29 de abril de 2016
Germán Saltrón Negretti
El
control de toda una población por parte de poderes internacionales,
naturalmente amenaza la soberanía, esto lo viene denunciando Julian
Assange y es la lucha de Wikileaks, iniciado desde la década de los
noventa y en la “primavera de internet” de 2011. La lucha de
Wikileaks es una gesta compleja. Dice Assange en su trabajo como
periodista he luchado contra guerras y para que los grupos poderosos
rindieran cuentas ante el pueblo. Ver Julian Assange Criptopunks. La
libertad y el futuro de internet. Mediante esta labor, he llegado a
comprender la dinámica del orden internacional y la lógica del
imperio. He visto a países pequeños ser amedrentados y dominados
por países más grandes o plagados de empresas extranjeras que los
hacen tomar decisiones en detrimento propio. He visto el
amordazamiento del deseo popular, elecciones compradas y vendidas, y
las riquezas de países como Kenia robadas y rematadas entre
plutócratas en Londres y Nueva York. Estas experiencias me han
formado como criptopunk.
Más
allá del libertarismo: Prefacio para América Latina. En los
últimos años se ha visto el debilitamiento de las viejas
hegemonías. Las poblaciones desde el Maghreb hasta el Golfo Pérsico
se han levantado ante tiranías para conseguir la libertad y la
autodeterminación. Movimientos populares en Pakistán y Malasia
prometen constituir un nuevo foco de fuerza en el escenario mundial.
Mientras que América Latina ha comenzado a transitar un periodo muy
esperado de soberanía e independencia tras siglos de dominio
imperial. Cuando el sol se pone sobre las democracias occidentales,
estos avances constituyen la esperanza de nuestro mundo. Viví en
carne propia la nueva independencia y vitalidad de América Latina
cuando Ecuador, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra
América (Alba), la Unión de Naciones Suramericana (Unasur) e
incluso la Organización de los Estados Americanos (OEA) salieron en
defensa de mis derechos luego de haber recibido asilo político.
Pero
la independencia de América Latina está aun en pañales. Los
intentos de desestabilizadores de Estados Unidos todavía son moneda
corriente en la región, como ocurrió, no hace mucho con Honduras,
Haití, Ecuador y Venezuela. Este es el motivo por el cual el mensaje
de criptopunk es de especial importancia para el público de América
Latina. El mundo debe ser consciente del riesgo que la vigilancia
significa para América Latina. La vigilancia Estatal no solo es un
problema para la democracia o para la gobernabilidad sino es un
problema geopolítico. El control de toda una población por parte
de poderes internacionales, naturalmente amenaza la soberanía. Las
sucesivas intervenciones en los asuntos de las democracias
latinoamericanas nos han enseñado a ser realistas. Sabemos que los
antiguos poderes coloniales usarán cualquier ventaja para impedir la
consagración de la independencia en todo el continente. Este libro
debate sobre todo lo que ocurre cuando corporaciones estadounidenses
como Facebook disponen de una penetración casi total en la población
de un país entero, pero no se detiene en las cuestiones geopolíticas
de fondo.
Haciendo
una simple consideración geográfica se nos presenta un aspecto
importante. Todo el mundo sabe que la geopolítica global está
determinada por los recursos petroleros. El flujo del crudo determina
quien domina, quién es invadido y quien es marginado de la
comunidad. El control físico de solo un segmento de un oleoducto
ofrece un enorme poder geopolítico. Los gobiernos en esta posición
pueden obtener enormes concesiones. Entonces ocurre que, de un
golpe, el Kremlin puede sentencia a Europa del Este y Alemania aun
invierno sin calefacción. Y la sola posibilidad de que Teherán
construya un oleoducto que llegue a India y a China alcanza como
pretexto para la lógica belicosa de Washington. Con el control de
los cables de fibra óptica, por donde pasan los gigantescos flujos
de datos que conectan a la civilización mundial, ocurre lo mismo que
con los oleoductos.
Este
es el nuevo juego mundial: controlar la comunicación de miles de
millones de personas y organizaciones. No es un secreto que, en lo
referente a internet y a las comunicaciones telefónicas, todos los
caminos desde y hacia América Latina pasan por Estados Unidos. El
gobierno de EE.UU no ha mostrado muchos escrúpulos en transgredir su
propia ley al interceptar estas líneas para espiar a sus propios
ciudadanos. Y no existen leyes que impidan espiar a ciudadanos
extranjeros. (…) las Agencias de Seguridad Nacional de EE.UU
pueden desencriptar la señal y leer los mensajes. (…) Había una
época en la que el uso de los virus informáticos en tanto armas
ofensivas era un mecanismo argumental en novelas de ciencia ficción.
Ahora es una realidad global, estimulada por la conducta
irresponsable de la administración Obama, en contraposición a la
ley internacional. Otros Estados ahora harán lo propio, mejorando su
capacidad ofensiva para alcanzar a EE.UU.
La
criptografía no solo puede proteger las libertades de los
individuos, sino la soberanía y la independencia de países enteros,
la solidaridad entre grupos con una causa común, y el proyecto de
una emancipación global. Puede ser usada no solo para luchar contra
la tiranía del Estado sobre el individuo, sino contra la tiranía
del imperio sobre la colonia. Este es un mensaje en el que creo con
firmeza, y se encuentra escrito entre líneas a lo largo del presente
texto aunque no esté debatido en gran detalle. Merece su propio
libro, y lo tendrá cuando sea el momento adecuado y mi situación lo
permita. Por ahora, espero que esto baste para llamar la atención de
los lectores al respecto y para que lo tengan presente durante la
lectura. Julian Assange, enero de 2013.
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