4 febrero, 2018
El
25 de enero, el Boletín de Científicos Atómicos movió las manecillas de su
Reloj del Apocalipsis para dejarlas a sólo dos minutos de la medianoche. El
simbólico reloj no estaba tan cerca del Armagedón desde 1953, cuando Estados
Unidos y la Unión Soviética completaron sus primeras bombas de hidrógeno.
Aunque
la bomba de hidrógeno puede multiplicar hasta por mil la potencia de las que
cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki, en Estados Unidos un pequeño grupo de 9.000
personas tiene autorización para salvarse si el reloj marca las 12. Sólo tienen
que llegar a tiempo a los tres gigantescos refugios que la Casa Blanca ha
excavado para ellos en las montañas con el fin de asegurar la “continuidad del
Gobierno”, como se dice en la jerga militar.
La
historia de esos tres refugios es el centro de Raven Rock, el último libro del
historiador y periodista estadounidense Garrett Graff, que desde la portada se
anuncia como el “plan secreto del gobierno de EEUU para salvarse a sí mismo
mientras el resto de nosotros muere”. Como dijo el propio Graff durante una
entrevista por Skype con eldiario.es, “la gente no termina de entender lo que
son esos refugios, montañas vaciadas con una ciudad dentro, edificios entre los
que se puede caminar, centrales eléctricas, instalaciones médicas, lagos
subterráneos…”.
Su
libro repasa la construcción de los tres. El primero fue Raven Rock, en
Pensilvania, que comenzó a excavarse bajo la presidencia de Harry Truman con el
objetivo de crear un Pentágono paralelo. A medida que avanzaba la Guerra Fría
se fueron construyendo los otros dos: Mount Weather, en Virginia, para
resguardar la vida de legisladores y altos cargos del Gobierno; y Cheyenne
Mountain, en Colorado, para detectar los ataques y coordinar la defensa aérea.
Pero
cayó el Muro de Berlín, el Reloj del Apocalipsis se alejó 17 minutos de la
medianoche, y los refugios comenzaron a parecer ridículos. Hasta que el 11 de
septiembre de 2001 un avión se estrelló contra el Pentágono. “No voy a decir
que hubo que encender las luces de Raven Rock de nuevo porque estaban apagadas
pero casi. Ese día mucha gente se dio cuenta de lo desfasadas que habían
quedado las instalaciones así que se invirtió mucho en nuevos equipos de
comunicación y computación, y en dotarlas otra vez de personal”, explicó Graff.
¿La
actualización fue sólo por la amenaza terrorista?
Están
diseñadas para hacer frente a varios tipos de amenazas. Una de ellas es la
catástrofe nuclear, ya sea por un intercambio limitado de misiles con Corea del
Norte o por una guerra abierta contra Rusia. La segunda es un ataque
terrorista, que podría ser con armas nucleares improvisadas, con un ataque
químico o biológico sobre Washington. La tercera hipótesis es un ciberataque,
la amenaza más reciente de todas y para la que estas instalaciones están
preparándose cada vez más, ya sea proveniente de un Estado nación o de un grupo
terrorista. O la posibilidad de un ataque con un pulso electromagnético sobre
cualquier ciudad costera.
¿Por
qué sería necesario estar dentro de una montaña durante un ciberataque?
Si
Washington se queda sin agua ni electricidad por un ataque de ese tipo, dentro
de Raven Rock no tendrían ese problema.
¿Cuánto
tiempo pueden vivir dentro de la montaña?
Depende
de los aprovisionamientos, pero las 3.000 personas que alberga Raven Rock, por
ejemplo, podrían resistir entre dos y cuatro semanas.
¿Raven
Rock es indestructible?
Ninguna
de estas instalaciones fue diseñada para resistir un bombardeo nuclear directo.
No hay en el mundo una instalación capaz de resistir algo así. Pero lo que
pasaba en la Guerra Fría es que ni la Unión Soviética ni Estados Unidos ponían
entre sus objetivos militares al mando de operaciones del adversario porque
necesitaban tener a alguien con quien negociar la paz. Tenía que quedar alguien
para apagar la guerra nuclear.
¿Esa
lógica sigue vigente?
Eso
no se puede saber. Nuestros planes de guerra son secretos y los del resto,
también. En el caso de Corea del Norte creemos que no tiene las armas
necesarias para terminar con el puesto de mando de EEUU. Tienen entre 10 y como
mucho 20 bombas nucleares, y tal vez menos misiles balísticos capaces de llegar
a Estados Unidos continental. No hay ningún indicio de que dominen el sistema
de guiado necesario para apuntar con exactitud ni la tecnología necesaria para
la reentrada en la atmósfera. Lo más probable es que no lograrían la precisión
necesaria para destruir al mando estadounidense.
Además,
sus bombas no son tan potentes: están en el rango del kilotón y no del megatón,
como las bombas rusas. Alcanza con que fallen por muy poco para que Raven Rock
o Mount Weather puedan sobrevivir.
¿Qué
opina de la alerta de guerra nuclear anunciada por el Boletín de Científicos
Atómicos?
