05 de septiembre de 2016
Crédito: PSUV.org
Han
pasado más de tres años desde la muerte de Hugo Chávez. Suficiente
tiempo para que haya acontecido absolutamente de todo en un país en
revolución. Cualquier identidad política se transforma
inevitablemente después de tanta densidad histórica. Es imposible
quedar intacto. El chavismo, como cualquier identidad política viva,
se nutre de lo que acontece. La incógnita está en cómo se van a
metabolizar estos hechos transcurridos. Se apertura una nueva etapa
histórica para replantearse cómo resurge el chavismo hacia delante
tras este ciclo corto tumultuoso.
El
ámbito de lo económico es crucial en esta discusión. La guerra
económica interna continua haciendo estragos. La emergencia
económica obliga a acelerar las respuestas. La Agenda Económica
Bolivariana (AEB) es la respuesta en construcción del chavismo para
afrontar este gran desafío. Toca tomar un camino. Aparecen muchas
ventanas. No todas son compatibles entre sí. Hay que ordenar la
casa. Y hay que elegir qué poner en cada lugar, qué hace cada
quién, cómo se reparten las tareas y los recursos, cuáles son las
condiciones de vida deseadas para los inquilinos y qué reglas de
convivencia (adentro-afuera) son las que darán paz y calma en el
hogar.
Hay
que forjar la senda económica para los próximos años. A partir de
esta necesidad, se pueden advertir múltiples formas de encarnación
económica del Chavismo para la próxima década. He aquí la
disputa. He aquí el dilema. ¿Qué camino elegir? Hay algunas
opciones encima de la mesa: a) los que no quieren moverse ni un ápice
de los viejos postulados ortodoxos, b) aquellos que persiguen nuevas
“amistades peligrosas” para lograr una gobernabilidad económica,
una suerte de neosocialdemocracia bolivariana; c) tampoco faltan los
que quisieran hacer un viraje neoliberal en versión suave, y por
último, d) están los que buscan en Chávez las tesis económicas
del Chavismo para esta nueva etapa.
Existe
un pulso entre las diferentes interpretaciones del Chavismo en lo
económico. Estratégicamente, los cuatro caminos anteriores son
incompatibles entre sí. En lo táctico, son validas algunas
combinaciones, pero siempre cuidándose de que no se acabe imponiendo
aquello que no se desea para el medio plazo. Cuanto más adversa es
la coyuntura, lo táctico suele ganar la pelea a lo estratégico.
Esta pugna está más presente que nunca. Es por tanto la hora de la
gran definición. De no hacerlo, se corre el riesgo de que cada quién
tome su propia receta, lo que podría desencadenar un empate
catastrófico, sin final feliz.
El
Chavismo tiene una esencia básica que ha de servir como línea roja
innegociable que no se debe cruzar jamás: su irreverente valentía y
su alta dosis de creatividad. De nada sirve “copiar-pegar”. El
Chavismo se guía por todo lo contrario, por el “inventamos o
erramos” de Simón Rodríguez. Incumplir esta máxima sería
abandonar un gen definitorio. A partir de esta premisa, se abre la
discusión acerca de las siguientes tesis económicas del Chavismo.
1ª
Tesis Económica:
La
economía es una ciencia política. No hay economía sin política.
Para Chávez, esto fue siempre una máxima irrenunciable: “Una
economía que esté desarraigada, descontextualizado de lo político
y lo social, realmente no es economía”. En este momento sería un
error histórico pensar que se puede salir únicamente con medidas
económicas sin atender a la disputa política. No hay relación
entre variables económicas que no esté marcada por la confrontación
política. No se puede solucionar el tema de la inflación o el
desabastecimiento solo a través de un debate sobre el valor de
ciertas variables económicas nominales. No existe tal linealidad. La
economía política está presente a través de un proceso de puja
distributiva: quién se queda con qué. Es un principio básico a
tener en cuenta. La democratización de la economía está reñida
con los intereses de los poderes económicos que concentran una gran
tajada de la renta del país. Este es el primer punto a resolver: qué
acuerdo distributivo es óptimo para el Chavismo, tanto desde la
perspectiva de la justicia como desde la misma eficacia económica.
2ª
Tesis Económica:
Los
derechos sociales y humanos no se negocian. El ser humano está en el
centro de gravedad del Chavismo como identidad económica. Hay una
premisa teórica chavista fundamental: la desmercantilización de los
derechos sociales como vía para consolidar una economía humanista.
