viernes, 29 de enero de 2021

 Alocución de clausura‎ del Director General en la 148.ª reunión del Consejo Ejecutivo

26 de enero de 2021. LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD.
Su Excelencia, Dr. Harsh Vardhan: en primer lugar me gustaría darle ‎las gracias por su liderazgo como Presidente durante la semana ‎pasada y el año pasado.‎
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Deseo dar las gracias también a todos los miembros del Consejo por ‎su dedicación y atención en los últimos ocho días. Soy consciente de ‎que una reunión virtual de esta duración entraña muchas dificultades, ‎así que gracias de nuevo por su entrega.‎

Ha abordado usted una gama increíblemente amplia de cuestiones ‎que reflejan la enorme variedad de desafíos sanitarios a los que nos ‎enfrentamos y las grandes expectativas que el mundo tiene en la ‎OMS.‎

En su orden del día se han abordado muchas cuestiones relacionadas ‎con las metas de los «tres mil millones», como la salud bucodental, ‎los determinantes sociales de la salud, la seguridad del paciente, la ‎diabetes, las ENT, las discapacidades, el VIH, las hepatitis y las ‎infecciones de transmisión sexual, la atención oftálmica, la resistencia ‎a los antimicrobianos, la inmunización, los dispositivos médicos, los ‎productos médicos de calidad subestándar y falsificados, la ‎producción local, la innovación sanitaria y la propiedad intelectual.‎

También ha fomentado usted la celebración de importantes debates ‎sobre el fortalecimiento de la OMS para apoyar mejor a los países en ‎la gestión de esta amplia gama de cuestiones: presupuesto por ‎programas, financiación sostenible, explotación y abuso sexuales, etc. ‎

Todo esto se está produciendo bajo la sombra de la mayor crisis de ‎salud de nuestro tiempo.‎

Este sábado se cumplirá un año desde que declaré una emergencia de ‎salud pública de importancia internacional por el brote del nuevo ‎coronavirus. ‎

En ese momento había menos de 100 casos, para ser exactos 98, y no ‎se había registrado ninguna muerte fuera de China. ‎

Según los cálculos, esta semana llegaremos a 100 millones de casos ‎notificados y más de dos millones de personas habrán perdido la vida.‎

El año pasado, durante la reunión de este Consejo, dije que el mundo ‎tenía una «ventana de oportunidad» para evitar la transmisión ‎generalizada del nuevo virus. ‎

Algunos escucharon el aviso, otros no. ‎

Ahora las vacunas nos ofrecen otra ventana de oportunidad para ‎controlar la pandemia. No la desaprovechemos.  ‎

En este momento, los países ricos están administrando vacunas ‎mientras que los menos adelantados observan y esperan.‎

Cada día que pasa aumenta un poco más el abismo que separa a los ‎ricos de los pobres del mundo.‎

En mi alocución de apertura del lunes pasado dije que el mundo se ‎enfrentaba a un fracaso moral catastrófico si no llevaba a la práctica el ‎imperativo moral de la equidad en la administración de las vacunas.‎

Un nuevo estudio publicado ayer por la Fundación de Estudios de la ‎Cámara de Comercio Internacional confirma que ese fracaso también ‎supondría un descalabro económico.‎

En el documento se constata que el «nacionalismo vacunal» podría ‎costar a la economía mundial hasta US$ 9,2 billones, de los que casi la ‎mitad (US$ 4,5 billones) recaería en las economías más ricas. ‎

A pesar de esos datos, el déficit de financiación del Acelerador del ‎Acceso a las Herramientas contra la COVID-19 de este año se sitúa en ‎US$ 26 000 millones.‎

Si contara con toda la financiación necesaria, el Acelerador ACT ‎reportaría hasta 166 dólares por cada dólar invertido.‎
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En nuestra conferencia de prensa de ayer, el Secretario General de la ‎Cámara de Comercio Internacional calificó el déficit de financiación ‎para el Acelerador ACT como un error de redondeo –y tiene razón– en ‎comparación con los paquetes de estímulo que se han aplicado en ‎muchos países.‎

El nacionalismo vacunal podría servir a objetivos políticos ‎cortoplacistas, pero por su propio interés, todas las naciones deberían ‎apoyar la vacunación equitativa.‎

Me despido de ustedes con el llamamiento que formulé a principios ‎de semana: asegurarnos juntos de que en los primeros 100 días del ‎año ya esté en marcha en todos los países la vacunación de los ‎trabajadores sanitarios y las personas mayores. ‎

Nos quedan 74 días. Queda poco tiempo y lo que nos jugamos no ‎podía ser más importante.‎

Cada segundo cuenta. ‎

Gracias a todos una vez más. Espero que no pase mucho tiempo hasta ‎que podamos encontrarnos en persona. ‎

Gracias. Les deseo todo lo mejor y que el 2021 nos aporte más ‎alegrías.‎

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