19 de abril de 2016
Crédito: Banco Mundial
Aunque
la pobreza ha disminuido rápidamente en los últimos tres decenios,
la humanidad continúa enfrentando desafíos urgentes y complejos.
Más
de 1.000 millones de personas aún viven en extrema pobreza, una
situación que es moralmente inaceptable considerando los recursos y
la tecnología de que se dispone actualmente. Al mismo tiempo,
el aumento de la desigualdad y la exclusión social parece acompañar
la creciente prosperidad en muchos países.
En
estas circunstancias, la misión principal del Banco Mundial de
lograr un mundo sin pobreza es tan relevante hoy como lo ha sido
siempre.
Es
por eso que el Banco ha establecido objetivos ambiciosos pero
alcanzables para impulsar los esfuerzos internacionales y nacionales
destinados a poner fin a la pobreza extrema a nivel mundial en el
curso de una generación y promover la “prosperidad compartida”,
es decir un aumento sostenible del bienestar de los sectores más
pobres de la sociedad.
Esta
segunda meta refleja el hecho de que todos los países aspiran a
lograr mejores condiciones de vida para todos sus ciudadanos, no solo
para los ya privilegiados.
Para
terminar con la pobreza extrema, el objetivo del Banco es reducir el
porcentaje de personas que subsisten con menos de US$1,90 al día al
3% o menos para 2030.
Para
promover la prosperidad compartida, el objetivo es fomentar el
crecimiento de los ingresos del 40% más pobre de la población de
cada país.
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