06 de mayo de 2016
Germán Saltrón Negretti
Fue
aprobada por la OEA, el 11/09/2001 en Lima, Perú, con el objetivo
principal del fortalecimiento y preservación de la democracia
representativa, “al establecer que la ruptura del orden democrático
o su alteración, constituye un obstáculo insuperable, para la
participación del gobierno en las diversas instancias de la OEA”.
34 presidentes firmaron la Carta Democrática Interamericana. Hasta
hoy es un documento inoperante, tanto por su compromiso democrático
como por su grado de politización e incumplimiento.
Este
consenso democrático está siendo incumplido, por las nuevas
amenazas como el autoritarismo y los golpes de Estado propiciados por
el gobierno estadounidense, en la América Latina y el Caribe. Es la
versión clásica de la democracia representativa y ha entrado en
contradicción con las nuevas “democracias participativas y
protagónicas”. En el momento de su firma, en 2001,
“considencialmente” el Presidente Hugo Chávez era presidente y
George W. Bush era el presidente gringo y Brasil estaba gobernado por
Fernando Henrique Cardoso un lacayo de EE.UU.
La
Carta contiene una lista concreta de los elementos esenciales que
componen la democracia, tales como el respeto de los dd.hh y las
libertades fundamentales, el régimen plural de partidos y la
separación de los poderes públicos. El consenso democrático fue
logrado por las dos potencias regionales, Brasilia y Washington. Hoy,
15 años después, sería poco probable que los 34 países, divididos
en términos ideológicos y geográficos, llegaran a firmar un
documento similar. No es una casualidad que sólo los Cancilleres de
algunos Estados acudieran al décimo aniversario de la Carta. Cuba es
el único país que no participa de este acuerdo.
La
OEA ha tenido tres oportunidades para actuar a favor de la
democracia, donde las dictaduras, siguen amenazando la región por la
injerencia de los EE.UU. Tal como ocurrió, con el Presidente Hugo
Chávez en Venezuela, el golpe de Estado en Honduras y la sublevación
de la policía en Ecuador. Las respuestas de la OEA no han sido
firmes, son condena muy tímida y condicionada por sus intereses.
Ejemplo, la exclusión temporal de Honduras. La Carta refleja una
clara politización, debido a la división ideológica entre los
partidos de izquierda y derecha de los partidos Latinoamericanos y
del Caribe.
El
golpe en Venezuela el 11/04/2002, dividió nuevamente la política
entre América Latina y EE UU, debido a que el Presidente George W.
Bush emitió una declaración a favor del gobierno golpista que se
había instaurado después del golpe mediático contra Hugo Chávez.
En su resolución del 13 de abril de 2002, la OEA condenó la
alteración del orden constitucional en Venezuela e instó a
restablecer una democracia plena. En 2009, la OEA se enfrentó a otro
golpe de Estado, esta vez en Honduras. Aludiendo a los artículos 19
y 21 de la Carta y presionada por un grupo de países liderados por
Brasil y Venezuela, la OEA adoptó, en julio de 2009, la decisión de
excluirla temporalmente. Celebradas las elecciones ese mismo año, EE
UU terminó por aceptar y reconocer el nuevo Gobierno del presidente
Porfirio Lobo. Brasil y un grupo de países sudamericanos insistieron
en mantener la sanción hasta que, finalmente, en junio de 2011 fue
levantada.
Venezuela
ha sido el único país en donde se ha aplicado esta Carta, en su
primera fase, y fue solicitada por el gobierno legítimo de Hugo
Chávez. Actualmente, Venezuela, Brasil, Ecuador y Bolivia están
siendo desestabilizados por EE.UU, y sus partidos de derechas. Todos
sus gobiernos y pueblos están preparados para defenderse y continuar
siendo soberanos. América Latina debe evitar por todos los medios,
que los EE.UU nos aplique otra vez, la operación Cordón, donde
instauró regímenes dictatoriales en Chile, Argentina, Brasil,
Paraguay, Bolivia, Perú y de forma encubierta en Colombia,
Venezuela y Ecuador entre las décadas de 1970 y 1980, con las
consecuencias funestas por todos conocidas.
Nuestra
Canciller Delcy Rodríguez viene denunciando que “los principios de
la Carta Democrática están siendo violados por la acción
irresponsable del Secretario General de la OEA, Luis Almagro. Los
pueblos tienen derecho a darse el sistema político, social y
económico que establezcan sus Constituciones”. ¡Alerta pueblo!
porque camina la espada de Bolívar por América Latina.
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