07 de julio de 2016
A
fines de Mayo, durante la reunión del G7 Shinzo Abe, primer ministro
de Japón, anunció la proximidad de una gran crisis global1,
el comentario más difundido por los medios de comunicación fue que
se trataba de un alarmismo exagerado reflejo de la difícil situación
de la economía japonesa. De todos modos no faltan los que admiten la
existencia de peligros pero en general los atribuyen a los
desequilibrios financieros de China, a la recesión en Brasil o a las
turbulencias europeas. La situación en los Estados Unidos suele
merecer comentarios prudentes distantes de cualquier alarmismo. Sin
embargo el centro motor de la última gran crisis global (año 2008)
fue la explosión de la burbuja inmobiliaria estadounidense, ahora
los expertos no perciben allí burbujas en plena expansión a punto
de estallar sino todo lo contrario: actividades financieras,
industriales y comerciales estancadas, crecimientos anémicos y otros
señales al parecer tranquilizantes que alejan la imagen de algún
tipo de euforia descontrolada.
Pero
es imposible ignorar la realidad. Los productos financieros derivados
constituyen la componente mayoritaria decisiva de la trama
especulativa global, solo cinco bancos de los Estados Unidos más el
Deutsche Bank han acumulado esos frágiles activos por unos 320
billones (millones de millones) de dólares2 equivalentes
a aproximadamente 4,2 veces el Producto Bruto Mundial (año 2015),
eso representa el 65 % de la totalidad de productos financieros
derivados del planeta registrados en diciembre de 2015 por el Banco
de Basilea. Esa hiper-concentración financiera debería ser una
señal de alarma y el panorama se agrava cuando constatamos que dicha
masa financiera se está desinflando de manera irresistible: en
diciembre de 2013 los derivados globales llegaban a unos 710 billones
de dólares, apenas dos años después, en diciembre de 2015 el Banco
de Basilea registraba 490 billones de dólares… en
solo 24 meses se evaporaron 220 billones de dólares, cifra
equivalente a unas 2,8 veces el Producto Bruto Global de 2015.
No
se trató de un accidente sino del resultado de la interacción
perversa, a nivel mundial, entre la especulación financiera y la
llamada economía
real.
Durante un largo período esta última pudo sostener una
desaceleración gradual evitando el derrumbe, gracias a la
financierización del sistema que permitió a las grandes empresas,
los estados y los consumidores de los países ricos endeudarse y así
consumir e invertir. La declinación de la dinámica económica de
los capitalismos centrales pudo ser ralentizada (aunque no revertida)
no solo con negocios financieros, la entrada de más de 200 millones
de obreros industriales chinos mal pagados al mercado mundial
permitió abastecer con manufacturas baratas a los países ricos y el
derrumbe del bloque soviético brindó a Occidente un nuevo espacio
colonial: la Unión Europea se amplió hacia el Este, capitales de
Europa y de los Estados Unidos extendieron sus negocios.
Así
fue como los Estados Unidos y sus socios-vasallos de la OTAN
siguieron adelante con los gastos militares y las guerras, enormes
capitales acumulados bloqueados por una demanda que crecía cada vez
menos pudieron rentabilizarse comprando papeles de deuda o jugando a
la bolsa, grandes bancos y mega especuladores inflaron sus activos
con complejas operaciones financieras legales e ilegales. Los
neoliberales señalaban que se trataba de un “circulo
virtuoso” donde
las economías real y financiera crecían apoyándose mutuamente,
pero la fiesta se fue agotando mientras se reducían las capacidades
de pago de los deudores abrumados por el peso de sus obligaciones.
