04 de julio de 2016
Crédito: LaIguanaTv
El
excanciller, ex embajador de Venezuela ante la Organización de
Estados Americanos y diplomático de larga trayectoria advierte sobre
la posibilidad de que la oposición y sus medios internacionales
impongan matrices de opinión como la que sostiene que la Carta
Democrática se activó contra Venezuela.
Chaderton
Matos (Caracas, 1942), en entrevista exclusiva con LaIguana.TV,
realizada por el periodista Clodovaldo Hernández, hizo un balance de
los recientes episodios en la OEA, en los que, a su juicio, Venezuela
ganó por decisión unánime una pelea de quince rounds, en la que la
derecha ganó un asalto.
Hizo
mucho énfasis en los problemas comunicacionales de la Revolución y
aseguró que el comandante Chávez sigue influyendo notablemente en
la política de la región latinoamericana, pese a los avances
obtenidos por la derecha.
Aseguró
que nunca ha tenido dificultades para defender las líneas de
política internacional y los valores de la Revolución, pero admitió
que a quienes nunca defenderá es a los bandidos que se han
infiltrado en el proceso político venezolano.
A
continuación el diálogo completo, que también fue captado en video
por la cámara de Emilio La Peruta:
-Aunque
la palabra “objetividad” está muy desprestigiada, quisiera
pedirle un balance objetivo de lo que se logró y lo que no se logró
en el escenario de la Organización de Estados Americanos. La
oposición asegura que fue una victoria y el gobierno también la
reivindica como tal. Desde el punto de vista diplomático, ¿qué se
logró y qué peligros hay respecto a lo que pasó?
-Recordando
a nuestro admirado Muhammad Alí, diría que lo que ha ocurrido fue
una pelea a quince asaltos donde la oposición se anotó un round y
el gobierno ganó por decisión unánime de los jueces, el resto de
los rounds. ¿Por qué es una victoria? Victoria es, por
ejemplo, que el 1 de junio, ante una amenaza de aplicación de la
Carta Democrática de la OEA en contra de Venezuela, por consenso, el
gobierno de Venezuela logró el apoyo a los diálogos de paz. Y no se
logró que fuera por unanimidad debido a la deserción de Paraguay.
Como los diálogos de paz son una iniciativa del presidente Nicolás
Maduro, y como además son combinados con la gestión de Unasur con
el ex presidente (Ernesto) Samper y la incorporación de los ex
presidentes Martín Torrijos, de Panamá y Leonel Fernández, de
República Dominicana, personajes de alta credibilidad internacional,
no podemos sino cantar victoria. Pero victoria es también la
Asamblea General de la OEA, donde se presentó la moción, ya para el
cierre y ante una férrea oposición, para pasar al Consejo
Permanente el tema de la conducta del secretario general. Para
utilizar una expresión de mi abuela, la burocracia de la OEA “birló”
el título completo y quedó como si fuese “el tema de Venezuela”.
Nosotros aspirábamos, y no lo logramos, a que no se diese la
reunión. Por eso, el 23 presentamos una moción de procedimiento que
no prosperó porque había cundido entre la mayoría de los delegados
la idea de aceptar que el secretario general “dijese o que tenía
que decir”, como en efecto lo dijo. Sin embargo, dos días antes,
el 21 de julio, se presentó el señor (José Luis) Rodríguez
Zapatero ante el Consejo Permanente, por iniciativa del gobierno de
Venezuela, a explicar las peculiaridades de la gestión que está
haciendo con los otros ex presidentes. Fue muy interesante y varios
países tuvieron la oportunidad de pronunciarse sobre ese tema. Y lo
más importante de la victoria es que prácticamente sin excepción
hubo pronunciamientos a favor de los diálogos de paz, los cuales,
repito, son un invento del presidente de la República Bolivariana de
Venezuela, Nicolás Maduro. Mientras tanto, los señores de la
oposición evitan hablar del diálogo y si lo hacen, es refunfuñando,
como lo hizo recientemente el señor (Henry) Ramos Allup. Para
decirlo a la manera adeca, hablan de eso de manera retrechera y
socarrona. Así que cuando la oposición anuncia victoria, eso me
hace recordar a esa gente que atraviesa los cementerios de noche,
silbando en la oscuridad para darse ánimos y para engañar a sus
ingenuos e incautos seguidores.
