08 de diciembre de 2016
Crédito: alai
Agencia Latinoamericana de Información
Grain
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A
partir de la investigación de 2008 que puso el acaparamiento de
tierras en la discusión mundial, GRAIN publicó una nueva base de
datos documentando casi 500 casos actuales de acaparamientos de
tierra por todo el mundo. Los casos abarcan 78 países, cerca de 94
mil millones de dólares en inversiones relacionadas con más de 30
millones de hectáreas de tierra agrícola (un área cercana al
tamaño de Finlandia).
Algunos
de estos egregios negocios con tierra, que aparecieron en la locura
de inversiones que siguió de la crisis alimentaria y financiera del
2008, ya redujeron el tamaño de sus ambiciones o ya colapsaron del
todo. Por ejemplo, el asesinato del líder libio Muanmar Gaddafi puso
fin a un proyecto libio en Malí que implicaba 100 mil hectáreas de
arroz.
Sin
embargo, estos fracasos en los acuerdos de negocios con tierras no
son necesariamente motivo de celebración en torno al fenómeno de
acaparamiento global de tierras, dado que los que continúan encarnan
“iniciativas duras para expandir las fronteras de la agricultura
industrial”.
Es
típico que estos negocios duros tengan acceso al financiamiento, y
convoquen el respaldo de los funcionarios de los gobiernos local o
nacional y llegaron para quedarse. Uno de los efectos de esto es que
pueden ser muy intratables. Mucho de la expansión de la palma
aceitera en África conducida por asiáticos cae en esta categoría,
como también la entrada de los fondos de pensión y los
conglomerados de comercio en las inversiones con tierras agrícolas.
En
la mayoría de los casos, estos acaparamientos de tierra acaparan
también el agua —concediendo a las compañías extranjeras el
acceso a las principales fuentes de agua de las comunidades locales.
Estos acaparamientos ocurren en regiones con abundancia pero también
en regiones con escasez de agua. Como anota Ange David Baimey, de
GRAIN: “Está ocurriendo un aterrador número de engullimientos de
agua ligados al acaparamiento de tierras en áreas donde ya hay
intensos conflictos por el agua o río arriba de comunidades
dependientes del agua como en proyecto del río Lurio en Mozambique”.
Conforme
estos negocios intensifican los conflictos, se instala una represión
violenta. Los activistas de los derechos agrarios son encarcelados,
los periodistas son hostigados y asesinan rutinariamente a líderes
campesinos e indígenas.
Lo
que es peor, muchos de estos negocios se remodelan como “inversiones
responsables”, y las compañías y los inversionistas se tornan
expertos en los nuevos (y casi totalmente voluntarios) lineamientos
relativos a la adquisición de tierras, además de inventar algunos
lineamientos propios. Esta “diligencia debida”, sin embargo, es
tan sólo una fachada casi siempre.
Si
existe algún motivo de optimismo éste yace en el tremendo impulso
en pos de una resistencia global, movilizaciones locales y una
solidaridad internacional que se aglutinan en contra del
acaparamiento de tierras. Los campesinos, los jornaleros, los grupos
de migrantes, los pescadores, pueblos indígenas, pastores y otros
comienzan a converger para enfrentar el problema en múltiples
frentes, al tiempo que desarrollan nuevas estrategias de resistencia.
Este nuevo informe con su base de datos son recursos y herramientas
para estas luchas.
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