La
crisis de 2008 fue el punto de inflexión. En diciembre de 1998 los
derivados globales llegaban a unos 80 billones de dólares
equivalentes a 2,5 veces el Producto Bruto Global de ese año, en
diciembre de 2003 alcanzaban los 200 billones de dólares (5,3 veces
el PBG) y a mediados de 2008, en plena euforia financiera, saltaron a
680 billones (11 veces el PBG), la recesión de 2009 los hizo caer:
para mediados de ese año habían bajado a 590 billones (9,5 veces el
PBG). Se había acabado la euforia especulativa y a partir de allí
las cifras nominales se estancaron o subieron muy poco reduciendo su
importancia respecto del Producto Bruto Global: en diciembre de 2013
rondaban los 710 billones (9,3 veces el PBG) y luego se produjo el
gran desinfle: 610 billones en diciembre de 2014 (7,9 veces el PBG)
para caer en diciembre de 2015 a 490 billones (6,2 veces el PBG).
El
aparente “circulo virtuoso” había mostrado su verdadero rostro:
en realidad se trataba de un círculo vicioso donde el parasitismo
financiero se había expandido gracias a las dificultades de la
economía real a la que drogaba mientras la cargaba de deudas cuya
acumulación terminó por enfriar su dinamismo lo que a su vez
bloqueó el crecimiento del globo financiero.
La
primera etapa de interacción expansiva anunciaba la segunda de
interacción negativa, de enfriamiento mutuo actualmente en curso la
que a su vez anuncia la tercera de enfriamiento financiero marchando
hacia el colapso y de crecimientos anémicos, estancamientos y
recesiones suaves de la economía real acercándose hacia la
depresión prolongada, todo ello como parte del probable desinfle
entrópico del conjunto del sistema.
La
financierización integral de la economía hace que su contracción
comprima, reduzca el espacio de desarrollo de la economía real. El
peso de las deudas públicas y privadas, la creciente volatilidad de
los mercados sometidos al canibalismo especulativo, grandes bancos en
la cuerda floja y otros factores negativos ahogan a la estructura
productiva.
Por
otra parte el sistema global no se reduce a un conjunto de procesos
económicos, nos encontramos ante una realidad compleja que incluye
una amplia variedad de componentes interrelacionadas (geopolíticas,
culturales, militares, institucionales, etc.), eso significa que la
crisis puede desencadenarse desde distintas geografías y focos de
actividad social. Por ejemplo un hecho político como la decisión
del electorado de Gran Bretaña de salir de la Unión Europea pudo
haber sido el detonador tal como lo anticipaba George Soros que
esperaba un “Viernes negro” seguido por una reacción en cadena
de turbulencias fuera de control si el jueves 23 de Junio triunfaba
el Brexit3,
el desastre no se produjo pero pudo haber ocurrido... aunque el
sacudón fue bastante fuerte4.
Podría
ser una ola de protestas sociales en Europa más extendida y
radicalizada que la ocurrida recientemente en Francia o el derrumbe
del Deutsche Bank que acumula papeles volátiles por unos 70 billones
de dólares casi equivalentes al Producto Bruto Mundial5.
También la economía italiana ofrece su cuota de riesgos, afectada
por la degradación acelerada de los bancos acorralados por los
impagos de sus deudores que sumaban en marzo de 2016 unos 200 mil
millones de euros (equivalentes al 12 % del Producto Bruto
italiano)6.
Y por supuesto Japón aparece como un importante candidato al
derrumbe con una deuda pública de 9 billones de dólares que
representa el 220 % de su Producto Bruto Interno, no ha conseguido
salir de la deflación y sus exportaciones pierden competitividad7.
Los
Estados Unidos centro de la economía global (sobre todo de su
hipertrofia financiera) es naturalmente el motor potencial de futuras
tormentas globales. Allí se han ido acumulando en los últimos meses
las señales recesivas: desde la persistente tendencia a la baja en
la producción industrial desde fines de 20148,
hasta el ascenso continuo de deudas industriales y comerciales
impagas (que ya han alcanzado el nivel de fines de 2008 –
aumentaron casi un 140 % entre el último trimestre de 2014 y el
primer trimestre de 2016)9,
pasando por la caída del conjunto de ventas (mayoristas, minoristas
e industriales) al mercado interno desde el último cuatrimestre de
201410 y
de las exportaciones desde noviembre del mismo año11.