-Un
personaje ejecutivo, miembro de la Consultoría Jurídica de la OEA
y, para más señas, uruguayo como Luis Almagro, declaró que por el
sólo hecho de haberse iniciado la discusión, ya se puede considerar
activada la Carta Democrática. ¿Eso es así desde el punto de vista
técnico-diplomático?
-No,
eso no es así. Ese personaje es Michel Arrighi, quien tiene como
veinte años de consultor jurídico de la OEA, o sea que es parte
interesada. Es un burócrata de esa organización, tiene una buena
formación académica, pero va con los secretarios generales de turno
y, en este caso, para colmo es uruguayo. Claro, que su nacionalidad
tampoco lo obliga porque el uruguayo Pepe Mujica desahució al señor
Almagro y el uruguayo Tabaré Vásquez lo mandó al mismísimo y le
dijo que se olvidara de ser candidato presidencial de Uruguay. En
este caso funcionó el uruguayismo o el charruismo, y creo que eso lo
descalifica. Eso es como que alguien haga una demanda y se declare
sin lugar, pero quien demandó diga que está activada la demanda.
Sin embargo, como ese es un mundo de trucos y trampas, aunque técnica
y jurídicamente no está activada la Carta, yo recomendaría un
estado de mayor alerta.
-Como
bien lo dice Walter Martínez, nuestro Premio Nacional de Periodismo
Simón Bolívar, hay un escenario institucional y hay un escenario
mediático, que parece ser un sitio preferencial para el desarrollo
de la actividad diplomática en la actualidad. ¿Qué riesgo hay de
que esa diplomacia mediática sustente la verdad de que se activó la
Carta, a pesar de que no se activó?
-Sí,
eso depende de la capacidad de neutralización de esas iniciativas
perversas e interesadas de los sectores opositores y los medios
internacionales. Nosotros tenemos claro que la guerra es mediática,
pero a veces fallamos en la respuesta. Por ejemplo, me parece una
omisión mayor no haber descargado a (Mariano) Rajoy cuando perdió
en diciembre. Ni el PSUV ni el gobierno respondieron con la fortaleza
con la que debieron haberlo hecho. Eso fue un error en el manejo de
las comunicaciones porque Rajoy es uno de los principales villanos,
de los principales difamadores que le han estado haciendo daño al
país. Entonces, ¿por qué no aprovechar su caída para hacerlo ver?
Recientemente vi que el presidente Maduro presentó un video en TV,
en el que se presentan algunos villanos, entre ellos el señor
Capriles cuando increpó a las masas para que salieran a linchar
chavistas, pero olvidaron incluir al señor Rajoy que en ese momento
estaba en el apogeo de sus ataques a Venezuela. Lo que quiero decir
es que si nos descuidamos, si no manejamos bien el tema mediático,
corremos el peligro de que se tome por verdad lo que es pura
difamación.
-Esta
semana entró en escena un grandeliga como Barack Obama. Hasta ahora
nos veníamos manejando con gente de Triple A, como Almagro, pero
ahora surge Obama y lanza una serie de comentarios sobre Venezuela,
además en una reunión con los otros dos jefes de Estado de
Norteamérica. Se mete en el debate del referendo y de los así
llamados “presos políticos”. ¿Qué significado tiene eso en
este momento?
-Primero
debo decir que Venezuela ha sido un país muy exitoso en las Grandes
Ligas. Entiendo que estos momentos tenemos más jugadores en Grandes
Ligas que la República Dominicana, que era la gran cantera. Tenemos
una tradición muy destacada: hemos ganado la Serie Mundial con un
mánager venezolano y hemos tenido campeones jonroneros, de bateo y
de carreras empujadas… Así que estamos entrenados para las Grandes
Ligas. Además tenemos 17 años de resistencia contra el imperio y
contra el enemigo interno, al que yo divido entre la oposición y los
adversarios propios. Esta es como la enésima “ofensiva final”
para ver si se logra hacer peso suficiente para que se hunda el
gobierno de Venezuela. Hasta ahora han fracasado. El tema del
desabastecimiento es grave, y allí concurren el imperio, el enemigo
endógeno y el enemigo propio. Sin embargo, yo me preguntaría si el
sabotaje petrolero no fue más grave en su momento, porque ese sí
pudo paralizar al país, y sin embargo, lo ganamos. Ahora, en este
caso, confío en que estemos en capacidad de responder. Creo que hay
que responderle a México, porque al imperio a cada rato le
respondemos y ya lo hicimos, pero que el gobierno de México, a
través de su representación en la OEA, sus voceros en organismos de
derechos humanos o su presidente, en esta cumbre de países del Norte
de América hagan manifestaciones en materia de derechos humanos en
Venezuela es un irrespeto. Ocurre que en Venezuela no ocurren cosas
que ocurren en otros países. Aquí no tenemos descabezados, no
matamos a los maestros, no matamos a los alumnos, aunque sea cierto
que hay problemas graves, incluso de sicariato, con una cultura de
violencia importada del vecindario y de otros escenarios
internacionales. En cuanto al pronunciamiento de Obama, no es el
primero. Ya una vez nos declaró peligro inminente para Estados
Unidos. Hay que ver lo que significa inminente, o sea “ya”,
hay que prepararse “ya” porque Venezuela va a materializar sus
amenazas contra el imperio… Eso es un chiste y una inmensa
ridiculez.