Se impone el valor de uso frente al valor de cambio. El Estado de las
Misiones es la base empírica del Chavismo para satisfacer este
asunto teórico. Desde ahora en adelante, el objetivo es buscar cómo
sostenerlo fiscalmente frente a la caída de los precios del
petróleo. Se debe calcular cuál es el presupuesto de las Misiones
Sociales y utilizar este valor como meta de la Revolución Tributaria
en clave estructural. Pero además se necesitan respuestas
coyunturales urgentes, ahora, ya. Estamos ante el imperativo de la
“economía del mientras tanto” en todo aquello que resulta
esencial para la población venezolana. No sirve ninguna política
económica si no atiende a esta dimensión apremiante. Los Comités
Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) y las Tarjetas de
Misiones Socialistas (TMS) son respuestas rápidas para esta
emergencia adversa, como en su momento lo fueron las misiones en el
año 2003. Ambos instrumentos deben crecer hasta alcanzar a la
población objetivo más vulnerable. Pero no es suficiente solo con
eso. Además hay que implementar aquellos complementos que sean
eficaces para buena parte de la población que se sitúa en torno a
la media de la distribución. Es fundamental una política de Estado
para este amplio abanico en todo lo que concierne a lo social y a los
derechos económicos para garantizar condiciones de una vida digna.
3ª
Tesis Económica:
La
Revolución Bolivariana exige una transformación integral de su
metabolismo económico. La guerra económica se sostiene gracias a
una estructura económica carcomida por el metabolismo social del
capital impuesto en los últimos años en ciertas actividades
económicas. La forma de lograr la paz económica depende de cómo se
apuntale la nueva estructura. El capitalismo perdió la batalla por
la renta petrolera en origen, pero viene ganando la batalla por la
renta petrolera en destino1. En este sentido, hay “cuatro grandes
enfermedades” que padece la economía venezolana y que deben ser
curadas en el menor tiempo posible: 1) rentismo exportador petrolero,
2) rentismo importador, 3) sistema distributivo
ineficiente-especulativo y 4) estructura económica oligopólicas.
Estas enfermedades constituyen un cuadro médico complejo, pero que
tiene cura. Sin embargo, la cura se hace más dificultosa por otros
factores determinantes que procuran derrocar a la Revolución
Bolivariana. El Dolar Today es un asunto principal: una página de
Internet que marca cuál es la relación entre el dólar y el bolívar
en el mercado negro y que actúa como cotización oficiosa que es
aceptada por el sistema económico. Ha sido y sigue siendo un arma de
destrucción masiva contra la economía, induciendo precios a pesar
que tiene poco protagonismo en las transacciones económicas reales.
Todos estos males generan círculos viciosos y ociosos de la renta;
no crean riqueza; provocan exceso de dependencia de la divisa
petrolera; dependencia de pocos actores económicos; cadenas
ineficientes de valor; precios elevados… Es por tanto el cambio de
metabolismo el que debe servir de guía para las decisiones
económicas de los próximos años. Perder de vista la totalidad de
la economía es querer resolver todo mediante varitas mágicas. Hay
que romper el mito de soluciones simples para problemas económicos
complejos. La economía neoclásica, como soporte teórico del
neoliberalismo, nos llevó a ese imaginario falso. Se trata de pensar
la economía integralmente y sin perder de vista el metabolismo al
que se quiere llegar. Esta es la verdadera estabilidad macroeconómica
que hay que perseguir y no aquella que genera desequilibrios
microeconómicos (pretendidamente invisibilizados por el orden
neoliberal).
4ª
Tesis Económica:
Una
nueva economía productiva equilibrada, diversificada y
democratizada. Sin base material productiva, el socialismo económico
bolivariano es insostenible. La independencia económica únicamente
pasa por la Revolución Productiva. Esta es la única vía para
corregir de forma sostenible el desfase estructural entre la pujante
demanda interna (democratizada) y la insuficiente oferta (no
democratizada). Es hora de generar riqueza productiva. Hay que buscar
los nodos multiplicativos de la economía; se trata de hacerse más
grande para repartir mucho mas. Hay que prestar más atención a la
productividad; a la ciencia y tecnología; se debe transitar hacia la
economía del conocimiento. Y también hay que tener en cuenta el
mundo externo actual cuya producción está muy fragmentada
geográficamente. Así, en muchas ocasiones, será más fructífero
concentrarse en la elaboración de insumos productivos que en la
producción final.
