03 de septiembre de 2016
Crédito: Aporrea.org
Luis Britto García
Luis Britto García
Oposicionismo
Terminó
en parto de los montes la "Toma de Caracas" del 1 de
septiembre. No pasó de incidentes en Táchira y Aragua, uno que otro
automóvil quemado, dirigentes detenidos con quincalla dinamitera y
una convocatoria no mayor de 30.000 manifestantes, frente al millón
de bolivarianos que plenó la avenida Bolívar. La dirigencia
política opositora no es la principal amenaza para el futuro de
Venezuela.
Paramilitarismo
Fueron
detenidos no lejos de Miraflores 96 paramilitares. Hace más de una
década denuncio esta infiltración silenciosa, que asesina
dirigentes campesinos, sindicales y legislativos, cobra vacuna y
peaje, compra fundos y amparos judiciales para sus casinos, regenta
el contrabando de extracción, urde magnicidios y olas terroristas.
En Estados Unidos, las mafias del contrabando de licor no se
eliminaron a tiempo; el mafioso Joe Kennedy llegó a embajador en
Gran Bretaña y su hijo John Fitzgerald a Presidente. Por falta de
erradicación temprana comenzamos a tener parapolítica y quizá
paracapitalismo. Los paramilitares son la Quinta Columna de la
venidera invasión.
Lumpencapitalismo
El
bachaquero, bien sea alto, que importa con dólares preferenciales y
desaparece lo importado, el medio, que lo reparte entre acaparadores,
o el artesanal, que monopoliza la cola, es el grado más bajo del
capitalismo: empresariado sin empresas, economía sin producción,
industria sin empleos, superbeneficios sin inversión. Podría
regresar el barril de petróleo a 140 dólares; podrán todos los
barcos del mundo descargar bienes de consumo en nuestros puertos: si
no se erradica este tapón de intermediarios entre el consumidor y
los bienes cuya importación financia el Estado con dólares
preferenciales, seguirán el acaparamiento, los sobreprecios y el
desabastecimiento destruyendo ciudadanos, votos y proyecto político.
Connivencia
No
lo digo yo: lo dice la lógica. Magnitudes mil millonarias destinadas
a importar bienes básicos no son otorgadas a empresas de maletín,
importaciones fantasmas y mafias monopólicas sin algún grado de
connivencia. Un 40% de todo lo que el país importa o produce no se
desvanece por las fronteras sin un grado de distracción sospechoso.
Un enemigo interno favorece ambas industrias, las venas abiertas por
las cuales se desangran Venezuela y el bolivarianismo. Latrocinios
que reportan ganancias superiores a las del narcotráfico no se
neutralizan con trapitos calientes. Para sobrevivir es preciso
primero limpiar la casa.
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