-Usted
conoce muy bien la OEA por dentro y al personaje de Luis Almagro.
Desde el punto de vista individual, uno puede imaginar qué pasó con
él, pero ¿hasta qué punto esa conducta de Almagro es una
tendencia? ¿Hasta qué punto puede sobrevenir en los países de
América Latina que han tenido gobiernos progresistas, socialistas,
vinculados al pueblo, y que han empezado a cambiar, un fenómeno de
personajes cambiándose de bando, una especie de almagrismo?
-Yo
creo que el fenómeno es anterior a Almagro. Observo a una vieja
izquierda atemorizada en unos casos o alborozada por la codicia, en
otros casos. El mejor ejemplo lo encontramos en Chile, donde una
izquierda que sufrió la dictadura, el exilio, la tortura, que
sobrevivió y que pasó años dolorosos de represión por la
ultraderecha, terminó siendo absorbida o engullida por el
neoliberalismo, que les garantizó una prosperidad económica y un
rol social que antes no tenían. Entonces, en buen venezolano, esa
izquierda termina viendo a los bolivarianos como gallina que mira
sal. Es una izquierda desertora, lamentable. Chile es uno de los
países donde se toman más iniciativas, incluso sin que ocurra
ningún incidente, en contra del proceso bolivariano de Venezuela y
los de otros países progresistas. El caso de Almagro se me parece,
lo veo igualito a… bueno no quiero ofender a (José Miguel) Insulza
porque tenía un poquito más de dignidad en el ejercicio polémico
de su gestión como secretario general, la cual yo enfrenté muchas
veces. Al menos Insulza tenía una capacidad de rectificación de un
día a otro que, en algunos casos, hubimos de agradecerle. Ahora,
Almagros hay muchos. En Venezuela hemos tenido muchos de ex
comandantes guerrilleros que terminaron militando en la ultraderecha,
en Bandera Roja o fuera de ella, al lado de los empresarios y al lado
de los viejos torturadores, de los que los torturaron a ellos. Hay
una suerte de complacencia que merece un análisis psicológico o
psiquiátrico, según se lo entregamos al alcalde de Caracas, Jorge
Rodríguez.
-Se
ha creado una matriz de opinión de que la derecha venezolana tiene
mucho talento en el campo de la política internacional, mucha gente
que sabe mucho. Yo los llamo “los Embajadores sin Embajada”. Pero
haciendo un balance, uno se encuentra con un oficial del Ejército,
como el presidente Chávez, un conductor de autobús, como el
presidente Maduro y una abogada laboral, como Delcy Rodríguez, les
han dado pelas a esos grandes diplomáticos en sucesivos episodios de
la política exterior. ¿Era un mito la formación de esos
diplomáticos de la IV República?
-No,
lo que ha pasado es que se parte de una visión aislada de la
política internacional y se piensa que el manejo de algunos espacios
académicos lo convierte a uno en internacionalista. Recordemos que
uno de los himnos más viejos, la Internacional, comparable con la
Marsellesa, ejemplifica la vocación internacional de los
socialistas. Más allá de los errores que hemos podido cometer y que
cometemos de vez en cuando en esa materia, evidentemente tenemos una
vocación internacional que nos hace sentir cómodos en ese ámbito.
