que jueguen
con nuestra inteligencia y dejar que la insulten. Necesitamos tan
solo ser humanos. La próxima vez que pensemos en Venezuela, hagamos
un ejercicio de raciocinio y permitámonos pensar por nosotros
mismos, es nuestro absoluto derecho y es nuestra obligación
defenderlo. Y cuando nos digan “Maduro es un dictador” pensemos
en lo que tenemos como presidentes en nuestros países, y ya verán
que muchos querrán tener un dictador como Maduro como presidente. No
es cuento.
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