28 octubre, 2018 6:00 am Luis Britto García.
Luis Britto García opinión
Por fin se hace público un borrador del Proyecto para la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Contiene normas excelentes, pero ya en su artículo 1 el Proyecto incurre en grave omisión al proponer sólo: “Son condiciones irrevocables e irrenunciables de la nación venezolana, la libertad, la soberanía, la independencia, la integridad territorial, la autodeterminación nacional y la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador, como fundamento de su patrimonio moral y sus principios de libertad, igualdad, justicia y paz internacional”.
Con ello omite el Principio Fundamental de Inmunidad, que la Constitución todavía vigente consagra así: “Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional”. La “inmunidad de jurisdicción” es el derecho y el deber de Venezuela de resolver todas las controversias sobre la aplicación de sus leyes de acuerdo con éstas y con sus propios tribunales, y de no estar por tanto sometida a tribunales, cortes o árbitros extranjeros. Omitirlo es omitir la soberanía.
El Proyecto en discusión cita entre sus bases “la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador, como fundamento de su patrimonio moral y sus principios de libertad, igualdad, justicia y paz internacional”.Pues bien, fue el propio Bolívar quien en 1817 dejó sentado de una vez y para siempre el principio de inmunidad de jurisdicción, con motivo de la confiscación de dos goletas estadounidenses que contrabandeaban armas para los realistas. El enviado de Estados Unidos, Baptiste Irvine, sostuvo que el caso debía ser juzgado por tribunales de su país. El Libertador contestó en forma categórica y definitiva que correspondía a los tribunales de Venezuela sentenciarlo en ejercicio de su soberanía. Abandonar el principio es abandonar al héroe que lo estableció. Para que Venezuela no sea arrastrada ante cortes extranjeras Hugo Chávez Frías, con el consenso de todos los poderes, nos retiró del Centro Internacional de Arreglo de las Diferencias sobre Inversiones y de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, y Delcy Rodríguez nos liberó de la OEA. Sin Inmunidad de Jurisdicción no hay soberanía.
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