A veces, no sé por qué, dejamos pasar ocasiones, pero así como de
los corruptos y los incompetentes uno puede decir “por sus Hummer
los conoceréis”, en el caso del chavismo, podríamos decir “por
sus éxitos los conoceréis”. Es impresionante, pues en el,siglo
XXI a partir de Venezuela se dio una reedición del proceso
independentista del siglo XIX. Desde acá creció el movimiento
progresistas político y social en el continente. Esto le proporcionó
al gobierno de Venezuela una suerte de anillos de protección, como
heredad de Hugo Chávez. Es diferente al caso de la revolución
Cubana, que fue aislada internacionalmente, y por ello, a pesar de su
inmensa influencia política no sólo continental, sino mundial, no
se pudo traducir en la multiplicación de procesos similares en otros
países. Se ejemplificó más bien en movimientos guerrilleros. Es
con Chávez cuando viene la tesis de que ya no es tiempo de la
lucha armada, sino de confiar en el pueblo. Y la confianza en el
pueblo ha dado resultados extraordinarios, que son éxitos de
política internacional. Por eso, más allá del relumbrón con el
que algunos internacionalistas de la derecha pretenden encandilarnos,
la verdad es que la izquierda se apunta éxitos notables. Ahora,
adicionalmente, trabajamos con Cuba, que ha logrado el éxito de
derrotar al imperio y obligar al emperador a ir a Cuba a rendirle
homenaje, con la dignidad preservada de ambas partes.
-Hablando
de la influencia de la Revolución Bolivariana en el continente,
vemos que falleció el comandante Chávez y en cosa de tres años ha
cambiado sustancialmente el balance ideológico de la región. ¿Era
él la clave de todo?
-Sí,
pero una clave o una llave reproducida porque si bien la derecha está
como de regreso, con la concertación que no tenía en el pasado, la
izquierda tiene capacidad para resistir y Chávez sigue inspirando.
Independientemente de que no esté gobernando, Chávez está aquí,
está ahí, está allá, ejerciendo su influencia sobre el resto del
continente. Yo soy moderadamente o equilibradamente optimista porque
todo depende de las luchas. Hay que incrementar las luchas. Aquí
hubo una etapa de dictaduras militares, que fueron los 50 y los
60; después vinieron las democracias burguesas, bienvenidas y
patrocinadas por EEUU para neutralizar el fenómeno cubano,
democracias que se fueron descomponiendo; surgió la idea de la
izquierda chilena de llegar al poder por la vía del voto, frustrada
por la intervención imperial en apoyo a un ejército de
ultraderecha. Siguieron surgiendo movimientos guerrilleros, en
Centroamérica especialmente, pero luego se fue evolucionando hacia
diálogos de paz, cesó la lucha armada y se logró una especie de
conciliación que ha permitido inclusive casos como el del El
Salvador, donde está gobernando la izquierda ex guerrillera, con las
ciertas limitaciones, claro. Y está el caso de Colombia, el más
duradero y doloroso, pero están superando esa etapa. Como dijo el
presidente Chávez, hay que confiar en el pueblo, y nuevas formas de
lucha tienen que venir, que no puede ser la democracia burguesa ni
puede ser la lucha armada. Ahora es necesario ir a una evolución de
las capacidades de comunicación de los movimientos progresistas con
sus pueblos. A mí se me ocurre algo que hasta ahora no hemos
hecho: ¿por qué no tomar una estación de televisión?… una masa,
o una multitud porque la palabra masa no me gustan mucho. Después se
la devuelven a sus dueños, pero es necesario hacerles sentir a los
propietarios de los medios de comunicación que sus infames políticas
significan un riesgo para ellos también y que hay un pueblo alerta
que no pide más que el procesamiento justo de la información. Ahí
volvemos al tema mediático: tenemos que evolucionar hacia etapas que
vayan más allá de la información, que toquen la formación y la
propaganda. Por ejemplo, la información es que hay altos niveles de
desempleo en España. La formación es que el desempleo es producto
de la injusticia social. Y la propaganda es que Rajoy saca a las
viejitas de su casa y las tira a la calle. Pero eso no podemos
decirlo un solo día, sino todos los días, porque si no se repite,
la gente no se entera. Vuelvo al ejemplo del video que presentó el
presidente Maduro: se muestra a Capriles llamado a drenar la
arrechera, como él dijo, y luego las imágenes de unas personas,
pero no se explica que ellas fueron las víctimas de los
linchamientos cometidos por la derecha. Se da por descontado que la
gente lo sabe.
