Alocución de clausura del Director General en la 148.ª reunión del Consejo Ejecutivo
Su Excelencia, Dr. Harsh Vardhan: en primer lugar me gustaría darle las gracias por su liderazgo como Presidente durante la semana pasada y el año pasado.
Deseo dar las gracias también a todos los miembros del Consejo por su dedicación y atención en los últimos ocho días. Soy consciente de que una reunión virtual de esta duración entraña muchas dificultades, así que gracias de nuevo por su entrega.
Ha abordado usted una gama increíblemente amplia de cuestiones que reflejan la enorme variedad de desafíos sanitarios a los que nos enfrentamos y las grandes expectativas que el mundo tiene en la OMS.
En su orden del día se han abordado muchas cuestiones relacionadas con las metas de los «tres mil millones», como la salud bucodental, los determinantes sociales de la salud, la seguridad del paciente, la diabetes, las ENT, las discapacidades, el VIH, las hepatitis y las infecciones de transmisión sexual, la atención oftálmica, la resistencia a los antimicrobianos, la inmunización, los dispositivos médicos, los productos médicos de calidad subestándar y falsificados, la producción local, la innovación sanitaria y la propiedad intelectual.
También ha fomentado usted la celebración de importantes debates sobre el fortalecimiento de la OMS para apoyar mejor a los países en la gestión de esta amplia gama de cuestiones: presupuesto por programas, financiación sostenible, explotación y abuso sexuales, etc.
Todo esto se está produciendo bajo la sombra de la mayor crisis de salud de nuestro tiempo.
Este sábado se cumplirá un año desde que declaré una emergencia de salud pública de importancia internacional por el brote del nuevo coronavirus.
En ese momento había menos de 100 casos, para ser exactos 98, y no se había registrado ninguna muerte fuera de China.
Según los cálculos, esta semana llegaremos a 100 millones de casos notificados y más de dos millones de personas habrán perdido la vida.
El año pasado, durante la reunión de este Consejo, dije que el mundo tenía una «ventana de oportunidad» para evitar la transmisión generalizada del nuevo virus.
Algunos escucharon el aviso, otros no.
Ahora las vacunas nos ofrecen otra ventana de oportunidad para controlar la pandemia. No la desaprovechemos.
En este momento, los países ricos están administrando vacunas mientras que los menos adelantados observan y esperan.
Cada día que pasa aumenta un poco más el abismo que separa a los ricos de los pobres del mundo.
En mi alocución de apertura del lunes pasado dije que el mundo se enfrentaba a un fracaso moral catastrófico si no llevaba a la práctica el imperativo moral de la equidad en la administración de las vacunas.
Un nuevo estudio publicado ayer por la Fundación de Estudios de la Cámara de Comercio Internacional confirma que ese fracaso también supondría un descalabro económico.
En el documento se constata que el «nacionalismo vacunal» podría costar a la economía mundial hasta US$ 9,2 billones, de los que casi la mitad (US$ 4,5 billones) recaería en las economías más ricas.
A pesar de esos datos, el déficit de financiación del Acelerador del Acceso a las Herramientas contra la COVID-19 de este año se sitúa en US$ 26 000 millones.
Si contara con toda la financiación necesaria, el Acelerador ACT reportaría hasta 166 dólares por cada dólar invertido.
En nuestra conferencia de prensa de ayer, el Secretario General de la Cámara de Comercio Internacional calificó el déficit de financiación para el Acelerador ACT como un error de redondeo –y tiene razón– en comparación con los paquetes de estímulo que se han aplicado en muchos países.
El nacionalismo vacunal podría servir a objetivos políticos cortoplacistas, pero por su propio interés, todas las naciones deberían apoyar la vacunación equitativa.
Me despido de ustedes con el llamamiento que formulé a principios de semana: asegurarnos juntos de que en los primeros 100 días del año ya esté en marcha en todos los países la vacunación de los trabajadores sanitarios y las personas mayores.
Nos quedan 74 días. Queda poco tiempo y lo que nos jugamos no podía ser más importante.
Cada segundo cuenta.
Gracias a todos una vez más. Espero que no pase mucho tiempo hasta que podamos encontrarnos en persona.
Gracias. Les deseo todo lo mejor y que el 2021 nos aporte más alegrías.
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