martes, 2 de agosto de 2016

HILLARY CLINTON NO ES LA PRIMERA MUJER CANDIDATA A LA CASA BLANCA

 29 de julio de 2016
Crédito: TelesurTv


La primera mujer en aspirar a la presidencia de EE.UU. fue Victoria Woodhull en 1872. Sin embargo, Clinton es la primera en ser representada por uno de los dos grandes partidos dominadores de la política de ese país.

Con la designación oficial de Hillary Clinton como candidata a la presidencia de Estados Unidos (EE.UU.), los medios de comunicación se han encargado de generar una matriz de opinión que le ha otorgado mayor popularidad a la demócrata sobre el supuesto hecho histórico de ser la primera mujer aspirante a la Casa Blanca.

Ciertamente, Clinton es la primera candidata para ocupar el despacho Oval por parte de uno de los dos grandes partidos del país, el Demócrata, sin embargo, no es la primera mujer que se postula para ocupar el cargo.

En la historia de EE.UU. figuran varias féminas que han sido candidatas a la presidencia de ese país y la primera de ella se postuló hace 144 años, en 1872.
Se trata de Victoria Woodhull quien fue nominada como candidata a la Casa Blanca por el Partido por la Igualdad de Derechos cuando tenía 33 años. Su candidatura se dio casi medio siglo antes de que las mujeres obtuvieran el derecho a votar en la nación norteamericana.

Woodhull tenía menos de la edad exigida por ley para presentar una candidatura presidencial (35) por lo que no obtuvo ningún voto electoral, no obstante, no se logró confirmar cuántos votos populares logró.

La realidad es que Woodhull fue la pionera en la candidatura a la presidencia de ese país. Su paso al frente puso de manifiesto el progresivo crecimiento del movimiento sufragista y feminista en la nación.

Fue una mujer innovadora que no solo se postuló a ser jefa de la Casa Blanca, sino que también fue corredora de bolsa en Nueva York , un mundo financiero dominado por hombres.


Tras el fallo con Woodhull, la misma tolda política, pero ahora llamada Partido Nacional por los Derechos Igualitarios, postuló en dos oportunidades (1884-1888) a la segunda mujer: Belva Ann Lockwood, quien fue la primera en aparecer en las papeletas oficiales.

En 1940 cuando se desarrollaba la II Guerra Mundial, Gracie Allen, una comediante enrolada en el partido ficticio Surprise, hizo de su candidatura una gigantesca broma final.

20 años antes ya las mujeres tenían derecho a votar pero en ningún caso podían acceder a las élites de los dos grandes partidos dominadores de la política estadounidense, el Republicano y el Demócrata.

La cuarta candidata fue la primera mujer afroamericana
Charlene Mitchell representaba el Partido Comunista en 1968 y fue la primera afroamericana en aspirar a la presidencia de EE.UU. En las elecciones solo accedió a las papeletas y a las urnas electorales en dos estados, y recibió apenas un millar de votos.
Desde entonces, todos los ciclos electorales contaron con mujeres presentando sus candidaturas, pero desde partidos minoritarios y siempre sin voto electoral.

En 1972 se lanzó Evelyn Reed y Linda Jenness, ambas del Partido de los Trabajadores; cuatro años después Margaret Wright, por el Partido de la Gente; en 1980, Ellen McCormack, Maureen Smith y Deirdre Griswold, cada una desde partidos diferentes.

Para 1984, las candidatas fueron Sonia Johnson y Gavrielle Holmes; en 1992, Lenora Fulani, Helen Halyard, Isabell Masters y Gloria La Riva y así cada cuatro años una mujer aspiraba a ser Jefa de Estado.

Ninguna de ellas llegó a superar los 100 mil votos populares (el mejor resultado fue el de Linda Jenness en 1972, con 80 mil).

Jill Stein antes de Hillary Clinton
Tras el intento de varias mujeres en querer llegar a la presidencia estadounidense, llegó Jill Stein en representación del Partido Verde el tercero más consistente de las últimas décadas

En el 2012, Stein rompería todos los registros y culminaría la que, hasta este año, ha sido la mejor actuación electoral de una mujer en las presidenciales de Estados Unidos: 468 mil 907 votos populares (pero ninguno electoral).




Todas estas mujeres fueron representadas por partidos políticos diminutos. La relevancia en Clinton es que es la primera candidata representada por uno de los dos grandes partidos dominadores en la política estadounidense.
Es así como en noviembre, Clinton podría ser, por fin, la primera mujer en alcanzar la jefatura del imperio estadounidense, aunado a ello, su triunfo se incrementaría aún más al imponerse a un contrincante como Donald Trump, pero de no ser así, sería la primera fémina en obtener voto electoral.

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