lunes, 18 de julio de 2016

LOS PELIGROS DE LA ENERGIA NUCLEAR

17 de julio de 2016
German Saltrón Negretti

La energía nuclear se produce por la fisión de átomos de uranio que produce calor. Este calor se usa para hervir el agua, que al hacerlo emite vapor. Este vapor hace funcionar unas grandes turbinas y produce la electricidad. La energía nuclear no produce gases invernadero que produce el cambio climático, aunque a menudo se usan combustibles fósiles para la extracción y procesamiento del uranio y para construir y hacer funcionar las plantas de energía, así que algunos dicen que es la única opción realista para producir grandes cantidades de energía libre de carbono, por lo menos a corto plazo.

Pero los problemas de energía nuclear están lejos de ser a corto plazo. Para reemplazar aunque sea la tercera parte de las emisiones de dióxido de carbono emitida actualmente por plantas de combustibles fósiles, el mundo tendría que construir 3.200 centrales nucleares de tamaño medio. Estas plantas de energía requerirían de mucha seguridad, que el uranio y el plutonio utilizados en ellas también pueden usarse para construir armas nucleares. Por otro lado, las barras de combustibles utilizadas para alojar el uranio contienen niveles peligrosos de radioactividad que duran cientos de miles de años y de los cuales no podemos deshacernos de manera segura.

Los peligros de la energía nuclear llamaron dramáticamente la atención del mundo en 1986, cuando una explosión accidental en la central de Chernóbil, -Rusia- liberó en el aire una ráfaga de material radioactivo de 1.3 km, equivalente a diez bombas atómicas como la de Hiroshima. La lluvia radiactiva se extendió a lugares distantes como Italia y Suecia, contaminando cultivos, animales de cría y personas.

La radiactividad es la propiedad en virtud de la cual algunos elementos que se encuentran en la naturaleza, como el Uranio, se transforman, por emisión de partículas alfa (núcleos de Helio), beta (electrones), gamma (fotones) en otros elementos nuevos, que pueden ser o no, a su vez, radiactivos. La radiactividad es un fenómeno natural al que el hombre ha estado siempre expuesto, aunque también están las radiaciones artificiales. Así pues, diferenciamos dos casos; radiación natural y radiación artificial. La natural siempre ha existido ya que procede de las materias existentes en todo el universo y puede ser la radiación visible, como por ejemplo la luz, o invisible por ejemplo los rayos ultravioleta. Esta radiación, procede de las radiaciones cósmicas del espacio exterior (Sol y estrellas), pues ellos son gigantescos reactores nucleares, aunque muy lejanos.

También proceden estas radiaciones de los elementos naturales radiactivos (uranio, torio, radio) que existen de forma natural en el aire, agua, alimentos, o el propio cuerpo humano (potasio, carbono-14). Esta radiación natural, es del orden del 88% de la radiación total recibida por todos los humanos, clasificándose de la siguiente manera: Radiación cósmica 15 %, radiación de alimentos, bebidas 17 %. Radiación de elementos naturales 56 %, provienen de fuentes creadas por el hombre. Los televisores o aparatos utilizadores para hacer radiografías médicas son las fuentes más comunes de las que recibimos radiación artificial. La generada en las centrales nucleares, pertenece a este grupo.

El incremento de radiación que recibe una persona en un año como consecuencia del funcionamiento normal de una central nuclear, es de 1 milirem al año (1 REM = radiación de rayos gamma existente en el aire por centímetro cúbico de aire), cantidad que es 100 veces más pequeño que la radiación natural que recibe Europa. La radiación artificial total recibida por el ser humano es del orden del 12% de todas las radiaciones. Se clasifica de la siguiente manera: Televisores y aparatos domésticos 0.2 %, centrales nucleares 0.1 %, radiografías médicas 11.7 %.

La radiaciones trae serias consecuencias para los seres vivos, si sobrepasan los límites anuales de radiación normal. La consecuencia más importante es la mutación en los seres vivos, ya que afecta a las generaciones tanto presentes, como futuras, y sus efectos irían desde la falta de miembros corporales y malformaciones en fetos, esterilidad, hasta la muerte. Por tales razones, es importante que los residuos de las centrales nucleares, que son radiactivos, cumplan con las medidas estrictas de seguridad, para que no surjan posibles accidentes de fugas de radiación.

El mapa nuclear en el mundo ubica a 442 reactores en 29 países; 104 de ellos en Estados Unidos, en México existen dos. Ningún país en el mundo tiene solucionado técnicamente, el problema de almacenar basura nuclear por un millón de años en un lugar seguro. El transporte de la basura nuclear es muy peligro y caro. La energía nuclear ha disminuido en el mundo, en 1996 proporcionaba el 17,6% de la electricidad mundial. Hoy suministra sólo el 10,8% y podría caer aún más. Esta es la conclusión principal del informe The World Nuclear Industry Status Report 2014, realizado por un equipo de expertos coordinado por el consultor francés Mycle Schneider y liderado por el consultor británico Antony Froggatt, que traza el ascenso y la caída de la energía nuclear en el tiempo.

La radiografía actual del sector de la energía nuclear, pone de manifiesto que, hoy en día, el número de reactores nucleares en funcionamiento es significativamente menor que en 2010, debido al cierre de 48 reactores en Japón, después de la catástrofe de Fukushima. Sólo China tiene planeado aumentar la construcción de nuevos reactores, mientras que muchas centrales nuevas, desde Finlandia a Vietnam, sufren retrasos principalmente por los sobrecostos.

El panorama es desalentador desde el punto de vista de la lucha contra el calentamiento global. La proporción de la energía que el mundo obtiene de fuentes libres de carbono, se ha estancado desde 1999, en parte por el retroceso de la industria nuclear. La campaña creada por las organizaciones y formaciones políticas ecologistas, es vista con mucha preocupación por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que ya ha advertido de que la reducción de las emisiones será mucho más cara si no se dispone de la energía nuclear suficiente. Según los informes de la Agencia Internacional de la Energía, la capacidad global de energía nuclear debería crecer al doble, para que esta fuente de energía suministre el 17% de la producción mundial de electricidad en 2050.

Es decir, la capacidad instalada mundial necesitaría pasar desde los niveles actuales de 396 GW para llegar a 930 GW en 2050, para poder lograr el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a sólo 2 grados Celsius (° C) antes de fin de siglo. Para lograr ese objetivo, se necesitará una reducción a la mitad de las emisiones relacionadas con la energía a nivel mundial para el año 2050 y, por tanto una amplia gama de tecnologías energéticas con baja emisión de carbono para apoyar esta transición, y serán necesarias unas inversiones en nuclear de 4,47 billones de dólares.

Esta es la hoja de ruta que plantean la AIE y la Agencia de la Energía Nuclear, y dentro de estas tienen pensadas crear 10 centrales nucleares con mayor potencia instalada en el mundo. Tres de ellas serian japonesas y tres francesas, hasta el desastre de Fukushima. Otras dos son de Corea del Sur, una canadiense y otra de Ucrania. Entre las 10 suman más de 53 GW de potencia instalada. Fukushima habría ocupado la décima posición de este ranking, ya que tenía 4.400 MW de potencia instalada, pero -como comprenderán- no se la ha tenido en consideración. La AIE estima que se cerrarán 200 centrales nucleares antes de 2040. Conclusión, los seres humanos estamos en un dilema dramático energía limpia pero que pone en riesgo nuestras vidas. 

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