-Sobre
el tema de la paz en Colombia, en la reciente reunión de La Habana,
Timochenko (Rodrigo Londoño Echeverri, líder de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia), reconoció el papel del comandante Hugo
Chávez en el logro de la paz, pero (Juan Manuel) Santos o los
representantes del gobierno colombiano no se han manifestado
expresamente. ¿Por qué esa mezquindad?
-Usted
me está dando la respuesta: porque son mezquinos. La historia de
Colombia está plagada de ejemplos de inconsecuencias, de traiciones,
de deslealtades, cometidas por la oligarquía colombiana en contra de
sus interlocutores y negociadores de los procesos de reconciliación
o de paz. Santos, en algún momento, mencionó a Venezuela como
acompañante, igual que mencionó a Chile, pero la oligarquía
colombiana no es especialmente agradecida, no nos quieren mucho y han
llegado hasta el extremo de aliarse con la pseudo oligarquía
anticolombiana de Venezuela, en búsqueda del propósito común que
es, si no desestabilizar, al menos hacerle la vida difícil al
gobierno bolivariano. Nosotros confiamos en que haya otros que
reconozcan el papel decisivo de Venezuela. No es por accidente que el
señor Timochenko comenzó su intervención en La Habana reconociendo
el rol jugado por Chávez, porque fue él quien los convenció de que
era posible abandonar la lucha armada y lanzarse a la lucha política.
Va a ser difícil, hay muchos violentos que quieren sabotear el
proceso, pero de todas maneras y en todo caso, nosotros, que no somos
mezquinos, reconocemos que el señor Santos tomó una decisión de
estadista y eso lo hemos apoyado, más allá de las ingratitudes, de
las inconsecuencias, respaldamos a Colombia en su proceso de paz, a
la Colombia de todos los colombianos.
-Hablando
de otro de los vecinos de Venezuela y de toda esta campaña
internacional, esta semana aparece “casualmente” un anuncio de la
ExxonMobil sobre un descubrimiento de petróleo en las aguas
correspondientes al Territorio Esequibo. ¿Será que se va a reavivar
esta polémica? ¿Se reabrirá este frente de la llamada Operación
Tenaza?
-Sí,
es como para recordarnos o hacernos ver que estamos rodeados.
Recordemos que tenemos a la OTAN (Organización del Tratado del
Atlántico Norte) al frente, en la ABC, Aruba, Bonaire y Curazao;
tenemos Puerto Rico cerca; Saint Martin, que es un paraíso turístico
pero está ocupado por dos miembros de la OTAN; tenemos Guadalupe,
Martinica y parte de Monserrat… En fin, son realidades con las
cuales tenemos que manejarnos. Lo que digo es que cualquiera que
abrigue intenciones de invadir este país, tendría que pensarlo
porque sería muy costoso y además, Venezuela no es un peladero. Y a
los opositores que ansían una invasión de Venezuela, yo les
recordaría que las balas del invasor no distinguen entre socios y
aliados, y enemigos y adversarios. Además, otra cosa que les
advertiría porque quizá no se han dado cuenta, es que para llegar
al aeropuerto de Maiquetía hay que pasar por los túneles de La
Planicie o por la avenida Sucre de Catia.
-A
usted le ha tocado, en diferentes escenarios, defender los logros,
las conquistas de la Revolución Bolivariana, su política
internacional, pero ¿no le ha tocado en algún momento defender algo
con lo que internamente no está de acuerdo o defender lo
indefendible?
-Es
posible, no me viene un caso a la mente, pero hay un fenómeno de
corrupción parcial. En este proceso hay bandidos infiltrados y yo no
voy a defender eso. A veces uno no tiene las pruebas y se tiene que
quedar callado porque podría ser aventurado hacer señalamientos.
Pero en general, estoy de acuerdo en todo lo que se refiere a
principios y valores. Puede uno estar en desacuerdo con alguna
política determinada, por ejemplo, no tengo claro lo del Arco
Minero, debo estudiarlo para tener una opinión seria. No
necesariamente voy a estar de acuerdo con quienes lo objetan, pues
hay buenas razones de Estado para buscar nuevas fuentes de
prosperidad… Pero, momentos especialmente incómodos no he tenido.
En todo caso, más allá de una vinculación burocrática, yo tengo
una vocación espiritual con este proceso. Espero que a nadie se le
ocurra hacer cosas que no deben hacerse.
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