Es
cierto que estamos más cerca de la catástrofe global que en ningún otro momento
desde los años cincuenta. Si te fijas en la historia, las guerras no
necesariamente comienzan por una decisión deliberada de un país, sino cuando
dos o más países se tropiezan y terminan desembocando en una. Y ya está
pasando.
Hace
solo unos días, los militares estadounidenses anunciaron que había habido una
grave confrontación entre un caza ruso y un avión de guerra estadounidense
sobre el Mar Báltico. Algo así tiene ahora mucha mayor probabilidad de escalar
si sigue habiendo accidentes o confusiones que aumenten las tensiones.
El
11 de septiembre de 2001 fue la primera vez que se pusieron en marcha los
planes de “continuidad del Gobierno”, con evacuaciones de políticos y militares
a los refugios. ¿Fue parecido a las maniobras? No funcionó nada bien. Sirvió
para entender todos los problemas que había con el sistema de comunicaciones.
En el (avión presidencial) Air Force One, ni siquiera pudieron ver la
televisión por satélite. Durante gran parte del día, el presidente (George W.)
Bush estuvo mucho menos informado que cualquier persona normal con acceso a la
CNN.
¿Lo
corrigieron?
Se
ha invertido mucho para arreglarlo, pero no sabremos si el sistema funciona
hasta que tengamos que usarlo. Lo que sí es seguro es que ahora es mucho más
sofisticado que antes.
¿A
Bush no lo llevaron a Raven Rock porque volar es más seguro?
Desde
los años setenta se comprobó que si el presidente estaba moviéndose era más
difícil que fuera un objetivo militar. También puede alejarse volando de los
peligros. El 11 de septiembre, la prioridad fue tenerlo en el aire tan rápido
como fuera posible y así sigue siendo hoy. Hay un equipo de aviones llamados
los vigilantes nocturnos, listos para despegar con un aviso de 15 minutos y
recoger al presidente dondequiera que esté.
Pero
el 11 de septiembre voló en el Air Force One.
Sí,
pero cuando por fin aterrizó fue en la base de la Fuerza Aérea de Offutt, cerca
de Omaha, donde está el hangar de estos aviones. Otra cosa que demostró el 11
de septiembre fue la impopularidad que supone desaparecer durante la amenaza,
como hizo Bush. Esa siempre ha sido una tensión difícil de resolver. Los
presidentes deben elegir entre estar a salvo o al mando. Ocurrió desde los días
de Harry Truman, cuando decidió quedarse en la Casa Blanca durante una falsa
alarma de un ataque con bombas al país.
Además
de militares y políticos, ¿esos refugios también reservan espacio para
periodistas?
Hay
un montón de empresas privadas involucradas y planes de preservar a los
periodistas, sí. La lógica es que en un desastre, si el Gobierno logra
comunicarse con la población, lo mejor será que lo haga a través de personas de
los medios y conocidas.
¿Donald
Trump ha cambiado la lista de esos periodistas?
No
sabemos exactamente quiénes son. No se conoce esa lista.
En
caso de hecatombe nuclear, los senadores no están autorizados a llevar a su
familia al refugio. ¿Eso es viable? Eso siempre ha sido un desafío. Nadie sabe
cómo reaccionarían. ¿Honrarían el deber hacia su familia o hacia su país?
¿No
sería más fácil cambiar esa norma? Las instalaciones no están diseñadas para
salvar a las familias sino para que el Gobierno continúe.
¿Cómo
ve el pueblo de EEUU que exista esta posibilidad de salvarse para unos pocos?
Creo
que no hay una conciencia pública sobre la existencia de estos planes. No creo
que la gente sepa que los políticos tienen un sistema para salvarse a sí
mismos.
¿Cómo
lo ve usted?
Yo
sí creo que es importante que un gobierno tenga este sistema. De eso se trata
ser un país soberano. Somos algo más que la generación actual y eso es lo que
se está tratando de preservar. Estados Unidos quiere preservar la idea de
Estados Unidos, algo que es mayor que ningún grupo de líderes, que ningún grupo
de políticos, o que ninguna generación de estadounidenses. Por eso en todos
estos planes, desde la Guerra Fría y hasta hoy, se incluye la evacuación de la
Declaración de la Independencia o de la Constitución. Eso es el corazón de lo
que necesita ser salvado.
También
podría ser la excusa de los que quieren salvarse.
Sí,
podría ser.
Durante
la Guerra Fría la “destrucción mutua asegurada” contribuyó a que ninguno de los
dos bandos diera el primer paso. ¿La existencia de un refugio casi inviolable
termina con esa protección?
Eso
es un tema muy interesante y complejo. Lo ideal es tener un sistema que crees
que funciona, pero no uno que sabes con seguridad que funciona. Queremos que
nuestros líderes sientan un poco de incertidumbre sobre lo que le pasaría al
país en una guerra nuclear. Dentro de la estrategia nuclear, esa es una parte muy
importante de la teoría de la disuasión.
Credito.
Correo del Orinoco.
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