En
esta nueva etapa se debe continuar con los motores productivos,
priorizando lo alimentario y la salud, pero sin descuidar las
industrias básicas y estratégicas (sector minero, petroquímica).
También hay que dar un salto en el sector turístico. En todos estos
ámbitos es fundamental definir bien las reglas del juego de las
nuevas alianzas estratégicas para atraer inversiones privadas, para
crecer más, pero siempre bajo condiciones de soberanía. Hay que
definir un único modelo de inversiones extranjeras atendiendo a las
especificidades de cada sector.
Pero
además, se hace imprescindible avanzar en favor de una nueva era del
sujeto productivo. Hay que crear nuevos actores con nuevas
subjetividades productivas. Es esencial construir una nueva cultura
del trabajo productivo. No hay que olvidar que el objetivo del
Chavismo es democratizar el aparato productivo. He aquí la cuestión:
motores económicos con nuevos actores; nuevos bienes producidos pero
con más productores, con relaciones sociales de producción justas.
El desafío es el cambio del patrón productivo de acumulación para
hacerlo más equitativo. Hay un tándem esencial del Chavismo
irrenunciable: Distribución-Democracia. Chávez decía que ”no es
posible hablar de democracia cuando ésta empobrece a la mayoría y
enriquece a la minoría”. En esta tarea de democratización de la
economía, es fundamental el cómo se injerta el poder comunal como
actor económico. La comuna no ha de ser marginal; ha de ser
protagónica económicamente. La Agricultura Urbana es otra
oportunidad que satisface esta y la anterior tesis. Son nuevas
fuentes de riqueza que han de ser impulsadas con más fuerza. Hay que
continuar escarbando para encontrar nuevas formas de producir más
chavistas.
5ª
Tesis Económica:
Es
la hora de la Gran Política Económica. La economía es como un
acordeón: requiere de la armonía de todas sus teclas. Son
necesarios todos los instrumentos económicos y todos han de remar en
la misma dirección. De nada sirve que unos vayan en un sentido si
otros lo hacen al lado opuesto. Estas son algunas herramientas
elementales:
a)
Revolución Tributaria. Ante la restricción económica externa es
imprescindible recaudar en el interior de manera eficiente y bajo
criterios de justicia social. Es esencial implementar impuestos sobre
el gran capital ocioso para los contribuyentes especiales que no
destinan su patrimonio a actividades productivas. También hay que
continuar con el sistema de facturación electrónica para ganar la
batalla al fraude y a la elusión fiscal.
b)
Política de Estabilización de Precios con Abastecimiento Soberano.
Es necesario introducir el control de precios en origen (importación)
para no comprar por encima de los precios de referencia
internacional. Los precios deben acomodarse a los costes reales de
producción, con tasas de ganancias justas y que sean más favorables
para la producción nacional que para el importador. Hay que evitar a
toda costa dos universos de precios para un mismo bien, uno barato y
otro muy caro. Ese esquema crearía dos economías peligrosamente
paralelas.
c)
Nueva política de creación, captación y administración de
divisas. La nueva política de acupuntura de divisas se debe guiar
por criterios sociales y económicos. Hay que seguir importando
aquello que no se pueda producir en el corto plazo y que sea
socialmente necesario pero también hay que importar los insumos
productivos que se precisan para el despegue de los motores. Para
ello se requiere una divisa protegida que no esté sujeta al vaivén
especulativo del mercado. Y en forma complementaria se debe
perfeccionar el método de asignación de las divisas a través de un
sistema de flotación administrada, ágil en su intercambio,
atractivo para los ahorristas y disponible en cantidades pequeñas
para el uso familiar, estableciendo cuotas por actividad económica.