A
ello debemos agregar una deuda pública nacional que sigue
aumentando, ya ha superado la barrera de los 19 billones de dólares
(casi 106 % del PBI) que sumado a las deudas privadas llega a los 64
billones de dólares (3,5 veces el PBI de 2015)12,
y también claras señales de deterioro social como el hecho de que
unas 45 millones de personas reciben actualmente ayudas alimentarias
por parte del Estado13,
la agencia encargada de monitorear los programas alimentarios
gubernamentales, FRAC por su sigla en inglés, señalaba en su último
informe que “más
de 48,1 millones de estadounidenses viven en hogares que luchan
contra el hambre”14.
Para
un creciente número de expertos, sobre todo los especialistas en
temas financieros el interrogante decisivo no es si la crisis se va a
producir o no sino cuando va a ocurrir. Para algunos podría tomar la
forma de un estallido financiero al estilo de lo ocurrido en 2008 o
en anteriores eventos de ese tipo, para otros lo que está por llegar
es una gran implosión del sistema.
Caben
dos hipótesis extremas, la primera de ellas es que la acumulación
de deterioros debería generar tarde o temprano un salto cualitativo
devastador, la historia del capitalismo está marcada por una
sucesión de crisis de distinta magnitud, mirando al pasado sería
razonable suponer un desenlace bajo la forma de hiper crisis.
La
segunda hipótesis es que la pérdida de dinamismo del sistema no es
un fenómeno pasajero sino una tendencia pesada que obliga a superar
la idea de gran turbulencia repentina, de tsunami arrasador e
introducir el concepto de “decadencia”, de envejecimiento
prolongado, de degradación civilizacional, lo que no excluye las
crisis sino que las incorpora a un recorrido descendente donde el
sistema se va apagando, desarticulando, caotizando, perdiendo
vitalidad, racionalidad.
Larry
Summers, ex Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, relanzó
recientemente con gran repercusión mediática la teoría del
“estancamiento
secular”
según la cual las grandes potencias tradicionales están ingresando
en una era de estancamiento productivo prolongado arrastrando al
conjunto del sistema global15,
recuperaba de ese modo las ideas de Alvin Hansen expuestas en plena
crisis de los años 1930. Por su parte académicos importantes como
Robert Gordon16,
Tyler Cowen17 o
Jan Vijg18 apuntalaban
ese punto de vista desde la visión de la ineficacia creciente del
cambio tecnológico en términos de crecimiento económico, este
último planteando el paralelismo entre la decadencia estadounidense
y las del imperio romano y de China en la era de la dinastía Qing
(entre mediados del siglo XVII y comienzos del siglo XX). En los años
1970 cuando se iniciaba la larga crisis global que llega hasta
nuestros días, Orio Giarini y Henri Loubergé, por entonces en la
Universidad de Ginebra, habían elaborado la hipótesis de los
“rendimientos
decrecientes de la tecnología”
a partir del procesamiento de una gran masa de información
empírica19,
por su parte el historiador Fernand Braudel señalaba que la gran
crisis de esa década era el comienzo de una fase cíclica
descendente de larga duración20.
Desde una visión marxista Roger Dangeville, también en esa época,
afirmaba que el capitalismo en tanto sistema global había ingresado
en su etapa senil21,
yo retomé esa hipótesis desde fines de los años 199022 que
más adelante fue asumida por Samir Amin23 y
otros autores.
Ahora
las señales de alarma se multiplican, desde desajustes financieros
graves hasta perturbaciones geopolíticas cargadas de guerras y
desestabilizaciones, desde crisis institucionales hasta declinaciones
económicas. Los comentaristas occidentales se maravillaban en los
años 1990 ante el espectáculo de la implosión de la URSS, es
probable que dentro de no mucho tiempo empiecen a horrorizarse ante
desastres mucho mayores centrados en Occidente.
