27 de agosto de 2016
Crédito: Correo del Orinoco
El
reporte resalta que existen entre 25 y 30 millones de personas en
América Latina que son vulnerables y podrían recaer en la pobreza,
“proteger y acompañar a estas personas es una de las prioridades
de la política pública en toda la región”
El
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en
Venezuela presentó en la escuela de planificación en Caracas el
Informe Regional de Desarrollo Humano 2016, titulado Progreso
multidimensional, bienestar más allá del ingreso, el cual detalla
una serie de recomendaciones para que los gobiernos de la región
sigan avanzando en la concreción de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible en materia social, económica y ambiental.
El
acto contó con la participación del viceministro de Asuntos
Multilaterales y de Integración del Ministerio del Poder Popular de
Relaciones Exteriores, Rubén Darío Molina; el coordinador residente
de las Naciones Unidas y representante residente del PNUD en
Venezuela, Peter Grohmann; el presidente del Instituto Nacional de
Estadística (INE), Raúl Pacheco, en representación del MPPP; la
Representante Adjunta del PNUD, Maribel Gutiérrez, y como invitado
internacional el economista principal de la Dirección Regional de
América Latina y el Caribe del PNUD en Nueva York, George Gray
Molina, quien fue el coordinador general y autor principal del
informe.
El
informe de 376 páginas publicado en la página web,
http://www.masqueingreso.org/informe-desarrollo-humano-2016/
presentado por George Gray Molina, aborda las principales políticas
públicas que según el PNUD deben generar los países para impedir
el retroceso de las sociedades que han logrado sacar a un número
importante de personas de la pobreza.
Según
la nueva pirámide de ingresos de la región, el mapa social cambió
en las últimas dos décadas y las pirámides de ingresos
prácticamente se revirtieron, mientras que a principios de la década
de 1990 el 43% de la población tenía un ingreso per cápita diario
inferior a 4 dólares, esa proporción descendió una década después
y se redujo al 24,4% para 2013.
Estos
cambios estuvieron acompañados de una importante reducción de la
desigualdad de ingresos. El nivel de desigualdad medido por el
coeficiente de Gini disminuyó de 0,539 a 0,493 durante el mismo
período, alcanzando este indicador su nivel más bajo desde los años
previos al proceso de industrialización de la región.
La
reducción de la pobreza y el aumento de la clase media tuvieron
lugar en la mayoría de los países de la región, donde más de 37
millones de personas salieron de la pobreza, siendo Brasil el país
donde se concentró la mayor cantidad de población donde lo
siguieron los países andinos, logrando una reducción conjunta de
pobreza que ascendió a aproximadamente 20 millones de personas.
En
Perú la reducción de la incidencia absoluta de la pobreza por
ingresos fue de 7,1 millones de personas, seguido por Colombia (4,3
millones), la República Bolivariana de Venezuela (3,7 millones),
Ecuador (3,1 millones) y el Estado Plurinacional de Bolivia (2,1
millones).
VULNERABILIDAD
El
reporte resalta que existen entre 25 y 30 millones de personas en
América Latina que son vulnerables y podrían recaer en la pobreza,
“proteger y acompañar a estas personas es una de las prioridades
de la política pública en toda la región”. Al mismo tiempo,
llaman la atención sobre la persistencia de múltiples exclusiones
duras por condición étnica, racial, color de piel, identidad
sexual, condición migrante y discapacidad que no se resuelven con
más ingresos, sino que requieren políticas de discriminación
positiva, antidiscriminación y reconocimiento de derechos
colectivos.
El
informe sugiere que hay que innovar en las políticas públicas, pues
“más de lo mismo no rinde lo mismo”, por lo que es imperativo
adoptar un enfoque multidimensional de acción que supere la
sectorialización de las políticas públicas. La Agenda 2030 está
orientada a este nuevo reto y debería permitir la construcción de
un abordaje transversal para el cierre de brechas.
El
crecimiento económico, por más dinámico que sea, no resolverá los
problemas estructurales de la región, por ello cada generación
latinoamericana está encargada de definir qué tipo de cambio
estructural. Al respecto, este informe propone nueva métrica y
nuevas políticas para enfrentar la coyuntura recesiva, donde los
determinantes de “salir de” y “recaer a” la pobreza son
distintos, requieren de enfoques multidimensionales de análisis y
acción.
De
allí que el puente entre la coyuntura y la Agenda 2030 es específica
a cada país, dado que cada nación transita por un proceso distinto
de transformaciones sociales, económicas y ambientales. La agenda de
desarrollo no expira en un umbral de ingreso, por eso es importante
enfocarse en el bienestar más allá del ingreso.
En
este momento, América Latina y el Caribe tiene que, por un lado,
proteger los logros alcanzados y prevenir la caída en pobreza de
millones de personas, que es la principal amenaza actual al progreso
en la región. Por otro lado, el Índice de Desarrollo Humano
recomienda políticas de nueva generación que ayuden a cerrar las
brechas pendientes: ser mujer, afrodescendiente, indígena, joven,
persona con discapacidades, todo esto incide en las oportunidades, en
la posibilidad de ascenso social y económico y en el acceso a
servicios en la región.
REUNIÓN
CON EL PNUD PARA EVALUAR
Según
nota de prensa del Ministerio de Planificación, el presidente del
Instituto Nacional de Estadística de Venezuela, Raúl Pacheco,
informó que el Gobierno Nacional estableció un acuerdo con el PNUD
para realizar mesas de trabajo; en primer lugar, para revisar
detenidamente las cifras sobre nuestro país presentadas por la
organización internacional y así evitar las disparidades con las
cifras oficiales que se puedan presentar; y en segundo lugar, para
trabajar en conjunto la medición de las transferencias que hace la
Revolución Bolivariana al pueblo venezolano, las cuales actualmente
no son incorporadas en los sistemas de indicadores estadísticos que
miden temas tan importantes como la pobreza.
“Nosotros
siempre hemos trabajado con las instancias internacionales, digamos
que hay dos vías: lo que está establecido y lo que surge de la
presión de las naciones para que los indicadores se adecuen a los
cambios. Tradicionalmente, por ejemplo, algo que venía impuesto por
estos centros que respondían a los poderes hegemónicos es la
medición de la pobreza, que solo se medía por los ingresos;
actualmente ha venido tomando fuerza la medición multidimensional,
que estudia las distintas fases que pueden caracterizar si una
familia es pobre o no”, detalló.
Pacheco
resaltó que el caso venezolano es de referencia mundial por
presentar cifras de pobreza extrema por necesidades básicas
insatisfechas por debajo del 5%;,a pesar de la guerra económica y de
la presión financiera internacional, gracias a las medidas
implementadas por el Gobierno Bolivariano con las misiones y grandes
misiones, especialmente la Gran Misión Vivienda Venezuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario