Alocución de apertura del Director General de la OMS en la rueda de prensa sobre la COVID-19 del 5 de enero de 2021
Buenos días, buenas tardes y buenas noches.
Dondequiera que estén, les deseo un feliz año nuevo.
En nuestra primera rueda de prensa de 2021 quisiera dedicar rápidamente unos momentos a comentarles lo que está por venir en las próximas semanas.
La pandemia sigue siendo una importante crisis de salud pública.
Estamos en una carrera para salvar vidas y medios de subsistencia y poner fin a esta pandemia, y en breve les hablaré más sobre el particular.
Ahora bien, la OMS no solo se enfrenta a la pandemia; también nos enfrentamos a muchos otros brotes epidemiológicos en todo el mundo, y cada semana compilamos y analizamos cientos de señales de posibles enfermedades.
Y nuestra labor va mucho más allá de las emergencias. Trabajamos para mejorar la salud humana en todos sus aspectos, desde el nacimiento hasta la vejez.
Como se ha demostrado en el último año, la OMS trabaja día y noche para impulsar los conocimientos científicos, aportar soluciones a los desafíos que van surgiendo sobre el terreno y promover la solidaridad mundial.
Todo ello es igual de importante para hacer frente a la pandemia y para que los servicios esenciales vuelvan a funcionar.
Desde la prevención de la muerte de las madres y sus hijos en el parto, hasta la lucha contra emergencias silenciosas, como la resistencia a los antimicrobianos y la salud mental, pasando por la prevención, el cribado y el control del VIH, la tuberculosis, el paludismo y las enfermedades tropicales desatendidas.
Este mes, por ejemplo, es el mes de la sensibilización sobre el cáncer cervicouterino, para el que la OMS trabaja con asociados de todo el mundo con el fin de impulsar la primera estrategia sanitaria mundial para la eliminación de un cáncer.
Hemos aprendido mucho en el último año; y una de las enseñanzas más importante es que la salud es una inversión en el desarrollo general, fundamental para que las economías prosperen y un pilar clave de la seguridad nacional.
La salud no puede ser lo último en lo que se piensa cuando nos encontramos ante una emergencia.
Debemos garantizar sistemas de atención primaria de salud verdaderamente integrados que permitan la prevención, cribado y tratamiento eficaces de enfermedades infecciosas y enfermedades no transmisibles como la diabetes, el cáncer y las enfermedades cardíacas y pulmonares.
Estas últimas provocan en conjunto la muerte de más de 40 millones de personas al año.
La pandemia de COVID-19 nos ha mostrado una vez más que las personas con afecciones subyacentes corren mayor riesgo de muerte ante un nuevo virus infeccioso.
Y que los sistemas sanitarios de los países con un gran número de personas con afecciones de salud están sometidos a presiones adicionales.
Y que debemos trabajar con quienes luchan contra la crisis climática, que afecta directamente a la salud.
En última instancia, debemos invertir en la preparación y la vigilancia para frenar la próxima pandemia y garantizar que todas las personas tengan acceso a servicios de salud de calidad.
En el año que empieza, seguirán trabajando con nosotros científicos y expertos en salud pública de dentro y fuera de la OMS para revelar los últimos conocimientos científicos e innovaciones y presentar soluciones que nos permitan reconstruir los sistemas de salud para que sean más respetuosos con el medio ambiente y más robustos.
Solo aspiro a que la salud se politice menos en el este año venidero.
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Hemos entrado en una nueva fase de la pandemia en la que se necesita solidaridad como nunca antes.
En estos momentos estamos en una carrera por salvar vidas y, como señaló mi colega el Dr. Mike Ryan en marzo del año pasado, en cualquier crisis es importante actuar rápido y sin arrepentirse.
La carga de casos es tan alta en algunos países que los hospitales y las unidades de cuidados intensivos se están llenando hasta niveles peligrosos.
En algunos países, durante el reciente periodo vacacional y por el frío, las reuniones se han celebrado más en espacios interiores, lo cual sabemos que es más arriesgado y que tendrá consecuencias.
La aparición de nuevas variantes, que según parece son más transmisibles, está exacerbando la situación.
Hacemos un llamamiento a todos los países para que aumenten el número de pruebas y la secuenciación de virus para que podamos monitorear los cambios y responder a ellos.
En última instancia, los países tienen que examinar su situación epidemiológica y tomar medidas adecuadas basándose en los datos.
Es un equilibrio difícil, pero, al fin y al cabo, salvar vidas y proteger a los trabajadores de la salud y los sistemas de salud debe ser lo primero.
Sé que es agotador, pero es mucho peor para quienes trabajan o son atendidos en un hospital abarrotado, o para las personas cuyo tratamiento oncológico se ha postergado.
Así que debemos actuar para proteger a las personas más vulnerables que necesitan ayuda ahora mismo.
Además de reducir los contactos al mínimo en este periodo crucial, los gobiernos deben apoyar a las personas que tienen que aislarse o ponerse en cuarentena.
Al igual que los gobiernos han generado estímulos para sostener las economías, es importante encontrar formas innovadoras de ofrecer a las personas la oportunidad de aislarse de los demás de forma segura.
Para romper las cadenas de transmisión, debemos identificar y encontrar a las personas infectadas, proporcionarles la atención que necesitan y ayudarlos a aislarse de forma verdaderamente segura.
Estamos en una carrera para prevenir infecciones, reducir el número de casos, proteger los sistemas de salud y salvar vidas, a la vez que administramos vacunas sumamente eficaces y seguras entre las poblaciones de alto riesgo.
No es fácil; este es el recorrido más arduo que debemos transitar juntos.
Pero si colaboramos podemos ganar las dos carreras y adelantarnos al virus, a la vez que ponemos coto a la posibilidad de que el virus mute de nuevo y amenace las herramientas de salud que tenemos actualmente.
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La semana pasada, la OMS publicó su primera Lista de uso en emergencias, en la que incluyó una vacuna contra la COVID-19: la vacuna Pfizer-BioNTech.
Y ayer también fue alentador constatar que la vacuna de Astra-Zeneca empezaba a administrarse en el primer país.
Un año después de que la OMS publicara su primer parte de Brotes epidémicos sobre este virus, más de 30 países han comenzado a vacunar a sus poblaciones de alto riesgo con diferentes vacunas contra la COVID-19.
La comunidad científica ha establecido una nueva norma para el desarrollo de vacunas.
Ahora la comunidad internacional debe establecer una nueva norma de acceso.
El Mecanismo COVAX ha recibido apoyo de 190 países y economías, y me gustaría ver que todos los fabricantes canalizan el suministro a COVAX rápidamente para que la administración de vacunas pueda comenzar y que las personas que corren un riesgo alto estén protegidas en todo el mundo.
Es una deuda moral que tenemos con los trabajadores de la salud de todo el mundo, que han luchando contra esta pandemia incesantemente durante casi un año entero: vacunarlos a todos lo antes posible.
Las personas deben ir antes que los beneficios a corto plazo. Va en interés de los países evitar el nacionalismo vacunal.
Vacunar a los trabajadores de la salud y a los que corren un alto riesgo de padecer enfermedades graves es la forma más rápida de estabilizar los sistemas de salud y garantizar que todos los servicios esenciales de salud funcionen correctamente y que pueda tener lugar una recuperación económica verdaderamente mundial.
Insto a todos los gobiernos a que colaboren y cumplan sus compromisos para con la distribución equitativa a nivel mundial y a todos los grupos farmacéuticos a que aumenten la oferta lo antes posible y que participen plenamente en el Mecanismo COVAX.
La iniciativa «cien-cien», impulsada por la OMS, el UNICEF y el Banco Mundial, presta apoyo a más de 100 países para que puedan llevar a cabo evaluaciones rápidas de su disposición operativa y elaborar planes nacionales específicos para las vacunas y otras herramientas contra la COVID-19.
Hasta la fecha más de 90 países han completado las evaluaciones y nuestros equipos trabajan día y noche para garantizar que los gobiernos y los sistemas de salud estén listos para la distribución mundial de las vacunas, pero necesitamos un suministro coherente, previsible y asequible de vacunas seguras y eficaces.
Desde un punto de vista ético, económico y social, y por la seguridad mundial, debemos actuar juntos ahora mismo para garantizar una distribución equitativa de las vacunas.
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Tras la publicación de la Lista de uso en emergencias la semana pasada, el SAGE se ha reunido hoy con el fin de debatir las recomendaciones normativas para el uso de la vacuna Pfizer/BioNTech.
Quisiera invitar al Presidente del SAGE, el Dr. Alejandro Cravioto, a que nos hable de las recomendaciones.
Alejando, tiene usted la palabra.
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Muchas gracias, Alejandro.
Todos los países deben remar al unísono y en la misma dirección para vencer esta pandemia.
La solidaridad, el multilateralismo y la colaboración son claves para ganar rápidamente la carrera contra la pandemia y salir juntos de las aguas turbulentas.
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Por último, en las últimas 24 horas, los miembros del equipo científico internacional que estudia los orígenes del virus de la COVID-19 salieron de sus países de origen con rumbo a China.
Así lo acordaron conjuntamente la OMS, el gobierno de China y los países por los que el equipo debía transitar de camino a Wuhan.
Hoy hemos sabido que los funcionarios chinos aún no han finalizado los permisos necesarios para la llegada del equipo a China.
Esta noticia me decepciona mucho, dado que dos miembros ya habían iniciado su viaje, mientras que otros no pudieron viajar en el último momento.
Con todo, he estado en contacto con altos funcionarios chinos y he dejado claro una vez más que la misión es una prioridad para la OMS y el equipo internacional.
Me han asegurado que China está acelerando el procedimiento interno para hacer posible el despliegue a la mayor brevedad.
Tenemos gran interés en que esta misión arranque lo antes posible.
Les doy las gracias y una vez más feliz año nuevo. Fadela, tiene de nuevo la palabra.
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