lunes, 26 de septiembre de 2016

EVASIÓN FISCAL, UN DELITO DE RICOS CONTRA LOS POBRES

25 de septiembre de 2016
German Saltrón Negretti

En los países en vías de desarrollo, al menos 250.000 millones de euros de ingresos fiscales desaparecen cada año en los paraísos fiscales, es decir, seis veces el importe anual necesario para luchar y vencer el hambre hasta 2025. Cerca de 1.000 millones de personas pasan hambre en el mundo, principalmente en los países llamados “en desarrollo”.

Se ha calculado que entre el 85% y el 90% de esa riqueza pertenece a 10 millones de personas, apenas el 0,014% de la población mundial, y una tercera parte como mínimo pertenece a las 100.000 familias más ricas del mundo, cada una de las cuales posee un patrimonio neto de 30 millones de dólares como mínimo”, según el Estudio final sobre los flujos financieros ilícitos de la ONU.

Los ricos del mundo se aprovechan de la reducción de ingresos fiscales por fraude, lo que perpetúa y empeora las desigualdades sociales. Parece lógico que los más ricos, que se aprovechan de los beneficios de sus empresas, tendrían que contribuir con una redistribución a favor de los más pobres a través del impuesto sobre los beneficios de estas empresas. Sin embargo, la plusvalía generada por la explotación de la fuerza laboral en el mundo, se pierde en los paraísos fiscales en beneficio de la oligarquía que gobierna y legisla.

Se trata de un robo organizado a gran escala –ilegítimo y no conforme a cualquier idea de desarrollo humano– de una riqueza que pertenece a aquellos y aquellas que la han creado con su trabajo, y que debería financiar los servicios públicos. De hecho, el impuesto sobre los beneficios, así no redistribuido para el bien común porque escapa al fisco, permite al capitalista optimizar la plusvalía obtenida del trabajo intentando, ilegalmente o no, privatizarlo en su totalidad.

Esta ilegalidad de capitales internacionales impide la construcción de hospitales, escuelas, viviendas, salubridad, etc. Para el periodo 2008-2012, Global Financial Integrity estima que en 31 países en desarrollo las salidas de fondos ilícitos fueron superiores a los gastos públicos de salud, y que en 35 países en desarrollo fueron superiores a los gastos públicos de enseñanza. Estas son otras de las injusticias sociales de un capitalismo salvaje que debe desaparecer pronto o acaba con el planeta tierra. 

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