09 de enero de 2016
Germán Saltrón Negretti
Breve
resumen y comentario de la presentación del libro titulado- la
Guerra de los tres billones de dólares- escrito por Josep E.
Stiglitz y Linda J. Bilmes. Este escribidor deja aclarado que los
verdaderos motivos de EE.UU para invadir a Irak, fue el petróleo
iraquí y desarticular todo el medio oriente para beneficio de los
EE.UU. Dice Stiglitz hoy está claro que la invasión de Irak fue un
terrible error. El conflicto ha dejado ya más de un millón de
víctimas mortales, para el año 2008, fecha en que se editó el
libro, aparte de miles de personas gravemente heridas. La idea de que
esta invasión favoreciera la democracia y aceleraría el cambio en
Oriente próximo parece hoy una fantasía.
Con
un despliegue colosal de soldados y extranjeros en Irak y Afganistán,
es fundamental entender el verdadero costo de este conflicto, con las
consecuencias que implica para la economía mundial, permanece
oculto, y los costos futuros que seguirán aumentando tras la
retirada final, se están pasando por alto deliberadamente. Este
libro revela la verdadera magnitud de los costos de esta guerra de
Irak, desde la atención de los soldados heridos y sus rémoras
mentales, el abastecimiento militar y la reconstrucción de
infraestructuras, hasta todos los costos sociales y humanitarios,
como lo originados por las prestaciones por incapacidad a los
veteranos, y sus familias o por la necesidad de reubicar y ayudar a
los millones de los refugiados.
Asimismo,
como los problemas económicos resultantes de la pérdida de
productividad, la reducción del comercio y la subida del precio del
petróleo. Ni los EE.UU ni la economía mundial pueden permitirse el
lujo de seguir perdiendo recursos por objetivos mal definidos en
Irak, en un conflicto cuya factura pagaremos todos durante décadas.
De verdad son tres billones los costos. La forma del gobierno de
EE.UU de lleva su contabilidad oscurece aún más los costos de la
guerra. El método estándar de la contabilidad del Gobierno se rige
por el principio de caja. Así, quedan registrados los gastos
realizados hoy, pero se ignoran las obligaciones futuras, incluidos
los costos sanitarios y los costos de incapacidad en caso de guerra.
El principio de caja hace que las cosas parezcan más baratas en el
momento – por ejemplo, al no comprar vehículos caros para proteger
a los soldados de artefactos explosivos- pero esconde los costos a
largo plazo en caso de que estos artefactos exploten y alguien salga
herido.
Los
problemas derivados del principio de caja son tan serios que, en
EE.UU a cualquier negocio que sea más grande que una tienda de
ultramarinos se le exige por ley emplear el principio del interés o
devengo, un sistema en el que los costos futuros quedan registrados a
medida en que se incurre en ellos, y no cuando se pagan de hecho.
Otras malas prácticas contables le permiten al Departamento de
Defensa ocultar gastos de la guerra de Irak en su presupuesto
ordinario. El Departamento de Defensa absorbe más de 500.000
millones de dólares del contribuyente al año, sin incluir las
guerras, pero falla miserablemente a la hora de rendir cuentas acerca
de que hace con el dinero.
En
2007, por décimo año consecutivo el Departamento no pasó su
auditoría financiera, y los auditores señalaron deficiencias en
prácticamente en todas las áreas. El Inspector General del
Departamento declaró recientemente ante el Comité de Seguridad
Nacional del Senado. La falta de control financiero dificulta la
contabilidad de los costos verdaderos de la guerra en Irak. Tal como
lo manifestó la Government Accountability Office. Ni el Departamento
de Defensa ni el Congreso tienen información fiable sobre cuánto
está costando la guerra ni cómo se están usando los fondos
asignados, ni tienen datos históricos que puedan ser útiles para
estimar necesidades futuras de financiación. Página 43 y 44 del
libro citado. Recomiendo leer el mismo para saber, cómo el gobierno
de los EE.UU dilapida los recursos humanos y financieros de sus
ciudadanos y todo el mundo.
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