En paralelo hay que seguir buscando fuentes alternativas para atraer
más divisas: arco minero, fomento de exportaciones no petroleras,
nuevas emisiones de papeles indexados por el precio del petróleo,
etc.
d)
Continuar ordenando la política de subsidios. Perfeccionar un
esquema de precios de gasolina que permita sostener el nuevo sistema
de subsidio directo a las personas a través de las Tarjetas de
Misiones Socialistas. Hay que acabar con la era del subsidio al
producto: el nuevo paradigma de subsidio ha de ser a la persona y no
el producto. Pero además hay que actualizar los subsidios a la
electricidad en forma progresiva, a través de mecanismos cruzados
que protejan a los que menos tienen -y por tanto, menos consumen- a
costa del pago de los más consumidores.
e)
El sector financiero no puede dar la espalda a la economía real. Hay
que poner a producir a las finanzas. Se necesita de una nueva matriz
de cartera crediticia en sintonía con los pequeños y medianos
productores. No debe haber reservas bancarias excedentarias más allá
del encaje legal. Las finanzas han de servir de combustible para los
diferentes motores productivos.
f)
Otras políticas económicas. No hay que descuidar la política de
compras públicas como músculo económico. Hay que desarrollar un
nuevo sistema gerencial público. Se necesita una política de deuda
externa acorde a la nueva etapa de generación de riqueza productiva.
6ª
Tesis Económica.
Ganar
económicamente el futuro. Hay que vencer la batalla de las
expectativas. Esto no se logra perdiendo las raíces ni la memoria,
pero tampoco quedándose atrapado en un lenguaje económico del
pasado. En esta labor, es primordial la pedagogía económica. Se
trata de generar un nuevo consenso de ideas económicas del Chavismo
en torno a la nueva época y nueva épica. Se requiere de una
comunicación económica con su propio relato-narrativa, cercana, que
facilite la construcción de otro imaginario económico en la mayoría
popular. El Socialismo Bolivariano del siglo XXI exige nuevas
categorías que motiven hacia delante, otras invenciones para dar
forma a otro conjunto de esperanzas en materia económica. Las
“nuevas clases medias de origen popular” deben ser
caracterizadas. Este sujeto emergente es heterogéneo y
contradictorio; es un híbrido de lo que fue, lo que es y lo que
quiere ser; es un actor en transición, en conformación; es un
sujeto que ha naturalizado los derechos sociales adquiridos y con una
nueva lógica aspiracional. Sin embargo, esto no significa que haya
perdido sus raíces ni que tenga amnesia. No quiere volver al pasado
pero sí quiere pensar en el futuro. Aparece una nueva subjetividad
que se debe conocer y analizar. Está en constante relación con
nuevos medios (redes sociales), con otra estética, que responde a
una etapa posfordista. Es la hora de dar otro salto adelante.
7º
Tesis Económica.
La
economía bolivariana en el mundo multipolar. No es posible hacer una
revolución adentro si no se revolucionan las relaciones económicas
con el afuera. Es imposible que un proceso de transformación
nacional sea exitoso en el tiempo si no se cuenta con alianzas
internacionales favorables. La cosmovisión bolivariana considera que
las dimensiones nacional y supranacional son necesariamente
complementarias y simbióticas. Por ello, no se trata de romper con
los cinturones de seguridad que creó Chávez en clave geoeconómica.
El quid está en actualizar la estrategia de inserción en el mundo
acorde al nuevo tiempo que se avecina. Nada es como antes del
estallido de la crisis financiera (2007-2008). Corresponde una
“lectura atinada” de lo que sucede económicamente afuera. Se
debe construir una dimensión externa de la Agenda Económica
Bolivariana. En este sentido, es prioridad trabajar una AEB
específica para el próximo año en Unasur (por ejemplo, crear una
Agencia de Suramericana de Calificación de Riesgos), para reactivar
el ALBA desde lo económico; y avanzar económicamente con los BRICS
(Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). También es fundamental
la inserción virtuosa en las cadenas globales de valor y el diseño
de estrategias de cara a las emergentes translatinas.
En
definitiva, el Chavismo está ante la definición de sus tesis
económicas para la nueva fase. De no hacerlo, acabará definiéndose
por reducción al absurdo. El Chavismo siempre se caracterizó por su
naturaleza ofensiva. Hay que pasar a ser proactivo sin que ello
signifique que no se deba poner a salvo todo lo conquistado. Es el
momento de reapropiarse del debate económico imponiendo los temas
sobre los que se quiera progresar. Estamos –gramscianamente
hablando- en una guerra de trincheras, en una guerra de posiciones en
materia económica. Esto exige ganarle terreno al enemigo histórico
que jamás renuncia a quedarse en la casa venezolana.
El
buen gobierno de la economía, desde una óptica chavista, dependerá
de las tesis económicas que se acaben imponiendo. La batalla de las
ideas económicas está servida, tanto en el plano teórico como en
la praxis cotidiana.
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