29 de julio de 2016
Crédito: TelesurTv
La
primera mujer en aspirar a la presidencia de EE.UU. fue Victoria
Woodhull en 1872. Sin embargo, Clinton es la primera en ser
representada por uno de los dos grandes partidos dominadores de
la política de ese país.
Con
la designación oficial de Hillary Clinton como candidata a la
presidencia de Estados Unidos (EE.UU.), los medios de comunicación
se han encargado de generar una matriz de opinión que le ha otorgado
mayor popularidad a la demócrata sobre el supuesto hecho histórico
de ser la primera mujer aspirante a la Casa Blanca.
Ciertamente,
Clinton es la primera candidata para ocupar el despacho Oval por
parte de uno de los dos grandes partidos del país, el Demócrata,
sin embargo, no es la primera mujer que se postula para ocupar el
cargo.
En
la historia de EE.UU. figuran varias féminas que han sido candidatas
a la presidencia de ese país y la primera de ella se postuló hace
144 años, en 1872.
Se
trata de Victoria Woodhull quien fue nominada como candidata a la
Casa Blanca por el Partido por la Igualdad de Derechos cuando tenía
33 años. Su candidatura se dio casi medio siglo antes de que
las mujeres obtuvieran el derecho a votar en la nación
norteamericana.
Woodhull
tenía menos de la edad exigida por ley para presentar una
candidatura presidencial (35) por lo que no obtuvo ningún voto
electoral, no obstante, no se logró confirmar cuántos votos
populares logró.
La
realidad es que Woodhull fue la pionera en la candidatura a la
presidencia de ese país. Su paso al frente puso de manifiesto el
progresivo crecimiento del movimiento sufragista y feminista en
la nación.
Fue
una mujer innovadora que no solo se postuló a ser jefa de la Casa
Blanca, sino que también fue corredora de bolsa en Nueva York , un
mundo financiero dominado por hombres.
Tras
el fallo con Woodhull, la misma tolda política, pero ahora llamada
Partido Nacional por los Derechos Igualitarios, postuló en dos
oportunidades (1884-1888) a la segunda mujer: Belva Ann
Lockwood, quien fue la primera en aparecer en las papeletas
oficiales.
En
1940 cuando se desarrollaba la II Guerra Mundial, Gracie Allen, una
comediante enrolada en el partido ficticio Surprise, hizo de su
candidatura una gigantesca broma final.
20
años antes ya las mujeres tenían derecho a votar pero en ningún
caso podían acceder a las élites de los dos grandes partidos
dominadores de la política estadounidense, el Republicano y el
Demócrata.
La
cuarta candidata fue la primera mujer afroamericana
Charlene
Mitchell representaba el Partido Comunista en 1968 y fue la primera
afroamericana en aspirar a la presidencia de EE.UU. En las elecciones
solo accedió a las papeletas y a las urnas electorales en dos
estados, y recibió apenas un millar de votos.
Desde
entonces, todos los ciclos electorales contaron con mujeres
presentando sus candidaturas, pero desde partidos minoritarios y
siempre sin voto electoral.
En
1972 se lanzó Evelyn Reed y Linda Jenness, ambas del
Partido de los Trabajadores; cuatro años después Margaret Wright,
por el Partido de la Gente; en 1980, Ellen McCormack, Maureen
Smith y Deirdre Griswold, cada una desde
partidos diferentes.
Para
1984, las candidatas fueron Sonia Johnson y Gavrielle
Holmes; en 1992, Lenora Fulani, Helen Halyard, Isabell
Masters y Gloria La Riva y así cada cuatro años una
mujer aspiraba a ser Jefa de Estado.
Ninguna
de ellas llegó a superar los 100 mil votos populares (el mejor
resultado fue el de Linda Jenness en 1972, con 80 mil).
Jill
Stein antes de Hillary Clinton
Tras
el intento de varias mujeres en querer llegar a la presidencia
estadounidense, llegó Jill Stein en representación del Partido
Verde el tercero más consistente de las últimas décadas
En
el 2012, Stein rompería todos los registros y culminaría la
que, hasta este año, ha sido la mejor actuación electoral de una
mujer en las presidenciales de Estados Unidos: 468 mil 907 votos
populares (pero ninguno electoral).
Todas estas mujeres fueron representadas por partidos políticos diminutos. La relevancia en Clinton es que es la primera candidata representada por uno de los dos grandes partidos dominadores en la política estadounidense.
Es así como en noviembre, Clinton podría ser, por fin, la primera mujer en alcanzar la jefatura del imperio estadounidense, aunado a ello, su triunfo se incrementaría aún más al imponerse a un contrincante como Donald Trump, pero de no ser así, sería la primera fémina en obtener voto electoral.
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