1Philippe
Mesmer, “L’alarmisme de Shinzo Abe surprend le G7”, Le Monde,
26.05.2016.
2Tyler
Durden, "Is Deutsche Bank The Next Lehman?", Zero
Hedge, http://www.zerohedge.com/news/2015-06-12/deutsche-bank-next-lehman
Michael
Snyder, "Financial Armageddon Approaches",
INFOWARS, http://www.infowars.com/financial-armageddon-approaches-u-s-banks-have-2...
3Antoine
Gara, "George Soros Says Brace For 'Black Friday' If Brexit
Vote Succeeds", Forbes,Jun 21,
2016,http://www.forbes.com/sites/antoinegara/2016/06/21/george-soros-says-bra...
4Wolf
Richter, "European Banks Get Crushed, Worst 2-Day Plunge Ever,
Italian Banks to Get Taxpayer Bailout, Contagion Hits US Banks",
Wolf Street, June 27,
2016, http://wolfstreet.com/2016/06/27/european-banks-get-crushed-worst-2-day-...
5Michael
T. Snyder, "Will Deutsche Bank Survive This Wave Of Trouble Or
Will It Be The Next Lehman Brothers?", Smarter Analyst, May 23,
2016, http://www.smarteranalyst.com/2016/05/23/will-deutsche-bank-survive-this...
6Jeffrey
Moore, “Will Italian banks spark another financial crisis?”,
Global Risk Insights, March 7, 2016.
7Takashi
Naakamichi, "Japan emerges as key victim in fallout from
Brexit", Market Watch,June 27, 2016.
8U.S.
Board of Governors of the Federal Reserve System, “Industrial
Production and Capacity Utilization”.
9Worlf
Richter, "Business Loan Delinquencies Spike to Lehman Moment
Level", May 19,
2016,http://wolfstreet.com/2016/05/19/delinquencies-of-commercial-industrial-...
10FRED
- Federal Reserve Bank of St. Louis, Total Business Sales.
11U.S.
Census Bureau, “U.S. International Trade in Goods and Services”.
12FRED
- Federal Reserve Bank of St. Louis, All Sectors; Debt Securities
and Loans.
13United
States Department of Agriculture, Food and Nutricion Service.
14FRAC,
Food Research & Action Center, "U.S. Makes Progress
Addressing Food Hardship, but One in Six American Households Still
Struggle to Put Food on the Table", June 30,
2016, http://frac.org/u-s-makes-progress-addressing-food-hardship-but-one-in-s...
15Laurence.
H. Summers, "Reflections on the New Secular Stagnation
Hypothesis", Secular Stagnation:Facts, Causes, and Cures, CEPR
Press, 2014.
16Robert
J. Gordon, “Is US Economic Growth over? Faltering Innovation
confronts the six Headwinds”, NBER Working paper series, 18315,
August.2012."The turtle’s progress: Secular stagnation meets
the headwinds", Secular Stagnation:Facts, Causes, and Cures,
CEPR Press, 2014.
17Tyler
Cowen, "The Great Stagnation", Dutton, 2011.
18Jan
Vijg,"The American Technological Challenge: Stagnation and
Decline in the 21st Century", Algora Publishing, 2011.
19Orio
Giarini y Henri Loubergé,"La Civilisation technicienne à la
dérive.Les rendements décroissants de la technologie", Dunod,
Paris, 1979
20Fernand
Braudel, “Civilisation matérielle, économie et capitalisme,
XVe XVIIIe Siècle”,
tome I, Armand Colin, Paris, 1979.
21Roger
Dangeville, “Marx-Engels. La crise”, Editions 10/18, Paris 1978
22Jorge
Beinstein, “La larga crisis de la economía global”, Corregidor,
Buenos Aires, 1999 y “Capitalismo senil. A grande crise da
economia global”, Record, Rio de Janeiro, 2001.
23Samir
Amin, “Au-delà du capitalisme sénile”, PUF, Paris, 2002.
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